Comunidad:
reto_diario.
Título: Herbívoro pero feliz (Parte I).
Fandom: Katekyo Hitman Reborn!
Claim: Tsuna.
Advertencias: Alternative Universe. Parte de "
Historias de un nuevo comienzo". Posible OoC. Spoilers del Future Arc en la continuación (de momento no). Yyyy... no confío mucho en mi auto-beteo de hoy, porque andaba muy distraída.
Notas: Yes, este AU está vivo :D.
Nadie se metía en el camino de Hibari Kyoya. Tsuna tenía eso muy claro, de hecho. Como toda prueba, bastaba con decir que no había visto a ese chico a menos de un par de cuadras de distancia. Siempre había procurado mantenerse lejos de él cada vez que se mostraba en su asentado (lo cual era muy raro). Todos sabían qué ocurría a los que se interponían en el camino de ese chico.
Él no quería terminar “mordido hasta la muerte” por el gran carnívoro del pueblo. Oh, sí. Tsuna era un herbívoro, pero uno que apreciaba la vida.
Sólo que evidentemente la vida no lo apreciaba a él.
Tragó saliva y miró a su alrededor, en busca de un lugar donde esconderse para huir sin ser notado. No había uno, desde luego. Por eso había terminado allí en primer lugar. Se había topado con uno de los monstruos que rondaban por los escombros de las viejas ciudades y las zonas deshabitadas por los humanos, y sin siquiera un arbusto tras el cual ocultar su presencia había requerido ir hasta el único refugio sólido que podía divisar desde donde estaba.
Esa casa en medio de la nada misma.
Su primera impresión había sido que obviamente estaba vacía. ¿Quién viviría en un lugar como ese, atestado de monstruos de todo tipo? Era un suicidio. Pero a él le serviría como un escondite temporal, hasta que la criatura se fuera y él pudiera regresar a su casa. Así que sin pensarlo dos veces, había abierto la puerta trasera de la vivienda y se había metido rápidamente.
Su sorpresa al ver lo que se encontraba dentro de ese lugar había sido indescriptible.
Allí había niños.
Todos de distintas edades, pero casi todos ellos con algo en común: se veían indefensos, frágiles, una presa fácil para cualquier monstruo. Eran niños que no deberían haber sobrevivido esos tiempos en un lugar como ese.
Y allí estaban, sin embargo. Cinco niños. Todos viéndose sanos, felices incluso.
Ninguno pareció fijarse en él en un inicio, aunque Tsuna estaba demasiado sorprendido para pensar en ocultarse. ¿Cómo seguían esos chicos vivos? ¿Y si eran peligrosos? ¿Por qué estaban allí…?
La respuesta a todas sus preguntas fue lo que hizo que el castaño se planteara enfrentar al monstruo del que se había estado escondiendo en primer lugar.
Porque en la entrada de la casa, que acababa de abrirse, había aparecido nada menos que Hibari Kyoya.
La vida realmente no lo apreciaba.