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Jan 16, 2011 23:38

Comunidad: reto_diario.
Título: La tienda de reliquias de Ember.
Fandom: The Dresden Files/Katekyo Hitman Reborn!
Claim: Harry+Thomas.
Advertencias: Que es Post-BR, pero sin spoilers igualmente. Uh, y hay un par de OCs que andan ahí sólo para dar información xD. Son exclusivos de este capítulo, y puede que Ember aparezca más adelante en un flashback de lo que no se contó acá :D :D :DUUU.
Notas: SOSO. MÁTENME DX. ¡¿DÓNDE QUEDÓ EL RITMO?! ARGH.

Harry sentía grandes deseos de callar la risa de Thomas de un golpe.

-¿Ya terminaste?

-Harry, literalmente tienes que robarle un dulce a un niño -dijo Thomas entre risas-. Es el trabajo más patético que has recibido desde…

-No se te ocurra mencionar eso -le advirtió Harry, sabiendo qué caso iba a poner de ejemplo. Había temas de los que era mejor no hablar-. Y esto es mucho más peligroso que un dulce.

-Son anillos, ¿no?

-Por lo que Bob me ha dicho, son mucho más que eso. No sé qué hacen, pero hay demasiada gente buscándolos. -Frunció un poco el entrecejo-. Los anillos Vongola, ¿no escuchaste nunca de ellos?

Thomas parpadeó y guardó silencio por unos segundos.

-Whoa, Harry.

-¿Qué?

-¿Me estás diciendo que debes recuperar los Anillos Vongola?

-¿Tengo que repetirte todo?

Thomas puso los ojos en blanco, pero no dijo nada al respecto.

-Esos anillos llevan un par de siglos desaparecidos. Son una especie de mito -explicó el vampiro-. Supuestamente incrementan tu poder o algo así. Nunca presté mucha atención a eso. No pensé que fueran reales.

-Huh. Bueno, mi clienta dijo que eran reliquias.

Thomas le dedicó una mirada que hablaba por sí sola. Y decía algo sobre “idiotez cerca de las mujeres” y cosas que Harry realmente no quería oír.

-Debes tener cuidado con este caso, Harry.

-Lo sé, es la Mafia.

-Es más que eso.

El mago asintió. No había sido sólo su impresión, entonces.

-Es una trampa. Es demasiado casual que estos chicos hayan tenido los anillos todo este tiempo y nadie los haya encontrado, pero vienen a Chicago y de repente todo el mundo los busca -dijo Harry pensativamente-. Si la Corte Negra sabe, no quiero pensar quiénes más se han enterado.

Thomas asintió.

-Esos chicos están en peligro -continuó el mago.

-Esa no debería ser la mayor de tus preocupaciones.

-¿A qué te refieres?

-Realmente eres lento a veces, Harry -dijo Thomas poniendo los ojos en blanco-. Hay un motivo por el que todo el mundo quiere esos anillos.

-¿No sabes qué hacen?

El vampiro negó con la cabeza. Harry continuó pensando en el tema en silencio. ¿Qué podrían hacer esas reliquias que tenían a media comunidad mágica buscándolas?

Luego de un rato de silencio, estacionó el Beetle, el cual apenas habían ido a recoger esa mañana, frente a un edificio de aspecto un poco abandonado. Lo cual no era del todo sorprendente en aquel lugar.

-¿Seguro que no quieres que te acompañe? -preguntó Thomas.

Harry negó con la cabeza.

-Nah, estaré bien. Es sólo una tienda de reliquias.

Thomas arqueó las cejas y le dedicó una mirada escéptica, pero el mago sencillamente lo ignoró.

El interior del lugar era todo lo opuesto a lo que había visto afuera. La tienda tenía un aspecto impecable y profesional, más parecía un archivo que una tienda. No había objetos extraños decorando las paredes, ni repisas de cristal exhibiendo antiguas y valiosas joyas, sólo amplias paredes pintadas de un anaranjado pálido, con algunos cuadros ocasionales llenándolas, y un mostrador al fondo que se interponía entre cualquier cliente y una puerta que había detrás, donde Harry suponía que estaban las reliquias reales.

La mujer que se sentaba tras el mostrador levantó la mirada levemente al verlo entrar.

-¿En qué puedo ayudarlo?

Harry se acercó hasta donde ella estaba. Era una mujer de aspecto bastante aburrido, en su opinión. Vestía un conjunto sencillo del mismo color que las paredes del lugar, y llevaba su cabello castaño peinado en un perfecto rodete. Era pálida, pero no de buena manera, más bien era una palidez que colaboraba con su apariencia aburrida. Y sus ojos carecían de cualquier tipo de brillo, estaban vacíos de todo: de interés, pero también de vida. No como la mirada de un vampiro. Más bien, como la mirada de una persona que ha perdido todo lo que le era importante en su vida.

Sin embargo, la mujer también despedía esa aura inexplicable que desprenden los que no son humanos. No hacía que se le erizaran los cabellos de la nuca, pero su instinto le decía que tampoco confiara en ella.

Por suerte sólo estaba para una relación de negocios.

-Vengo por información -respondió Harry sencillamente-, acerca de los Anillos Vongola.

La mujer entrecerró los ojos levemente, pero no hubo ninguna otra reacción en su cuerpo además de esa.

-Debo advertirte, mago, que no encontrarás los Anillos aunque los busques. Aún de llegar a hacerlo, lo más probable que no puedas tener acceso a su poder.

Harry se contuvo de poner los ojos en blanco. Las criaturas sobrenaturales siempre eran así, dando vueltas sobre las cosas. ¿Dónde estaba la eficiencia para el cliente?

-No me interesa eso, sólo quiero información de los Anillos.

La mujer apretó levemente los labios.

-Han venido muchos como tú en los últimos tres años. -Meditó brevemente el asunto y finalmente se levantó de su lugar-. Muy bien. Traeré a mi jefe. Este tipo de asuntos requieren de sus conocimientos.

La mujer desapareció tras la puerta a sus espaldas, y cinco minutos después de la misma emergió otra figura femenina, más pequeña que la anterior. Esta vez era una muchacha adolescente, vestida con un estilo un tanto punk, aunque teniéndole bastante que envidiar a lo que Harry había visto de Molly dos años atrás.

Esta vez los cabellos de su nuca si se erizaron, especialmente cuando la joven le sonrió.

-Soy Ember, la dueña de esta tienda -se presentó la chica animadamente-. ¡Así que quieres saber de los Anillos Vongola!

-Todo lo que puedas decirme de ellos -asintió Harry-. Pagué por adelantado esta mañana.

-Ah, así que habías sido tú -dijo Ember pensativa-. Sí, eso será suficiente. Déjame ver.

La muchacha buscó algo tras el mostrador, y retiró una pequeña carpeta de él. La abrió cuidadosamente, examinando cada página con calma. Cuando pareció encontrar lo que buscaba se detuvo y le entregó una hoja a Harry, antes de comenzar a hablar.

Cuando Harry salió de la tienda, las cosas no se habían hecho mucho más claras para él, pero ahora sabía algo más. Algo elemental, en cierta medida. Se acercó al Beetle, donde Thomas lo esperaba leyendo un libro.

-¿Ya tienes lo que buscabas?

-No exactamente, pero es lo mejor que pude conseguir.

Harry abrió la puerta del auto, y en ese preciso instante el infierno se desató frente a ellos.

~CONTINUARÁ~ *Le caen cocos* :DU.

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