Comunidad:
reto_diario. (Por qué. me he estado olvidando este campo los últimos dos días x_xU).
Título: Si quieres morir, muere.
Fandom:
Historia Original 1. (No tiene nombre, shut up).
Claim: Jase. Muy leve Ever/Jase. (Why. No digan nada de los nombres, kay. Deadline y esas cosas).
Advertencias: Fic bizarro~ (?).
Notas: Sólo por costumbre de subir un fic original entre el 31 de Diciembre y el 1 de Enero subo este. No es de lo mejor, pero bueno :'D (Sorry, guys). También iba para el meme de las canciones, basado supuestamente en "Let's Get Fucked Up And Die" de MCS, sólo que no tanto. Como siempre :DU.
Recorrió la casa (su casa ahora) con curiosidad, intentando inconcientemente memorizar cada rincón y cada habitación, admitiendo en algún lugar de su mente que finalmente sí iba a quedarse allí.
Jase poco recordaba de los tiempos en los que había tenido una casa (que no se acercaba a ser un hogar). Aunque era mejor así, no quería pensar en esas épocas. El sentimiento de comodidad ahora le era algo totalmente ajeno. Algo a lo que, se decía, no podría acostumbrarse (aunque fuera mentira).
Claro que esa chica insoportable y su mascota sobrenatural habían tenido muy buenos argumentos para convencerlo de quedarse. Argumentos que no quería escuchar. Porque no quería permanecer en ese lugar.
-Deberías escuchar a Noah y Val. Saben de lo que están hablando -dijo una voz a su espalda, que no recordaba haber oído el día anterior.
Cuando se volteó se encontró con el muchacho (de su edad, creía) que acompañaba a los otros dos locos la noche anterior, cuando lo rescataron (por segunda vez) del ataque de un monstruo digno de una película de terror. No lo había escuchado hablar antes, aunque sí lo había notado mirándolo intensamente cuando se habían encontrado.
Jase se cruzó de brazos y le dedicó una mirada cargada de fastidio.
-He vivido toda mi vida en las calles, y sigo intacto. No necesito la ayuda de esos idiotas para sobrevivir -respondió, testarudo.
El otro muchacho se encogió levemente de hombros.
-Si quieres morir es tu problema -dijo, y a Jase le sorprendió escuchar algo así de un chico que se veía tan callado y tímido-. Es sólo un consejo.
Y el joven mestizo nunca admitiría que esas palabras habían sido las que le habían convencido finalmente de quedarse allí. Definitivamente los argumentos racionales no funcionaban tan bien en él como las palabras duras podían hacerlo.
Pero no se arrepentiría de quedarse al final.