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Comunidad: reto_diario, mision_insana.
Título: Algo por lo que vale la pena morir.
Fandom: Katekyo Hitman Reborn! (Leve crossover con The Dresden Files).
Claim: Cozart Shimon (y hints de otras cosas 8D).
Extensión: 449 palabras.
Tabla: Emociones.
Prompt: Tristeza.
Advertencias: Spoilers de los últimos capítulos.
Notas: :'D Creo que nadie que no sea de los Locos y/o tenga una pequeña noción de DF va a entender esto. Es que es realmente MUY WTF. Pero bueno. Para ligabiss por un trato oscuro que teníamos. Oh, y no me gustó como terminó esta idea :/ el desarrollo no se parece a como lo tenía pensado, es mucho peor D: En serio, me desespera.
La mágica criatura que antes había estado frente a sus ojos se desvaneció en el aire, tan repentinamente como había aparecido, dejando sólo una brisa fría como prueba de que alguna vez había estado allí. Cozart miró el espacio vacío, aún estremecido por la belleza sobrenatural de aquel ente con el que había hablado. Pero no dejó que esa sensación penetrara mucho más hondo en su mente. Sus pensamientos divagaban en algo mucho más importante.
Lo había hecho. Finalmente había dado lo último que podía ofrecerle a Giotto, aunque él no lo sabía. Nunca permitiría que se enterase mientras aún pudiera detenerlo. Era por eso que se había distanciado de los Vongola, por lo que había buscado ganarse el odio de su Jefe, aún sabiéndolo imposible (no había nada en ese mundo que aquel hombre no pudiera perdonar). Si llegara a descubrir la verdad, haría lo que fuese para detenerlo, y Cozart no podía permitir eso. Había tomado su decisión. Debía hacerlo.
Giotto no se daba cuenta de lo importante que era. No se daba cuenta de que no podía permitir que su ingenuidad lo llevara a una muerte prematura. Y tampoco se daba cuenta de los extremos a los que estaba dispuesto a llegar para protegerlo.
Era gracioso como le había dicho a Giotto muchas veces que no se metiera en ese mundo, que era demasiado grande para él. Si había una persona a la que ese hombre escuchaba ocasionalmente, era al primer Jefe de los Shimon (ni siquiera a G lo escuchaba, aunque no faltaron las ocasiones en las que él pensó que esa era la forma en que su relación funcionaba), y en esa oportunidad le había hecho caso.
Por algo lo decía. La oscuridad que rodeaba aquel “mundo” era inconmensurable para los simples mortales como ellos. La gente teme a las sombras porque no saben lo que hay en ellas…
…Pero ellos les temían porque sabían exactamente lo que se escondía allí. Y era peor de lo que los mitos y las leyendas decían.
Irónicamente, ahora era él mismo quien iba a ignorar su consejo y a enfrentarse con aquella realidad que había evadido por mucho tiempo. El mundo sobrenatural.
Era necesario.
-¿Estás preparado, mortal?
Y aunque el miedo y la desesperanza lo invadieron al escuchar aquella voz cantarina e inhumanamente bella a sus espaldas, no huyó como sus instintos le gritaban. Se paró lentamente antes de mirar a aquella criatura, la hermosa sidhe que le sonreía a pocos metros de distancia. Y se repitió esas mismas palabras para ganar fuerzas y decir que sí.
Era necesario.
Era necesario que diera todo a cambio de ese trato que duraría una eternidad: Proteger a los Vongola.
Título: Algo por lo que vale la pena morir.
Fandom: Katekyo Hitman Reborn! (Leve crossover con The Dresden Files).
Claim: Cozart Shimon (y hints de otras cosas 8D).
Extensión: 449 palabras.
Tabla: Emociones.
Prompt: Tristeza.
Advertencias: Spoilers de los últimos capítulos.
Notas: :'D Creo que nadie que no sea de los Locos y/o tenga una pequeña noción de DF va a entender esto. Es que es realmente MUY WTF. Pero bueno. Para ligabiss por un trato oscuro que teníamos. Oh, y no me gustó como terminó esta idea :/ el desarrollo no se parece a como lo tenía pensado, es mucho peor D: En serio, me desespera.
La mágica criatura que antes había estado frente a sus ojos se desvaneció en el aire, tan repentinamente como había aparecido, dejando sólo una brisa fría como prueba de que alguna vez había estado allí. Cozart miró el espacio vacío, aún estremecido por la belleza sobrenatural de aquel ente con el que había hablado. Pero no dejó que esa sensación penetrara mucho más hondo en su mente. Sus pensamientos divagaban en algo mucho más importante.
Lo había hecho. Finalmente había dado lo último que podía ofrecerle a Giotto, aunque él no lo sabía. Nunca permitiría que se enterase mientras aún pudiera detenerlo. Era por eso que se había distanciado de los Vongola, por lo que había buscado ganarse el odio de su Jefe, aún sabiéndolo imposible (no había nada en ese mundo que aquel hombre no pudiera perdonar). Si llegara a descubrir la verdad, haría lo que fuese para detenerlo, y Cozart no podía permitir eso. Había tomado su decisión. Debía hacerlo.
Giotto no se daba cuenta de lo importante que era. No se daba cuenta de que no podía permitir que su ingenuidad lo llevara a una muerte prematura. Y tampoco se daba cuenta de los extremos a los que estaba dispuesto a llegar para protegerlo.
Era gracioso como le había dicho a Giotto muchas veces que no se metiera en ese mundo, que era demasiado grande para él. Si había una persona a la que ese hombre escuchaba ocasionalmente, era al primer Jefe de los Shimon (ni siquiera a G lo escuchaba, aunque no faltaron las ocasiones en las que él pensó que esa era la forma en que su relación funcionaba), y en esa oportunidad le había hecho caso.
Por algo lo decía. La oscuridad que rodeaba aquel “mundo” era inconmensurable para los simples mortales como ellos. La gente teme a las sombras porque no saben lo que hay en ellas…
…Pero ellos les temían porque sabían exactamente lo que se escondía allí. Y era peor de lo que los mitos y las leyendas decían.
Irónicamente, ahora era él mismo quien iba a ignorar su consejo y a enfrentarse con aquella realidad que había evadido por mucho tiempo. El mundo sobrenatural.
Era necesario.
-¿Estás preparado, mortal?
Y aunque el miedo y la desesperanza lo invadieron al escuchar aquella voz cantarina e inhumanamente bella a sus espaldas, no huyó como sus instintos le gritaban. Se paró lentamente antes de mirar a aquella criatura, la hermosa sidhe que le sonreía a pocos metros de distancia. Y se repitió esas mismas palabras para ganar fuerzas y decir que sí.
Era necesario.
Era necesario que diera todo a cambio de ese trato que duraría una eternidad: Proteger a los Vongola.