Título: El frikismo es una enfermedad contagiosa [1/2].
Fandom: Katekyo Hitman Reborn!
Claim: Dejémoslo en "Vongolas".
Advertencias: ¿Spoilers hasta el arco de los anillos? No mucho, la verdad. Oh, frikismo extremo, sosedad y OoC.
Para:
ligabiss, que lo pidió cuando veíamos Strong World, coff.
Notas: Esto... debía de haber tenido una sola parte *gota*. Pero me estaba quedando muy largo (o sea, ni llegué a lo que realmente me pidió Liga con esto, así que...), por lo que lo dividí en dos. Con eso me aseguro de que si no mueren con la sosedad de esta parte, los mataré o traumaré de por vida con la que viene :D (????). Luego de estudiar biología me pongo a escribirla =w=.
La palabra “descanso” no existía en el diccionario personal de Reborn, o al menos no bajo la definición universalmente aceptada por el resto del mundo. Esa no era una exageración, sólo una mera afirmación basada en las arduas observaciones empíricas que Tsuna había realizado durante el tiempo compartido con su tutor, el cual había sido más arduo que la propia tarea de observar y anotar mentalmente.
Pero a pesar de que este hecho pudiese ser prácticamente afirmado como verdad universal, los dedicados estudios del joven Décimo Vongola habían sido llevados a cabo con la simple intención de ahorrarse futuros sufrimientos, evitando decir o hacer cosas que pudieran desencadenar su propia muerte.
Y dado que sus estudios habían pasado las severas pruebas de la ciencia (en su opinión al menos), no era de extrañarse en lo más mínimo que Tsuna se asustara al escuchar a su tutor decir “Será un buen descanso. Ya arreglé todo por ti, prepárate para recibir a tus guardianes esta tarde”.
-¡Pero yo no vi One Piece! -Y nuevamente, Tsuna no estaba quejándose, sino que establecía otro hecho completa y absolutamente verdadero que era fácilmente comprobable. Claro que a Reborn esa diferencia no le importó demasiado cuando golpeó a su alumno en la cabeza-. ¡Auch! ¡E-es cierto! ¿Por qué tienen que juntarse en mi casa para ver Strong World? De todos soy el único que no tiene la más pálida idea de ese anime.
-Eres el Jefe y debes asegurarte que tus guardianes estén felices -respondió el Arcobaleno, sacando su arma-. Y si tengo que repetirlo otra vez, te mataré.
Tsuna retrocedió un paso y se aseguró de no decir una palabra más luego de esa amenaza, a pesar de que se muriera de ganas reclamar “¿No pueden ser felices viendo una película que yo sí entienda?”. Con un suspiro, terminó de acomodar frente a la televisión los almohadones que tendrían que servir de asientos, junto con el sillón, para poder ver la película.
Porque si Reborn no mentía, tendría prácticamente a medio Namimori reunido en su casa en pocos minutos. Bueno, tal vez esa sí era una exageración, pero posiblemente tuviera a la multitud usual sumada a todos sus guardianes (o casi todos sus guardianes, porque sentía que dos de ellos no iban a mostrarse). Lo cual no era poco.
Incluso había tenido que pedirle a Bianchi que se cubriera la cara (y no con la máscara de ardilla gigante, no importaba cuanto pegara con la temática “animal” de la película), porque aunque estuviera bastante grande para andar viendo anime, lo había amenazado con comida envenenada si no la invitaba a ver la película… Y bueno, Gokudera obviamente iba a estar allí. De hecho, él iba a llevar el DVD. Por amor al cielo, ¿cómo era que todos sus amigos seguían mirando anime?
Estaba pensando eso justamente cuando Yamamoto y Ryohei llegaron a su casa.
-Buenas tardes, Tsuna -le había saludado el primero, con una sonrisa resplandeciente en su rostro-. Traje…
-¡Olvida la comida! ¡Quiero ver esa película ahora al extremo! -exclamó Ryohei, tomando a Tsuna por los hombros-. No sabes cuánto he esperado por verla.
-Oh, sí. Yo quería ir a verla al cine, pero no pude.
El futuro Jefe de los Vongola los miró horrorizado. El entusiasmo que mostraban por ese anime siempre le había parecido un poco… perturbador. Pero que lo llevaran a su casa era el colmo. No tenía nada contra el frikismo… salvo que, ¿tenían que involucrarlo a él también?
-Hm… Gokudera-kun aún no llega, y él tiene la película, así que…
-¡¿Cómo se atreve ese cabeza de pulpo a llegar tarde?!
“Si tomamos en cuenta que en realidad debían haber llegado todos hace media hora…” Pensó Tsuna, sin decir nada.
-Gokudera está haciendo un encargo que le pedí. Vendrá pronto -dijo enigmáticamente Reborn, apareciendo de la nada en la puerta… y repentinamente vestido de pirata. ¡¿Cuándo se había cambi--?! Oh, olvídenlo.
Tsuna prefirió no indagar en ese tema (otra lección aprendida gracias a la experiencia) e invitar a sus amigos a entrar a la casa de una vez. Pero apenas habían llegado al living cuando Bianchi apareció en la habitación, con varios platos de comida en sus manos… y ninguno se veía comestible, la verdad.
-Tu sushi no es bienvenido en esta casa, Yamamoto Takeshi. Yo he preparado unos deliciosos aperitivos para la película.
Todos se quedaron mirándola en silencio, sin atreverse a decir que la comida venenosa era la poco bienvenida en esa casa. Aunque lo pensaran.
-¡Todos teman la ira del grandioso Rey de los Piratas, Lambo! -escucharon exclamar a cierto niño-vaca, justo detrás de Bianchi.
-Lambo, ya te dije que yo quiero ser un pirata también, no el barco de la tripulación -se quejó Fuuta, quien llevaba a Lambo en la cabeza y a I-Pin en un hombro… literalmente.
“¡Ellos también! Por Dios, debí haberlo pensado antes” Tsuna quería golpearse por olvidar que los niños también querrían ver esa película… Y posiblemente causaran aún más alboroto durante la misma.
Definitivamente aquella sería una tarde muy, muy larga. Y muy ruidosa también.