Título: No me digas lo que estás pensando.
Fandom: LMF!HS.
Claim: D/Hawk.
Para:
miyu_su, por la apuesta del solitario. Again.
Notas: Puras insinuaciones, salvo el final xD. Pero si son de los que ven doble sentido en todo, van a encontrar vaaaaarias insinuaciones, y más de una pareja dando vueltas por ahí 8D (?). Está soso, pero no lo odio tanto como a otros LOL. D es fácil de manejar.
Lo odiaba, lo odiaba, lo odiaba tanto. Detestaba a ese pendejo maleducado y engreído que se las daba de rebelde e iba rompiendo todas las reglas de la escuela, causándole problemas. Bueno, todos los autodenominados “Locos” eran así en general, pero a su favor podía decir que la mayoría de las reglas no las rompían intencionalmente. Eran un dolor de cabeza más que nada porque eran demasiado torpes para su propio bien… y el de los demás.
Mas Hawk no era (del todo) así. Él lo hacía intencionalmente. Porque “no le importaba” romper las reglas. A D eso lo sacaba de sus casillas.
Sabía que los demás Locos estaban tratando de domesticarlo “integrarlo” a su grupo, lo cual, suponía él, lo haría un poco más inofensivo. O por lo menos tenía aquella ilusión. Después de todo, Rich pertenecía a ese grupo, y ella era parte del Consejo Estudiantil. (Convenientemente D quería olvidar el hecho de que Rich constantemente rompía cierta regla, para poder ver los partidos de futbol en la televisión del salón del Consejo).
Y justamente acaba de castigar a Hawk, cuando (mientras lo insultaba mentalmente) se cruzó con Miyu y Ligabiss, quienes acababan de salir de una clase. D, que ya había oído comentar a Lluvia algo de que Hawk estaba colgadísimo por Liga (como si a él le interesaran los romances escolares), aprovechó la oportunidad para pedirle un “favor” a la abraza-árboles oficial de la escuela.
-Liga, por favor, apúrate en controlar a Hawk de una maldita vez, ¿si? -le dijo frustrado, agarrándola de los hombros. Vale decir que el rostro de la chica se puso completamente rojo.
Fue Miyu, sin embargo, la que contestó.
-¿Y por qué no lo controlas tú? -respondió con una sonrisa malvada, que dejó a D ver que ella no podía estar pensando nada bueno para la salud mental del Prefecto.
-No voy a preguntar a qué te refieres. Definitivamente no quiero saberlo.