Título: Tengo algo que pedirte.
Fandom: Katekyo Hitman Reborn!
Claim: Lambo/Fran. Yeah, mi bias, pero also: salió en el sorteo |'D.
Advertencias: TYL. Spoilers del Future Arc. 20YL!Lambo, y eso merece una advertencia porque es demasiado sexy (?). Sólo que no en este fic porque está horriblemente OOC. MÁTENME.... Orite. También tiene relación con
este fic y
este otro. Lo sé, me estoy poniendo repetitiva.
Notas: Sob, iba a ponerme a escribir el Mukuro/Gokudera ahora, pero lo HORRENDO que quedó este fic me. quitó las ganas ;_;. SOOOB. Sry por este espanto, Lug D| y tú que atacaste FF.net... (Y sry, ni siquiera creo que haya servido para trollear :'|).
Muy dignamente se aseguró de no levantar la mirada cuando escuchó la puerta de la habitación abrirse para dejar entrar a una presencia que sólo se le hacía muy vagamente familiar. No iba a reconocer la existencia de esa persona que ni siquiera debería conocer aquel lugar.
(Porque aquel era su pequeño “escondite” en la Mansión Vongola, del que sólo Tsuna y Chrome sabían -y el primero únicamente porque necesitaba de su permiso para estar allí-. Y aún no concebía la idea de que, en algún momento del futuro, ese “invasor” hubiera descubierto aquel lugar.)
-Sabía que estarías aquí -dijo desde la puerta una voz a la cual Fran no estaba acostumbrado, pero que igualmente podía identificar.
Aún así, no levantó la mirada del libro que estaba leyendo, y se tomó el tiempo de terminar la página en la que iba antes de contestar.
-Y sólo te tomó diez años saber algo, de hecho. Todo un avance.
Lambo (el Lambo de diez años en el futuro, que bien podría ser una persona completamente distinta a la que él conocía en aquel tiempo, pero que igual no le agradaba) sonrió levemente. No podía decir que había olvidado ese tipo de hostilidad a pesar del tiempo, pero debía admitir que se había acostumbrado a… bueno, a no ser odiado por el ilusionista en su época.
-El señor Levi acaba de mencionarme amablemente que mañana es la reunión anual con los Varia -explicó el hombre, manteniendo el tono calmo.
-Cuando dices “mencionar amablemente” quieres decir que el Pervertido del trueno intentó pelear contigo, ¿cierto?
Lambo soltó una carcajada. Tan acertado como siempre.
-Si a eso se le puede llamar “pelear”… -respondió, con un dejo de orgullo en su voz.
Fran se limitó a pasar otra hoja de su libro y mantener un silencio que claramente significaba “No me impresionas”.
Eso no había cambiado mucho en su tiempo, realmente, pero en lugar de ofenderlo sólo consiguió que Lambo volviera a reír. Con calma, tomó una silla y la llevó hasta donde estaba el ilusionista (sentado frente a un escritorio), acomodándola al lado de él, y tal vez demasiado cerca para el gusto del menor. Pero Fran no mostró señal alguna de siquiera notar eso.
-Tengo algo que pedirte.
-No -respondió anticipadamente el joven.
Pero Lambo había presentido que diría eso, motivo por el cuál no había preguntado justamente.
-Necesito que convenzas a mi “yo” de este tiempo de dejar de usar la Bazooka -soltó tranquilamente, y guardó silencio esperando que el otro procesara el pedido.
El ilusionista no tardó demasiado en despegar por primera vez la mirada desinteresada del libro para posarla en él.
-Estás demente -dijo sencillamente-. Pídele eso a una persona a la que le importe, por favor.
Lambo sonrió y se acercó un poco más hacia Fran.
-A ti te importa -contestó el mayor-. En mi tiempo.
-Entonces pídemelo dentro de diez años. -Puso los ojos en blanco y volvió a concentrarse en el libro.
-No creo que eso sirva de mucho.
Fran soltó un suspiro.
-Tienes a un montón de idiotas a los que pedirles favores, ¿por qué tienes que molestarme a mí?
-Porque todos ellos son demasiado buenos como para decirme que deje la Bazooka. -Lambo estiró la mano y agarró el libro que se encontraba sobre el escritorio, cerrándolo para asegurarse de que el joven le hiciera caso-. Sólo tú harías que lo comprendiera.
-¿”Buenos”? ¿No has considerado preguntarle a mi Maestro? -Se encogió de hombros como si ese asunto no le importase, pero le dedicó una mirada de cierta molestia al Guardián del Trueno por haberle quitado el libro-. De todas formas nunca me escuchas.
-Te escucho cuando dices algo inteligente.
-Siempre digo algo inteligente.
Otra carcajada más que no pudo contener. Era cierto que algunas cosas nunca cambiaban.
-Cuando haces ese tipo de comentarios es cuando prefiero ignorarte -respondió Lambo, jugando con el libro en sus manos-. Pero de todas las personas a las que escucharía, eres el único capaz de decirme que estoy siendo un idiota.
-Oh, absolutamente. Estás siendo un idiota. ¿Puedo tener mi libro de vuelta, por favor?
El mayor negó con la cabeza, sonriendo divertido. Gracias al cielo que había ganado paciencia en ese tiempo.
-No es necesario que hagas lo que te pido. Aunque estoy seguro de que tienes muy claras las posibles consecuencias de viajar en el tiempo. -Miró al techo pensativo, intentando recordar una frase que el propio ilusionista le había citado de algún libro-. “No nadarás contra las corrientes del tiempo”, ¿cierto?
Notó el reconocimiento en los ojos verdes que le miraban fijamente, y sonrió aún más.
Dejó el objeto que había tomado prestado sobre la mesa, seguro de que Fran consideraría su pedido ahora. Lo conocía lo suficientemente bien para saber al menos eso.
-¿Ahora sí me dejarás en paz?
-Claro -respondió Lambo, haciendo un gesto conciliador con las manos.
Pero no se retiró de la habitación sin antes robarle sólo una pequeña cosa más al ilusionista.