Jun 18, 2009 23:12
Realmente estoy indignada. Ayer estaba viendo las noticias cuando comentaron que en Mataró se había producido una redada para desmantelar un taller chino de confección de ropa. En el vídeo se comentaba que las personas eran obligadas a trabajar "de sol a sol", manteniendo las máquinas encendidas día y noche. Más de veinte personas se turnaban para dormir en una especie de zulo sin ventilación, llena de colchones en el suelo. Las condiciones higiénicas del cuarto del baño y de la cocina eran infectas.
Después de una maravillosa parorámica de suciedad, pobreza y condiciones tercermundistas, los periodistas pasaban a entrevistar a los vecinos, quienes se quejaban de "ruidos durante toda la noche" y de los olores. Fin de la noticia.
A esas alturas yo estaba de rodillas en el sillón, señalando la tele con un dedo acusador y hablando sola. Realmente no lo entendía. Resulta que esos vecinos acaban de descubrir que al lado de sus casas personas (no chinos) vivían bajo condiciones de esclavitud, violando todo tipo de derechos humanos, en una situación más propia de la revolución industrial. Sin embargo, lo que los entrevistados destacaban era la molestia que eso suponía en sus vidas cotidianas e incluso aplaudían cuando se llevaban acabo, no porque iban a ser denidos unos cerdos explotadores sino porque por fin podrían dormir por las noches.
Nadie ha hecho ningún comentario al respecto, al fin y al cabo era una noticia pequeña, de relleno. Sin embargo a mí me ha hecho plantearme la increible insensibilidad adquirida. No sé, no quiero saber, si la noticia no afectó a nadie del barrio porque al fin y al cabo eran chinos y se ve normal que trabajen como tales, o si se debe a que realmente no se dieron cuenta de lo que representaba esa situación en el sótano de sus hogares, o lo peor, no les importa en ambsoluto.
Que se pare el mundo, que yo me bajo porque creo que necesito unas vacaciones lejos de él