{viñeta: words are not necessary} (original: wine red)
personajes. thom polly, gloria lamb.
notas/advertencias. posibles spoilers, pero qué más da. quise hacerle a dane una viñeta con el prompt 'words are unnecessary', y aquí está... sólo que con otro nombre.
palabras. 366.
Thom no necesita preguntárselo, porque sabe que no podrá contestar. Gloria sólo está sentada ahí, entre las mantas, sobre ese sofá verde gastado de la sala de estar. Frente a ellos está el televisor apagado, una mesita para el café que no tiene cafés, sólo polvo. No hay nadie en la sala, todos están en sus habitaciones, probablemente durmiendo, llorando, hablando entre susurros, sedados, etcétera.
Pero ambos están ahí, y no se miran. Thom toma una mano de Glo, y ella lo mira, con los ojos llenos de lágrimas. Abre la boca con intención de decir algo, pero sólo sale aire de ésta. Hace un sonido, pero no se parece nada a una palabra y mucho menos a una frase. Aprieta a duras penas la mano de Thom, y las lágrimas resbalan por sus mejillas.
Ya no puedo hablar.
Él la rodea con ambos brazos, y ella recuerda el primer día en que lo conoció. Recuerda todo de pronto, y se echa a llorar, sin poder hacer sonido alguno, sólo haciendo que resbalen lágrimas saladas por esos ojos que de pronto no van a poder enfocarse bien. Aprieta las manos, y puede sentir unos cuantos dedos de sus pies reaccionar. Otros ni se dan cuenta de la orden que ha dado de apretar todo con fuerza.
Está perdiendo el control otra vez. Ella está perdiendo el control, oh, oh, oh.
La besa en la frente, y ella hunde su cara contra su pecho, que de un momento a otro estará lleno de lágrimas. Él se quita su gorrito, dejando ver su cabeza sin proteínas (chiste local del doctor que le aplica la quimioterapia), se separa un poco de ella y le pasa sus manos por las mejillas. La mira a amabos ojos, y besa la punta de su nariz.
No te rindas.
Ella lo entiende. No puede decir que no; estaría mintiendo si dijera que no le ha entendido. Y es que lo conoce tan bien en tan poco tiempo que sabe que es lo único que piensa. No se lo dice a ella ni le hace saber su pensamiento porque, al mismo tiempo, también se lo está diciendo a él mismo.
No te rindas... todavía.