Title: I'm not that lil' brat you think I am
Fandom: BTS (Bangtan Sonyeondan)
Pairing: Yoongi/Jimin
Rating: NC-17
Words: 2.500
Disclaimer: Nada es mío, bla bla blá...
Notas: Se podría decir que es continuación/precuela de
Help your hyeong, you brat! Aparte, hace mil que no escribo nada smut, so... a saber cómo habrá quedado xD
Jimin no tiene ningún problema con el hecho de que Yoongi se meta con él siempre, le llame crío por el centímetro de diferencia que se llevan o, incluso, le trate de vez en cuando como su esclavo. Sin embargo, algo que logra que su paciencia se vaya de golpe es que se refiera a él como un niñato engreído y bravucón.
Sabe que no debería dejar que le afectara, porque la mayoría de las veces únicamente se trata del rapero intentando liberar la frustración que siente porque no termina de expresar lo que quiere en alguna letra o algún beat se le resiste durante demasiados días, pero eso no quiere decir que tenga que pagarlo siempre con él. Tal vez se deba a que Jimin siempre ha sido el único que jamás le ha replicado o mirado extrañado -ése es Taehyung cuando no entiende la razón de por qué de repente Yoongi sufre cambios de humor repentinos-, para seguidamente ignorarle (en serio, Taehyung a veces podía librarse gracias a su forma de ser, incluso cuando hacía caso omiso abiertamente a Yoongi cuando éste estaba de mal humor). O que, durante el poco tiempo que estuvo de trainee, fuera Yoongi quien le encontrara encogido en alguna esquina tratando de contener las lágrimas de inseguridad que no podía mostrar frente a nadie lo que les había llevado a ese nivel de confianza.
La verdad es que ya no lo sabe.
No debería haber sido un día muy distinto a los demás (levantarse temprano, vestirse aún medio adormilados y meterse en la furgoneta dirección a alguna ciudad del país para encontrarse con las fans), salvo que esta vez sí lo era. Se trataba de uno de los pocos días libres que tenían y en los que les dejaban hacer lo que realmente quisieran con libertad. Namjoon había aprovechado para ir a ver a sus amigos de Daenamhyup, Seokjin simplemente había dicho que iba a visitar a sus padres, y Hoseok, Taehyung y Jungkook habían decidido que era buena idea ir a la playa más cercana de Seúl para pasear en un día tan tranquilo, razón por la cual su mánager había tenido que ir con ellos, porque una cosa era dejarlos vagar libremente por Seúl y otra muy distinta hacerlo a quilómetros de distancia. Todos sabían que Yoongi aprovecharía para dormir todo lo que no dormía el resto de días, después de todo era, seguramente, el que menos descansaba de todos. Y Jimin prefería aprovechar el tiempo para liberar tensiones bailando cualquier cosa que su cuerpo le pidiera a volver a repetir alguna de sus propias coreografías por quincuagésima vez.
El único problema es cuando, nada más traspasar la puerta, sin tiempo siquiera de quitarte los zapatos y tras estar cuatro horas seguidas ejercitándote, escuchas pequeños sonidos amortiguados por la puerta cerrada de la habitación que compartes con otras tres personas y, claro, la curiosidad mató al gato…. y Jimin, al fin y al cabo, tiene la misma curiosidad que un gato.
Lo que no espera encontrarse es a Yoongi, su hyeong, aquél que siempre se mete con él a la par que le defiende de comentarios hirientes, con el pecho desprotegido de ropa alguna encorvado hacia el techo, la cabeza apoyada por completo en la almohada y sus piernas blanquecinas abiertas casi al ancho de la cama ligeramente flexionadas. Suspiros y jadeos entrecortados saliendo de su boca mientras una de sus manos se pasea paulatinamente por su erección y la otra se agarra con fuerza a las sábanas arrugadas. Jimin no puede evitar quedarse embelesado durante unos instantes con la visión, mentiría si dijera que aquello no es una de las imágenes más eróticas que ha podido ver en su corta vida. Tan ensimismado en la acción ante él, que ni percibe cuando su mano pierde fuerza sobre el pomo y éste rebota sobre el muelle en su interior creando un ruido que alerta de su presencia. No es hasta ese instante, en el que los jadeos de Yoongi se silencian del todo, que no se da cuenta de lo que está haciendo… y del pequeño collar negro que hace gran contraste contra el cuello blanco de su hyeong cuando éste se sienta de golpe sobre su cama con los ojos abiertos de sorpresa.
-J-jimin, ¿qué haces aquí? -puede que sea la primera vez que Jimin vea a Min Yoongi siendo tan tímido y que sus mejillas estén tan rojas que parezcan manzanas maduras-. P-pensé que tardarías un par de horas más.
-Quería aprovechar para descansar un poco, hyeong -es un susurro solamente, porque tampoco ve necesario gritar y porque sus ojos siguen fijos en la figura del mayor y el collar que adorna su cuello.
Jimin sabe que es incómodo, más para Yoongi que para él mismo, no puede negarlo. Así como también sabe que lo mejor sería que se diese media vuelta e hiciese como si nada de aquel encontronazo hubiese sucedido, pero algo en él parece tener la certeza de que es mejor quedarse ahí, estudiando la piel nívea y tersa de Yoongi. Un cosquilleo en sus manos extendiéndose prestamente por la sensación de querer tocarle donde por norma general está prohibido y de maneras que hace mucho pueblan su mente y que nunca se ha atrevido a hacer. Se acerca con parsimonia, su lengua viajando por sus labios a diferente velocidad, cuestionándose cómo será sentir la presión de unos ajenos, sus dientes maltratándolos levemente para enrojecerlos más de lo que ya son de por sí. Percibe la tensión que se apodera del cuerpo de Yoongi, más por el aire que les rodea a ambos que por verlo con sus propios ojos, cuando ve que se está aproximando a él. Pero es que Jimin se siente como uno de esos marineros de la antigua mitología embelesados por el canto de las sirenas, aunque cree que Yoongi es mucho más atractivo que cualquiera de ellas. Sin embargo, cuando está a punto de llegar al borde de la cama, es como si todo el raciocinio que tenía volviese durante un segundo y le recordase todos los comentarios mordaces que ha recibido por parte de su hyeong. Es ahí cuando decide que, por una vez, está bien llegar a ser ese niñato que tanto dice Yoongi que es.
No detiene a su mano cuando la ve dirigirse directamente al adorno que el mayor tiene sobre el cuello, tampoco a sus dedos que lo delinean de forma suave, como si pudiera llegar a quemarse si lo toca demasiado, pero sí detiene la sonrisa que quiere traicionarle cuando escucha el pequeño quejido de Yoongi al sentir el contacto.
-No sabía que te gustaban este tipo de juegos, hyeong.
La única respuesta que recibe es un gemido, porque Jimin sabe lo mucho que le afecta su voz al mayor cuando la tiene un poco rota tras cantar demasiado, y por suerte tiene la capacidad de reproducirla bastante bien cuando quiere. Bueno, ese gemido y un ligero movimiento de uno de los brazos de Yoongi, que delata que se ha acariciado tras escucharle hablar.
-¿Tanto te gusta que te hable así, hyeong? -ha bajado más su tono de voz, inclinándose un poco sobre la cama para estar más cerca del otro, tentándole a que termine él de acercarse a él-. A mí me gusta tu voz -continúa con un mero murmullo-, sobre todo después de escucharla gemir de esa forma.
Jimin observa los ojos de Yoongi dilatarse de la sorpresa, al igual que siente el aire que escapa en forma de jadeo. Sin embargo, esta vez no hay movimiento de brazo, porque Jimin ya lo esperaba y ha agarrado al mayor del antebrazo para impedírselo.
-¿Q-qué estás haciendo, Jimin? -la voz de Yoongi suena como si estuviera en estado de shock, y Jimin piensa que seguramente sea así, después de todo, él siempre es el pasivo cuando se trata del tratamiento que mantienen.
-Únicamente te estoy ayudando, hyeong.
Tal vez jugando sucio, porque mientras dice esas palabras deja que la mano que apresa el antebrazo de Yoongi se deslice por él como si fuese agua hasta llegar a su homogénea y aquello que acariciaba. Nota, de verdad lo hace, el escalofrío que recorre el cuerpo del mayor al percibir sus dedos encajar con los propios y cubrir por completo la erección de Yoongi y Jimin no se puede sentir más poderoso de lo que ya lo hace. O quizás sí, porque mueve su mano como si fuera a soltar la de Yoongi y eso logra que las yemas de sus dedos hagan pequeñas fricciones a lo largo de la erección del mayor, propiciando un gemido de placer escapar de la garganta de éste.
-¿Quieres que te siga ayudando, hyeong? -está al tanto de que está sobrepasando la línea al preguntarle eso directamente en el oído, sus labios rozando la oreja de Yoongi-. ¿O prefieres que me vaya? -poner en esa coyuntura a una persona que está tan excitada como Yoongi es peligroso, Jimin lo sabe, pero también que hay que aprovechar las oportunidades que se le presentan a uno.
Su respuesta es la mano de Yoongi entre su pelo, manteniéndole en posición sin ningún miramiento tras haberle alejado de su oreja, y los labios de éste sobre los suyos moviéndose con fiereza. Jimin no es quién para negarle el capricho a su hyeong, porque él también llevaba tiempo esperando esto, pero en ese momento es él y no Yoongi quien tiene la batuta. Por eso, cuando se separan del beso y ve al mayor hacer un movimiento para apoderarse de sus labios de nuevo, Jimin lo empuja con su mano libre por el pecho hasta lograr que vuelva a estar acostado en la cama y él se posiciona sentado sobre sus muslos. Es raro volver de estar bailando y media hora más tarde estar sobre uno de tus hyeong, una de tus manos sobre su pecho desnudo y otra en su erección, pero a Jimin le gusta. Y si la imagen que le había recibido al abrir la puerta había sido erótica, la que tiene ahora mismo frente a sí iba más allá de eso, porque sentir la mirada de Yoongi sobre él tan hambrienta como la nota es excitante.
Jimin, aprovechando la posición en la que se encuentra, se inclina hacia delante, la mano que estaba sobre el pecho de Yoongi subiendo hasta llegar al cuello de éste y las manos de ambos, que siguen inmóviles sobre la erección del mayor, apresadas entre sus dos cuerpos una vez Jimin se estira sobre el cuerpo de Yoongi como si sólo estuviera haciendo estiramientos. No evita el gemido que escapa de su boca al notar la presión de sus manos juntas también sobre su creciente erección, gemido amortiguado por la piel tersa del cuello de Yoongi.
-J-jiminie…
Es como si ese quebradizo susurro termine de romper la barrera que Jimin ha estado conteniendo durante meses, porque su cuerpo se mueve automáticamente, sus caderas rotando lentamente como si estuviera bailando una suave balada. El cuerpo de Yoongi su pista de baile y sus jadeos, gemidos y sollozos las notas que componen la melodía destinada para su danza. Jimin sabe, en el fondo, muy en el fondo, que por más que lo intente es incapaz de ser ese niñato que muchas veces dice Yoongi que es. Porque para Jimin siempre es más importante hacer felices al resto que abogar por su propia felicidad primero. Por eso mismo decide que es buena idea mover la mano que mantiene sobre la mano y la erección del mayor, marcar él el ritmo de ambas manos porque Yoongi está tan perdido en las sensaciones que ni siquiera recuerda qué estaba haciendo antes. Sin embargo, no es la única cosa que hace. Cuela uno de los dedos de su otra mano entre el collar y el cuello de su hyeong, y tira de la pieza de cuero hasta que nota la curvatura del cuello ajeno con sus labios. Está al tanto de que su dedo está ejerciendo presión sobre la nuez de Adam de Yoongi, pero eso únicamente parece incrementar los gemidos de éste, al igual que la sensación húmeda de la lengua de Jimin delinear el borde de cuero por encima de su yugular.
No se sorprende mucho cuando unos meros minutos más tarde siente una sensación viscosa sobre su mano, después de todo ya había llegado cuando Yoongi estaba en pleno cenit de estimulación y sólo necesitaba una pequeña ayuda, y es por ello que tras notarlo va aminorando el movimiento de sus caderas. No le importa no llegar hasta el final y sabe que sus pantalones están más allá del arreglo por el semen de Yoongi, pero por suerte se trata de unos viejos de cuando jugaba al baloncesto en el instituto y que su madre le había pedido mil veces que tirara. Sin embargo, es cuando va a alzarse, jadeando entrecortadamente por las sensaciones que todavía apoderan su cuerpo, cuando percibe que la mano de Yoongi hace ligeros movimientos todavía apresada entre sus cuerpos y que roza contra su miembro.
-No es justo que sólo yo quede satisfecho -Jimin se siente perdido al escuchar la voz grave y ronca de Yoongi tras todos sus gemidos, pero más aún cuando levanta la mirada y se encuentra los ojos con resquicio de placer devolverle la mirada intensamente.
-Es ine…
Su respuesta queda cortada cuando nota los largos dedos de Yoongi sobre él, porque no sabe en qué momento su hyeong ha sobrepasado la barrera elástica de sus pantalones, tentándole. Escucha sus propios gemidos, mucho más agudos que los que habían poblado la habitación -y el apartamento entero, para qué negarlo- meros instantes atrás. Percibe todos los roces de esa mano ligeramente áspera, de los pocos callos que la habitan tras demasiado tiempo haciendo presión de más con los bolígrafos y lápices a la hora de escribir, sobre la piel sensible de su miembro y es tan diferente a su propia mano que no dura mucho más. La sensación de vacío se apodera de él y le parece eterna y efímera a la vez a pesar de ser unos segundos solamente, su voz acallada por la suave piel del cuello de Yoongi y el olor a cuero.
-Puede que no seas tan engreído como pensaba.
Jimin sólo puede reírse por la broma de su hyeong, a pesar de seguir sobre él y su cara enterrada en el cuello del mayor. Y sigue sin saber el porqué de la extraña confianza que se tienen, pero ahora tiene la certeza de que les ha abierto otra puerta mucho más interesante que las anteriores.
-Pues claro que no son un niñato engreído y bravucón, hyeong -le contesta fingiendo un gimoteo-. Esa función te la dejo a ti para cuando estás componiendo.
La única respuesta que recibe es la risa divertida de Yoongi junto a la sensación del brazo de éste rodear su cintura y apresarle más sobre su cuerpo.
*100% masoca y odio a mi musa ¬¬