Fic! \o/

Apr 04, 2008 22:34

Título: Asertivo
Fandom: Digital Devil Saga 2
Pairing: Sheffield/O'Brian
Rating: PG-13

¿Spoilers?: Dude. Si no saben quienes son estos tipos, y planean jugarlo... mejor no.

Comentarios: Fic en español para un juego que sólo dos personas más conocen. Go, me! \o/ Y oh dios, Sheffield es un bastardo y no estoy segura de hacerle suficiente justicia.



Jenna Angel abrió la puerta, no se molestó en ocultar la severidad en su rostro y lo hizo pasar.

Cinco minutos tarde. La puntualidad de Serph había sido impecable siempre, pero no le molestaba variar ligeramente la rutina si se trataba de cuestiones de efecto, y la ocasión sin duda lo ameritaba. Entró con el paso relajado de aquellos a los que el orgullo les nace por sudoración, y no esperó a una autorización verbal para tomar asiento junto al segundo invitado. Contó pausado hasta tres antes de saludar:

- Buenas tardes, doctor O’Brian. - Esbozó una sonrisa suave, arqueó las cejas en un gesto que sabía fácil de reconocer.

El otro murmuró su nombre a medio camino entre la sorpresa y la deshonra. Serph casi podía leerlos en su rostro, si, los recuerdos plasmados en imágenes, grabados en sonido.

"Tan transparente siempre, doctor", estuvo a punto de decirle. "Tan incapaz de adaptarse emocionalmente."

La escena fluía tal como había previsto, incluyendo el cambio en la expresión de la doctora Angel, levemente menos tenso que al recibirle. Se veía interesada ahora, acunando el mentón en una mano mientras los observaba a los dos.

- Tengo entendido que han trabajado juntos con anterioridad.- Dijo ella, hojeando las dos fichas correspondientes con estudiada distracción. Serph sabía que ella hubiera podido recitárselas en voz alta de haber querido, pero podía apreciar el gesto destinado a darles algo de espacio. Se tomó la libertad de responder por los dos:

- Eso es correcto.

O'Brian lo miraba con un resentimiento que resultaba poco práctico. Si bien el otro nunca había sido un individuo particularmente resilente, iban a trabajar juntos en el proyecto. Más valía que se aclimatara con prontitud.

Por otro lado, le causaba gracia seguir causando reacciones de ese calibre después de tantos años. Indulgente, se permitió recordar también sus días universitarios con una sonrisita mientras la doctora Angel interrogaba a su colega.

Buenos tiempos. Había cambiado poco desde entonces. Quizá podía reconocerse más ingénuo en esos días, lo que no constituía en sí una falta. A fin de cuentas, había sido escalofriantemente jóven para estarse moviendo por los pasillos de Berkeley en calidad de alumno por esas épocas, joven al punto en que atraerse la curiosidad de los otros fue inevitable. Sus sospechas. Era el menor de los recién ingresados por varios años, y nunca faltó quién se lo echara en cara. Su tendencia al aislamiento y a remarcar con franqueza cuando alguno de sus mal llamados "pares" estaba siendo peor que incompetente le hicieron sumamente impopular. Poco meritorio para quienes se decían las mentes más brillantes del país, pero sabía que no era más que envidia.

Los ignoró como correspondía, a ellos y su pueril matonaje, continuó trabajando y terminó de dejar clara su superioridad intelectual el día en que uno de sus ensayos resultó publicado en la revista de psicología de la universidad.

Tenía catorce años.

Si. En similar situación se hallaba O'Brian, en su propia esfera académica. Fue así como lo conoció en un encuentro universitario de la Ivy League.

- Médico genetista. ¿Disfruta trabajando para la Sociedad?

- Me agradan los desafíos. Mi anterior puesto de trabajo se relacionaba a las investigaciones del Síndrome Cuvier. Sucedí al doctor David Gale en la cabeza de las investigaciones.

Serph había sido perfectamente consciente de la forma en que había aplicado una recién descubierta capacidad de ingeniería situacional para atraer su atención. La conversación había terminado por prolongarse durante la tarde, acabando en un encuentro frenético y placentero en la quietud de uno de los baños tras la conferencia.

Había sido igualmente consciente, desde el principio, de su desapego emocional hacia él. Se había tratado de un arranque hormonal, un escape que su cuerpo -lamentable carcasa- le había exigido con una vehemencia que desmentía su edad biológica. Se lo mantuvo oculto al otro, después. La omisión resultó en un intercambio de direcciones y planes para volverse a ver.

- ¿Asumo entonces que dimensiona la magnitud de este proyecto, doctor O'Brian?

- No me ofenda. Pensé que eso había quedado claro desde el momento en que apliqué para quedar.

El sutil arte de la manipulación... podía decirse que el talento era innato. Pero aprendió a perfeccionarlo en los dos años en que O'Brian se convirtió en su sujeto de observación favorito. Le resultaba útil. Era más sencillo mantener un compañero sexual estable, enérgico y dispuesto a claudicar su tiempo libre para escapar en dirección a Berkeley cuando se le requería. Embarcarse en el ejercicio de la seducción cada vez que sus tensiones necesitaran descarga hubiese resultado infinitamente más tedioso.

Ayudaba también que O'Brian tuviera una de las mentes más brillantes de este lado del Atlántico. Le hubiese aburrido mucho antes sin ella, por supuesto que podía reconocer su valía intelectual. Resultaba evidente para cualquiera, siempre que las emociones no estuviesen interfiriendo en su razón.

- Doctor Sheffield. Con usted ya me he entrevistado anteriormente. Me aseguré personalmente de que quedase entre los cinco primeros candidatos.

- Se lo agradezco.

- Me pregunto -comentó Jenna Angel, sarcasmo velado por la amabilidad de su sonrisa- si su anterior experiencia laboral con el Doctor O'Brian no resultará más bien problemática para el proyecto. Son los más adecuados para el puesto, y la Sociedad los ha elegido por sus méritos sin tomar en cuenta ese factor.

- Oh.

Serph sabía que el otro estaba pensando exactamente en lo mismo que él. Memorias de discusión, y sexo, y un cariño patético que no se había tomado la molestia de siquiera fingir que correspondía. Los últimos meses infernales trabajando en esa tesis conjunta. La forma en que se ignoraban alegremente si de casualidad se cruzaban en los pasillos de la Torre. Esperó a que O'Brian pareciese decidido a formular una protesta, y respondió un segundo antes que él:

- Al contrario. Estoy seguro que trabajar con Heat resultará un agrado.

El aludido rechinó los dientes, tenso al escuchar su nombre de pila. La doctora Angel arqueó las cejas, mirándolo con interes:

- ¿Qué hay de usted, doctor? ¿Tiene alguna objeción que comunicarme?

Heat O'Brian respiró hondo, miró a Serph de reojo y respondió:

- Ninguna.

fandom: digital devil saga, *spanish

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