Sep 02, 2010 03:49
A veces los pensamientos ajenos nos dejan huellas como esta, pensamiento robado de Ana Elena Pena, una hermosura que me inspira esta noche, se los comparto:
No me quieres porque estoy herida.
No me quieres porque no te fías.
Y sospechas que quizá algún día
podría revolverme como una alimaña, negarte un beso, arañarte la cara, acostarme con tu mejor amigo o decir que ya no te siento.
Pero por más que te jure que eso nunca pasaría,
no me crees,
y no me quieres porque estoy herida.
En vez de lamer y celebrar mis cicatrices, evitas acercarte a ellas, porque te recuerdan que soy frágil pero también muy fuerte. No puedes medirte conmigo, eres demasiado cobarde, y tienes miedo.
Soy para ti lo ambiguo, lo complicado, lo peligroso, lo que requiere explicaciones ante la gente. Soy para ti lo intenso, lo abismal, lo seductor, lo inabarcable, pero también soy lo cierto.
Y tú quieres una muñeca nueva, de mecanismo predecible, sonrisa congelada y mirada hueca y limpia. Siempre como recién peinada. Fácil, bonita, transparente, inocua, insípida, para beberla con pajita. Alguien que te diga lo que quieres oír a cada momento y nunca te haga sentir como un imbécil. Eso es.
No me quieres porque no confías…
Y por más que yo te diga,
que soy tan tuya como lo soy mía,
que no hay resquicio de duda, aunque esté dolida, (y tú me dueles)
no me quieres porque no me quieres.
Y estoy herida.
aullidos. depresiones lobeznas