ADVERTENCIA (para todos los Drabbles/Viñetas): Lo que hay a continuación es Blackcest, es decir, incesto entre primos. Si no te gusta, no lo leas. Los personajes son de Rowling y la Warner y son ellos los que tienen la pasta, y no yo. (:
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to_someplace Fandom: Harry Potter
Claim: Sirius/Bellatrix
Vicio: 02. Sumisión
Pasa por su habitación como si fuera una casualidad; como si no necesitara pasar por delante de su puerta todos los días. El dormitorio de Sirius es un mundo aparte en aquella casa, plagada de serpientes talladas y cabezas de elfos y ése halo de oscuridad y maldad que parece arropar hasta el último rincón. No golpea la puerta, no pide permiso para entrar. Bellatrix asume que su presencia en cualquier habitación de la casa es aceptada. (Como debería ser. Como es, de hecho).
Menos en aquella habitación. En aquella habitación todo es diferente, porque es un oasis de luz en un pozo de oscuridad. Entra y siente que el aroma a viejo que hay en toda la casa desaparece. En cambio, la recibe un fuerte olor a tabaco y algo que cree que es azúcar… o quizás chocolate. Las paredes están tapizadas de láminas de chicas ligeras de ropa y motos y carreteras largas y cuatro jóvenes con flequillos ridículamente largos. Bufa y localiza a Sirius, despatarrado en el suelo, hojeando una revista que supone que es muggle.
(Idiota).
Su primo levanta la vista y el brillo en sus ojos se apaga cuando identifica su rostro. Tiene un cigarrillo en la mano y le da una calada honda antes de apagarlo contra su bota. No le sonríe, ni la invita a pasar más allá del marco de la puerta. En esa habitación se respira un aire que Bellatrix no reconoce y que le es tremendamente incómodo.
- ¿Qué quieres? - Gruñe Sirius.
En realidad no sabe lo que quiere y la pregunta le paraliza la lengua tan sólo un momento. Sólo un momento.
- Molestarte. - Responde, porque la verdad siempre actúa bien en situaciones difíciles.
- Ya puedes darlo por hecho. - Sirius hace ademán de incorporarse del suelo, aunque no se levanta. - Adiós.
- Estúpido.
- Zorra.
- Cabrón.
- Sumisa.
Cuando finalmente sale de la maldita habitación dando un portazo, reconoce la última palabra de Sirius y sabe que tiene algo entre las manos sin saber qué es. Sumisión. Eso es lo contrario a lo que hay en el dormitorio de Sirius, lo inverso de Sirius, el polo opuesto de Sirius. ¿Será ella realmente? Sumisión. (Y sin embargo, no le suena tan mal).
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Claim: Sirius/Bellatrix
Vicio: 03. Vergüenza
Deambula. Camina distraído por las calles de Londres, porque en su casa no se puede respirar y porque, finalmente, ha logrado escabullirse del control de (la loca de su) Madre. A lo lejos, le llegan las risas de un grupo de niños muggles que se persiguen unos a otros en una plaza. Corren y ríen y juegan y son felices. Como todos los niños deberían ser. Él tiene doce años y no se siente más un niño, pero sí siente que esa familia retorcida que le ha tocado no le ha dejado ser un niño. Y son estúpidos. (Y los maldice un rato hasta que la presión de sus puños disminuye).
Patea una lata de refresco y se pregunta qué estará haciendo James en ése momento y qué estará haciendo Remus y qué estará haciendo Peter. Seguro que ellos se lo pasan mucho mejor que él. Sus pies le han llevado involuntariamente hacia Grimmauld Place y pasa el número ocho casi sin darse cuenta. Cuando pasa el número diez, es entonces cuando se da de bruces contra algo y luego contra el suelo.
Le duelen los brazos, pero se levanta igual. Está dispuesto a gritarle a lo que sea que se ha interpuesto en su camino, pero la lengua se le detiene y en su garganta se hace un nudo incómodo. (Mierda). Es Bellatrix.
- ¿Qué haces enano? - Gruñe ella, quitándose el polvo de la túnica.
- Nada. - Le responde en un tono de voz que podría parecerse al de un ratón si los ratones hablasen. (Quién diría, del gran Sirius Black).
- ¿No te estarías tocando, verdad? - Y ríe de forma siniestra.
Bellatrix sólo tiene tres años más que él y sin embargo hace que se ruborice hasta las raíces del pelo. Siempre sacando esos temas estúpidos sobre sexo. (Es por eso que años más tarde, Sirius se siente tan cómodo hablando de sexo con sus amigos. Quiere suponer). Sirius frunce el entrecejo, intentando calmarse y que el calor incendiario que se ha manifestado en sus mejillas disminuya (por su bien).
- ¿Qué estás diciendo?
- Yo también lo haría. - Mastica sus palabras con cuidado. - Porque seguramente en casa, con toda la familia, no te podrás dar gusto cómodamente. ¿En quién piensas? ¿En tu novia Lupin?
Sirius pretende mantener la calma, pero es ofensivo que Bellatrix le esté sugiriendo que se masturba pensando en Remus. ¡En Remus! Y, además de ofensivo, ciertamente vergonzoso.
- Tú sí que deberías darte gusto, Bellatrix. - Le responde Sirius, totalmente a la defensiva. - A ver si te calmas un poco.
Y se marcha, casi corriendo, colándose en el portal del número doce de Grimmauld Place lo más pronto posible. Ha vuelto a enrojecer de una forma animal y siente que esas conversaciones tendrán que tener fin algún día. Porque, realmente, siente una vergüenza horrible.
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Claim: Sirius/Bellatrix
Vicio: 04. Medicina
- ¡No quiero! - Sirius se debate en la cama.
No es su culpa que el idiota de Lucius Malfoy lo haya tirado de la escoba. No es su culpa que al realizar veinte metros de caída libre se rompiera la mitad de los huesos de la pierna derecha. No es su culpa, por lo tanto, que tenga que tomarse esa poción asquerosa (que no se va a tomar). Kreacher sostiene la cuchara llena de poción enfrente de su boca, que se abre ocasionalmente lo necesario para soltar alguna maldición.
- El señorito Sirius debe tomarse la poción para que los huesos de la pierna vuelvan a crecerle de una forma sana y… -
- Cállate Kreacher. - Sirius bufa. - No me lo voy a tomar.
- Kreacher, entonces, le avisará a la Ama Black que el señorito Sirius no desea tomarse la poción.
- Pues vale, chivato.
Deja la cuchara sobre la mesilla de noche y desaparece con un “crack”. Cree haberlo oído mascullar algo sobre “El caprichoso señorito Sirius, la Ama Black tenía razón…”, pero no es que le importe demasiado. Al cabo de un rato, no le extraña escuchar ruido de pasos en las escaleras que llevan a su habitación y que luego esta se abra, dejando ver la silueta de algún pariente Black en el umbral.
Hubiera esperado a Andie o quizás hasta a Madre. Pero no (por ninguna casualidad en el mundo) hubiera esperado nunca a Bellatrix, que se apoya ahora contra el marco de la puerta con el ceño fruncido. Cruza los brazos a la altura del pecho, porque él sabe que no quiere parecer que está ahí por iniciativa propia.
- ¿Tú? - Pregunta Sirius con sorna.
- Sólo porque tu Madre me lo ha pedido… y porque quería verte sufrir.
- ¿Madre te lo ha pedido? - Vuelve a preguntar Sirius con sorpresa.
- Piensa que soy persuasiva. - Bellatrix se acerca, sonriendo peligrosamente.
- Pues no me pienso tomar la poción, por muy persuasiva que seas.
Sirius se niega en rotundo y cierra la boca cuando Bellatrix se sienta en su cama, cogiendo la cuchara que Kreacher había abandonado momentos antes.
- Sirius, que sea rápido e indoloro. No quiero permanecer demasiado tiempo en esta habitación corrompida que huele a sucio.
Sirius niega con la cabeza. Conoce la estrategia de Bellatrix, ofenderlo para que conteste y ahí meterle la cuchara en la boca. Porque ella no es ni de cerca tan sutil como Kreacher, pero no va a caer. No va a hacerlo, no va a tomarse la endemoniada poción.
- Sirius, ¡tienes la polla diminuta!
Y se ríe, pero lo abandona después de unos segundos cuando ve que Sirius se limita a apretar más los labios con una sonrisa que dice “Sé tu truco. No funciona conmigo. Puedes desistir cuando quieras”. (Maldito bastardo). Tendrá que ser a la fuerza, entonces. Sus dieciocho años de experiencia con hombres se sientan a horcajadas sobre él, presionando el pecho de Sirius con todo su peso. Mantiene la cuchara en la mano derecha, esperando el momento oportuno para introducirla en su boca.
- ¿Qué haces? - Sirius murmura rápido y entre dientes.
- Si no lo haces por las buenas… tendrá que ser por las malas.
Y desliza una mano entre los dos cuerpos hasta encontrar la bragueta de Sirius. Su primo abre tanto la boca que podrían entrar veinte cucharas de poción Crece Huesos si hicieran falta. Sin dudarlo, hace que trague hasta la última gota de poción. Sirius traga frunciendo el ceño, como si acabara de chupar un limón. La mira de mala manera cuando se levanta y sale de la habitación contoneándose.
- ¡Zorra!
- ¡Nenaza!
Ugh. Qué asco de medicina.
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Claim: Sirius/Bellatrix
Vicio: 05. Dolor
Dolor. 1. Sensación aflictiva de una parte del cuerpo.
- ¡Crucio!
Bellatrix se retuerce en el suelo. Sabe que lo que ha hecho está mal y acepta su castigo en silencio. Es su primera vez, la primera vez que le aplican un Crucio y aún así la soporta como debe hacerlo un Black. Con dignidad. Siente que diez mil cuchillos le atraviesan todo el cuerpo, pero logra mantenerse de rodillas, aún cuando lo que quiere es dar vueltas y vueltas por la habitación intentando frenar ese dolor de cualquier forma. (Sabe que es imposible frenarlo. Sabe que el único que puede frenar una maldición es aquel que la ejecuta).
Las lágrimas corren por sus mejillas en silencio, muriendo al llegar a la barbilla. Cayendo al suelo y evaporándose. Hace calor en la habitación y Madre mueve la varita para retirar la maldición imperdonable y secarse la frente con un pañuelo.
- Espero que aprendas, Bellatrix. - La escucha como si estuviera en la distancia, aunque sólo esté a escasos dos metros. - El Dark Lord no será tan misericordioso contigo.
Dolor. 2. Sentimiento, pena.
Siente “algo” en el pecho que es difícil de describir. Cuando Cissy le pasa la carta en las manos y se dirige a un sillón, a acurrucarse y sollozar. Lee como si estuviera leyendo un chiste, algo que no es verdad, una historia de ficción. Lee ausente, lee abstraída y cuando termina de leer por segunda vez la misiva, es entonces cuando algo explota en su interior y hace que se colapse sobre la cama.
No llora, ella aprendió a no llorar cuando era pequeña. Siente… no sabe lo que siente. Siente ira, siente decepción, siente ganas de llorar aún cuando sabe que ella está seca por dentro. Siente ganas de arremeter contra todo, hacer añicos cada milímetro de esa casa y de otras y siente ganas de pegarle a su hermana mayor por haberse ido con un muggle y haber abandonado su vida, haberlas abandonado a ellas.
No lo reconoce nunca, jamás. Lo que siente en ése momento (agarrado al pecho, agarrado a la boca del estómago, haciéndole la garganta una lija, revolviéndole las entrañas) no es más que dolor.
- Se ha ido, Bella. - Oye a Cissy, por encima de sus sollozos. - Se ha ido.
Dolor. 3. Pesar y arrepentimiento.
Los dos terminan cansados sobre la cama. Sudados, manchados, sucios, exhaustos. Bella no quiere permanecer demasiado tiempo junto a Sirius, por miedo de que su primo quiera más esa noche. Siempre quiere más. Bella no sabe que Sirius siempre prefiere dejarlo en “uno cada noche” por miedo a él mismo, a que también quiera más.
Ambos se dan vuelta en la cama, dándose la espalda y Bellatrix se escurre de las sábanas manchadas de esperma. Comienza a ponerse su túnica en silencio y Sirius, como todas las noches, saca un cigarrillo del cajón de la mesilla. Lo enciende y la mira, como si esa noche algo fuera diferente. Como si esa noche, algo fallara en todo eso.
- ¿Qué te pasa hoy? - Le pregunta con voz ronca.
- Nada.
Lo cierto es que sigue sintiendo ese maldito nudo en el estómago. ¿Dolor?
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Claim: Sirius/Bellatrix
Vicio: 06. Necesidad
Siete cosas que son necesarias en la vida (pero nadie las tiene en cuenta), por Sirius O. Black.
1. Los amigos.
Si Sirius Black no hubiera encontrado en Gryffindor a sus verdaderos cuartos de naranjas, entonces el mundo hubiera sido un poco peor y menos gamberro. James Potter, hermano del alma y toca pelotas de cojones con la empollona de Evans, pero un gran chico, sí señor. Remus Lupin, licántropo marica que sustituye el porno por los poemas de Whitman y el rock and roll por el jazz, pero que se hace de querer de una forma que Sirius Black aún no ha descubierto del todo. Y Peter Pettigrew, rata de cloaca que teme hasta a su propia sombra, pero que el cabrón tiene ideas tan brillantes a veces, que ni él mismo sabe de dónde salen.
Unos grandes, estos capullos de Los Merodeadores que le hacen la vida más fácil en Hogwarts. Una de las cosas que realmente son necesarias en la vida si no quieres salir corriendo de ella al segundo día.
2. El vicio (véase; sexo, drogas y rock and roll).
a) Sexo. Sirius Black siente imperiosa necesidad por tocar cualquier objeto viviente o por meter su “varita” en las diferentes “cajas” esparcidas por el mundo. Es un placer hacerlo y cada vez que lo hace apunta en una lista mental el número de “caja”. Sin embargo, la “caja” que más le ha gustado hasta ahora (y por lo tanto, la que más utiliza) tiene un nombre propio y labios gruesos y cabellera larga y morena. Se llama Bellatrix, y aunque a veces no es una “caja” muy amable, siempre es una “caja” muy dispuesta. (Conoce otras “cajas” y hasta un “cajón” que se muestra simpático).
b) Drogas. Sirius Black flirtea con las drogas como le da la gana y cuando le da la gana. Tiene un armamento de marihuana escondido bajo el tablón suelto de debajo de la cama y se fuma un porro cuando quiere. También tiene una bodega bajo la cama de James Potter (aunque es una bodega compartida) y puede beber Whisky de Fuego cuando le sale. Y punto.
c) Rock and roll. Sirius Black tiene en su habitación un gramófono (que pertenece a Remus Lupin) y una colección enorme de discos de vinilo (que le pertenece a él). Gasta cantidades ingentes de la fortuna Black en comprar discos de los Beatles, “porque esos muggles hacen magia con la música, tío” le cuenta a James Potter un día. El señor Potter se ríe de él porque está medio borracho y él también se ríe porque tiene un cigarro entre los dedos.
3. El azúcar (nuestro de todos los días).
Sirius Black se levanta y tiene que comer azúcar. (Para poner el cerebro en funcionamiento y esas cosas, ya sabéis). Treinta y dos bollitos de manteca llegó a comerse una mañana en Hogwarts, y nadie ha batido el récord hasta ahora, aunque muchos lo hayan intentado. Azúcar en el té, azúcar en las tostadas, azúcar en los cereales, azúcar en el pollo y las patatas. (Sí, qué pasa. El pollo con azúcar es un clásico Black).
Por lo menos, sus amigos (retornar al punto uno por si no ha quedado claro quiénes son los cuartos de naranjas del señor Black) apoyan el hecho de que Sirius Black se infle a carbohidratos y azúcares de una forma positiva. Las fiestas de Gryffindor no serían nada sin Sirius Black, como la vida no sería nada sin un poco más de azúcar.
4. Las motocicletas muggles.
Sus llantas son tan cromadas y las carrocerías tan brillantes, que le dan ganas de montarse y salir volando la primera vez que ve una Harley Davidson del ’72. Cuando se deja una buena tajada de su herencia familiar en ésa motocicleta y decide hacerla volar, es uno de los momentos más felices en la vida de Sirius Black. Remus Lupin le acompañó hasta la Casa de los Gritos aquella noche. El rugido del motor elevándose en el aire, sólo fue comparable al grito de alegría que le emergió del fondo del estómago. “¡Eso es, preciosa!” gritó “¡Vuela para papá!”.
Su única hija legítima y biológica.
5. Las bromas (véase; joder a alguien).
No es que el señor Sirius Black sea un adolescente inquieto. Es que el señor Sirius Black es un gamberro indecente, en palabras de su propia y honorable Madre. Sirius Black necesita hacer sufrir a aquellos que se lo merecen. Ya que nadie toma partido, piensa, alguien habrá de hacerlo por ellos. Sirius Black se toma la venganza de su propia mano, hasta que la venganza pasa a ser un hábito realmente divertido. Sirius Black disfruta haciendo sufrir generalmente a los Slytherin, particularmente a Severus Snape, alias Snivellus.
(A Sirius Black no le importa perder puntos por Snivellus, porque los recupera pronto. Lo que a Sirius Black le molesta, es no poder rematarlo cuando un Prefecto le dice que pare).
6. El Quidditch.
Sirius Black juega al Quidditch desde que nació. En realidad, la teoría de muchos es que salió del útero de su madre montado en una escoba voladora gritando “¡POR EL HONOR GRYFFINDOR!”. Sirius Black, capitán del equipo de Quidditch de Gryffindor desde Quinto Curso, tiene el mérito de haber pronunciado los discursos más solemnes que ése vestuario maloliente ha oído jamás. Quiere lo mejor de cada jugador, quiere que se empleen al máximo, quiere ver que sangran antes de parar un partido o rendirse y perder.
Lo que Sirius Black quiere de sus jugadores, lo emplea él por diez defendiendo los aros de gol. Lo que ve el público de brutal en sus discursos y en sus técnicas y en su forma de presionar a los jugadores, lo ve elevado a la enésima potencia como Orgullo Gryffindor y Rebeldía Merodeadora.
7. La lealtad.
Sirius Black piensa que sin principios, no puedes empezar a caminar hacia ninguna parte. Su principal principio es la lealtad hacia sus amigos. No importa el dolor, las consecuencias, lo que haya que sufrir en el camino ni la seguridad personal. Si hay que morir, morirá por una causa justa; defendiendo aquello a lo que más quiere. No su familia (ni pensarlo, ¿esa panda de psicópatas obsesionados con la pureza de sangre? Y un carajo). Sino aquellos que le han dado la oportunidad de ser como realmente quería ser desde el principio.
Sus amigos. (Véase punto número uno de la lista de necesidades de la vida).
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Claim: Sirius/Bellatrix
Vicio: 07. Mordaza
Cuando Sirius tiene que hablar delante de Bellatrix, se siente impedido. Ella lo mira largamente, con esos ojos azules eléctricos que hipnotizan. Ella siempre sabe cuándo va a hablar y qué hacer para hacerlo callar. O para dejarlo en ridículo. O para mofarse de él. O para empezar una pelea. Bellatrix siempre adivina sus pensamientos y le hace un nudo en la lengua y siente que no puede hablar hasta que ella deja de mirarlo o hasta que ha llegado hasta su habitación y empieza a hablar solo frente al espejo. (Más tarde, achacaría sus monólogos al espejo al maltrato psicológico de esa familia de locos).
Ese mediodía, no es para menos. Sirius ha logrado volar (con siete años y cinco de montar en escoba) hasta casa de tío Al y regresar, sin que lo viera ningún muggle y sin caerse ni una sola vez de la flamante Barredora número dos. Todo un logro. A la mesa está sentada toda la familia y arde en deseos de dar a conocer su hazaña.
- ¿Sabéis lo que he hecho hoy? - Su tono de voz es entusiasta.
- Cuéntanos, Sirius. - Le sonríe Padre al otro lado de la mesa. Madre se limita a levantar la vista de su pastel de carne.
- Pues hoy, cuando cogí la escoba…
Y de repente, siente los ojos de Bella (sentada frente a él) buscando los suyos y vuelve la mirada hacia ella y tiene que dejar de hablar porque empiezan a temblarle las manos. Quiere seguir, pero no puede. Bellatrix lo mira divertida, diez años de pura maldad. Y aún no ha ido a Hogwarts.
- ¿Qué pasó Sirius? - Lo insta Padre.
- Se me ha olvidado. - Baja la mirada hasta su plato y varios familiares sueltan bufidos de exasperación.
Bellatrix se ríe de él y Andie le dedica una mirada reconfortante desde la derecha de su hermana. Cissy ahoga risitas contra la servilleta, pero no parece meditar mucho sobre el asunto, porque pronto vuelve a su naturaleza seria. Bella le recuerda que no sabe hablar después del postre y también cuando se levanta de la mesa.
Es odioso eso de no poder hablar frente a su prima. Es como… (Sirius se frustra buscando una palabra adecuada). Es como tener una mordaza permanente en la boca.
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Claim: Sirius/Bellatrix
Vicio: 08. Calor
Vuelta a la izquierda. Vuelta a la derecha. Qué calor. Se quita la sábana de encima; el templado aire de la habitación lo envuelve y tiene la desquiciante sensación de que jamás se deshará de ese jodido calor. Se siente casi enfermo. Como en estado febril, pero sin delirios ni jaquecas. Simplemente esa molesta aura (borrosa y fluctuante, casi invisible) que desprenden los cuerpos cuando el lago a las tres de la tarde comienza a llenarse de chicas ligeras de túnicas que le guiñan un ojo. Sí. Esa aura.
Jadea. El pecho sube y baja y casi puede sentir cómo el sudor cae gota a gota por un mechón de su pelo. Pasa una mano, cierra los ojos. Inspira, espira. Ya se ha quitado la camiseta y ahora le siguen los pantalones. Bultos blandos en el suelo y frufrú de ropa que cae y se desliza. Le pone los pelos de punta. No se escucha un solo ruido en toda la casa. Y ese jodido puto calor. Y el insomnio de los cojones. Hostia puta coño. Joder.
Cree escuchar ruido al otro lado de la puerta, en las escaleras que conducen hacia su habitación, pero también cree que es producto del calor. Se da cuenta de que se equivoca cuando ve a Bellatrix aparecer en el umbral de la puerta. Y no es que esté mejor que él, en realidad.
- ¿Qué cojones haces aquí? - Pregunta y su voz es un jadeo ronco.
- Tienes voz de haberte estado masturbando, capullo. - Se ríe Bellatrix.
Y no es que la voz no le suene así ni que diga una mentira, es que le molesta la forma en la que se burla de él cuando ella no está en condiciones de hacerlo. Viene en sujetador y en bragas, con la frente (y el canalillo) húmedos de sudor, seguramente a pedirle favores sexuales y ahora no es el momento más oportuno, precisamente.
- ¿Qué coño quieres? - Pregunta una vez más, aclarándose la garganta.
- Pues qué crees que quiero. - Salta sobre la cama con agilidad gatuna. - A ver si follando me deshago de este calor.
- Joder, Bellatrix. Estás como una puta cabra. - Se da la vuelta en la cama, dándole la espalda. - Hoy no.
- Tú también quieres, sino no estarías en calzoncillos. - Ronronea ella.
- Desquítate con Lestrange, ¡ninfómana!
Bellatrix se ríe aún más estridentemente y si no supiera que ella ya ha aplicado un hechizo silenciador al dormitorio antes de entrar, se alarmaría. La muy zorra hace que el calor aumente cuando comienza a dibujar figuras invisibles en su espalda, cerca de la cinturilla de los calzoncillos. La siente respirar contra su oído, rozarle el lóbulo con los labios, dejar trazos de saliva con la lengua en la nuca delineando la columna.
- No vamos a perder nada por intentar deshacernos de él. - Joder, Bellatrix.
Se da la vuelta, y espera que lo que pase a continuación, realmente le quite el calor de encima.
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Claim: Sirius/Bellatrix
Vicio: 09. Húmedo
Siente algo moviéndose en su interior cuando ella se acerca. Hoy no ha sido diferente de las demás veces que lo ha hecho (siempre provocando, siempre buscando sacar lo peor de él). Da un paso hacia atrás, y ella da dos hacia delante. Lo acorrala contra la pared, pavoneándose de algo que ya no recuerda qué demonios es.
- ¿Eh, Sirius? - Logra oír.
Su cabeza es un hervidero de palabras que vuelan, estallan y le dicen “Esto está mal y Bellatrix está demasiado cerca y lo que hay en tus pantalones está seriamente mal y es tu prima, joder y Dios, está tan buena, la muy zorra y mal, Sirius, MAL”. Tiene la boca seca y cree que ha dejado caer la mochila al suelo cuando ella se abre paso con su rodilla entre sus piernas.
- ¿No crees que…? - Se acerca un centímetro más y cree que luchan por respirar el mismo aire. - Yo tengo… razón.
- Bellatrix, no…
- No, ¿qué?
Bellatrix se ríe contra su oído, rozando sus labios contra el lóbulo y provocándole escalofríos. Siente algo húmedo y caliente recorrerle la mandíbula y sabe que su lengua pronto llegará a lamerle los labios. Lo hace. Se mete en su boca, embiste en ella. Succiona, se mete aún más, le aferra la nuca y más, más, más, se hunde. Sirius contesta, la atrapa, le besa la lengua y le muerde suavemente los labios, dientes y saliva y más saliva. Bellatrix se aprieta contra él y cree que va a morir asfixiado entre su prima y la pared. Su prima le muerde los labios hasta que siente el sabor metálico de la sangre intercambiarse entre las dos bocas. Bellatrix caracolea y ríe en su oído otra vez, mientras Sirius le besa el pecho.
Se besan y se tocan por encima de la ropa interior. Sirius siente algo crecer dentro de sus pantalones y siente también algo caliente entre las piernas de su prima. Caliente y húmedo, húmedo, húmedo como el beso que parece no acabar nunca.
Bellatrix lo libera después de unos minutos, con los labios hinchados y manchados ligeramente de su sangre. Se separa y se aleja, contoneándose por el pasillo, aún riendo y con la túnica arrugada.
- ¡Calientapollas!
- ¡Capullo!
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Claim: Sirius/Bellatrix
Vicio: 10. Venganza
Grimmauld Place, número doce. 12.56.
- ¡SIRIUS!
El grito retumba en toda la casa, como hace días viene siendo usual. Él baja las escaleras con pesadez, sabe que Madre intentará castigarlo aunque no haya hecho nada. Porque realmente, esta vez no ha hecho nada, de nada. Y está dispuesto a defender su inocencia hasta la muerte, si es preciso. Todo eso lo piensa hasta que se encuentra cara a cara con el rostro deformado por la ira de Madre. Las pupilas dilatadas en esos ojos azules eléctricos y la vena hinchada en la frente comienzan a darle verdadero miedo.
- ¿Qué?
- ¡¿QUÉ ES ESO?!
Y un dedo largo y que empieza a estar ligeramente arrugado, señala la pared llena de cabezas de elfo. Sirius tiene que morderse el labio inferior para no reírse, aunque sabe que una sonrisa amenaza con esbozarse en sus labios. Los elfos están todos maquillados y es una verdadera obra de arte.
- ¡VAS A LIMPIAR TODAS LAS CABEZAS DE TODOS LOS ELFOS, ¿ENTENDIDO?!
- ¡Pero si yo no he hecho nada!
- ¡Y ENCIMA TE RÍES DE MÍ!
- ¡Es que no he hecho nada! Y además… - Sabe que no debe decir lo siguiente, pero no puede evitarlo. -… están muy guapos.
Una bofetada le cruza la cara y, cuando vuelve el rostro, Madre respira con dificultad y le habla entrecortadamente.
- Lo limpias. Ahora. Y no vas… a comer… con la familia.
Detrás de una puerta, Bellatrix se ríe de él y le dedica una sonrisa torcida.
Grimmauld Place, número doce. 17.23.
- Señorita Bellatrix, la Ama Black le requiere en su presencia.
Kreacher hace una reverencia profunda antes de salir y Bellatrix bufa, teniendo que separarse de su libro antes de levantarse y seguir al elfo. Éste le conduce hasta su propia habitación, donde Madre y Tía están de pie junto a la pared opuesta a su cama. Las dos callan cuando las saluda con una sonrisa, que desaparece cuando Madre la mira con un gesto frío.
- ¿Ocurre algo? - Pregunta.
- Explícanos esto, Bellatrix.
Madre señala la pared y Bellatrix mira el póster con una mezcla de furia, horror y asco cociéndose en su interior. Ocupa toda la superficie de muro y en él hay dos muggles besándose. Supone que son muggles porque no se mueven ni un milímetro en el papel y sus ropas son realmente… feas. Deduce con acierto que es el anuncio de una película, porque en la parte superior del papel brillan unos nombres con letras gruesas.
- ¿Así que esas estúpidas películas muggle, Bellatrix?
- Yo… esto no, no…
- Basta. No hables más. Encuentra la forma de quitar esto y mientras tanto, vas a redactar una carta de disculpa a la familia que leerás en la cena de hoy.
- ¡Pero si esto… esto no es mío!
- Bellatrix, no quiero discutir.
Y las cuñadas Black salen de la habitación con un halo de grandeza que no les pertenece. Sirius entra justamente detrás de ellas, con un trapo en la mano y las manos manchadas de maquillaje mágico.
- ¡TÚ! - Chilla Bellatrix, roja de furia. - ¡ME LAS VAS A PAGAR!
- Con V de Venganza, guapa.
Y riendo, se aleja por el pasillo.
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Claim: Sirius/Bellatrix
Vicio: 11. Quebrar
Las cenas familiares de los sábados, (siempre a las siete y media, siempre con túnica de gala) son una de las cosas que Sirius más detesta en todo el mundo. Las maldice, las odia. Podría comerse toda la comida de la mesa si con eso todos sus familiares se marcharan a contar sus “grandes hazañas” y sus mismas anécdotas de siempre a otro sitio. (Con que no fueran en Grimmauld Place número doce, de hecho, y con que él no tuviera que asistir, se conformaría).
Es sábado por la noche. Son las siete cuarenta y dos. Bellatrix empieza sus juegos de todos los sábados por la noche recordándole la escena más humillante de toda la semana. (Y esta semana es realmente humillante).
- Sirius, cuéntales a todos tu heroica participación en la pelea de hoy.
Tira. Con Bellatrix, los sábados por la noche (y otros días también), siempre es un constante tira y afloja, aderezado con falsa amabilidad y sonrisas forzadas. Su prima sonríe, bate las pestañas, espera una respuesta.
- No sé de qué estás hablando, Bella.
Afloja. Ella deja de cortar el bistec que hay en su plato, los familiares los miran alternativamente como en un torneo de pin-pon muggle. Él le sonríe. (Y a ella se la ve molesta).
- No importa, yo lo contaré. - Tira.
- ¡Oh, ya recuerdo! No hace falta que lo hagas. Yo lo haré. - Afloja.
Silencio. Todos lo miran a él, esperando la historia de la “heroica” participación en la pelea de ésta mañana. Cómo le pegó un puñetazo a un niño que se metía con Regulus que resultó tener siete años. (Pero que parecía de once de lo gordo que estaba). Salió corriendo antes de que la madre del niño se presentara ante los demás primos Black.
- ¡Vamos, Sirius! ¡No seas modesto! - Tira.
- Oh, es una tontería. - Afloja.
- ¿Quieres que lo cuente yo? - Tira.
- ¿Quieres saber cómo se sintió el niño? - Tira.
Y cuando los dos tiran, se quiebra. Los familiares lanzan exclamaciones ahogadas y Madre lo taladra con la mirada desde la otra punta de la mesa. Carraspea, sabe que luego lo castigará por eso. (No es que le importe demasiado, lo que de verdad le importa es que Bellatrix se está riendo porque ha logrado descontrolarlo). (Estúpida y tonta niña).
- Niños, ya basta. - Pronuncia el abuelo Pollux.
- Sirius, luego hablaré contigo. - Murmura Madre, a pesar de que esté lejos puede oírla.
¡Lo ha vuelto a hacer! Ha hecho que el tira y afloja se quiebre y que lo vuelvan a castigar. (Empieza a odiar a su prima tanto como odia las cenas de los sábados por la noche).
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Vicio: 12. Mentir
- ¿Qué estás haciendo, Sirius?
Esconde las revistas de motos muggles bajo la cama cuando oye la voz (suave y aterciopelada y maligna) de su prima en el umbral de la puerta. No es que se la haya dejado abierta, es que ella suele meterse donde no le llaman, cuando le da la gana. Lo mira, esperando una respuesta y bate las pestañas con fingida inocencia. (Tiene catorce años y Bellatrix aún cree que eso hace algún efecto sobre él. Já).
- Nada. - Miente.
- ¿Nada? - Pregunta despacio.
Camina unos pasos, lentos pero grandes y de ademán felino, adentrándose en la habitación y sentándose en la cama. Acerca su cara a la de Sirius, tanto que roza sus mejillas al batir esas pestañas interminables y espesas.
- No mientas, Sirius. - Lo susurra tan cerca de él que al moverse, sus labios rozan su nariz.
- Todo el mundo miente. Asúmelo.
Intenta sonar tajante. Intenta tragar saliva. También intenta separarse de ella, pero una fuerza inexplicable lo pega a su sitio cada vez que Bellatrix está cerca. (Son muchas las cosas que intentaría en ése momento, pero su prima parece anular cualquier capacidad de reacción). Ella lo nota y ríe contra su oído, labios contra lóbulo durante una fracción de segundo. Cuela una mano en los mechones negros de Sirius y roza su cuello con la nariz, respirando fuerte, y Sirius… “ah”.
- ¿Pasa algo, Sirius?
- Nada. - Miente.
- ¿Nada? - Repite el juego, esta vez humedeciéndose los labios. - Te he dicho que no mientas, Sirius.
Debe reunir fuerzas para decirlo, para repetir el juego una vez más. Bellatrix siempre puede hacerlo, pero a él le tiemblan ligeramente las rodillas.
- Y yo te he dicho… - Toma aire. Decide continuar. -… que todo el mundo miente. Debes asumirlo.
Logra dibujar una sonrisa socarrona, cuando su prima apoya frente contra frente y se taladran con la mirada. Ella imita el gesto de burla y sigue jugando con la lengua entre los dientes y los labios, preparando su próxima jugada.
- ¿Bella, Sirius? - Cissy los mira desde el marco de la puerta y ellos se separan. - ¿Qué estáis haciendo?
- Nada. - Mienten ambos a la vez.
Se miran un segundo más, antes de que Bella se levante de la cama, tome de la mano a Cissy y baje con ella, preguntándole amablemente “¿Qué pasa, pequeña?”.
Sirius vuelve a sacar sus revistas de debajo de la cama, suspirando, pensando en lo rara (y calientapollas) que es su prima. “La noble, ancestral, incestuosa y mentirosa familia de los Black”.