Aug 08, 2007 02:58
Título: De insomnio y celos
Fandom: RPF, Harry Potter cast, cuasi crack
Pairing: Emma/Rupert, Dan x Rupert
Rating: ATP, fluff *blushes*
Disclaimers: Ni Emma, ni Rupert, ni Daniel, ni demás personajes mencionados (que parecen ficticios, pero no) me pertenecen. (It hurts).
Es tarde en el trailer (y fuera de éste también). Hay una taza de té vacía, con el saquito húmedo aún dentro y restos de azúcar en el fondo. Hay un paquete de galletas acabadas que esparce migas cada vez que se mueve por accidente. Hay un aparato sobre su cabeza, un aire acondicionado que le sopla en la cara aire frío invernal. Hay un móvil que se está quedando sin batería, un ordenador encendido, una cámara de fotos, diez mil bolígrafos y otros tantos lápices, papeles inservibles (escritos, en blanco, a medio escribir), una Playstation (y ese condenado lío de cables) instalada cerca de la televisión y libros cuyos lomos están gastados y sus páginas manchadas de huellas dactilares. Hay todo eso y no hay nada porque siente que alguien le ha extirpado el corazón del pecho.
De una forma descarada y malvada y de una forma que no tiene comparación. De forma que lo hacen las cabelleras pelirrojas y las sonrisas que le cosquillean en los labios y las pestañas largas y claras y los ojos azules, tan profundos, tan... él. De forma que acompañan sus propios rizos castaños moviéndose al compás de los molinillos que hacen los brazos, reaccionando ante el nerviosismo y los ojos miel tan brillantes que parecen haberlos cubiertos de lip gloss y hablando como si de verdad se sintiera alta y mayor en esos tacones negros y con ése sujetador de relleno que hace que parezcan tan naturales, tan... ella.
Él es callado y mantiene la calma aún cuando no sabe lo que va a pasar en el maldito rodaje diez segundos después. Aún cuando están rodando y no se sabe el endemoniado papel de memoria (“¡Oh, Rupert!”) pero no importa, lo memoriza y lo dice con tanta fuerza y tanta convicción y sonando tan solemne. Y ella se lo cree, cree que vive en ese mundo de magia y que realmente va a besar a Ronald Weasley “dos años después”, con sus brazos alrededor de su cuello y los labios tan juntos y la piel rozándose y todo explotando a su alrededor. Con Dan delante, va a besar a Rupe. Y lo va a hacer de forma profesional, de forma que no tengan que repetir la escena ciento una y mil veces, porque para ése entonces tendrá... no sabe si dieciocho o diecinueve. Será mayor de edad y todo. No necesitará relleno y esas cosas. Y los tacones le sentarán de maravilla.
Es que (¡diablos!) es Rupert. Rupert, pelirrojo y kilométrico y con esa espalda tan ancha que parece imposible de abarcar. Rupert, que sonríe y en días puede decir tan sólo un monosílabo, pero que puede abrazarla tan fuerte en una premiere que ella siente que los flashes de las cámaras desaparecen. Rupert, con su eterna serenidad, su sonrisa constante, su seguridad intacta, esas pestañas que se baten arriba y abajo (invisibles, pero presentes) y su aplomo, sus camisetas graciosas y sus inacabables ganas de comer chucherías a todas horas. Pizza, y luego tiras con pica-pica, y luego chocolate, y luego sí, más pizza. “¿Vegetal, Rupe?” le ofreció una vez. Y el gesto en su cara (profunda ofensa) la hizo reírse. “¿Cómo osas llamar a eso... pizza?” Y fue lo último que dijo en toda la comida.
“Será un beso apasionado”, piensa, “tal como lo leí en el libro”. No puede negar el hecho de que pasó las páginas una a una buscando el maldito momento. Jo le había insinuado algo de un roce entre Ron y Hermione pero... Dios santo, esta mujer es un demonio con pluma. Cuando llegó, por fin, a la página 502 (los dedos ennegrecidos por la tinta) no pudo respirar. Las palabras se le atragantaron y el estómago le dio un vuelco y el corazón se saltó varios latidos hasta que todo volvió a su sitio cuando Ron y Hermione se separaron para seguir a Harry. Entonces, exhaló el aire que le quedaba en los pulmones y comenzó a mandar mensajes y a llamar por teléfono; iba a besar a Rupert.
Se sobresalta cuando un destello naranja aparece en la pantalla del ordenador.
“¿No es demasiado tarde para estar conectada?” Daniel pregunta desde su trailer y casi puede ver el gesto divertido en sus ojos. Sus dedos se mueven rápidamente por el teclado. “Lo mismo podría decirte”. Manda el mensaje y se siente repentinamente acompañada en esa extraña noche de insomnio. “Lo que sea. Tú eres demasiado pequeña”. La hace enarcar una ceja. “Además...” agrega “... seguro que has estado jugando al St. Andrea’s hasta hace poco”. La conoce endemoniadamente bien, el gafotas Potter. “Deja de espiarme por la ventana del trailer, Dan. Eso no es saludable”. Casi puede ver a Daniel cayéndose de la silla, riéndose de esa forma tan particular. “Lo que tú digas, One-Take”.
No contesta al último mensaje porque se queda pensando en el maldito apodo y la forma en la que lo recibió. Era una mañana de enero y hacía un frío horrible que la calaba hasta los huesos. Estaban rodando la Cámara de los Secretos, si mal no recuerda. Dan escuchaba atentamente las instrucciones de Chris, que por aquel entonces era el director de turno. Rupe pateaba la nieve que cubría el suelo en aquella escena de exteriores y ella procuraba mantenerse caliente en el uniforme de Hogwarts. Increíble. Todo pasó muy rápido, ella ni siquiera estaba colocada para la escena. De repente, Chris estaba tras la cámara, Dan junto a Rupe, ella en medio. Dijeron sus líneas y ella sonó tan convincente y tan profesional por primera vez en su vida que cuando Colombus murmuró “Corten” alguien se rió y dijo en voz alta “Joder con Emma. Qué rápido aprende la chica”. Ella sonrió orgullosa, ruborizándose, y Rupe le puso una mano en el hombro. “Em One-Take Watson” le susurró cerca del oído y Dan se hizo eco de la broma cuando la oyó. Sonriéndole a Rupe, tembló de arriba a abajo (pero no creía que fuera por el frío).
“Deberías ir a dormir, Em” había escrito Dan en la conversación. “Cállate” le contesta y ríe sola en la oscuridad del trailer. “Rupe dice que mañana te hablará seriamente sobre los horarios de sueño”. Casi se cae de la silla y los dedos corren con rapidez entre las teclas cuando se recupera. “¿Rupe está ahí?” y al mensaje de Dan lo acompaña una carita riéndose; “En realidad yo he invadido su trailer” (La recorre algo parecido a la envidia, un sentimiento que se apresura en desechar, de cualquier modo). “Qué raro Daniel” nunca lo llama por su nombre entero, menos cuando se chinchan de broma. “Nah, hemos estado mirando películas y se ha quedado medio dormido en el sofá”. “Qué bonito, gracias por la invitación”. “No te ofendas, querida. Era una sesión solo para chicos”. “Eres un cerdo pervertido, Radcliffe. Que lo sepas”. Dan se ríe (escribe una larga hilera de jaja’s) y le contesta “Me voy a dormir ya”. “Hasta mañana” y “Nos vemos”.
Emma también apaga el ordenador y siente ése calor lastimero recorrerle el esófago y siente (no los quiere reconocer hasta el final, pero termina haciéndolo) unos celos del tamaño de Escocia de Dan. Porque ya a esa altura le da igual admitir las cosas (es una chica mayor). Ya ha admitido que le gusta Rupe. Ha admitido que tiene celos de Dan. No sabe (o quizás sí) lo bajo que está cayendo, pero se mete en la cama con el ceño fruncido. “¡Te odio Dan!” maldice a su amigo por un instante hasta que logra calmarse.
“Maldito invasor de trailers”.
genre: rpf,
fandom: harry potter cast,
pairing: emma/rupert