Segundo
"Yo lo compraría".
Los suaves caireles que lleva se mecen en el aire cuando su rostro vira hacia quien emitió aquélla frase. Admira con desconcierto a la chica con las fotocopias en la mano. Se cuestiona acerca de su fidelidad auditiva, hasta que la otra vuelve a enunciar la frase con hastío, como si cada letra le remitiera desagradables consecuencias.
-Yo compraría tu libro- se fuerza a repetir y suspira en lo que engrapa otro juego de hojas que requiere para la siguiente clase.
-Y yo...- entra al rescate el varón con el cual platicaba la menor. - La trama se escucha bien, seguro en tu pluma queda mejor- sonríe, queriendo disminuir la extraña tensión en el ambiente.
Reconocimiento.
En un fugaz desliz: acepta el cumplido. Asiente con timidez y lo agradece, a ambos. Se arrepentirá más tarde, en uno, dos años o hasta en seis, cuando su idea de novela se transforme en un pequeño y victorioso cuento. Un cuento. Uno por el cual la odiosa adolescente de antes, también le felicitará.