Continuación más o menos de esa especie de fic que escribí
Dos toques secos en la puerta seguidos del repiqueteo casi impertinente de unos zapatos de mujer hicieron añicos el silencio que hasta entonces reinaba en el despacho de Leo MacGarric.
-¿Si Margaret?
-Necesito que me firmes esto por triplicado - le dejó unos papeles encima de los papeles que ya tenía encima del hombro y dio un paso atrás mirando por encima del hombro de su jefe - Donde pone “Jefe de Personal” no “Sello de la Administración”
-Por el amor de Dios solo fue una vez y era porque no llevaba las gafas puestas - garabateó en una esquina de los folios sin mayores contemplaciones y esperó a que su secretaria que aguardaba pacientemente con las manos cruzadas sobre la negra falda recta se los llevase del mismo modo que los había traído - ¿Algo Más?
-Necesito el nombre de los asistentes a la cena de gala de este noche
La dichosa cena de gala
-El Presidente, la Primera Dama y sus tres hijas con sus respectivos acompañantes…
-No me refiero a “esos” asistentes
-¿Te refieres a los asistentes por parte del Primer Ministro británico?
- Me refiero a nuestros “otros” asistentes
Leo cerró los ojos e inspiró hondo bajando el volumen de su voz al contestar
-No los he decidido aún
-¡Pero Leo…!
-¡No los he decidido aún Margaret, lo creas o no tengo cosas más importantes que hacer y si sigues insistiendo tu nombre estará en esa lista de invitados!
Ella le miró con desafío encogiendo aún más sus delgados labios y recogió los papeles firmados con cierto desaire
-Si haces eso me aseguraré de que te sienten al lado de la mujer del Primer Ministro
Eso le pasaba por intentar amenaza a Margaret que seguía de pie con los papeles firmados en las manos y cuestionándole con la mirada.
-¡¿Qué?!
-Llevas la camisa mal planchada
Qué demonios…Respiró hondo y no hizo ningún esfuerzo por contener su exasperación al contestar
-Tengo que sacar adelante dos anteproyectos de ley, coordinar el nombramiento de un juez federal y todo antes de diez días ¿Qué importa cómo diablos lleve la camisa?
Margaret apoyó de nievo pos papeles sobre la mesa y comenzó a cruzar la habitación en dirección al armario
-También tienes programadas para hoy seis reuniones con gente muy importante, incluyendo por supuesto, al Presidente ¿sabes qué pensarán si llevas la camisa mal planchada?
-¿Que no veo el programa de Martha Steward?
-Pensarán que tienes una secretaria poco competente
Abrió la puerta del armario y comenzó a buscar entre las escasas prendas que colgaban
-Estoy seguro de que ni el Presidente ni ninguna otra persona va a pensar que…
No pudo terminar la frase porque ella ya había sacado una camisa limpia y planchada y se dirigía de nuevo a su mesa con la percha en las manos dándole instrucciones
-Ponte esta camisa y dame la otra para que te la pueda llevar al tinte
-Margaret…
Lo dijo con un pretendido tono amenazador que funcionaba con los líderes mundiales pero por alguna extraña razón a Margaret le era completamente indiferente
-¡Ponte la camisa!
-¡Largo!
Cogió los papeles de nuevo y dio media vuelta en dirección a la puerta
-Necesito esos nombres antes de las cinco - y junto antes de cerrar la puerta -¡y ponte la camisa!
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Sam Seaborn asomó la cabeza por la puerta de su despacho que rara vez estaba cerrada y se dirigió a su secretaria
-Bonnie ¿Qué más tengo para hoy?
Sin levantar siquiera la vista de su escritorio Bonnie sacó un pesado cuaderno lleno de post-its de colores y subrayados y lo abrió buscando la fecha del día
-La reunión con el senador Vinick y a Mallory a las once. Ah, y Ansley quiere verte cuando tengas diez minutos.
Sam se estiró en posición de alerta frunciendo el ceño en un gesto extrañado
-¿Mallory a las once?
-Sí
Salió completamente de su despacho y puso los brazos en jarra con las manos apoyadas sobre su cinturón
-Dime una cosa, soy un tío importante ¿no?
-Muy importante
Ignoró el tedioso y casi irónico tono de su secretaria y caminó un par de pasos arriba y abajo siguiendo su línea de pensamiento
-Trabajo en la Casa Blanca y todo eso
-Y todo eso
-No quisiera sonar excesivamente… como Josh, pero ¿no debería haber una pequeña aunque crucial lista de espera para tener una reunión conmigo?
Exasperada, Bonnie dejó de teclear en el ordenador y juntó las manos sobre el escritorio suspirando y mirando a su jefe
-La hay
-¿Y cómo es que Mallory siempre consigue saltársela?
Vio como su secretaria suspiraba de nuevo y volvía a teclear como si no creyese que realmente pudiese estar haciendo aquella pregunta.
-Yo hago tu horario y ella me cae bien
-¿Te cae bien?
-Me cae bien y trae bollitos
-¡YO traigo bollitos!
-¡Ja!- le dio al botón de imprimir y se levantó pasando al lado de Sam de camino a las impresoras - ¡Tú te comes los bollitos!
-Pero primero los traigo
Bonnie cogió los papeles aún templados de la impresora y comenzó a andar por el pasillo
-Además, Sam, ella es una buena influencia para ti
¿Qué quería decir con aquello de “buena influencia”? Se lo hubiese preguntado en voz alta si Bonnie no hubiese desaparecido por los pasillos con los papeles en la mano y ninguna intención de continuar aquella conversación y después de todo, le esperaban en el Capitolio así que entró de nuevo a su despacho a rescatar su chaqueta y su móvil y se giró hacia la salida chocando casi con Danny Concanon.
-Ey Sam
-Danny
En teoría el área de comunicaciones había sido tradicionalmente un área restringida a los periodistas aunque era una norma que nunca se había aplicado con severidad, menos aún con Danny que parecía tener un acuerdo tácito. Él campaba a sus anchas por buena parte del ala oeste en honor a aquellas largas jornadas de café y nervios todos juntos en la campaña y él a cambio, se dejaba su libreta de periodista en la sala de prensa.
-He oído que el viernes se fue la luz y hubo que evacuar la residencia
Genial, Sam podía oír los comentarios que se harían en diez kilómetros a la redonda
-Yo no diría evacuar, más bien diría…
¿Era posible que no existiese en el idioma ningún eufemismo de ese verbo?
-¿Evacuar?
-Sip
Danny esbozó una sonrisa divertida y cruzó los brazos
-¿Qué es lo que hicisteis esta vez Josh y tú?
-¡Nada!
-¿Nada?
Sam maniobró para ponerse la chaqueta que llevaba cogida en la mano y se guardó el móvil en el bolsillo con aire ofendido
-Por qué siempre que sucede algo tiene que ser culpa nuestra
-El incendio del Salón Mural…
-No llegó a incendiarse
-La inundación del gimnasio
-No está demostrado…
-El jarrón Ming…
-¡Eso fue Josh!… o el viento
Bonnie apareció de nuevo por el pasillo, esta vez con una carpeta azul y sonrió a Danny a modo de saludo de camino a su escritorio
-Sam, el servicio secreto dice que os escoltaron desde el área de mantenimiento
Esos chivatos
-¡Nosotros solo íbamos a reparar el servicio eléctrico!- bajó el tono de voz y lo convirtió en algo casi melancólico - íbamos a ser los héroes de la electricidad
Danni tuvo que morderse la lengua para no comenzar el que podría ser el mayor ataque de risa de la historia
-¿Héroes?
Sam asintió tristemente
-De la electricidad
-Héroes de la electricidad- lo repitió como si no diese crédito - ¿Cómo Magneto?
-Danny, Magneto manipulaba campos magnéticos
-¿Y cuál era el de la electricidad?
Sam repasó mentalmente sus conocimientos sobre superhéroes y nunca habría continuado con aquella conversación de haber sabido que a sus espaldas, Toby se dirigía a su despacho silenciosamente leyendo sus papeles mientras caminaba
-Probablemente alguno de Marvel - concluyó al fin
-¿Algo así como Bombillaman y su ayudante?
Toby se paró en seco a la altura de la puerta de su despacho y levantó la vista de los papeles deseando no haber oído lo que creía haber oído.
-Probablemente
-¿Ibais a ser Bombillaman y su ayudante?
-Pero sin mallas. Y con un nombre mejor
El Director de Comunicaciones de la Casa Blanca giró apenas cuarenta y cinco grados aunque solo fuese para comprobar que aquello seguía siendo la Casa Blanca, ese lugar desde donde se gobernaba un país
-Ginger, dime que no están hablando de lo que creo que están hablando
Su secretaria le entregó un par de carpetas y confirmó sus sospechas
-Superhéroes
Definitivamente no necesitaban partido de la oposición. Se pasó la mano por la frente en un gesto desesperado y suspiró mirando de nuevo a Ginger y a Bonnie que parecían solidarizarse con él.
- A mi no me mires, yo haré como que no he oído esa conversación - dijo Ginger
-Yo haré como que ellos no cobran más que yo - le siguió Bonnie.
Toby decidió que tenía demasiado trabajo por hacer como para gastar su tiempo gritando a Sam y entró definitivamente en su despacho
-Yo haré como que no trabajan aquí, es más, haré como que no los conozco de nada, de hecho ¡¡Ginger, llama a seguridad porque un par de pirados asiduos a las convenciones de pirados del comic se han colado en la Casa Blanca!!
Y cerró su puerta de un empujón
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