Oct 02, 2005 21:49
Al estrenar una casa es casi obligado celebrar lo que llaman una "warm up party". Es una de las formas de convertir cuatro paredes en una "casa", aparte de llenar las habitaciones vacías con muebles de Ikea.
Dentro de un mes tendremos que calentar la casa de mis amigos M y C, que para entonces estarán felizmente casados. Pero quien ya estaba viviendo en un piso reformado era R (ya sé que usar letras en lugar de nombres no es muy cómodo, pero mis amigos no tienen la culpa de que yo tenga un blog, así que permanecerán en el anonimato). Si bien el piso no es ninguna maravilla, para un soltero es formidable y sólo le falta un toque de pintura y algún cuadro colgado para hacerlo más acogedor. Mi pecado es la Envidia, me temo que el suyo la Lujuria (aunque, a menudo, pecado frustrado).
Fiesta en un piso de soltero, para lo cual se hubiera montado un perfecto botellón. Pero no, dónde iríamos a parar! Un grupo de personas de veintitantos, con ingresos regulares, algunos con pareja, y que se supone con cierto grado de madurez y responsabilidad, no pueden rebajarse a montar un botellón como simples quinceañeros. No-no-no,
montaremos una Cata de Vinos. Sí, suena muy bien, incluso no tienes por qué mentir a tus padres sobre qué hiciste la noche anterior. Aunque no nos engañemos, la finalidad era la misma. Sustituyes las botellas de JB, Bacardi y Absolut, por las de un Rioja, Cabernet Sauvignon, Merlot, Somontano, Reserva y otras palabras dignas de entendidos, y acabas teniendo una borrachera ilustrada. También se cambian los vasos de plástico por copas de cristal, y todo queda muy cool. Al final nadie notaba la diferencia, ni aunque les hubieran echado Don Simón.
Claro, las conversaciones deberían ser acordes a la categoría de la velada, pero mientras unos indagaban sobre las consecuencias del Estatut, otros preferíamos temas de carácter más personal, fantaseábamos y reíamos.
Supongo que es la influencia de las películas. Sólo hay que ir con cuidado con qué películas nos dejamos influenciar.
Por ejemplo, y ya puestos cultos, dejaros influenciar por estas palabras de la película que vi ayer.
"El hombre que no tiene música en sí,
ni se emociona con la armonía de los dulces sonidos,
es apto para las traiciones, las estratagemas y las malignidades;
los movimientos de su alma son sordos como la noche
y sus sentimientos tenebrosos como el Erebo.
No os fiéis jamás de un hombre así."
-- Extracto de El Mercader de Venecia, de William Shakespeare --
botellón,
cata de vinos,
warm up party