Número: 4/100.
Título: Del maestro y del alumno para el otro alumno.
Fandom: Uta No Prince-Sama.
Claim: Kotobuki Reiji/Ichinose Tokiya/Ittoki Otoya.
Rating: K.
Extensión: 833 palabras.
Advertencias: No.
Para: el
quinesob y el
reto_diario Del maestro y el alumno para el otro alumno
Abrió la puerta con sumo cuidado, se tomó la molestia de no hacer tanto ruido aunque ya sabía que a Otoya era difícil despertarlo con algo tan simple.
Reiji se introdujo junto con el menor al dormitorio; el pastel que llevaba en las manos estaba a punto de caerse y maldijo su nerviosismo, el temblor de su cuerpo sacudía el regalo que habían traído desde lejos a las cinco de la madrugada.
─Toki-chan ─le susurró Reiji─, ¿tr-trajiste el otro obsequio?
─… No. ¿Tenía yo que traerlo?
─ ¡Por supuesto que sí! ─afirmó sin tener consideración del pelirrojo al que, de ninguna manera le importaba que ellos dos estuviesen parados allí, peleándose, él dormía y ni eso podía sacarlo de sus sueños.
─Shht, ¡se va a despertar! ─tampoco tuvo consideración.
─ ¡Maldición! ¿Y por qué está oscuro? Son las seis, a esta hora ya sale el sol, ¿dónde está? ¡Ya son las seis!
─Estaba lloviendo cuando salimos, aún continúa nublado.
─ ¿Eh? ─se acordó de lo mojada que estaba su ropa y que su sombrero se había quedado en alguna parte de la entrada a la Academia por el fuerte viento que hacía cuando llegaron─. Ah, estoy hecho un desastre…
─ ¿Podría actuar como un adulto por primera vez en su vida? ─el menor se empezaba a alterar.
─ ¡Quién habla! Yo… Yo no… ─buscó algún ataque para justificar su inmadurez─, ¡yo soy el senpai aquí, respétame!
─Qué buen argumento ─Tokiya se lo reprochó con sarcasmo.
─Ahora te demostraré quién es el maduro aquí…
Estaba oscuro, apenas veía por dónde caminaba, pero estaba cien por ciento seguro de que se dirigía hacia Tokiya. Con lo que Reiji no contaba, era con que sus torpes pies lo llevarían hacia la dirección contraria, justo a la cama de Otoya.
─…! Kotobuki-san… ─llamó, alarmado porque iba hacia el otro lado, lo supuso porque no lo sintió cerca.
─ ¡¿T-Tokiya?! ─se sorprendió al escucharlo medianamente lejos y, se volteó tan bruscamente que terminó cayéndose de espaldas sobre el pelirrojo que dormía tan apaciblemente sobre su cama.
─ ¡¡GAAHH!!
─ ¡¡AAHH!!
─…
Se encendió la luz, o más bien, Tokiya la encendió, porque, recordó que el interruptor estaba apenas a unos metros. Qué mal que no lo hubiera hecho antes.
─ ¡¿Q-qué es esto?! ─cuestionó mientras era aplastado por su superior ─mojado, por cierto─, el cual tenía el rostro sucio, sucio por el chocolate y la crema pastelera; el pastel terminó sobre su cara.
─O-Otoya… ─nombró sin poderse levantar.
─Debí haberle puesto las velas… ─suspiró Tokiya y se cruzó de brazos─.., y encenderlas también.
Los ayudó a levantarse ─aunque muy dentro de sí los quería dejar tal y como estaban─, luego, Otoya comió pastel de las mejillas de Reiji y se sintió el chico más feliz del mundo.
─Feliz cumpleaños, Oto-chan ─yacía en el suelo boca arriba para que ambos pudiesen comer los pocos pedazos de pastel que su cara salvó, además, tenía un tanto lastimada su espalda. Sin embargo, sonrió al felicitarlo y le prometió un regalo más, uno que también prometió, no se le caería.
─Sí ─cerró los ojos y le clavo ligeramente el tenedor en la nariz a su tutor, queriendo que no pareciese un accidente─. Felicidades.
─Yo… ─extendió los brazos, invitándolos a un abrazo grupal.
─Ni siquiera creas que…
─Dale el abrazo por mí.
─ ¡Vamos, Tokiya! ─Ittoki se acercó más, peligroso y lleno de amor que repartir.
Se negó.
Reiji, haciendo todo el esfuerzo del mundo, se levantó y los abrazó a los dos, aunque su alumno más arisco se hubiera resistido.
─Senpai los ama ─sonrió dolorosamente.
─… Ah ─suspiró el peliazul.
─Y nosotros a ti, Rei-chan ─sonreía también de oreja a oreja hablando por los dos sin que nadie se lo pidiera, pero esa expresión se desvaneció en cuanto se fijó en la mueca del mayor─… ¿Rei-chan?
Casi se fractura la espalda ese día, pero valió la pena, pensaba Reiji.
Y Tokiya, mientras el castaño descansaba, le entregó una pequeña caja con envoltura azul y un moño rojo.
─ ¿Qué es? ¿Puedo abrirlo? ─observaba el obsequio, ansioso y curioso, esperando la respuesta ajena.
─Es tuyo, ¿no?
Lo abrió de inmediato, ya se esperaba una respuesta como ésa. En el interior de la caja, un disco, un disco dentro de un plástico para protegerlo.
─ ¿E-esto es… ─sus ojos se iluminaron─.., lo que creo…?
Asintió.
─ ¡Toooooookiya! ─se lanzó a él y lo abrazó nuevamente. Una canción; otro de los mejores regalos que jamás hubiera podido recibir.
Se dejó porque no quería negarle privilegios justo el día de su cumpleaños. Suspiró y recordó el otro regalo que tuvo que ir a buscar; cortesía de Kotobuki-senpai.
─ ¿Maracas? ─las agitó por impulso.
Les encantaron desde el primer instante.
Sí, no podía pedir más. Amaba las sorpresas y había recibido varias de ellas en poco tiempo. Quizá era lo que deseaba desde pequeño y se los agradeció desde lo más profundo de su corazón.
Feliz cumpleaños, Otoya.