Número: 022/100.
Título: Una vieja melodía. [1/?].
Fandom: Uta No Prince-Sama Maji Love 1000%
Claim: STARISH.
Rating: K.
Extensión: 748 palabras.
Advertencias: Spoilers si no se ha terminado el anime
Para: Mi tabla Abecedario de la comunidad
retos_a_lacartaPrompt: #68.- Riesgoso.
Una vieja melodía
La tranquilidad era un factor importante para que el grupo pudiese funcionar. Por eso, nadie se atrevía a incumplir un capricho de Otoya; hacían todo lo posible por soportar las peripecias impulsivas de Ren; Dejaban a Masato concentrarse en su música; Si Syo no quería hacer algo, que así se quedara; no preguntar a Tokiya por Hayato o tendrías problemas,;métete con la abuela de Haruka y estabas muerto. Pero, la regla que más se trataba de respetar, era no quitarle por ningún motivo o circunstancia los lentes a Natsuki.
Tenían sumo cuidado con esto, de lo contrario, podían dar la casa por destruida. Todos y cada uno de los integrantes de STARISH llevaban consigo un repuesto del armazón por si se ofrecía y para que no faltara si se utilizaban más de uno.
Pero todo tenía una primera vez.
Satsuki no salía a la luz desde que se aventuró a sustituir a Hayato en aquél concierto fallido -momento que Tokiya prefiere no recordar-, en vivo y en directo.
¿Para qué arriesgarse, entonces?
Y, por más precauciones que quisiesen tener, los accidentes ocurren.
Era tarde y regresaban de la grabación de un video musical; apenas empezaban sus prácticas de baile y canto. Estaban rendidos.
- ¿Quién tiene las llaves? -preguntó Syo.
-… ¿No las tenías tú, Ochibi-chan?
- ¿Qué? No me tocaba llevarlas hoy -miró a Ren de mala forma y se cruzó de brazos.
- ¡¿Las hemos olvidado de nuevo?! -se asustó Otoya.
-Etto… -Haruka buscó en su bolso, a lo mejor la traería escondida por ahí, aunque sabía muy bien que no las había cogido ni por accidente.
-Deberíamos llamar a un cerrajero -propuso Natsuki con los ojos entrecerrados, se caía del sueño.
-Es muy tarde ya, no habrá ninguno -bufó Tokiya.
-Bueno -habló Masato después de meditar un par de minutos-, la única forma es derribar la puerta, pero…
-Masayan tiene razón -sonrió burlón Ren-, ¿lo hacemos?
-No lo decía ense…
-Nos quedaremos sin puerta toda la noche -Razonó Tokiya-, no podemos poner a Haruka en peligro.
-Buen punto. Nuestra koshitsuji-chan puede ser raptada por unos matones.
Era la hora de los apodos, al parecer.
-Eso no puede…
- ¡Ya sé! -interrumpió a Haruka. A Otoya le daba por ingeniárselas pasada la medianoche-. ¿Qué tal si dormimos aquí?
O tal vez, era todo lo contrario.
-Estás loco -pateó suavemente la puerta. Syo empezaba a desesperarse.
-Qué cansado estoy... -Suspiró Natsuki y sacudió su cabeza para no quedarse dormido-, creo que voy a…
-Espera -Tokiya lo jaló de la camisa antes de que éste pudiera irse a sentar.
Se arrepentiría de hacerlo.
Natsuki se había ofrecido a llevar las pertenencias de la mayoría de los chicos simplemente por buena voluntad, y como se partían del cansancio…
─ ¿Eh? ─se detuvo en seco, provocando que sus lentes resbalaran apenas del tronco de su nariz.
Dentro de su equipaje, su celular sonaba. Después de haber dejado plantado a su manager en tres eventos, no se podía dar ya el lujo de ignorar sus llamadas.
─El celular ─en realidad no sabía por qué demonios le había confiado sus cosas. Arqueó una ceja y esperó la respuesta del otro.
─Ah, lo siento ─El rubio sonrió, apenado por no darse cuenta y la maleta que le respondía.
─ ¡Qué lindo! ─gritó Otoya de pronto─. Jamás había recibido un peluche de Piyo-chan tan…
─ ¡¿Piyo-chan?! ─se volteó muy bruscamente. Sus lentes cayeron al suelo, de por sí no se los había acomodado. ¡Piyo-chan era el culpable!
¿O Tokiya? ¿ Otoya, quizá?
─Ehm…
Y la interrogante principal en esta situación: ¡¿Por qué le enviaban a Otoya esos regalos en lugar de a Natsuki?! Debió haber resistido la curiosidad de ir y revisar el apartado del correo, a lo mejor así se hubieran ahorrado el alboroto que se armaría en tres…
Ren, Haruka y Masato conversaban acerca de los planes del día siguiente, no prestaban atención a los demás.
Dos…
Syo buscaba la forma de abrir la puerta con una ramita de un árbol cercano, a lo mejor y lo lograba aunque no fuera exactamente un experto en entrar a casas ilegalmente.
Uno…
Tokiya hablaba por teléfono, al parecer tenía una de esas peleas con su agente, típicas en él cuando no estaba de acuerdo.
Y Otoya fue el único que se dio cuenta. Dejó caer el peluche y trató de coger los lentes antes de que cayesen al suelo. Fue inútil.
Para entonces, Satsuki ya hacía de las suyas.