Número: 81/81.
Título: Para ti, mi querido sueño lúcido [23/?].
Fandom: Durarara!!.
Claim: Kuronuma Aoba, Izaya, Psyche y mención de Shizuo.
Rating: T.
Extensión: 477 palabras.
Advertencias: Angst.
Para: 10pairings
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El menor se levantó antes de que los otros dos se dieran cuenta.
¿Cómo fue que terminó así? Daba vergüenza, daba asco. No concebía lo que sucedió hace apenas unas horas. Cuánta decepción concentrada en acciones indebidas e impuras.
Recogió su ropa. Se preocupó por no hacer ni el menor ruido posible. Se tardaría más, pero así podría irse sin tener que intercambiar palabra alguna con aquellas escorias tendidas en el sofá.
Empezó a vestirse, cuidadoso y con lentitud. Eran como las cuatro de la madrugada y seguro que su madre estaría preocupada.
Y, cuando por fin se hubo colocado la chaqueta de la Academia Raira, aquella última y fácil prenda, fue en busca de su móvil para revisarlo: Diecisiete llamadas perdidas, cinco mensajes de voz y tres de texto. La mayoría era de su madre, pero lo más desconcertantes eran los de Heiwajima Shizuo.
Con todo, sus ojos se acostumbraron a la brillante luz del celular para cuando comenzó a redactar algunas excusas inteligentes para que su progenitora se calmara y se fuera a dormir. Aoba no llegaría esa noche a su casa, no con lo asqueroso que sentía y la repugnancia con la que no deseaba molestar a su mamá.
“Si quieres que esto se termine, te veo en media hora en el callejón de siempre.”
Sus dedos se movían raudos con la finalidad de poder largarse del lugar. La oficina de Orihara Izaya apestaba a inmundicia, ahora contagiaba el aura que el sexo había generado.
Se guardó el teléfono en el bolsillo diestro de la chaqueta para poder atenderlo con más facilidad. Se puso la mochila al hombro y caminó en dirección a la salida. El plan marchaba a la perfección, y hubiera huido limpiamente si la molesta alerta de un nuevo mensaje recibido no lo hubiese arruinado todo.
Izaya abrió los ojos en cuanto lo escuchó, deshaciéndose de toda somnolencia posible. Psyche sólo se removió sobre el mueble, creyendo que el sonido sólo formaba parte de sus sueños.
-No son horas para que un chico ande en las calles -susurró el moreno al revisar la hora en su celular.
-Qué te importa -contestó de mala gana mientras giraba el picaporte de la puerta, ahora sin prestarle atención a eso de hacer ruido o no.
Se encogió de hombros y cerró los ojos de nuevo. Izaya sonrió para sí, no tenía ganas de pelearse tan tarde y después de haber pasado una sublime velada.
-Ojalá podamos repetirlo -murmuraba mientras se despedía.
-Vete al infierno -ofendió y salió, azotando la puerta tras de sí. Su humor había empeorado considerablemente. Pero, de todas formas, Aoba sonrió al leer el mensaje nuevo.
Había sido tentado por el diablo y pecó de manera inimaginable. La iba a pagar, por supuesto que sí, su pureza tenía un costo y esos dos demonios la tenían que pagar.