Título: Nunca lo olvidaría.
Fandom: Sailor Moon.
Claim: Seiya/Serena.
Extensión: 429 palabras.
Notas: Escrito para la tabla Ilusoria de
30vicios y para el
reto_diario.
Había un dicho terrestre del que Seiya había tenido que aprender con los años, que era inevitable: "En la amistad y en el amor se es más feliz con la ignorancia que con el saber". Porque decididamente él hubiese sido feliz si nunca se hubiese despertado en las noches, notando cómo Serena se removía en medio de las pesadillas que el acosaban noche sí y noche también. Y mucho más si nunca hubiese conocido la razón de aquellas pesadillas.
Sabía que le atormentaba el hecho de que aquella niña llamada Rini nunca nacería por haberle elegido. Y en esos momentos a él solamente se le puede encoger el corazón, pensando que es solamente su culpa. Si jamás hubiese vuelto a la Tierra, Serena se hubiese quedado con Darien y ella sería la reina de Tokio de Cristal.
U otra opción, esa más egoísta que Seiya prefiere, era que nunca hubiese conocido aquel futuro que le esperaba. Porque era injusto obligarle a elegir aquel camino, cada uno debía elegir su propio destino. Sin embargo, ahí se veían las consecuencias de elegir, vivir atormentado.
Pero lo que más le molestaba a él no era nada de lo anterior, sino la enorme impotencia que sentía cada vez que le veía así. Siempre le costaba un poco despertarse de las pesadillas. Aun cuando le zarandease y llamase varias veces, los malos sueños eran renuentes a abandonar a su víctima. Y cuando por fin lograba salir de aquel horrendo sueño, temblaba como una hoja, en busca de sus brazos para consolarle. Pero Seiya sentía que nunca era suficiente, que no podía encontrar las palabras para consolarle en dolor semejante.
Una vez, por la rabia acumulada contra sí mismo, le preguntó a Serena si no prefería volver con Darien, así no sufriría más. Claro que con un nudo enorme en la garganta y tratando de contener las lágrimas por tan solo pensar aquella situación. Porque sabía, que si lo hacía, moriría interiormente. Ella le miró sorprendida y negó ya que "te elegí a ti, Seiya. Sabía lo que eso significaba y, a pesar de que Rini no vaya a nacer, no puedo arrepentirme de lo que elegí. Porque sé que si tuviese que hacerlo nuevamente, créeme que lo haría".
Ese día una de las partes más egoístas de su ser fue feliz y la otra (la más estúpida) se sintió culpable por ese sentimiento de felicidad. Serena le amaba lo suficiente como para haber renunciado a un futuro como gobernante y a una hija por él. Y eso era algo que difícilmente vaya a olvidar.