Título: Cena.
Fandom: Original.
Claim: Facundo/Ramiro.
Extensión: 934 palabras.
Todavía no entendía cómo carajo era el único de los dos que estaba nervioso, que ALGUIEN por favor se lo explicase. ¿Por qué tenía que ser él el que estuviese dando vueltas en círculos en medio del departamento de Facundo pensando lo que pasaría si este no le llegase a gustar a su madre? ¿Por qué había tenido la maravillosa idea de contarle a su familia? Para que encima su madre le hubiese exigido (ni siquiera pedido) que llevase al susodicho a la casa para hacerle una inspección a fondo, a ver si merecía ser parte de la familia Estebanez. Joder, en la que se había metido.
-Vas a hacer un hoyo en el suelo, Ramiro- le comentó Facundo desde el enorme sillón negro. Él frunció el seño profundamente y se dirigió hacia él con una mirada escrutadora.
- ¿Cómo puedo ser el único que está nervioso ahora? ¡TÚ eres el que se presenta con mi familia, no yo con la tuya! Ponte nervioso, joder- prácticamente le gritó cruzándose de brazos.
Se sorprendió a él mismo e incluso a Facundo que le miró medio sorprendido. Ramiro se sonrojó y apartó la mirada con vergüenza. Es que era injusto, de que además le importase un bledo qué opinase su madre y sus hermanas acerca de él, lograse hacerle reaccionar de ese modo tan impropio en él.
Facundo medio sonrió y se levantó del sofá para abrazarle por la cintura juntando sus frentes, aun cuando Ramiro continuase enfurruñado.
-Tengo un buen presentimiento- aseguró-. Confía en mí- pidió poniendo esa sonrisa con la que sabe que no es capaz de negarle nada.
-Vale, pero sé que estás ocultándome algo, Facundo- avisó dándose vuelta e intentándose liberar del abrazo.
- ¿Cómo me crees capaz de algo semejante, pastelito?- preguntó casi carcajeándose un poco y volviendo a abrazar a su pareja, pero esta vez por detrás. Besó levemente su cuello y le acarició un poco los costados tratando de infundirle un poco de valor; pero sin revelarle lo que pasaba. Ramiro bufó divertido y dio media vuelta para volver a encararle. Le besó y finalmente le dijo:
-Sólo recuerda que son mi madre y mis hermanas: no hagas nada de lo que deba avergonzarme- dijo suspirando, viendo que no le quedaba más que esperar a que la sorpresa se develara, porque a fin de cuentas él nunca era capaz de negarle nada a Facundo.
Él sonrió y le tomó para irse del departamento hasta la casa del otro. El camino en taxi fue ameno y Ramiro pudo olvidarse de todo lo que anteriormente habían peleado hasta que al llegar a su casa en cuanto abrió la puerta encontrándose con la cara curiosa de su madre mirándoles penetrantemente. Ramiro se removió inquieto; pero tan solo fue un segundo porque a su madre se le amplió la sonrisa que no le trajo ninguna buena espina.
- ¿Facundo? ¿Qué haces aquí, cariño?- le dijo Fernanda Estebanez ignorándole olímpicamente y yendo a abrazar a su novio como si le conociese de toda la vida.
Ramiro miró la escena con cara de “¿qué carajo?”, mientras veía a su hermana mayor avanzar hacia él con una sonrisa divertida. Al fin había captado un poco de lo que se había divertido tanto a costas de él Facundo y no le gustaba nada lo que estaba descubriendo.
-Discúlpenme…- dijo interrumpiendo -. ¿Ustedes desde cuándo se conocen?- diciéndolo de una manera más agria de lo normal, lo cual fue también ignorado por ambos.
-Por favor, Ramiro- le miró su madre un tanto decepcionada -, ¿no le conoces? Es el buen chico que siempre me trae los periódicos por las mañanas.
- ¿Lo eres?- preguntó sarcásticamente, mirándole ácidamente a Facundo.
-Te dije que repartir periódicos era mi trabajo de medio tiempo- comentó encogiéndose de hombros; pero era muy obvio que se estaba divirtiendo demasiado con la cara que había puesto.
-De esta no te salvas- advirtió amenazantemente; pero antes de que pudiese continuar con el reproche, su madre le interrumpió.
- ¡Ah! ¡No lo puedo creer!: Tú eres el chico encantador del que mi hijo está enamorado. ¿A que sí?- preguntó su madre totalmente encandilada -. Yo ya tenía miedo que me trajera a un viejo violador o algo parecido; pero tú eres encantador, cariño.
Y tomándole a su pareja del brazo, le dirigió hacia la cocina. Ramiro estaba en shock, ¿qué carajo había sido eso? Que alguien llegase y le explicase.
-Bueno… conoces a mamá- dijo su hermana, Josefina, detrás suyo-. Es así de rara. Vamos a cenar y olvídate de lo que sea que estés pensando. Al menos lo aceptó- dijo tratando de consolarle pasando un brazo por sus hombros. Él suspiró, lo que le molestaba era que había hecho el tonto y Facundo se había reído de él a sus espaldas.
La velada salió perfecta, Facundo logró “enamorar” a su madre y a sus hermanas, Josefina y Stefanía con la misma facilidad con la que lo había hecho con él. La cena fue totalmente exquisita (como se esperaba de su madre) y la velada fue encantadora. Claro, para todos menos Ramiro quien seguía molesto por haber estado tan poco informado.
Cuando estaban alrededor de las once de la noche, Facundo se iba a retirar; pero Ramiro le detuvo cuando tuvo lo suficientemente lejos a su madre como para saber que no les oiría.
- ¡¿No deberías haberme dicho que conocías a mi madre?!- le recriminó duramente.
- ¿Y perderme tu cara? No, gracias- le contestó traviesamente, a la vez que plantaba un leve beso en la fruncida expresión de su joven pareja. Y saludando a Fernanda se fue de la casa.