Título: De desnudez y corbata (Parte 2/2)
Autor: crabbyqtee
Rating: NC-17 (lol por hipoxifilia)
Fandom: Super Junior
Pareja: ShiChul.
Nº de palabras: 4914.
PARTE II
Tuvo que recuperar fuerza porque su mente se lo exigió cuando vio a su hyung lamer entretenido sus manchados dedos y estos se deslizaron desde su rodilla hasta su entrepierna y se perdieron más allá de donde alcanzaba a ver. Un ruidoso ‘hmmmm’ le hizo comprender que sus sospechas eran acertadas y, sin lugar a dudas, aquél otro hombre se estaba preparando a sí mismo para lo que llegaría, para lo que estaba ansioso. Claramente ansioso. Él, aún recargado contra el escritorio, observaba con cuidado el trabajo que su amante hacía sin él mientras se sentía endurecer poco a poco. La rápidez con la que se reponía era irreal, HeeChul era capaz de calentarlo incluso haciendo las cosas más estúpidas. Por supuesto observarlo fastidiar su entrada con las propias ansiosas manos, no le dejaba otra posible reacción. Tampoco su expresión de abandono mental, con los labios sensualmente entornados humedecidos con su saliva, los ojos a penas abiertos, los poros de la nariz delatando el ritmo de sus respiración y el cabello pegado a la frente sudorosa, le estaban ayudando a controlarse. ¿Quién necesitaba control? Necesitaba penetrarlo, hacerlo suyo de nuevo, porque obviamente ambos querían y ambos lo necesitaban tanto como el otro.
-Siwon-ah… Fóllame… -gimió antes de echarse sobre su espalda y abrir las delgadas y estilizadas piernas como la zorra fácil que era, la zorra fácil que amaba, introduciendo sus dedos medio y anular en su entrada y moviéndolos lentamente en su interior, gimiendo despacio, con la espalda ligeramente arqueada. Invitándolo al festín.
-Hyung… -susurró, su voz no tenía más potencia que esa… tenía los labios secos y la garganta en un nudo.
-¿Me harás caso esta vez o tendré que amarrarte? -canturreó el sujeto en el suelo, acariciando sus labios con la mano libre y mirándolo intensamente, transmitiéndole toda la lujuria que cabía en sus ojos que no era ni la mitad de la que su cuerpo entero alojaba.
-Te haré caso.
-Así me gusta.
-¿Cómo te gusta? -preguntó, sonriendo, acercándose a él y arrodillándose en el suelo sólo para estar un poco más cerca… rozando con sus yemas la cremosa piel en las piernas de mayor. Blanca, perfecta… deliciosa. Acariciando desde su tobillo hasta su cadera… pasó una pierna por encima de su hombro y prosiguió a besar la contraria, con lentitud… concentrándose en el tacto de aquella aterciopelada suavidad contra sus labios. -Dime…
-Al principio… lento… profundo. -dejó a sus manos vagar por la despeinada cabeza castaña, sonriendo mientras veía a esos delgados labios dibujar en su piel pequeñas marcas purpúreas que después no se molestaría en esconder. -Quiero que me cuides… y que me mimes… -susurró… lamiendo sus labios, gimiendo ligeramente conforme aquellos besos se acercaban a su dolorosa erección y enojándose cuando se alejaban. -Luego quiero que me maltrates… que me hagas gritar… háblame sucio… -Los labios que le estaban dejando aquellas minuciosas marcas, se detuvieron y, mientras las manos del dueño se deslizaban desde su cadera hasta su cuello, atacaron sus labios con suavidad y una ternura inusual en el encuentro. HeeChul parpadeó, sabiéndose completamente embriagado de amor. No lo diría jamás, por supuesto, pero amaba aquellos labios sobre los suyos como ninguna otra cosa. Sonrió, ocultando su sensible reacción. -Y ya verás… al final tendré una sorpresa… para ambos.
Jugó un poco más con aquellos delicados y delgados labios que buscaban siempre más contacto con los suyos, sintiendo el cuerpo sobre él descender hasta que pudo sentirlo completamente entre sus piernas. Abrió los ojos un poco para espiar, era su pequeña travesura, mirar a Siwon besarlo era hipnótico. Sólo ver la pasión que este le ponía a cada movimiento bastaba para bombear la sangre de su delgado cuerpo al doble de su velocidad normal. Su corazón latía descaradamente rápido, y su respiración era entrecortada.
-Ya… -susurró contra sus labios, cerrando los ojos antes de que Siwon los abriera, para después enterrar su cara en el hueco entre el fornido hombro y el cuello de su dongsaeng. Pasó ambos brazos por encima y los dejó descansar sobre la musculosa espalda. Abrió las piernas un poco más, lo suficiente para encontrar comodidad entre ambos cuerpos embonados y las enredó en la cintura del menor.
-Chullie… -susurró este en su oído, depositando su cálido aliento en su cabello, dándole escalofríos que quiso ocultar pero que se vieron repentinamente reflejados en su piel y en sus manos. Su cuerpo se tensó sólo para relajarse en cuanto tuvo conciencia para obligarse a hacerlo, lo último que necesitaba era estar tenso. -¿Estás listo?
- Yo siempre estoy listo. -dijo en una sonrisa, depositando un suave beso en la piel ardiente donde escondía su sonrojo.
-Hyung… te amo -susurró, más bajo que antes, más sincero que nunca.
No lo tomó por sorpresa lo suficiente, porque igual sintió esa primera estocada partir en dos su cuerpo, no se quejaba del todo porque su masoquismo era bastante evidente, pero tampoco le parecía. Su expresión de dolor asustaba a Siwon… no podía creer que, después de tantas veces de verlo hacer esa mueca desagradable, se siguiera preocupando y siguiera dándole besitos para calmar su dolor.
Sentir esas suaves caricias a sus costados que casi le provocaban cosquillas lo distrajeron de la incomodidad que su cuerpo soportaba, lo alejaban un momento de la espera, porque obviamente Siwon esperaría, era incapaz de lastimarlo.
-Ya… -susurró HeeChul contra la piel del cuello del menor. Mintió un poco, no estaba del todo listo, pero eso no era importante. Quería sentirlo moverse en su interior, quería saberse tan lleno de él como nunca antes. Saberse enteramente suyo y de nadie más, porque nadie podía invadir su cuerpo y su mente como aquél muchacho cristiano podía y porque nadie quería sentirse tan ultrajado y amado al mismo tiempo como este hombre ateo quería.
-No.
-Te digo que ya. -y pinchó el primer pedazo de piel que sus mano encontraron, que resultó ser la nuca de Siwon. ¿Por qué estaba anclándose a él con tanta fuerza? Suspiró y soltó los brazos a ambos lados de su cuerpo. Entonces sin darse cuenta había dado la señal, ese ligero gesto había relajado su cuerpo por completo y sólo entonces, mientras su amante lo abrazaba con más fuerza por la cintura, sintió aquella palpitante longitud abandonarlo para, alguna fracción de segundo después, penetrarlo tanto más profundamente. Un escandaloso gemido liberó su garganta sin su consentimiento. Su consentimiento… ya no era importante. Un par de estocadas más dentro de su cuerpo le arrancaron un suspiro casi mudo y al mismo tiempo anularon su razón por completo. Se pasó la lengua por los labios y su cuello se estiró en busca desesperada de los de su compañero.
Oculto esta vez él en el hueco del cuello de su hyung, aspiraba su embriagante aroma, encontrando la fuerza para no detenerse a besarlo, para ignorar aquel gesto que este hacía, aquel gesto que conocía como la inquieta necesidad de un beso. Cerró los ojos, concentrándose solamente en complacer las instrucciones que las caderas ajenas le daban, porque era como un libro abierto, sabía interpretar cada movimiento, cada uno de ellos. Había llegado a un punto crítico su conocimiento del cuerpo debajo suyo, lo sabía todo…lo conocía todo. Se apoyó en sus antebrazos en cuanto decidió que ambos estaban listos para aumentar la velocidad. La estrechez del mayor estaba volviéndolo loco, no podía moverse dentro de él con facilidad y aunque sabía exactamente qué hacer, la presión en su miembro le nublaba el pensamiento y no lograba hacer exactamente lo que quería.
HeeChul dejó de buscar a ciegas sus labios y, en cambio, con sus manos que antes yacían medio muertas en el suelo, rastreó sus brazos hasta llegar a su cuello y a su cabeza, para halar un poco su cabello y acercar sus húmedos y carnosos labios a su oído y llamarlo: -Shiwon-ah…
-Dime. -le respondió, dispuesto hacer cualquier cosa que el mayor le pidiera. Cualquier cosa.
-Más… rápido. -obtuvo por respuesta mientras sentía las manos en su cabeza relajarse y resbalar hasta sus hombros, donde se anclaron antes de intentar cerrarse con fuerza sobre su piel. Un ruidoso gemido atacó su oído, confirmándole haber encontrado dentro de él aquel punto dulce que hacía temblar por completo su cuerpo. -Ahí... -le suplicó el mayor, acariciando con sus labios la piel de su hombro y mordiendo un poco cuando se vio medianamente obedecido. -Más… aaah… más profundo…
Cogió ambas manos de su hyung con una suya y, sin esfuerzo, las colocó por encima de sus cabezas, deleitándose con las formas que los huesos y la piel del anterior creaban, tan delicado e invitante que su cerebro era potencialmente incapaz de comprenderlo, sólo podía dejarse llevar por las sensaciones que el cuerpo aquél le provocaba. Quería abrazarlo, envolverlo en su calor, protegerlo de los ojos del mundo, del aire, de sí mismo. Quería destazarlo, romperlo, quería enrojecer su piel y hacer arder sus entrañas.
Sus labios partidos e hinchados invitaron al menor a besarlo una vez más, pero se distrajo a si mismo besando el camino entre su oreja y barbilla despacio, saboreando el toque salino de sudor sobre su piel, dibujando marcas debajo de su mandíbula y con su mano libre, acariciando el prominente hueso de la cadera de aquel al que le arrancaba cínicos gemidos cada una de sus intensas embestidas.
Tras un ruidoso grito y una violenta sacudida del hombre debajo suyo, sintió ambas de sus manos querer escapar del agarre de la propia. Apenas los había notado cuando un susurro atrajo su atención, era muy quedo para no hacerlo. -Simba…
-Mmm -susurró el nombrado hundiendo la nariz en su negro cabello.
-Aaah… suéltame… quiero… tocarte -obtuvo por respuesta, siendo la última palabra un susurro tan leve que apenas pudo escucharlo. Sin embargo obedeció porque también quería que lo tocara… como sólo él sabía, despacio a veces, como la princesa toma su zapatilla de cristal y salvaje a veces, como la princesa fustiga a su caballo.
En cuestión de segundos y tan pronto se sintió a si mismo envuelto en los delicados brazos de su hyung, su mente reunió un montón de factores que, al final, lograron nublar su mente por completo.
El sonido de su piel contra la piel de su amante, el roce de sus cuerpos sobre la alfombra, los ruidosos y temblorosos gemidos de Kim HeeChul impactándose directo en su oído, el embriagante olor de su cabello, sus uñas en su espalda causando un agudo dolor que prefería ignorar y su aliento en su cuello elevando su temperatura.
Una intrusión en su cuerpo jamás lo había hecho cerrar los ojos con tanta fuerza, ¿qué había diferente esta vez? Incapaz de cerrar la boca y callar un poco sus gemidos de prostituta barata podía sentir su saliva desbordarse por su labio inferior. Comenzaba a lastimarle el roce de la cadera de Siwon en sus muslos pero cualquier sensación debajo de su ombligo era fatídicamente opacada por las descargas de desquiciado placer que su adolorido y tenso cuerpo recibía cada vez que su amante se hundía cada vez más profundo dentro de él. Se sentía perdido, descontrolado. El único movimiento del que era consiente era de estar empujando sus caderas al ritmo de su dongsaeng, como si no doliera suficiente lo que ya hacía él, como si no lo estuviera enloqueciendo de por sí solo.
Sacudió la cabeza esperando poder sacudir su frenesí pero fallando miserablemente. En ese momento sintió algo enredarse en su cuello y estiró una mano para sacárselo de encima... no comprendiendo que él mismo se lo había atado. La corbata olvidada le hacía cosquillas en los hombros. Apenas las yemas de sus dedos rozaron la delicada seda de aquella prenda, sus dedos se cerraron alrededor de la misma y estiraron un poco, causándole cierto dolor en la piel del cuello. Ese pinchazo le recordó por qué se había atado la corbata en un principio y, entre un sonoro gemido su boca produjo una escalofriante risotada.
Se mordió los labios, fascinado, al abrir los ojos y encontrarse con su acalorado dongsaeng muy cerca de él, compartiendo su aire pobre en oxígeno y su salada piel, con los ojos fuertemente cerrados, probablemente tratando ilusamente de controlar a su cuerpo. Los labios partidos, secos..
Se sonrió y estiró un poco el cuello, lo suficiente para humedecer aquellos labios con su lengua y atraer su atención. En efecto, el menor abrió los ojos y, trató de murmurar algo pero le fue negada la palabra cuando el mayor, entre suspiro y suspiro, mientras su espalda se arqueaba involuntariamente y las propias manos acariciaban las masculinas ajenas que dirigían sus caderas, le susurró contra la mejilla empapada en sudor. -Shiwon-ah~ quieres matarme unos segundos?
-Hyung... -le susurró este de vuelta, mirándolo directo a los ojos y encontrando ahí una determinación que sólo se dejaba ver en sus momentos más pasionales. No lo comprendía del todo pero estaba seguro de que su hyung quería que hiciera algo... y en verdad lo quería. -¿Qué?
No esperó nunca, por supuesto, que la mano derecha de su hyung, que sostenía su izquierda, se levantara y cogiera la pequeña tira de cara tela y por una de las puntas estirara hasta ajustarla a su cuello. No... no, no y no. Su cuerpo se congeló por completo.
-Tira… -le susurró, con la voz un poco queda, tal vez sabiendo lo que había en su mente, pero demandante, porque SABÍA que así era como quería terminar.
-P-pero hyung! N-no sabré cuando parar!
-Yo te diré… tomaré tu mano, de acuerdo? Y lo sostendrás
-¿Qué?! Pero es peligroso
-¡Lo sostendrás! -Se quedaron quietos un par de segundos, intercambiando sus miradas. Alguien tenía que ceder, alguien tenía que comprender que el otro estaba en desacuerdo. Alguien tenía que sacrificarse… Ese alguien, por supuesto iba a ser el menor- Te gustará… te lo juro. -le susurró al oído, llenando el hueco de su oreja con su cálido, húmedo e hipnótico aliento.
No había salida, no la hubo nunca. Siwon intento recobrar su voluntad un segundo pero le fue negada miserablemente cuando encontró la mano blanca y sudorosa de su hyung introduciendo la corbata entre la suya. Lentamente… jugando como quien no quiere la cosa, acariciando la sensible piel entre sus dedos, haciendo círculos con sus afiladas uñas en su palma y sonriendo… sonriendo como el desgraciado que era, cínico, sucio. Lo besó despacio, sabiendo que lo convencería, sabiendo que sus labios eran capaces de convertirlo en la bestia desenfrenada que nunca se permitía ser, ninguna fachada podía escapar de él, Siwon… completo, completo… suyo, controlado, siempre.
La presión en su cuello empezó a aumentar y se sonrió, había funcionado. Entre sus piernas el caliente cuerpo que lo llenaba lo abandonó para introducirse dentro de él una vez más, tanto más profundo, tanto más sofocante. Sus ojos se cerraron y se abrieron rápidamente, las reacciones de su cuerpo incontrolables. Sintió los dedos de sus pies engurruñarse y a sus manos sostenerse en los poderosos hombros de su amante.
Sintiendo su corazón palpitar arrebatadamente se envolvió en él, haciéndose consiente de la fragilidad del propio cuerpo, ciñéndose a ese cuerpo duro como roca, abrazándolo con sus piernas por la cintura, firme y musculosa. El sudor de ambos lubricando el movimiento, se sentía deslizar de él, anclando sus manos con la mayor fuerza posible, negándose a abandonar el calor de su dongsaeng, de la bestia que ultrajaba lo más profundo de su ser y que sostenía con la fuerza de una su cuerpo delgado y anguloso.
Echó atrás la cabeza, cada embestida salvaje haciéndolo gritar… incapaz de comprender en qué segundo su cuerpo había sudado, palpitado y temblado tanto como entonces.
-Hyung…. -gimió aquella boca aquella, deliciosa, roja, invitante. Finos labios de finas palabras capaces de hacerlo perder todos sus principios, toda su historia, todo su glamur. -Grítame…
-Shiwon-ah… -se permitió gemir, frunciendo el ceño, el goce y el dolor mezclados, corriendo por su sangre, embriagando su cerebro -Ahí… ahí… ¡SÍ! Ahhrg…... más!
Descargas de placer corrieron por su espina, erizando su piel, tensando su cuerpo. Un grito más evidenció las sensaciones que el menor desencadenaba en él, se sintió cerrarse contra el grueso miembro de su dongsaeng haciéndolo sentir la brutalidad de sus ataques. Tembló una vez más y se abrazó a él por el cuello, no queriendo dejarlo ir, no queriendo que esa sensación de plenitud lo abandonara.
-HeeChul, eres tan hermoso… -escuchó. Tuvo que contener un par de lágrimas de escapar de sus ojos.
-Lléname… -le susurró en la piel del cuello besando la sensible zona… mordiendo su piel con necesidad, dejando una marca purpurea ahí donde todos sabrían que ÉL había estado. Un gruñido animal brotó desde el pecho contiguo al suyo, incitándolo a complacer a esa bestia sobre él que quería ser saciada, tanto como él. -Mátame… ahora.
Siwon no tardó un segundo en halar la corbata. Un sonido de asfixia lo asustó pero una palmada en el hombro lo hizo seguir, obedecía. Tiró un poco más y ENTONCES una mano se colocó sobre su brazo. Preocupado alejó su cuerpo del de su hyung sólo para ver la imagen más erótica que jamás hubiera podido cruzar su mente sin ayuda.
Allí, debajo suyo yacía él. Los labios rojísimos partidos buscando aire, su lengua a punto de salir de su boca, un ligero trazo de saliva en las comisuras. Sus ojos lo atraían, lo hacían sentir perdido… entrecerrado y ausente, le daban la impresión de estar viendo hacia dentro de sí mismo. Un escalofrío lo asaltó cuando se encontró con las manos de su hyung, pálidas como nunca antes las había visto, acariciando el propio pecho, deslizándose despacio y torpemente hasta su ombligo y a su sexo, masturbándose con esa actitud desesperada y ausente, batiendo las caderas al ritmo de las embestidas que le arrancaban gemidos ahogados que la corbata ahogaba en su garganta. La huesuda cadera del mayor golpeó la suya y entonces el menor supo que era tiempo, que el aire era el mínimo y que la necesidad era ya demasiada como para postergarlo.
HeeChul, por su parte se sentía lentamente desvanecer, pero al mismo tiempo no recordaba jamás antes haberse abrazado tanto a vivir, tanto a sentir, tanto a seguir consiente. Un golpe de dolor en su cuello lo obligó a estirar un brazo y a atrapar en su delgada pero fuerte mano el cuello grueso de Siwon, presionando con sus dedos los puntos exactos para dejarlo también a él sin aire. Lo sintió toser pero no se detuvo, siguió moviendo las caderas al ritmo. El negro profundo que inundaba su visión se torno en blanco absoluto cuando sintió el miembro del menor rozar su próstata, no gritó ni lo intentó porque sabía que le iba a ser imposible. Estaba sometido ante el lazo de aquel que lo sostenía, que no le permitía respirar, ni ver, ni hablar.. sólo podía sentir, sentirlo a él, profundo, duro, fuerte, desgarrador. Y llegó todo…
El dolor… la alfombra irritando la piel de su espalda, su cuello lastimado, su garganta oprimida, su mente a punto de sucumbir. El placer… la intromisión en su cuerpo, flashazos de blanco, el sonido de su cuerpo golpeando con el ajeno, el sudor en su sien. La diversión… La demencia…
Sintió la semilla de aquel al que amaba invadir sus entrañas, llenarlo por completo, sintió aquellos brazos fuertes como pilares abrazar su cintura y su larga nariz hundirse en el hueco de su cuello. Sintió una poderosa y más gruesa mano unirse a la propia en las caricias que le suministraba a su miembro y tras esto, un último tirón en el cuello y entonces…
Gritó. Pudo hacerlo en cuanto sintió libre su garganta.
Libre su garganta, libre su cuerpo, libre. Lloró una única gota antes de gritar y de sentirse derramar entre su abdomen y el trabajado torso intruso, antes de sentir como su mente se evaporara, de sentir como su cuerpo se convertía en una ridícula masa sin forma, liquido, como su semen, como sus lágrimas. Soltó entonces el cuello de su dongsaeng… soltó entonces su cuerpo entero y se abandonó a sí mismo en la alfombra de su cuarto. Se sentía pleno… su corazón un latía con mucha fuerza, le costaba respirar, le dolían los pulmones, los labios, y el culo, por supuesto. Acarició con sus cosquilleantes manos el magullado cuello de Siwon, marcado con mordidas, enrojecido por el ataque del que había sido víctima a último segundo.
Quiso reír… y lo hizo. Porque había sido maravilloso.
Tosió porque su garganta aún estaba lastimada, pero no le importaba, estaba demasiado contento para pensarlo, había resultado mucho más placentero de lo que había imaginado… Siwon se recostó a su lado en el suelo, su pecho bajando y subiendo al ritmo de su agitada respiración, con la mirada perdida en el techo y una sonrisa pendeja muy adorable. HeeChul se sonrió una vez más al verlo y se secó las lágrimas, le sorprendió de sobremanera encontrarse con que estas no se detenían y entre más se las enjugaba más corrían por sus mejillas. Lloraba como una niña pero sin hacer un sonido, no quería evidenciarse.
-Hyung… por qué lloras?
Oh bien, había sido inútil.
-No estoy llorando, ¿qué te hace pensar eso?
Siwon sólo se rió muy por lo bajo, no quería incomodarlo, no quería hacerlo sentir mal con sus lágrimas porque estaba seguro de que esa era la primera vez que lloraba después de haber hecho el amor. (n/a: LOL amo que Siwon sea tan cursi <3) Estiró una mano para encontrarse con la de él, cubierta de salina agua de sus ojos, y se la besó. -Hyung… eres tan hermoso…
-Lo sé… -le respondió su voz quebradiza y obstruida por su mano libre.
Un par de segundos se quedaron en silencio mientras HeeChul sorbía ruidosamente por la nariz y recuperaba el aliento, frotándose despacio la rojísima piel del cuello y de a ratos las purpureas marcas sobre sus caderas. Notando la acción de su hyung, Siwon se inspeccionó a sí mismo y sólo encontró una única cerca de su hombro y se sonrió, se había comportado. Rió un poco y atrajo la atención del mayor, que se giró hacia él y acarició su pecho cancinamente con la mano libre.
-¿En verdad soy hermoso? -le preguntó sonriendo, iluminando su rostro, con los ojos enrojecidos de llorar y los labios hinchados.
-Más que eso…
-Entonces bésame.
El menor se recargó en sus antebrazos y se acercó a él, para besar sus labios delicadamente pero la acción le fue negada cuando la mano del mayor, que antes seguía en su pecho, se interpuso entre sus labios y los propios. Arqueó las cejas, no comprendiendo el punto. Supuso que la interrogatoria en su cara era evidente porque HeeChul entonces le susurró en el oído:
-No, no… qué haces? Aquí… -y levantando despacio una pierna acarició su muslo interno, incitándolo con su profunda mirada y sus labios gruesos y embriagantes. -Márcame…
Obedeció, porque era muy tentador para resistirse. Acarició su ombligo, haciéndolo echar atrás su cabeza y reír un poco. Recorrió su piel, aún cálida al tacto, oliendo a él… no a perfumes, no a jabones a cremas, no… a él. El olor venenoso de su hyung lo llamaba a donde sus frías manos le ordenaban. Se sentía como un pequeño cachorrito entrenado para obedecer, su hyung no tenía que hacer más que sonar la campana y ahí estaría él, listo para seguirlo moviendo la colita y babeando estúpidamente.
Llegó a su pálido y suave muslo y depositó en él un beso ligero antes de atrapar entre sus dientes la blanquísima piel y succionarla, asegurándose de dejar una marca que durara al menos unas semanas. Sintió su pulso acelerarse una vez más cuando lo escuchó gemir de dolor. Lamió y besó una vez más la marca roja antes de que las delicadas manos dirigieran su cabeza de nuevo a los labios del comandante.
-Y? Estamos listos para un round dos? -susurró contra sus labios, sabiendo de antemano la respuesta. Por supuesto, hasta la pregunta era tonta. Lo besó una vez más… y el juego volvió a comenzar.
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-Soy hermoso… -presumió mirándose al espejo con nada más encima que la rota camisa de Siwon. Su acompañante estaba sorprendido de que tras la faena todavía tuviera fuerzas para ponerse en pie e ir a arreglar su cabello al espejo, pero por favor, por su cabello era capaz de sacar fuerzas de la nada.
-Sí -le respondió este, sorprendido, acostado en su cama con ambos brazos tras la cabeza, intentando no quedarse dormido.
-No sé por qué sólo te creo a ti…
-Porque me amas…
-Mmm… quizás -le respondió, corriendo de vuelta a la cama juguetonamente y metiéndose rápidamente en las cobijas y acomodándose bien cerca del menor, buscando calorcito, abrazándose a su cintura, reposando su cabeza en su pecho, escuchando el latir de su corazón a penas normalizándose. Tras unos minutos se revolvió entre las sábanas, mirando por tercera vez en media hora el reloj en la mesa de noche. Las 2:47… Para tres veces se habían tardado demasiado, los padres de Siwon seguro iban a regresar pronto y no quería meterlo en problemas, tenía que irse. Hizo un puchero, no quería, no y no. Se abrazó con más fuerza a él y se acurrucó entre sus brazos ¿De qué servía follar con él si no podía después quedarse cerca a manosearlo con calma? Pero bueno, tenía que hacer lo que tenía que hacer.
-Tengo que irme. -susurró, deseando no ser escuchado.
-No. Mis padres llegarán más tarde… y no entrarán. Se van antes que yo y no me despiertan.
-No los ves nunca o qué? -alzo un poco la cabeza para mirarlo a los ojos y se encontró con que los tenía cerrados, estaba quedándose dormido ya. Se sonrió, era tan guapo su sexual y musculoso príncipe.
-Durante… la noche, pero ayer salieron.
-Pff… haberlo sabido antes. Bueno, si quieres que me quede no insistiré. -y besó sus labios, haciéndolo abrir los ojos cansados una vez más. Siwon se sonrió y lo abrazó con más fuerza.
-Duerme, hyung.
HeeChul obedeció, porque estaba cansadísimo también. Se escondió bajo las cobijas, acurrucado entre el pecho y el brazo de Siwon, respirando despacio su olor… el olor de ambos impregnado en las cobijas, en el aire, en sus cuerpos y sonrió. Había sido MUCHO mejor que ver una película de terror en el dormitorio.
Siwon lo sintió acurrucarse sobre él y una honda de ternura lo asaltó, quería bañarlo en besos de nuevo, quería abrazarlo con tanta fuerza como le fuera posible, quería verlo sonreír, quería amarlo. Pero se contuvo, porque necesitaban dormir, así que los cubrió a ambos con las cobijas y besó su sien antes de rendirse ante el cansancio.
Estaba quedándose dormido cuando una risita llamó su atención.
-Qué pasa hyung?
-Estaba pensando… lol, recuerdas esa vez que te corriste en mi boca con tanto ‘empeño’ que casi me ahogo porque llegaste como… hasta mi esófago? Jaja -oh sí, se le iba la sangre a los pies cada que recordaba cómo había dejado de respirar un par de segundos. Y el cínico se reía- LOL Estaba pensando qué le habrías dicho a manager hyung cuando lo llamaras para decirle que me habías matado.
-Manager hyung no me preocupó mucho en el momento, créeme.
-¿Quién sí… Dios? -susurró mordazmente.
-No juegues con eso…
-No te preocupes Shiwonnie… -Entonces se giró para quedar cara a cara frente a él y acariciándole el rostro se sonrió, del modo más sincero y adorable que podía y le susurró: -Dios te perdonaría porque sabría que me diste la muerte más placentera… EVER. <3
A las 3:40 que llegaron sus padres, HeeChul se sentó abruptamente en la cama, tras escuchar el cerrojo de la puerta. Siwon estaba profundamente dormido, abrazando la almohada… ¿en serio, la almohada? Qué rayos… No se dio cuenta en qué momento se habían separado pero al parecer los dos se habían deslizado durante el sueño hacia ambos extremos de la cama. Llegó a tal conclusión porque Siwon estaba girado hacia un lado y él hacia el otro y a punto de caerse de la cama. Tal vez porque hacía calor? No sabía y no le interesaba. Se paró de puntillas, emocionado porque podía escuchar pasos en la primera planta, como si se tratara de una gran aventura, y rodeó la cama hasta llegar al otro lado y levantar las cobijas solo para agarrar la almohada y lanzarla al otro lado de la habitación. Su hombre se movió, molesto y modorro porque lo había despertado de su profundo sueño pero, ¿le importaba? No. Lo obligó a abrir los brazos y se metió a sí mismo entre ellos acostándose boca abajo sobre sus manos y sintiendo a Siwon tratar de acomodarse en la nueva posición. -Hyung… qué…?
-Yo estoy más bueno que la almohada, así que… -y tomando su pesado brazo y halándolo con fuerza lo puso sobre su cintura al tiempo que pronunciaba unas últimas tres palabras antes de quedarse dormido: -abrázame a mí…
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Por supuesto a la mañana siguiente tuvo que ponerse cualquier cosa y bajar por el árbol hasta la van de la compañía para volver al dormitorio, estaba SEGURO de que lo iban a fastidiar por HORAS… pero al menos se había ganado una experiencia que recordar mientras tuviera que estar escuchando sentado frente al manager-hyung y a Eeteuk. Ignorarlos iba a resultar MUY divertido.