(no subject)

Mar 16, 2006 22:09

Las enormes naves pendían ingrávidas en el espacio, por encima de todas las naciones de la Tierra. Permanecían inmóviles, enormes, pesadas, firmes en el cielo: una blasfemia contra la naturaleza. (…)
-Habla Prostetnic Vogon Jeltz, de la Junta de Planificación del Hiperespacio Galáctico- siguió anunciando la voz-. Como sin duda sabéis, los planes para el desarrollo de las regiones remotas de la Galaxia exigen laconstrucción de una ruta directa hiperespacial a través de vuestro sistema solar, y lamentablemente, vuestro planeta es uno de los previstos para su demolición. El proceso durará algo menos de dos de vuestros minutos terrestres.
Gracias.
El amplificador de potencia se apagó.
La incomprensión y el terror se apoderó de los expectantes moradores de la Tierra. El terror avanzó lentamente entre las apiñadas multitudes, como si fueran limaduras de hierro en una tabla y entre ellas se moviera un imán. Volvió a surgir el pánico y la desesperación por escapar, pero no había sitio a donde huir.
Al observarlo, los vogones volvieron a conectar el amplificador de potencia. Y la voz dijo:
-El fingir sorpresa no tiene sentido. Todos los planos y las órdenes de demolición han estado expuestos en vuestro departamento de planificación local, en Alfa Centauro, durante cincuenta de vuestros años terrestres, de modo que habéis tenido tiempo suficiente para presentar cualquier queja formal, y ya es demasiado tarde para armar alboroto.
El amplificador de potencia volvió a quedar en silencio y su eco vagó por toda la tierra. Las enormes naves giraron lentamente en el cielo con moderada potencia. En el costado inferior de cada una se abrió una escotilla: un cuadrado negro y vacío.
Para entonces, alguien había manipulado en alguna parte un radiotransmisor, localizado una longitud de onda y emitido un mensaje de contestación a las naves vogonas, para implorar por el planeta. Nadie oyó jamás lo que decía, sólo se escuchó la respuesta. El amplificador de potencia volvió a funcionar. La voz parecía irritada. Dijo:
-¿Qué queréis decir con que nunca habéis estado en Alfa Centauro? ¡Por amor de Dios, humanidad! ¿Sabéis que sólo está a cuatro años-luz? Lo siento, pero si no os tomáis la molestia de interesaros en los asuntos locales, es cosa vuestra.
¡Activad los rayos de demolición!
De las escotillas manó luz.
-No sé dijo la voz por el amplificador de potencia-, es un planeta indolente y molesto; no le tengo ninguna simpatía.
Se apagó la voz.
Hubo un espantoso y horrible silencio.
Hubo un espantoso y horrible ruido.
Hubo un espantoso y horrible silencio.
La flota constructora vogona se deslizó a través del negro vacío estrellado.

Douglas Adams: Guía del autoestopista galáctico.


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