Fic. Dagnóstico difesial

Sep 19, 2007 20:22

Título: Dagnóstico Difesial

Sumario: Diagnosticar nunca es fácil; no importa la edad que tengas.



“DAGNOSTICO DIFESIAL”

Jordan Macnamara adoraba su trabajo en la guardería del hospital. A pesar de que a mucha gente la idea de trabajar con niños le pareciese desquiciante y estresante, a ella le resultaba muy satisfactorio el poder enseñar a los niños, jugar con ellos y, de alguna manera, influir en su desarrollo como personas. Si bien es verdad que su primera idea había sido buscar trabajo en un colegio, cuando se presentó la oportunidad de trabajar en el hospital universitario de Princeton Plainsborough no pudo rechazarla.

Las instalaciones de la guardería donde los médicos y enfermeras traían a sus hijos eran increíbles, mucho mejores que las de muchos colegios que Jordan había visitado. Además de una sala equipada con cunas, cambiadores y todo lo que los bebés necesitaran, y un comedor, la estancia principal la constituía una gran habitación con pequeñas mesas y sillas donde los niños podían sentarse. En las paredes había grandes murales de vivos colores y estanterías llenas de juguetes, libros, películas y pinturas. Desde luego no había duda que la directora del hospital había hecho un gran trabajo creando un ambiente confortable para los niños.

Tras asegurarse de que los bebes descansaban tranquilamente en sus cunas, Jordan entró en la sala principal donde se encontraban los niños mayores y se acercó a Marisa, su ayudante.

“¿Qué tal todo por aquí?”.

“Bien, he tenido que separar a los gemelos Perry otra vez pero ahora que cada uno tiene su cuento todo parece estar en calma, bueno, excepto el grupo de siempre. ¿No crees que deberíamos hacerles jugar con otros niños?”.

“Inténtalo si quieres, pero te garantizo que no va a ser ni fácil ni divertido”.

Ambas jóvenes dirigieron la mirada hacía una esquina donde tres niños y una niña jugaban juntos ajenos al resto de sus compañeros. A pesar de no ser todos de la misma edad, habían empezado juntos en la guardería y no se habían separado desde entonces. Tanto Jordan como Marisa habían intentado que se involucraran en actividades con otros niños pero al final siempre acaban los cuatro juntos y no parecían tener intenciones de cambiar. No es que todo fuera paz y tranquilidad entre ellos, ya que al menos había que reprenderles o parar alguna pelea una tres veces al día pero si algún otro niño se metía con alguno de los pequeños, hay estaban los otros tres haciendo frente común para defender a su amigo.

En el grupo había un líder indiscutible, Gregory, que organizaba, dirigía y planeaba las actividades del grupo sin que el resto opusiera mucha resistencia. Todos los niños de la guardería, incluso los más mayores que él, evitaban hacerle enfadar porque cuando Gregory se cabreaba era mejor no estar cerca. Esta actitud preocupó a Jordan al principio porque, aunque solo tenía cuatro años, había veces en las que Gregory parecía ser un adulto encerrado en el cuerpo de un niño. La forma en la que contestaba no solo a sus compañeros sino también a Marisa y a ella o cómo hacía las fichas de actividades, como si las hubiera hecho toda su vida incluso si eran para niños de más edad que la suya. Jordan había estado intrigada con Gregory desde que le conoció no solo por su obvia gran inteligencia sino también por todas esas ocasiones en las que defendía a sus amigos o por cómo se le iluminaba la cara cuando sus padres iban a buscarle. La forma en la que se lanzaba a los brazos de su madre o como imitaba a su padre en la forma de vestir e incluso de hablar, hacían del joven Gregory un niño muy especial.

Luego estaba Lisa, la única niña del grupo e hija de los doctores Lisa Cuddy y James Wilson. Lisa, de tres años. era normalmente una niña muy tranquila y educada pero solía pelearse con Gregory todos los días, peleas que normalmente siempre acababa ganando él. Lisa llegaba cada mañana vestida de manera impecable con preciosos y elegantes vestidos y siempre conseguía permanecer así hasta el final del día.

Los dos últimos miembros de tan peculiar grupo eran Omar y Jesse parecían salidos de un anuncio de Benetton. Jesse de piel blanquita con el pelito muy rubio y los ojos azules era el contrapunto de Omar un precioso mulato de grandes ojos marrones. Las diferencias entre los niños no se limitaban sólo a su físico ya que mientras que Jesse era un niño muy tranquilo con su inseparable chupete, Omar mostraba ya un fuerte carácter. En este momento los dos pequeños estaban sentados uno junto al otro en el suelo mientras que Lisa permanecía a su lado en una silla. Delante de ellos Gregory garabateaba en una pequeña pizarra.

“Vale, dagnostico difesial” dijo muy serio.

“¿Qué eso?” preguntó Jesse quitándose el chupete.

“Nuestros papas hasen eso pa curar a la gente y ahora mi mama está malita”.

“¿Mama Geggy malita?” Jesse no sé molesto ni a sacarse el chupete de la boca esta vez.

“No ta malita. Mi papa m’a dicho que Geggy va a tener un manito o una manita. Yo quero que sea una niña como yo” interrumpió Lisa.

Los enormes ojos azules de Gregory se abrieron asustados ante la idea de tener una niña en casa. Jesse y Omar parecieron igual de asustados; no querían más niñas en su grupo.

“Beno pero tú no pueres decir nada porque va a ser mi manito y yo quero que sea un niño pa’ poder jugar con él y con mi papa” se defendió Gregory, dándose la vuelta y ‘escribiendo’ en la pizarra.

Lisa se acercó a él y miró curiosa. “No sabes escibir, solo hases rayas”.

“¡Si que sé, se escibir mi nombre y el de mi mama! Y además tu qué rises si todavía llevas pañales como ellos” replico el niño señalando a sus amigos.

“¡Es mentira!”.

“¡No lo es, llevas pañales y tus vestiros son muy feos!”.

Si había algo que Lisa no soportaba era que se metieran con su ropa. Si a Gregory le gustaba llevar vaqueros y camisetas como su papa, vale, pero ella era una niña y le gustaba llevar vestido bonitos. Así que levantó la mano con intención de defenderse cuando fue interrumpida por Jordan.

“¡Lisa Wilson! ¿Qué ibas a hacer?”.

“Nada, sita. Lisa solo quería dibujar un perito en la pisarra, ¿a qué si, Lisa?” interrumpió Gregory.

“Si” respondió Lisa tímidamente.

Los cuatro niños vieron como la profesora se alejaba. Jesse y Omar se miraron sonrientes. Gregory siempre les defendía de todos, incluso de la profe.

“Gasias Geggy”.

“Dame tu pachus” dijo él extendiendo la mano.

“¿Eh?”.

“Eta mañana el tío James ta dado un pachus de fesa. Dámelo”.

“Pero . . . e mío” dijo Lisa a punto de llorar.

“¡Sita Jordan!” gritó Gregory viendo como se acercaba de nuevo la profesora.

“Vale, vale, te doy el pachus pero no te chives” dijo Lisa ofreciendo su querido chupachus.

“¿Qué pasa ahora Gregory?”.

“Jesé gole mal, creo que s’ha hecho cacas” afirmó todo serio señalando al pobre Jesse que se había quedado dormido sobre la mesa.

Los tres niños vieron como Jordan cogía a su pequeño amigo en brazos y se lo llevaba a los cambiadores.

“¡Has sido malo con Jesse y él no ta hecho nara!” protestó Omar.

“¿Queres el pachus? Si lo queres te lo doy”. Omar cogió el dulce y se lo guardó en un bolsillo olvidándose de su amigo por completo.

“Vale, entonses, dagnostico difesial de mi mamá”. Gregory se volvió de nuevo hacia la pizarra y escribió Mamá para luego subrayarlo.

“Tu mama ta gordita” dijo Omar disfrutando de su chupachus.

“Si y come mucho poque papá y yo nos quedamos mirando cando come y come más que papá”.

“Caro, tiene que comer poque tene a un bebé en la tipita” justificó Lisa.

“¿Cómo ta bebé en la tipita de tu mama?” preguntó Omar.

“No se, pero a lo mejor si comes mucho mucho se te pone la tipa gande gande y luego te sale un bebé” razonó Gregory.

Lisa y Omar miraron a su amigo y asintieron pensando que tenía razón. Cuando Jordan volvió con Jesse, que al final si necesitaba un cambio de pañal, los otros tres niños estaban de pie frente a la pizarra mirando una serie de garabatos que al parecer Gregory había escrito.

“¿Qué estáis haciendo chicos?” preguntó Jordan.

“Un dagnóstico difensial de la mamá de Geggy” contestó Lisa mientras Omar asentía.

“Ah, vale y ¿qué es eso?”.

“Pos cando un pasente de nuestros papás ta malito, ellos hacen un dagnóstico y lo curan” explicó Gregory.

“Ah vale, un diagnóstico. Y ¿qué habéis averiguado?”. No era muy común que el grupo hiciera participé a nadie de sus juegos así que Jordan disfrutó del juego.

“La mamá de Geggy ha comido mucho y po eso tiene un bebe en la tipita. Lisa dise que va a ser una niña pero Geggy dise que es su manito y que va a se un niño” explicó Omar.

“De acuerdo, venid aquí los cuatro” Jordan se sentó en el suelo y espero a que los niños se sentaran a su lado. Gregory ayudó a Omar y a Jesse antes de sentarse él mismo junto a Lisa.

“A ver, chicos, la mamá de Gregory no está malita. Lo que pasa es que está embarazada y el bebé está a punto de nacer por eso ahora su papá y su mamá están en una habitación del hospital esperando a que el bebé quiera nacer”.

“Pos lo que yo he dicho” dijo Gregory levantando los brazos.

Jordan no pudo sino sonreír al ver la cara del niño.

“¿Y cando va a nacer mi manito? Porque yo quero verle”.

“Eso no lo sabemos, Gregory, cada bebé se toma su tiempo para nacer”.

“Pero va a ser un niño, ¿a que si? Lisa dise que va a ser un niña pero yo le he richo que yo soy su mano mayor y que va a ser un niño”.

“Bueno, eso tampoco podemos saberlo hasta que no nazca. ¿Por qué no quieres tener una hermana? Las niñas pueden hacer las mismas cosas que los niños”.

“Poque a las niñas no les gustan las motos, ni los coches ni jugar con el balón. A mi mamá no le gusta cando papá y yo vemos los coches en la tele o cando papá me lleva en su moto. Además las niñas siempre llevan vestidos como Lisa y no queren jugar en el suelo ni nada” razonó el niño.

“Pero eso no es siempre así, hombre. Hay niñas a las que les gusta jugar al balón, ir en moto y ver los coches en la tele. Mira a Stephanie” Jordan señaló al otro lado donde un grupo de niños y niñas estaban jugando con unos coches de plástico. Stephanie empujaba un camión rojo mientras imitaba el ruido del motor con la boca.

“¿Ves? Stephanie siempre juega con ese camión porque es su juguete favorito de la guardería. Y además no le gustan nada los vestidos y lleva vaqueros y deportivas como tú. Si tu mama tiene una niña, puedes enseñarle a jugar con tus juguetes y aunque lleve vestidos y juegue con muñecas te lo puedes pasar muy bien con ella”.

“¿Seguro?” preguntó Gregory mosqueado.

“Claro que si, hombre, ya verás como si tienes una hermanita te lo vas a pasar muy bien y le vas a querer mucho”.

“¡Gregory!” los cuatro niños y Jordan se giraron hacía la voz y se encontraron con los padres de Gregory y Lisa. La niña corrió hacia su padre lanzándose a sus brazos. El doctor Wilson abrazó a su hija y le dio un beso en la mejilla.

Gregory, por su parte, se levantó con más calma y se acercó a su padre mirándole con complicidad. “¿Ha nasido ya el bebé?”.

“¿Tú que crees?” preguntó House aparentando seriedad pero sin poder evitar esbozar una sonrisa.

“¿Y qué es?”.

“¡Un golden retriever!”.

“¡House!” protestó el niño pegándole en la pierna izquierda.

“¡Eh, no pegues a tu padre que es cojo, chaval! Si quieres ver al bebé, ¿por qué no me acompañas?”.

Omar y Jesse se levantaron y corrieron hasta los adultos; Omar se puso al lado de Wilson mientras que Jesse posaba su manita sobre el bastón de House.

“Quero ver al bebé” pronunció el pequeño.

“Pues nada, por demanda popular, vamos todos a ver al bebé. Muchas gracias por mantenerlos tranquilos, Jordan”. Dijo James mientras House y los niños salían de la guardería.

“De nada, doctor Wilson. ¿Entonces todo ha salido bien?”.

“Si, todo ha salido estupendamente. Si quieres pásate luego por la planta de maternidad; estoy seguro de que los niños estarán encantados de que conozcas al nuevo miembro del grupo”.

Allison miraba al pequeño ser que dormía plácidamente en sus brazos y todavía no podía creer que por fin pudiera verle y tocarle. El parto había sido largo y aunque su marido había permanecido a su lado en todo momento, Allison pensaba que no tendría fuerzas para llegar al final. Afortunadamente todo había pasado y ahora esperaba nerviosa a que Greg llegará con su hijo mayor.

Durante el embarazo habían intentado hacer al niño participara de las diferentes etapas, llevándole a ver las ecografías y dejándole escoger los muebles y la decoración de la habitación del bebé. Gregory nunca había mostrado celos hacia el bebé pero había ocasiones en las que miraba la tripa de su madre con expresión de mosqueo y luego se iba a su cuarto a jugar con sus juguetes ignorándola por completo. A Allison le preocupaba estos cambios en el niño e incluso había barajado la idea de llevarle a un pedagogo que le ayudara a entender lo que estaba pasando, pero su marido, siendo como es e intentando quitarle hierro al asunto, le había dicho que Gregory no necesitaba la ayuda de nadie más que la de sus padres y que con el paso del tiempo aceptaría al bebé.

Con esa actitud, en ambos Gregorys, Allison no sabía que esperar de la primera reunión de toda la familia pero en cuanto oyó ruido fuera de la habitación, supo que había llegado el momento de averiguarlo. Acercó la cuna y tumbó al niño con cuidado tapándole con una pequeña manta.

Cuando se abrió la puerta, el pequeño Gregory entró corriendo en la habitación y ayudándose de una silla , subió a la cama.

“¡Hola mama!” dijo el niño abriendo los brazos para abrazarla.

“¡Hola cariño! ¿Qué tal estás?” dijo ella abrazándole fuerte y besándole en la cabeza.

“Ben, eta mañana taba asustado poque cando me depetao, estaban la tia Lisa y el tío James pero papá y tú no tabais pero logo m’han dicho que habíais veniro al hopital. Lisa, Omar, Jesse y yo hemos estado en la guarde y hemos hecho un dagnóstico sobre tu tipita”.

Allison miró a su marido mientras este les miraba divertido junto a la cuna.

“¿Habéis hecho un diagnostico?”.

Gregory asintió contento. “Si, y ya sabemos como sa metido el bebe en tu tipita y todo”. El niño se quedó quieto de repente y fijó sus ojos azules en la cuna. Desde su posición, sentado en el regazo de su madre, no podía ver al bebé pero desde luego, sabía que estaba allí. House miró a su mujer y ambos dejaron que su hijo mayor decidiera que hacer él mismo.

Muy despacio y con cuidado de no hacer daño a su madre, Gregory se acercó a la cuna. Poniéndose de rodillas, observó durante un par de minutos para luego quitar la mantita que no le dejaba ver al bebé. Allison intentó ayudar a su hijo pero sintió la mano de su marido deteniéndola. Cuando ella le miró, Greg negó con la cabeza queriendo que su hijo mayor conociera al bebé a su ritmo.

Gregory se quedó con la mirada muy fija en la carita gordita del bebé y sin decir nada, le tocó muy despacio. El bebé aprovechó la ocasión para abrir los ojos por primera vez y Gregory pudo ver que los ojos del bebé eran tan azules como los suyos.

“¿Qué te parece?” le preguntó su padre.

“Es muy chiquitín y muy bapo; se parese a mi” contestó rotundo provocando una carcajada en ambos progenitores.

“Desde luego, no hay duda de que de tal palo, tal astilla” dijo Allison cogiendo a Gregory entre sus brazos y dándole un beso en la mejilla.

Greg cogió al bebé de la cuna y lo dejó en brazos de su hermano mayor, que apoyado en Allison esperó a tenerlo en brazos.

“¿Has visto? Mamá y yo hemos estado con él todo el rato y la primera vez que abre los ojos ha sido para conocerte” dijo Greg intentando guardar la imagen de su mujer e hijos en su mente.

“Caro, eso es poque sabe que soy su mano mayor” razonó Gregory. “Lisa desía que iba a ser una niña pero es un niño, ¿a qué si, mamá?”.

“Si, cariño, es un niño, tienes un hermano pequeño”. Allison no pudo contener las lágrimas al ver a Gregory besar a su hermano en la cabeza.

“Bueno, y ahora la gran duda ¿cómo vamos a llamarle?” preguntó Greg mirando a su familia.

“Ya sabéis que a mi me gusta Anthony” contestó Allison. Greg y Gregory pusieron cara de pocos amigos antes de rechazar la idea.

“¿Qué tal James?” propuso Greg.

“¿Gregory y James? No, gracias, ya tengo bastante con un par” replicó Allison.

“¡Finian!” dijo Gregory.

“¿Finian?” preguntó Allison.

“Es irlandés” aclaró Greg. “Mi madre estará encantada de tener un nieto que honré su ascendencia irlandesa.

“No sabía que la familia de tu madre fuera irlandesa”.

“Mi madre nació en Galway, Allison. ¿De dónde te crees que vienen estos ojos azules?”.

“La abuela me contó un quento de un niño que se llamaba Finian y la abuela me rijo que le gustaba ese nome y que cando papá nació, ella quería llamarle así” explicó Gregory.

Desde el nacimiento de su nieto, Blythe House había visitado a su hijo y a su familia mucho más a menudo y, todavía su relación no era buena, Gregory había conseguido acercar a la familia. John House, por su parte, no conocía a su nieto mayor pero dado como se comportó con su propio hijo, nadie quería que se acercara al pequeño Gregory.

“Pues entonces está decidido, Finian Anthony House” anunció Allison sin darles tiempo para protestar.

Finian empezó a llorar asustando a Gregory. “Queo que no le gusta ese nome”.

“No es eso, enano. Lo que le pasa a tu hermano es que tiene hambre” aclaró House. Allison cogió con cuidado a Finian mientras su marido se encargaba de coger a Gregory y sentarlo sobre sus piernas. En cuanto el pequeño vio como su madre se abría el camisón, se llevó las manos a los ojos.

“¡MAMA!” exclamó escandalizado provocando la sonrisa en sus padres. Gregory estaba en una edad en la que empezaba a mostrar cierta vergüenza tanto hacia su cuerpo como hacia las demostraciones de afecto. Ahora solo papá podía ayudarle a vestirse y se ruborizaba cuando encontraba a sus padres en actitud cariñosa.

Greg quitó las manos de los ojos de su hijo y las puso sobre su regazo.

“No quero mirar” protestó el niño.

“¿Y qué te crees que hacías tú de pequeño?”.

“¿Yo tamen hasía eso?”.

“Si majete, tú también comías asi. Muchas veces solo llorabas para que mamá te pondría sobre su pecho y luego te quedabas frito” explicó Greg.

¿Y no te dole, mamá?”.

“No cariño, no me duele nada”.

Gregory pareció convencido con las respuestas de sus padres y se sentó de nuevo junto a su madre y a su pequeño hermano.

“¿Ti gusta, Finian?”.

El nuevo miembro de la familia pareció mirar a su hermano durante unos instantes para luego centrar de nuevo su atención en su madre. Gregory sonrió y en una acción totalmente espontánea lanzó los brazos hacia Allison.

“Te quero mami”.

“Yo también a ti, cariño” contestó ella.

“¿Y yo qué?” interrumpió Greg aparentando enfado.

“A ti tamen te quero, House” contestó Gregory. Aunque al principio todo el mundo se había sorprendido de que Gregory no llamara papá a su padre, luego todo el mundo se había acostumbrado. House nunca había hablado o tratado a su hijo como un niño pequeño y había prohibido hacerlo a sus amigos. Su hijo no necesitaba voces tontas o ruidos absurdos; quizás por ello, Gregory había sorprendido a todos con su primera palabra, un claro y rotundo House dicho tras ver a su padre salir del despacho de Cuddy.

Fuera de la habitación todos los amigos de la familia esperaban impacientes para conocer al bebe.

“¿None ta bebé?” preguntó el pequeño Jesse a su padre.

“El bebé está con su papa y su mama” le explico su madre, Katie, enfermera en la ICU pediátrica.

“¿Tío Hose?”.

“Si, con el tío House y la tía”.

“Papa, yo quero ver al bebé” pidió Lisa.

Los tres niños del grupo miraron intranquilos a James. Su mujer, Lisa, sonrió al ver la cara de su marido. James Wilson nunca había sido capaz de negar nada a los niños, y mucho menos a su hija.

“Bueno, voy a llamar, a ver si los tíos nos dejan ver al bebé ¿de acuerdo?”.

James llamó un par de veces con los nudillos y luego abrió la puerta despacio.

“Esto, que aquí hay un grupo de impacientes que quieren conocer al nuevo. Son pequeños pero muy insistentes así que no sé cuanto tiempo más voy a ser capaz de contenerlos”.

“Eres un blando, Jimmy. Déjales pasar, anda” invitó House.

En cuanto James abrió la puerta, Lisa y Omar entraron corriendo para acercarse a la cama. Jesse, por su parte, pidió a su madre que lo dejara en el suelo para seguir a sus amigos. Lisa y Omar usaron la silla que antes había ocupado House para subirse a la cama. Los dos niños miraron al bebé sonrientes.

“¡Que vapa es!” dijo Lisa.

“Es un niño, Lisa. Te rije que iba a ser un niño” aseguró Gregory.

“¡Tio Hose, ver bebe!” pidió Jesse mientras tiraba del pantalón de House.

House cogió al niño en brazos y lo acercó al resto del grupo para que todos pudieran estar juntos por primera vez.

Jordan cogió su abrigo y su mochila y tras asegurarse de que todo estaba en orden, cerró la puerta de la guardería con llave. Caminando hacia el ascensor, pensó en Gregory y sus amigos y antes de que pudiera darse cuenta estaba en la planta de maternidad.

“Buenas noches” saludo a una de las enfermeras “¿podría ver a la doctora House? Ha dado a luz esta mañana”.

“Las horas de visita ya han terminado y . . “.

“¡Sita Jordan!” Las dos mujeres se giraron para ver al Gregory que corría contento hacia ellas.

“¡Hola Gregory!” Jordan se agachó para recibir al niño.

“Mi mamá ha teniro un niño; tengo un manito pequeño. ¿Queres verlo?”.

“Me encantaría ver a tu hermano”.

Gregory le cogió de la mano y juntos caminaron hasta la puerta de la habitación. House abrió la puerta por ellos y les dejo pasar. Allison estaba tumbada pero con los ojos abiertos así que en cuanto oyó la puerta, giró la cabeza hacia ella.

“Mamá, he traio a la sita Jordan pa que vea a Finian” explicó Gregory.

Allison se incorporó y acercó la cuna.

“Siento molestar a estas horas” se disculpó Jordan. La doctora Cameron era una de las madres más amables de las que llevaban a sus hijos a la guardería y siempre tenía alguna palabra amable para Jordan y su asistente.

“No te preocupes, he tenido un par de horas de tranquilidad después de la visita de la marabunta” explicó acariciando la cabeza de Gregory. “¿Qué tal se ha portado hoy? Ha tenido un día movidito”.

“Bien, ya sabe que Gregory nunca da problemas siempre que le dejen a su aire y no se metan con sus amigos”.

Gregory hacía caso omiso a las mujeres, su atención centrada totalmente en su padre que hacía muecas imitando a su mujer y a Jordan.

“Tal vez te lleve mañana al otro Gregory a ver si consigues domarlo un poco” replicó Allison al descubrir la actitud de su marido.

“¡Eres cruel conmigo, mujer! Y después del día que he tenido. ¿No te das cuenta que he tenido un niño?”.

“Usted perdone, estaba demasiado ocupada mientras luchaba por sacar a tu hijo de mi cuerpo”.

“Tecnicismos, Allison, te pierden los tecnicismos. ¿Sabes que Cuddy me ha abrazado cuando he salido del quirófano? Nunca podré olvidar esos brazos y esos . . . “.

“Greg, basta ya, por favor, que tenemos visita” le interrumpió Allison sonriendo mientras House representaba con las manos dos pechos gigantes.

Jordan contempló la escena divertida ya que no era habitual ver al doctor House en una situación tan distendida.

“No se preocupe por mi, doctora. Trabajo con niños menores de 10 años asi que no hay nada que me asuste”.

Gregory por su parte se había quedado dormido junto a su madre, su pequeño brazo extendido hacia la cuna como si incluso dormido quisiera tocar y proteger a su hermano.

Jordan se acercó a la cuna para ver al recien nacido sin molestar a ninguno de los niños.

“Es un bebe precioso. Se parece a Gregory ¿no?”.

“Si, tienes a tu hijo nueve meses, te pasas más de 20 horas de parto y luego descubres que no se parecen a ti en nada. Mis dos hijos son igualitos que su padre”.

“Todo parte de un plan maestro para conquistar el mundo. ¿No te has dado cuenta de cómo maneja Gregory al resto de los niños? Si hace eso con cuatro años, ya verás lo que puede llegar a hacer dentro de 10” contestó House con sonrisa maliciosa.

“Lo peor de todo es que nunca sé cuando habla en serio y cuando lo hace en broma” dijo Allison a Jordan.

“En fin, yo les dejo que ya es muy tarde. ¿Vendrá Gregory mañana a la guardería?”.

“Si, aunque si no te importa, mi marido y yo queremos que se acostumbre a estar con nosotros y el bebé, ya sabes por el tema de los celos cuando todo el mundo le empiece a prestar atención a Finian”.

“No hay problema, tráiganlo cuando quieran”.

Tras despedirse de los padres de Gregory y antes de abandonar la habitación, Jordan dirigió la mirada hacía su alumno por última vez. Gregory House Jr, era sin duda, un niño especial y como había dicho su padre, si era capaz de comportarse así con cuatro años, ¿qué no haría al ir creciendo? Una cosa era segura, la vida en la guardería nunca sería aburrida con Gregory y sus amigos.

FIN

fanfiction in spanish

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