Un año más. Y un año que inició con un sabor a esperanza a pesar del "gasolinazo" y la llegada de Trump al poder del otro lado del Rio Bravo. Por lo pronto, vuelvo a tener internet en casa, aunque no sé por cuanto tiempo. En fin, mientras dure, hay que aprovecharlo para poder comunicarme con el mundo cada vez que se me antoje y pueda hacerlo. 2017, ¿qué tengo que decir de tí? Por lo pronto, poca cosa ya que apenas lleva 15 días transcurridos desde su inicio y solo una semana laboral. Quisiera pensar que, a pesar de lo poco halagüeño que se muestra en general el panorama, el 2017 guarda en su interior el fuego de un proceso de recuperación benéfico para todos. Y no, no me estoy refierendo a un proceso de recuperación unicamente económico, sino más bien, a un proceso interior que nos va llevar a concretar metas y planes que tienen que ver más con lo que en realidad somos y no con lo que deseamos inopinadamente tener y gozar a nivel material. Todos los inicios son torpes, lentos y de mucho aprendizaje y así será este 2017, supongo. Pero, mientras se lleve la extraña sensación de error que viví a lo largo de todo el 2016, todo estará bien. Hace mucho que dejé de cuestionarme acerca de propósitos y metas, tal vez porque he vivido y aun hoy continúo inmersa en ese proceso de redefinición que, a estas alturas, me parece ya infinito aunque es obvio que no lo es ni puede serlo. Quisiera pensar que el 2017 cambiará el rumbo de mi vida ó, si no directamente él, si me brindará las oportunidades que necesito para cambiarlo y así dejar definitivamente en el pasado ese tránsito angustioso que deseo de todo corazón que haya concluido con la última campanada de diciembre del 2016. ¿Qué tan malo fue el 2016? Yo no diría que fue rotundamente malo pero si fue un año que no nos dejó respirar con las lecciones que se fueron acumulando, una sobre otra, a lo largo de los meses. Para mí, la lección más importante estuvo en el rubro de dejar ir. Dejar ir quien fuí y en lo que no acabé de concretarme en estos años recientes. Dejar ir sueños que, hoy por hoy, han dejado de tener sentido para mí. Despojarme de mis galas y mis joyas, como Inanna en su travesía por los Infiernos, para poder renacer como quien soy en este instante. La buena noticia es que tengo un año como éste, con buena energía para los inicios, para empezar a vivir de otra manera de adentro para afuera, una manera que me complazca y me haga sentir mucho mejor de lo que me he sentido en este último año.
Por lo menos, y eso es algo que debo de manejar como una ventaja, los próximos meses son meses en los que caminamos hacia el calor. Y bueno, para celebrarlo, ya me compré un par de telas para hacerme algo que estrenar cuando llegue la dizque Primavera al lugar en donde vivo. Y digo "dizque" porque para mí, no es un secreto para nadie, no considero que México tenga Primavera estando como está ubicado en pleno Trópico de Cáncer. Pero México si disfruta del calor tropical, seco y tórrido, que aparece en cuanto se retiran los fríos hacia el mes de marzo. Y no me cansaré de decir que, para mí, en cuestiones de clima, es la mejor epoca del año. Hasta el humor me cambia y es cuando mejor me siento, así que, si todo marcha como planeo, estrenaré para los días del equinoccio o para el tradicional Domingo de Ramos que este año 2017 caerá en abril. Después, si las ganas se me alargan entrando las lluvias, ya me haré algo más pero si no, me esperaré a que se retiren para coserme otra cosita que estrenar en los Días de Muertos. En fin, año apenas comienza y el trabajo que hacer en él, también. Espero que mi lectores también tengan planes y proyectos que realizar a corto o mediano plazo para este 2017 que nos espanta más en la mente y en el corazón que en la realidad. Por supuesto, a parte de la costura, tengo más en mente; realizar álbumes fotográficos, por ejemplo, para narrar lo que suceda en el año a través de imágenes que me emocionen y cautiven. Y hacerlo de manera física, como antes, para dejar de depender tanto de una tecnología que tiene sus bemoles en cuanto a las conservación real y precisa de la imágenes. Si, deseo tener y concretar un 2017 muy creativo y expresarme a través de técnicas que pueda realizar directamente con mis manos de una manera que me llene y me haga feliz. No sé, el 2017 debe de ser, y no solo para mí, un año que nos haga sentir plenos y que rinda frutos que nos satisfagan a todos los niveles. En lo particular, quiero comprometerme con esa idea de plenitud y satisfacción para que, al concluir el 2017, pueda hacerlo con una sonrisa y plantearme que, para el próximo 2018, vaya aun por más.