Hola!
El otro dia me compre la primera temporada de Merlin, porque OMG lo que me puede gustar esa serie y ese Arturo y ese Merlin y esa Morgana y... sera mejor que pare porque sinono termino nunca.
Cuando llegue al capitulo de Lancelot se me ocurrio esta escena. Es mi primera incursion en el fanodm asi qeu espero que no seais muy criticos y se que estan un poco OoC porque en por aquel capitulo todavia no se llevaban extremadamente bien; pero asi es como ha salido. Espero no defraudar a los fans de la serie
Título: Lancelot
Nombre del autor:
cloe2gsFandom: Merlin
Pairing: Merlin/Arturo
Rating: pg-13
Resumen: Solo va a pedirle un favor, nada mas.
Nota: Es slash, lo cual no deberia sorprenderos si habeis leido algo mio.
Situado en el capitulo de Lancelot 1x05
El sonido de unos pasos es todo lo que rompe el silencio del desierto pasillo. Unos pasos cada vez más rápidos, dados por alguien que no desea ser descubierto, no a esas horas ni por ese pasillo. Si le descubren, no le dirán nada, después de todo es el pasillo que lleva a los aposentos de Arturo y el chico que los recorre, no es otro que su sirviente Merlín. Sin embargo, eso no evita que el joven moreno no desee pasar desapercibido para no tener que explicar porque está fuera de la cama tan entrada la noche.
Cuando Merlín llega frente a la puerta de madera que le separa de los aposentos de Arturo, se detiene y respira hondo, repitiéndose a si mismo lo que le va a decir al otro a fin de que se dé cuenta de que es él el que tiene razón y no el futuro monarca. Con decisión toca la puerta y sin esperar una invitación la abre, haciendo que la luz procedente de la chimenea encendida, alumbre el oscuro pasillo.
Entra y cierra la puerta tras él, quedándose de pie en medio de la habitación observando a Arturo que está sentado en su silla frente a la chimenea con una copa de vino en la mano. Merlín carraspea para llamar la atención del otro y espera. El príncipe le da un trago a su copa y sonríe de lado.
―Has tardado más de lo que pensé ―comenta girándose para mirarle y dejar la copa sobre la mesa.
―Entonces, ya sabes porque estoy aquí ―dice andando hasta ponerse a su lado
―Dímelo. Quiero oírtelo decir.
―Lancelot es un gran guerrero. Deberías dejarle demostrártelo y no mandarle a limpiar establos.
―Lo hice, ¿recuerdas? Y fallo la prueba
―Fue una prueba injusta ―dice colocándose frente a él―. Vuelve a probarle
Arturo le miro fijamente y se puso de pie, consiguiendo que Merlín andará hacia atrás un par de pasos.
―¿Por qué te importa tanto? ―le pregunta tras mirarle en silencio mientras comienza a caminar alrededor del joven― ¿Por qué tanto interés?
―Ya te lo explique. Quiere ser caballero de Camelot y es muy hábil con la espada.
―No me pareció muy hábil ―dice colocándose tras el sirviente
―Pues lo es ―añade dándose la vuelta para volver a mirarle de frente―. Lo es. Deberías darle otra oportunidad.
―¿Y que ganaría yo? ―le cuestiona con una sonrisa maliciosa―. Está claro lo que ganaría él; pero ¿y yo?
―Un nuevo caballero para Camelot ¿no es suficiente? ―responde con algo de incomodidad por la forma en la que Arturo le mira
El joven príncipe no dice nada, lo único que hace es alzar una ceja y comenzar a andar en dirección al moreno, que comienza a andar hacia atrás, intentando alejarse de él. En su retirada choco contra el sillón en el que había estado sentado antes Arturo. El rubio ríe al ver como vuelve a ponerse en pie y rodea con prisa la silla de madera mientras entrecierra los ojos enfadado por ser la burla del otro alzando los brazos en su dirección como si eso le sirviera de barrera. Ese gesto solo incrementa las risas de Arturo, que ignorándole, sigue avanzando hacia él.
Merlín nota como algo choca contra la parte trasera de sus rodillas deteniendo su avance. Gira un poco la cabeza y ve que el obstáculo no es otra cosa que la cama. Suspira con resignación y se vuelve para mirar a su señor, que había cambiado sus risas por una sonrisa.
―¿Ya te has cansado de jugar, Merlín?
Este no responde solo se sienta en la cómoda cama y le mira con resignación sabiendo lo que pasara a continuación. Sobre todo porque no es la primera vez que pasa. Arturo camina hacia él con ese porte digno de reyes que siempre le acompaña y le pone la mano bajo la barbilla para poder alzarle la cabeza y que su sirviente le mire a los ojos.
―No sé porque siempre te comportas así, si sabes que luego vas a ceder.
―Arturo… ―murmura al sentir como le recuesta en la cama y se tumba sobre él, comenzando a dar pequeños besos sobre su cuello que hacen que se estremezca―. Lancelot…
Al oír ese nombre el príncipe se detiene y se levanta de encima de él con molestia, tumbándose con la mirada en el techo de la cama. Merlín, al sentirse libre de peso, se incorpora sobre su codo y se gira un poco para poder mirarle expectante.
―¿Arturo?
―¿Por qué has tenido que nombrarle? ―le cuestiona sin apartar la lista del techo del dormitorio.
―¿A Lancelot? ―pregunta a su vez con cierta satisfacción al detectar el amago de celos en la voz del rubio.
―¡Ahí está otra vez! ―grita enfadado―. Empezare a pensar que ocurre algo entre vosotros.
― ¿No… nosotros? ¿Lancelot y yo? ―pregunta antes de soltar una carcajada que no hace más que enfurecer a Arturo, mucho más de lo que ya estaba―. ¿Estas celoso?
―Nunca ―responde con sequedad.
El moreno sonríe y se pone de rodillas sobre el mullido colchón que se encarga de preparar cada mañana. Se sitúa junto a su cabeza y levanta una mano con la que acaricia su rubio pelo, hasta que Arturo mueve la cabeza con brusquedad y la aleja del contacto con su mano. Sin molestarse por ello, el joven mago sonríe y cambia de posición, pasando su pierna por encima de la cintura del futuro monarca para tumbarse sobre él.
―Escúchame. Nunca podría haber nada entre Lancelot y yo ―dice antes de guardar silencio en espera de que Arturo añada algo más. Al ver que eso no ocurre sigue hablando―. Nunca habrá nada por dos motivos. El primero, ni él me interesa, ni yo le intereso a él. No sé si te habrás fijado, pero es Gwen la que atrapa toda su atención. La segunda razón es, que a mí solo me importas tú.
Cuando termina de hablar se inclina y besa al joven príncipe. Le besa con dulzura, como eran todos los pocos besos que él iniciaba, intentando trasmitirle con ese gesto la veracidad de sus palabras. No tarda mucho antes de notar unos dientes sobre su labio inferior y sonríe por ello antes de permitirle a Arturo tomar el control. Cuando la falta de aire les hace separarse el rubio le mira mientras le tocaba el pelo.
―¿Por qué le has nombrado antes?
―Es la razón por la que estoy aquí.
―¿Quiere eso decir que si ahora fuese un caballero no estarías aquí? ―cuestiona entrecerrando los ojos.
―Mi señor sabe que sólo tiene que llamarme cuando desee mi presencia ―le responde con formalidad, sabiendo cuan poderoso se sentía el otro cuando reflejaba su estatus como su señor.
―Sí, lo sé. Como también sé que sólo te ofreces a mi cuando deseas algo ―añade con molestia―. No me gusta ser utilizado Merlín.
―No te utilizo. ¿Acaso crees que no me gustaría venir a ti cada segundo del día para poder sentir tu boca o tus manos sobre mí? ―le pregunta con tristeza― Tan sólo no me gusta molestarte con mi compañía si no es eso lo que deseas.
―Tú nunca me molestas. Bueno, vale, a veces ―rectifica al ver la ceja alzada con incredulidad del moreno―. Aunque en mi opinión, mi molestia, o falta de ella, no es algo que suela evitar que hagas lo que desees.
―Intento ser un mejor sirviente, mi señor.
―Eres el peor sirviente que he conocido Merlín. Ni en millón de años podrías cambiar eso ―añade con jocosidad.
Se quedan en silencio con la cabeza morena apoyada sobre el pecho del otro escuchando los latidos de su corazón hasta que su respiración se acostumbra y se sincroniza con la del otro. Arturo, por su parte, se entretiene jugando con su pelo, enredando sus largos dedos en las hebras negras, inundándose con su olor a menta, dejándose envolver por él.
―Si no te gusta que limpie los establos veamos como se la da pulir armaduras ―dice con cierta diversión.
Merlín sonríe contra su pecho al oírle y sabe que ha ganado la partida. El ya ha hecho todo lo que está en su mano, ahora solo falta que Lancelot demuestre su valía.