Hola!
El reto de esta semana de
qaf_ficcion realmente me ha inspirado mucho. Direis ¿como te puede inspirar la palabra starbucks? Ni yo misma lo sé, sólo sé que tengo esta viñeta y qeu mi cerebro esta trabajando en una de Gus y en una historia protagonizada por ¡¡Brandon!! increible, lo sé XD
En fin, aqui esta la primera viñeta, cruzare los dedos para que me de tiempo de escribir las otras a tiempo.
Título: Cita
Nombre del autor:
cloe2gsFandom: Queer as folk
Reto semanal: #103.- Starbucks
Pairing: Emmett/Adam
Rating: pg-13
Resumen: Le ha echado mucho de menos; pero por fin esta en la ciudad y le ha pedido para verse. Emmett no cree poder ser mas feliz.
Nota: Adam es un personaje creado por mi y este fic hace referencia al reto de las vacaciones que fue cuando hizo su primera aparicion.
Emmett nunca se ha sentido avergonzado ni ridículo con nada, no desde que dejo Hazlehurst al menos, y sin embargo, ahora, en ese Starbucks es justo así como se está sintiendo, un poco tonto.
Mira su reloj de nuevo, una manía que ha adquirido recientemente, exactamente, desde hace dos días cuando recibió el email de Adam diciéndole que llegaría a la ciudad y citándole en ese lugar.
Estos días han sido para Emmett cuando volver al pasado, a cuando era un adolescente enamoradizo e inquieto que pasaba las tardes intentando que nadie le diera una paliza mientras veía películas de alguna de las divas gays que tanto le han inspirado desde siempre.
Cuando recibió el email tubo que leerlo tres veces para asegurarse de que no había leído mal y cuando supo que era cierto, que era de Adam y que realmente estaba quedando con él, se puso a gritar como un loco dando saltos sobre la cama. Debbie subió con Carl a la habitación asustados por el ruido y cuando les conto lo que pasaba, la mujer solo le había sonreído con cariño y le había pellizcado las mejillas diciéndole que no volviera a darle esos sustos.
Se paso el resto de la tarde intentando decidir que ponerse. Echo todo su armario, que no era pequeño, sobre la cama y se zambullo en busca del look perfecto para esa cita. Así fue como le encontró Ted, enterrado entre toda su ropa, asomando la cabeza con unos calcetines naranjas colgando de una de sus orejas. Por supuesto no había nada que le gustara lo suficiente y arrastro a su amigo a una tarde de compras que acabo con Ted rogándole a Dios que le diera más paciencia para no estrangular a su mejor amigo.
De lo nervioso que estaba llego una hora antes al café y se había sentado en uno de los sillones que decoraban el lugar. Desde allí se podía ver perfectamente la puerta y a todo el que entrara por ella. Una chica con un delantal verde y blanco se le acerco para tomar nota y así llego su primer café de la tarde.
Miraba el reloj cada cinco minutos, desesperado pro lo lento que transcurría el tiempo. Contra más se acercaba la hora fijada mas pensamientos llegaban a su cabeza. Al principio fueron los mismos que había tenido desde que recibió el mensaje. Recordaba todas las cosas que hicieron durante el crucero en el que se conocieron, los paseos por las isla griegas, los juegos en las cristalinas playas, las noches de discoteca en el barco, las largas sesiones de sexo… pero conforme pasaba el tiempo los recuerdos fueron dejando paso a las inseguridades ¿Y si lo que quería era decirle que no se le acercara y fingiera no conocerle? ¿Y si se arrepentía y no venía a la cita? ¿Y si…? Millones de preguntas que hacían que apretase con más fuerza la taza entre sus manos y mirase con impaciencia hacia la puerta.
La puerta se abre y por ella entran un grupo de adolescentes. Ni rastro de Adam y ya es la hora. Espera cinco minutos sintiendo un nudo en el estomago. La puerta vuelve a abrirse y siente como si su corazón fuera a saltar del pecho por la expectación antes de encogerse al ver a un rubio y no a su moreno. Un cuarto de hora y nada. Cuando pasa media hora se pone en pie dejando un par de billetes sobre la mesa.
Cuando sale a la calle siente las lágrimas agolpándose en sus ojos esperando el momento justo para empezar a caer. Se aleja del Starbucks con la mirada fija en el suelo, reprendiéndose por ser tan idiota y pensar que alguien como él podría gustarle a alguien como Adam.
Unos brazos le atrapan por detrás y cuando se gira para ver a la persona que se ha atrevido a cogerle así no puede evitar que una sonrisa se instale en su cara. Allí, sonriéndole con una disculpa está Adam, con su pelo moreno algo despeinado, su corbata floja sobre su cuello y esos mismos ojos azules que le atraparon desde la primera vez que le vio.
―Siente llegar tarde un cliente me entretuvo ―se disculpa.
―Ahora estas aquí.
Adam asiente y le coge de la cintura acercándose a él y besándole con dulzura.
―Te he echado de menos ―le dice cuando se separan apoyando su frente contra la de Emmett.
―Yo también ―le responde antes de abrazarle con fuerza y enterrar su cabeza en su cuello―. Pensé que no venias porque habías cambiado de opinión.
―Eso nunca. En estas semanas no he podido dejar de pensar en ti. ¿Vamos a por ese café?
―No creo que mi cuerpo resista más café ―comenta con diversión el castaño― pero puedo hacerte compañía si quieres.
―Genial.
Y así cogidos de la mano vuelven a la cafetería a empezar esa cita que, tarde, pero que por fin ha llegado