Hola!
Otra entrada para
crack_and_roll.
Y dado que para el reto de esta quincena me he basado en el fandom de Private Practice, con una pizquita de Anatomia de Grey; me he decidido por publicarlo en la comunidad que cree para dichos fandoms
privategrey, que en la pobrecilla no hay mucha vida.
Titulo: Boda Express
Autor:
cloe2gs Fandom: Private practice/Anatomia de Grey
Claim: Amelia/Sheldon, con la participacion de otros muchos personajes del fandom
Reto:
Marry youExtension: unas 2.300 mas o menos
Ranting: PG-13
Advertencias: Crossover
Nota: Situada en el futuro de ambas series
Amelia y Sheldon
―¿Sabes en qué he estado pensando?
Sheldon alzó la mirada de su libro y la concentró en la joven Amelia, que le miraba desde la puerta del baño, vistiendo una camiseta corta de Harvard y unas simple bragas azules mientras balanceaba de un lado a otro el cepillo de dientes.
―¿En qué? ―le preguntó curioso el psiquiatra. Si algo había aprendido durante sus meses de noviazgo, era que con Amelia Shepherd nunca se podía estar seguro de que era lo que pasaba por esa loca cabeza suya.
―En que deberíamos casarnos.
Así de golpe, sin anestesia, fue como lo dijo. Sheldon comenzó a abrir y cerrar la boca sin saber que decir ni cómo actuar; pero ella no lo vio, porque tras decir esa frase se volvió a meter el cepillo en la boca y se metió de nuevo en el baño.
Sheldon consiguió cerrar la boca y de forma autómata cerró el libro, lo dejó sobre sus piernas, se quitó las gafas y las dejó sobre la mesilla, junto al móvil. Todo ello sin poder dejar de pensar en otra cosa que no fuera lo que Amelia acaba de decirle
Amelia apagó la luz del baño y caminó con tranquilidad hacia la cama, se subió a ella y se quedó de rodillas sobre el colchón mirándole fijamente.
―¿Y bien?
―¿La verdad?
Ella asintió y se colocó un mechón tras la oreja.
―La verdad es que me has leído el pensamiento.
Ante su mirada curiosa, Sheldon se giró y sacó una cajita de terciopelo negro de la mesilla de noche y se la dio. La mujer la cogió con dedos temblorosos y la abrió con cuidado. Había sido idea suya decirlo y aunque no se arrepentía se sentía diferente ahora que lo tenía al alcance de la mano. Se mordió el labio inferior y sacó el anillo alzándolo para poder verlo mejor. Era de oro blanco, con la parte superior compuesta por dos tiras que abrazaban una serie de diamantes, el central más grande y los demás de un tamaño menor. Apartó la mirada del anillo y la centró en el psiquiatra.
―Estaba esperando el momento adecuado.
Sheldon le quitó el anillo y sujetó la mano de la cirujana con delicadeza.
―Amelia Shepherd. Esta no era la manera en la que quería decírtelo; pero como siempre eres impredecible y esa es una de las cosas que más me gustan de ti. Así que, ¿quieres hacerme el hombre más afortunado del mundo casándote conmigo?
Amelia gritó de alegría y se lanzó sobre Sheldon llenándole la cara de besos mientras lagrimas de alegría se acumulaban en sus ojos.
―Me lo tomare como un sí ―consiguió decir colocándole el anillo.
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Violet
Violet miró a Sheldon intentando decidir cuánto de todo lo que le había contado era cierto, le miraba fijamente y sin pestañear, apoyada ligeramente en sus rodillas para que la distancia, a pesar de la mesa ratonera que había entre ellos, fuera la mínima posible.
―Te casas ―repitió ella con lentitud.
―Sí ―volvió a confirmar por tercera vez desde que llego a la casa de su amiga.
Peter entró en el salón con una taza de humeante café y se la tendió a su esposa antes de sentarse en el reposabrazos del sofá.
―Lo siento es que no parece algo muy propio de ti.
―Lo sé.
―Es que tu eres tan…
―¿Anticuado? ¿pasado de moda? ¿machista? ¿controlador? ―dijo Sheldon intentando ayudarla.
―Conservador. Iba a decir conservador.
―No es la palabra que yo habría elegido; pero supongo que vale.
―Lo que quiero decir es que tu eres de esos hombres que van a recibir a sus citas a la puerta con flores, que les abren la puerta y les retiran la silla, de los que eligen el vino y pagan la cuenta, de los que meditan las cosas y actúan con precaución, sin precipitarse y esto es tan… poco tú.
―Lo sé. Sé que no es propio de mi casarme de un día para otro ―comenzó a decir intentando justificarse, aunque supiera que no hacía falta―; pero si hubierais visto a Amelia, lo emocionada que estaba, lo ansiosa, lo feliz que se veía cuando le dije que sí; que nos casaríamos cuando ella quisiera incluso si era esta misma tarde. Lo único que hizo fue salir corriendo a casa de Addison.
Violet le escuchó en silencio sin saber que decir, conmovida por sus palabras, por el sentimiento que reflejaban sus ojos y por su tono de voz. Según Sheldon, Amelia estaba emocionada; pero si había algo de lo que Violet estaba segura era de que nunca había visto a Sheldon así.
―Entnces creo que Pete y tú tendrías que llamar a Sam y a Coop para poder alquilar algunos esmóquines. Yo cogeré a Lucas y recogeré a Charlotte de camino a casa de Addison.
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Derek
―Doctor Shepherd tiene una llamada.
Derek se giró hacia la enfermera que le había llamado y se acerco al mostrador dándole una sonrisa de agradecimiento. Cogió el teléfono y, sin dejar de mirar las graficas de su próximo paciente, contesto.
―Doctor Shepherd.
―¿Derek? Soy yo, Addison ―dijo la voz femenina de su ex mujer al otro lado del teléfono.
―Addison, que sorpresa ―respondió dejando de lado la tableta con los resultados―. ¿Pasa algo? Hacía tiempo que no me llamabas.
―Algo pasa; pero es bueno, así que no te preocupes.
―¿Algo bueno? Ahora me intrigas. ¿de qué se trata?
―Tienes que coger a Mark y a Meredith y veniros a Los Ángeles ahora mismo.
―¿Ahora? ¿Por qué? ¿Qué pasa?
―No soy yo la que te debería de dar esta noticia; pero tu hermana está muy ocupada discutiendo con tu madre desde hace una hora y sino no te dará tiempo a llegar.
―Addison, ¿Qué pasa?
―Tu hermana se casa
―¿Qué? ―grito Derek llamando la atención de los que estaban a su alrededor― ¿Cómo? ¿Cu… cuando? ¿con quién? Ni siquiera sabía que tuviera novio. Yo… pásamela.
―Te he dicho que está hablando con tu madre. Se llama Sheldon y es psiquiatra en la clínica donde trabajamos. Llevan saliendo algo más de un año y han decidido casarse. Esta tarde.
―Estas de broma. Esta tarde. ¿Cuándo se han comprometido?
―Al parecer lo hicieron a ayer. Esta mañana hablaron algo del tema y decidieron casarse esta tarde. Tu hermana vino corriendo a casa a pedirme mi vestido de novia. Nae se lo está arreglando mientras discute con tu madre.
―¿A qué hora es?
―No tienen hora fija. Les va a casar un paciente de Sam que era juez, así que puede esperar todo lo que queramos. Tu solo sal ya de ahí para llegar a tiempo y yo les retendré el tiempo suficiente como para que os de tiempo a tus hermanas y a ti de llegar.
―Tendré que pasar por casa y… Dios, ni siquiera tengo un esmoquin para llevarla al altar ―se quejo pasándose la mano por el pelo.
―Ya me estoy encargando de lo de tu esmoquin y el traje de Mark. Espero que no hayáis engordado. Por cierto, ¿Cuál es la tala de Meredith? Estoy comprando vestidos.
Derek alargo la mano y cogió a Meredith, que pasaba justo en ese momento junto a él con Christina, por el cuello de la bata; la acerco, la puso de espaldas y le miró la etiqueta antes de repetírsela a Addison.
―Vale, justo la que pensaba.
―Espero que no elijas algo horroroso solo porque la odias.
―No la odio. Y para tu tranquilidad te diré que es bonito, yo nunca compro nada feo. Es caro, eso sí; pero ya me conoces. Esperare que me lo pagues en cuanto llegues.
―Lo hare. Tranquila.
―Avisa a Mark ¿de acuerdo? Y avisadme si va a traer a alguien con él por si le tengo que comprar un vestido también.
―Lo hare. Nos vemos esta tarde.
Derek colgó y soltó un largo suspiro. Noto la mano de Meredith sobre la suya y al alzar la vista vio una mirada de preocupación en su cara. La sonrió para alejar los malos pensamientos y la beso dulcemente en los labios. Se giró hacia una de las enfermeras del puesto y le pidió que llamase al doctor Sloan.
―¿Derek?
―Tenemos que cambiarnos. Hay un largo camino hasta Los Ángeles.
―¿Los…? ¿Qué pasa en Los Ángeles? ¿Era Addison la que ha llamado?
―Sí, era ella. Al parecer mi hermana se casa esta tarde.
―Vaya… ¿Así? ¿sin avisar?
―¿Qué puedo decir? Así es Amy
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Amelia
Se miró en el espejo mientras se tocaba uno de los mechones de pelo ondulados que le caían por el hombro. Naomi le hablaba mientras le terminaba de coger el bajo del vestido; pero no podía escucharla, su cabeza estaba muy lejos de allí en una boda, muchos años antes, de una pareja que pensó que duraría para siempre.
Desde que vio a Addison caminando hacia el altar con este vestido, el mismo que ahora llevaba ella, siempre imagino que algún día se lo pediría y se casaría con él. Con este vestido de princesa de cuento que ahora llevaba. Addison nunca se había visto tan guapa como aquel día y ahora era ella la que parecía más bella que nunca.
Se paso las manos por la cintura, quitando cualquier arruga que pudiera tener el blanco vestido y rió, rió de felicidad porque nunca se había sentido así y era la sensación más maravillosa del mundo.
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Sheldon y Sam
―Si ya sé que avisamos con poco tiempo y son muchas habitaciones ―le dijo Sheldon a la mujer que estaba al otro lado del mostrados de recepción del hotel―; pero es que ha surgido de improviso.
―Ya señor; pero es que no tenemos esa cantidad de habitaciones disponibles. Hay una convención de El Señor de los Anillos en la ciudad y no quedan habitaciones ―le explico la joven con una sonrisa condescendiente.
―Ya lo sé, ya sé lo de esa maldita convención ―gruño empezando a perder los papeles.
Sam le puso la mano en el hombro para que se calmase y sonrió a la recepcionista consiguiendo que esta se sonrojara ligeramente.
―Veras, Megan ―dijo tras leer su nombre en la etiqueta del uniforme―, mi amigo está un poco nervioso porque se va a casar y su prometida quiere que sea esta misma tarde. Nos ha vuelto a todos un poco locos. Hemos tenido que buscar un restaurante deprisa y corriendo y su familia viene desde Connecticut en el primer vuelo que consigan.
―Lo entiendo. Necesitan habitaciones; pero es que no nos quedan.
―¿Ninguna? ¿Ni una sola habitación?
La joven suspiro y fijo la vista en la pantalla del ordenador, tecleo un par de cosas y finalmente volvió a mirarles.
―Nos quedan tres habitaciones; pero no están juntas.
―¿Tres? ―dijo Sheldon sacando la cartera de la chaqueta con rapidez, como si por tardar un poco en hacerlo las habitaciones fueran a desaparecer― Perfecto. Nos las quedamos.
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Addison y Caroline
Addison se puso de puntillas para ver por encima de la multitud de personas que salían de la terminal. Entre la cantidad de gente que salió vio a un grupo que hablan e iban casi corriendo. Distingue a Caroline entre ellos y alzó la mano para que ella y el resto de Shepherd supieran hacia dónde ir.
―¡Caroline! ―la llama al ver que no la han reconocido.
Al oír su nombre, la matriarca de los Shepherd miró en su dirección y acelero el paso, siendo seguida por sus hijas y sus yernos.
―Addison ¿es verdad? ¿Se casa?
―Eso parece.
―Esta hija mía. Siempre ha sido una cabeza loca; pero mira que casarse de un día para otro ―comenta la mujer sin dejar de negar con la cabeza―. ¿Habéis hablado con Derek? ¿Va a venir?
―Le llame hace un par de horas así que estará de camino.
―¿Llegara a tiempo? ¿Quién la va a llevar al altar sino?
―Sam a prometido encerrar al juez en el baño por si llega la hora y Derek todavía no está aquí.
―Bueno ―las corto Nancy―, no es por ser una aguafiestas ni por querer cortar esta calurosa recepción; pero tenemos que prepararnos para esa dichosa boda.
―Sí, tienes razón. Vamos a coger un par de taxi y que os lleven a los hoteles.
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Amelia y Derek
―Dime que no estás embarazada.
Amelia se giró para ver a su hermano, que estaba apoyado contra el marco de la puerta mientras se hacia el nudo de la pajarita. Le sonrió y se acerco con cuidado de no pisarse el bajo del vestido, llevo las manos a su cuello y le hizo el nudo que se le estaba resistiendo.
―No estoy embarazada.
Derek dejo escapar un largo suspiro y asintió con la cabeza.
―¿Entonces por que las prisas? Porque no hacerlo todo con calma, elegir el vestido, el restaurante, mandar las invitaciones, dejar que la gente tenga tiempo de asimilarlo y no tenga que conducir sin parar o tomar el primer vuelo libre…
Amelia se encogió de hombros y para Derek volvió a ser la pequeña niña que había decidido mudarse a vivir a la casa del árbol con 6 años, su pequeña hermanita.
―Ni siquiera conozco a tu futuro marido ―continuó hablando él―. ¿Como sé que va a ser bueno para ti, que te va a hacer feliz?
―Supongo que no puedes saberlo. Todo lo que puedes hacer es confiar en mí cuando te digo que Sheldon me hace feliz, me hace muy feliz y quiero hacer esto. Quiero bajar, caminar por la playa y decirle que sí, que si quiero ser su esposa; quiero que bailemos y tengamos nuestra noche de bodas y tener dos hijos y envejecer a su lado.
Derek sonrió al oírla y la beso suavemente en la frente antes de estrecharla entre sus brazos.
―Espero que seas muy feliz con él, Amy.
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Sheldon coloca el anillo en su dedo y ella siente que esta flotando.
―Yo os declaro marido y mujer. Puedes besar a la novia.
Y lo hace, la besa y ella siente que le tiemblan las rodillas. La gente aplaude y ella piensa que no se puede ser más feliz, porque lo ha hecho, se ha casado y ahora, nada puede ir mal.