Hola!
Despues de mil años sin actualizar el fic... ¡¡¡AQUI ESTA!!!
No espereis gran cosa, la verdad. Aunque si que esta el primer acercamiento entre Brandon y John ^,^que se que muchas de vosotras ya lo querais; aunque os aviso para que no os defraudeis luego, no es la gran cosa; pero por algo se tiene que empezar
Espero que os guste ^,^
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Título: Capitulo 6: Babylon
Nombre del autor:
cloe2gsFandom: Queer as folk
Pairing: Brandon/John
Rating: pg-13
Resumen: Solo le ha visto una vez y ya no puede sacarselo de la cabeza. Es hetero. Odia a los gays. Es menor que él. Ninguna de esas cosas parece importarle a Brandon cuando lo unico en lo que puede pensar es en él y en tenerle en su cama.
Nota: Este fic surgio recordando una alusion a la pareja que se hacia en un fic que no recuerdo de la comunidad. "
Anillo Claddagh", de la siempre maravillosa
inefable_hd.
Nota 2: Me he tomado la libertad de poner a John y a Hunter de la misma edad.
John pensó que sería diferente. No sabía que esperaba encontrase en un sitio como Babylon; pero no que se pareciese a una de las discotecas a las que solía ir con Hunter y Sam. Había música decente, parejas besándose por todas partes, alcohol… la única diferencia era que no había chicas; aunque sí que notaba que seguían tocándole el culo.
Un chico descamisado pasó frente a ellos lanzándoles una mirada y una sonrisa coqueta. John puso los ojos en blanco y se cruzó de brazos, Hunter rió y le dio un pequeño codazo para que se fueran a la barra a por algo de beber, y Sam se puso de puntillas para poder seguirle con la mirada mientras se alejaba. El moreno pasó el brazo por encima de los hombros del rubio y tiró de él para ir tras Hunter a por un par de copas.
**********
Estaba apoyado contra la barra esperando al camarero cuando notó una mano sobre su hombro. Se giró dispuesto a echarle una mala mirada al tío que hubiera tenido la osadía de tomarse esas libertades; pero tuvo que callarse al darse cuenta de quién era, precisamente la última persona a la que esperaba tener que soportar esa noche.
―Hola pequeño Satán.
―Tío Brian ―masculló a forma de saludo.
―Hunter dijo que vendrías ―dijo Brian con una sonrisa de prepotencia―. No podía perdérmelo.
El adolescente apretó los puños y se mordió la lengua para no contestar, no creía que Sam le perdonase que les echaran de la discoteca la primera vez que iban. Brian amplió la sonrisa al imaginarse lo que estaba pasando por la mente de su sobrino. Adoraba tener el control de la situación.
El camarero, un chico pelirrojo con una camiseta blanca ajustad que brillaba por la luz, se acercó hacia donde estaban para atender a su jefe y al joven con el que hablaba.
―Ron con limón ―pidió John intentando ignorar a su tío.
―Coca-Cola ―le corrigió Brian. Después le cogió con fuerza de la barbilla y le hizo una seña al camarero―. Fíjate bien en su cara, Carl. No le vendas alcohol ni a este ni a Hunter ¿entendido?
―Entendido señor Kinney ―respondió sacando una coca cola de la nevera y dejándola abierta frente al adolescente.
―Vete a la mierda ―le contestó a su tío antes de darse la vuelta y alejarse de allí.
―Dos cervezas ―pidió el mayor ignorando el comentario del otro.
Con las cervezas en la mano Brian se fue hacia donde los chicos le esperaban, apoyados contra la barandilla del piso superior, desde donde mejor se podía ver el local. Se colocó al lado de Justin y le besó metiéndole la lengua sin preámbulos y cortando toda conversación que estuvieran teniendo y las risas de Emmett y Ted.
―¿De qué se ríen? ―le preguntó Brian a Justin al oído antes de morderle el lóbulo de la oreja.
―Sólo comentábamos que ese bombón te había dado calabazas ―explicó Emmett.
―A mí nadie me da calabazas ―contestó dándole un largo trago a su cerveza.
―Sí, claro. Nadie recuerda a cierto rubio de nombre Brandon y que ahora trabaja en Kinnetic ―ironizó Ted.
―Bueno ―empezó a decir Brian con una falsa sonrisa y un tono lleno de sarcasmo―, nadie sabe de calabazas tanto como tu ¿No es cierto, Theodore?
―Volviendo a lo importante ―interrumpió Emmett―. ¿Quién es ese bombón?
―No he hablado con ningún “bombón”
―¿Qué pasa? ¿Es que también lo quieres para ti? Cariño, ―dijo Emmett dirigiéndose a Justin y poniéndole la mano en el brazo como si estuviera consolándole―, se que tenéis una relación abierta y todo eso; pero controla un poco a tu semental para que los demás también podamos follar.
―Te juro, Em, que no se dé qué coño estás hablando.
―Habla del chico con el que hablabas en la barra ―le explicó Justin antes de beber de su cerveza.
―Ese no era un “tío bueno”. Era John.
―¿John? ¿Tu sobrino John? ¿El John de odio a los maricas y amigo de Hunter? ¿Ese John? ―preguntó la diva con incredulidad― ¿De dónde vienen vuestros genes? ¿Qué narices os dan de comer a vosotros? Porque no es normal que haya tantos Kinney follables.
Brian puso los ojos en blanco y cogió a Justin de la mano para arrastrarle hasta la pista de baile. No creía ser capaz de seguir escuchando a Emmett babeando por su sobrino sin soltarle un guantazo.
**********
La noche había ido pasando y, por mucho que a John le costara admitirlo, se lo había pasado mejor de lo que esperaba, incluso podría decirse que bien. La música había estado decente y había podido bailar toda la noche, con Hunter, claro, para no dar la impresión de que alguno de los dos estaba disponible, pero bailar al fin y al cabo; había bebido sin gastarse ni un solo centavo, gracias a su tío Brian y a todas las copas a las que le habían invitado; se habían reído e, incluso, Sammy había ligado a juzgar por el chico con el que había desaparecido hacia un buen rato. Estaban bailando cuando vio que Hunter se llevaba una mano a los vaqueros y se peleaba con uno de los bolsillos hasta sacar su móvil. John asintió a la mirada de disculpa que le dio su amigo mientras se alejaba en busca de un sitio medianamente tranquilo desde el que poder hablar. Le dio un largo trago a la bebida que tenía en las manos y que ya no era capaz de distinguir, mientras pasaba la vista por la masa de gente para buscar a Sam. Quería asegurarse de que estuviera bien, a veces era demasiado inocente para su propio bien. En eso estaba cuando noto unos brazos alrededor de su cintura y un aliento chocando contra su cuello.
―¿Me buscabas? ―le dijo al oído mandándole un escalofrío por toda su espina dorsal.
John se separó y se dio la vuelta para ver a Brandon sonriéndole con diversión.
―No te creas tanto. Busco a mi amigo Sam.
―El rubito mono con el que querías que ligara ¿no?
―Exacto ―respondió volviendo a buscarle.
―Está allí ―le señaló el mayor
John siguió la línea imaginaria que apuntaba su dedo y vio a Sam junto a las escaleras de subida, apoyándose contra una columna mientras otro chico le besaba y él le agarraba del pelo.
―Como ves mantengo mi parte del trato y vigilo a tu amiguito. Puedes estar tranquilo, es uno de los chicos de la asociación LGBT. Son todos unos santurrones aburridos, así que está a salvo. ¿Bailamos?
―Soy hetero.
Brandon bufó y giró los ojos antes de poner las manos en las caderas del menor, metiendo los pulgares por las trabillas de los pantalones de modo que no pudiera huir de él.
―Lo repites tanto que empezó a creer que lo que quieres es convencerte de ello.
John más tarde le echaría la culpa a todo el alcohol que había bebido esa noche.
Empezaron a bailar, al principio un poco tenso por la cercanía del mayor; pero no tardo mucho en relajarse y dejarse llevar por el ritmo que el otro estaba marcando. Sus cuerpos se tocaban de vez en cuando, roces sutiles pero que estaban empezando a hacer que el ambiente se caldease y extraños pensamientos del tipo ”¿Besar a un chico será como besar a una chica?” o “¿Qué pasaría si besas a Brandon? Sus labios parecen tan suaves”, comenzaron a inundar la mente del menor. Luego noto unos labios en su cuello, mordiendo y chupando, y una lengua que no dejaba de pasar y luego unos dientes… y al final no podía pensar en nada que no fuera Brandon, sus labios en su cuello y lo malditamente bien que se sentían estando allí.
**********
No recordaba cómo había vuelto a casa esa noche, suponía que había sido gracias a Hunter o a Sam, aunque cree que mas Hunter que Sam a juzgar por lo bien acompañado que estaba su rubio amigo la noche anterior. Lo bueno era que estaba en su casa, tapado con sus sabanas y que no le dolía nada, excepto su cabeza por la resaca; pero eso no era nada que uno de los remedios caseros de la abuela Joan no pudiera solucionar. Tantos alcohólicos en la familia tenían que dar algo bueno, los mejores remedios anti-resaca de la ciudad. Notó como alguien entraba en la habitación, lo hacía casi de puntillas como si no quisiera despertarle, algo tarde para eso. Giró la cabeza y entreabrió un ojo. Era Peter con un frasco de pastillas y una taza de la que salía un olor a manzana que sabía, por experiencia propia, que no sabia a manzana.
―Gracias ―murmuró incorporándose hasta quedarse sentado.
―Volviste con una buena cogorza ―le dijo Peter sentándose en el colchón.
―La cosa se desmadro un poco ―comentó tomándose un par de pastillas― ¿Me subió mamá?
―No ―negó él―. Llamó la mujer que cuida a la abuela, al parecer no podia quedarse anoche, por una emergencia familiar o algo asi, y mamá se fue a pasar la noche a su casa. Te oí cuando volviste y por muy divertido que fuera verte intentar meter la llave en la cerradura, fue un poco patético después de los primeros diez minutos.
―Ja, ja, ja. Gracias por subirme.
Peter asintió con la cabeza y se puso de pie para salir de la habitación. Al llegar a la puerta se detuvo y se mordió el labio inferior sin saber si debería preguntarle a su hermano por lo que vio desde la ventana o si debería dejarlo pasar. Miró por encima del hombro y vio que su hermano estaba de nuevo tapado y listo para volver a dormirse, así que se cayó y se marchó en silencio al salón.