Título: Detalles
Fandom: Harry Potter
Claim: James Sirius/Rose Weasley
Rated: K+
Summary: Los detalles son esos hechos que le dan sabor a la vida.
Advertencias: Incesto familiar.
Notas: Regalo para
lamagaliz, espero que no te parezca tan horrible. Y con el permiso de ella (¡eres una monada!), este drabble también es mi segundo prompt para mi reto en
10pairings.
Detalles
m. pequeños hechos que le dan sabor a la vida.
Podía parecer que las fiestas navideñas de la familia Weasley eran siempre iguales, con la cena, las historias, los regalos, el chocolate caliente con malvaviscos y todas esas tradiciones. Pero la verdad era que siempre pasaba algo que las hacía especiales. Talvez Louis y Roxanne haciendo ángeles de nieve, Fred y Hugo empezando una guerra de comida, o Dominique y Lily hablando de lo atractivos que eran los chicos de Hogwarts, mientras la abuela Weasley se escandalizaba.
Eran esos pequeños detalles lo que hacían las navidades especiales. Y aquella no sería la excepción.
-¡Y éste es para Molly, del tío Charlie! -anunció Angelina en medio de todo el alboroto.
Era hora de abrir los regalos, es decir, hora del caos. Molly pasó con una enorme sonrisa en su rostro y tomó la caja que su mamá le entregaba.
-Oye, Rose -murmuró James, cerca de ella. La chica hizo un movimiento con la cabeza, comunicándole que lo escuchaba, mientras observaba cómo Lucy daba chilliditos de emoción mientras su hermana abría su regalo-. Ven un momento conmigo.
Rose se giró para ver a su primo.
-¡Aquí hay un gran regalo con el nombre de Albus, de parte de Percy y Audrey! -continuó Angelina y Albus fue a recoger su presente.
-¿Adónde?
-Sólo ven -insistió James. Rose lo miró con algo de desconfianza, porque sabía que su primo era aficionado a hacer bromas, no importaba qué día fuera-, por favor -la chica pareció pensarlo, se giró para ver si alguien los veía y se levantó de su asiento.
-¿Pero adónde vamos, James? -cuestionó la pelirroja mientras pasaban cerca de la puerta que daba al patio delantero, donde estaban Victoire y Teddy muy acurrucados. James, en vez de contestarle, tomó la mano de la chica y la guió.
Se detuvieron frente a la puerta que daba al patio trasero, él la abrió y le hizo un gesto para que saliera. Rose obedeció.
-Bien, ya estoy aquí ¿ahora qué?
James exhaló mientras cerraba la puerta con cuidado.
-James, ¿estás bien? -de repente notó algo extraño en el comportamiento de su primo.
-Sí -se giró y mostró aquella sonrisa tan característica de él-. Te traje para darte tu regalo, pero no quería que estuvieran todos mirando.
-¿Mi regalo? -se extrañó la joven.
-Sí -asintió James-, es algo personal.
Rose levantó ambas cejas, sorprendida por el comportamiento de su primo, ya que él no era muy fanático de dar obsequios. James hurgó en su bolsillo y sacó una cadena dorada, de ella colgaba un dije con forma de snitch.
-¡Pero si tu adoras esa cadena! ¿Por qué me la das? -dijo mientras la tomaba.
-Eh… prefiero no decirte, talvez te enteres en algún momento.
Rose parpadeó varias veces, aún atónita.
-No sé qué decir, James -se quedó observando la cadena, luego levantó la cabeza y observó a James mientras sonreía- ¿Me la pones?
Los labios del chico se curvaron en una media sonrisa y asintió. Tomó la cadena de las suaves manos de Rose, se acercó más a su prima y pasó sus manos por su cuello. Rose sujetó su cabello para que James tuviera mejor visibilidad. Él se acercó un poco más, sus labios casi podían rozar el cuello de su prima. Logro captar el dulce olor del perfume de Rose.
Cuando terminó, Rose tomó el dije entre sus manos.
-Es muy hermoso, gracias -James no dijo nada, simplemente siguió observándola-. Yo no te he traído nada.
-No importa -alargó su brazo y tomó la mano de la chica-, con que te guste es suficiente.
Aunque a Rose le parecía linda la forma en que se estaba comportando su primo, aún creía que era inusual. Entonces pensó que talvez el espíritu navideño se había apoderado de él, luego pensó que aquello sonaba muy tonto.
Se quedaron en silencio un largo rato, pero seguían tomados de la mano. Rose inclinó la cabeza hacia un lado y preguntó.
-¿Qué piensas, James?
El joven pareció sopesar la pregunta, pero sonrió.
-Estaba pensando qué regalo podrías darme.
-¡Mentiroso! -dijo Rose soltando su mano de la de él- Dijiste que no te importaba -agregó haciendo pucheros.
-¡Oh, vamos! Te di mi cadena favorita -Rose entrecerró los ojos. James se pasó una mano por el cabello y levantó la vista- Creo que ya sé cómo puedes pagarme -la chica hizo un gesto con la cabeza y él señaló el techo.
Justo encima de ellos colgaba una rama de muérdago. Rose observó a su primo, sorprendida. ¿No era en serio, no?
-Vamos -la apremió el chico-, no es para tanto.
En un acto reflejo, la pelirroja se humedeció los labios. Se acercó a su primo y se puso de puntillas y le plantó un suave y fugaz beso en la mejilla. Se apartó y James hizo un gesto de desaprobación.
-Creo que puedes hacer algo mejor que eso.
La haló hacia él tomándola de la cintura y, antes de que ella pudiera decir nada, unió sus labios con los de ella. Rose se quedó estática, pero al sentir cómo James sorbía con delicadeza su labio inferior, dejó escapar un suspiro dentro de la boca de su primo.
La pelirroja comenzó a devolverle el beso con lentitud, acoplándose a los labios del joven. Y cuando la caliente lengua de James irrumpió en su boca, no pudo más que estremecerse.
Al separarse, Rose tenía la sensación de haber cometido un delito. Sentía la mirada de James taladrándola, así que levantó la vista. El joven tenía una sonrisa en su rostro, y de una extraña manera, la reconfortaba. Rose también sonrió mientras entraban a La Madriguera, no podía arrepentirse por lo que había pasado. Después de todo, aquellos detalles eran lo que hacían especiales las navidades de la familia Weasley, ¿no?