Título: Monsters
Autora:
umberelaOriginal:
http://inkin-brushes.livejournal.com/76585.htmlBeta:
joker_cokerFandom: VIXX (AU, !vampire)
Pairing: leo/n, ravi/hongbin
Word count: +12k
Rating: R (por violencia)
Resumen: Hakyeon recoge los restos del desastre de Wonshik.
Monsters
Hakyeon estaba de patrulla,la respiración se le condensaba frente a él mientras caminaba. Esa parte de la ciudad era la mejor, así que había decoraciones de Navidad, luces multicolores titilando sobre su cabeza. Las farolas se alternaban entre decoraciones con forma de árbol navideño o una estrella colgada de ellas. Era bastante festivo, aunque nadie estaba fuera para disfrutarlo. La ciudad decía que era la intención lo que contaba, y estaba bien que los niños pudieran mirar por las ventanas y ver tintineantes luces en vez de oscuridad, aunque fuera solo durante un mes.
Los encantamientos le hicieron cosquillas para después tranquilizarse, el amuleto en el cuello brillaba cálidamente y Hakyeon alzó la mano para sostenerlo, una sonrisa le apareció dulcemente en el rostro. Taekwoon estaba alrededor, como de costumbre. Hakyeon estaba completamente exasperado por el tema.
Habían tenido una pequeña disputa sobre que Taekwoon lo siguiera durante sus patrullas y los viajes de caza. El área estaba llena de nuevos vampiros, pero solo dos se habían acercado lo suficiente para que Hakyeon les clavara una estaca en las últimas semanas. No concordaba con el patrón, las cazas de los demás estaban ascendiendo, más vampiros que nunca atraídos en las excursiones de cacería, pero Hakyeon no había conseguido que picara ninguno, por decirlo de alguna forma. Su reputación comenzaba a sufrirlo.
―Los estás asustando ―se había quejado malhumoradamente una noche hacía un par de semanas, después de haber vuelto a casa tras otro viaje que había acabado con las manos vacías―. Pueden sentirte en el área, y ningún vampiro va a arriesgarse a una batalla territorial con un Elimia.
Taekwoon simplemente había parpadeado mirándolo y Hakyeon pisó fuerte con el pie de agitación.
―Tienes que dejar de seguirme ―dijo al final con el ceño fruncido.
―No ―murmuró Taekwoon, la respuesta suave pero no menos precisa.
Hakyeon se había enfadado.
―Sé que soy un frágil mortal y todo eso, pero soy un jodido cazador experimentado, no necesito un guardaespaldas. Tengo que hacer mi trabajo. Y no puedo hacerlo si estás siguiéndome como un perro faldero.
Taekwoon había atrapado a Hakyeon contra la pared más cercana, encerrándolo entre los brazos, y Hakyeon lo miró fijamente con resolución.
―Perro faldero ―repitió Taekwoon con el rostro inexpresivo.
―Un atractivo perro faldero ―completó Hakyeon a regañadientes.
Taekwoon había contemplado su rostro durante un incómodo y largo período de tiempo, pero Hakyeon no iba a echarse hacia atrás, la barbilla alzada con resolución; finalmente, Taekwoon había suspirado negando con la cabeza.
―No ―repitió suavemente. Hakyeon abrió la boca para discutir, pero Taekwoon continuó, lentamente como si tuviera que sopesar cada palabra―. Sé que eres fuerte. Pero eres mortal y eso… eso me asusta ―Hakyeon cerró la boca mientras el sonrojo subía a sus mejillas. Taekwoon parecía malhumorado por ello―. Me quedaré más atrás, si quieres, pero no hará tanto como crees. No te están atacando solo porque yo esté alrededor, sino que es básicamente porque hueles a mí.
―¿Huelo a ti? ―jadeó y giró el rostro para poder olfatearse el hombro de la camisa. Todo lo que podía captar era el detergente y su jabón.
―Sí ―había respondido Taekwoon, y Hakyeon pensó que sonaba algo engreído mientras se inclinaba para presionar el rostro contra un lado de su cuello e inhaló―. Hueles a mí y a magia. Ningún vampiro va a acercarse a ti así.
―Entonces, supongo que esto significa nada de tocarme antes de las cacerías ―refunfuñó Hakyeon.
Era más fácil decirlo que hacerlo, reflexionó Hakyeon agriamente. Pero eso era lo que acabaron haciendo. Hakyeon lavaría las ropas y se frotaría hasta quedarse limpio antes de ir a cazar y le prohibió a Taekwoon acercarse a menos de un metro de él, y a cambio, Taekwoon había empezado a mantenerse más lejos cuando Hakyeon patrullaba. Pero aún así no conseguía que picaran.
A veces, Hakyeon se preguntaba si Taekwoon frotaba la cara por su ropa antes de que se las pusiera cuando no miraba, tan solo para fastidiarlo. Hakyeon no dudaba de que fuera capaz de hacerlo.
Hakyeon suspiró y se detuvo para contemplar las estrellas. Tenía frío incluso con las manos metidas en los bolsillos, los dedos enroscados alrededor de dos paquetes de agua caliente. Quería irse a casa, acurrucarse bajo las sábanas con Taekwoon, pero sabía que no podía irse pronto, incluso aunque no hubiera ningún vampiro en esa sección de la ciudad, sin contar a Taekwoon.
Había estado bien, pensó. Mejor de lo que pensó que podría con Wonshik desaparecido. A Sanghyuk le estaba costando, pero era un niño y Hakyeon no podía explicarle las circunstancias de la desaparición, tampoco podía explicárselo a HQ. Todos asumían que Wonshik estaba muerto. Hakyeon no lo creía, o tal vez no quería creérselo. Había sido difícil mantener el optimismo después de tantas semanas, pero Wonshik había hecho las maletas y se había marchado, y Hakyeon tenía que creer en que volvería, aunque fuera por Hongbin. No pensaba que Wonshik lo fuera a abandonar para siempre, sabía que probablemente tan solo necesitaba tiempo.
Si Hakyeon fuera Wonshik, lo necesitaría. Le debía una gran disculpa cuando se volvieran a ver, y una explicación. Que Wonshik no hubiera corrido a contárselo a HQ mostraba la profundidad de su amistad, y Hakyeon estaba agradecido. Y muy arrepentido. Tan solo podía esperar que cuando, si, Wonshik volvía, quisiera arreglarlo. Hakyeon quería hacerlo.
Hakyeon apartó la mirada de la luna cuando el móvil comenzó a vibrar con insistencia, y frunció el ceño al sacarlo del bolsillo delantero. El nombre en la brillante pantalla decía El Niño.
―Sanghyuk ―dijo secamente al responder―, hemos hablado sobre que me llames cuando estoy patrullando, si es porque quieres irte pronto a casa te he dicho...
―Wonshik ―respondió Sanghyuk cortándolo. El nombre salió apresurado, corto y nítido, y Hakyeon se dio cuenta de que Sanghyuk estaba llorando, la respiración al otro lado de la línea era pesada.
Hakyeon tuvo un escalofrío, su cuerpo estaba frío por más motivos que la temperatura.
―¿Qué ha pasado? ―se tomó un segundo para prepararse, todo se sentía horriblemente demasiado familiar, su corazón comenzó a acelerarse.
Durante unos segundos, todo lo que pudo oír eran los jadeos de Sanghyuk, su rápida y superficial respiración antes de que volviera a hablar.
―Wonshik.
―Sanghyuk ―dijo Hakyeon con algo de desesperación mostrándose en su voz, las extremidades adormecidas―, tienes que respirar, tienes que tranquilizarte...
―Está aquí, Hakyeon, Wonshik está… ―Sanghyuk susurraba con urgencia, apenas audible, y entonces hubo un sonido, un golpe, después un chillido amortiguado y tras un momento de pánico, Hakyeon se dio cuenta de que Sanghyuk se había tapado la boca con la mano para que cuando comenzara a gritar, nadie lo oyera.
Hakyeon se estaba moviendo sin pensar conscientemente en ello, dirigiéndose rápidamente en dirección a HQ.
―Estoy yendo, ¿vale? No pasa nada, todo va a ir bien, pero debes decirme qué ha pasado. Sanghyuk.
―Es un vampiro ―respondió Sanghyuk estridentemente, las palabras apresuradas, y Hakyeon se quedó helado, la respiración abandó su cuerpo―. Está aquí, está aquí, Hakyeon, es un vampiro...
La voz de Sanghyuk sonaba, curiosamente, amortiguada mientras seguía hablando, indistintamente del zumbido en las orejas de Hakyeon. Su visión se había vuelto borrosa por los bordes y se dio cuenta de que no dejaba de repetir no en voz baja.
―¿Qué hago? ―lloró Sanghyuk, la última palabra quebrándose en un sollozo, y Hakyeon respondió, el cerebro se aceleró para comprenderlo―. Lo he dejado pasar, Hakyeon, oh dios, no… no sabía… lo dejé entrar...
―¿No está bajo custodia? ―preguntó Hakyeon. Un repentino horror lo recorrió―. Está...
―Dijo que había venido a por Hongbin ―jadeó Sanghyuk―. Lo dejé ir, estoy… escondiéndome. Soy un cobarde, pero no podía… es Wonshik… No sé qué hacer… Hakyeon, ayúdame...
―Estoy de camino ―repitió ausentemente, mientras forzaba a sus pies a moverse―. Quédate quieto, quédate… quédate a salvo, Sanghyuk. No… no des la alarma. Estaré ahí pronto. Lo solucionaremos, ¿vale? No va a pasar nada ―las palabras eran como ceniza en la boca, sabían vacías. ¿Qué había hecho?
―Date prisa ―jadeó Sanghyuk, y la línea se cortó.
Hakyeon consiguió dar dos pasos más antes de tropezar y extender el brazo hacia una farola cercana en busca de apoyo. Su visión iba y volvía, la cabeza le daba vueltas y luchaba por respirar, pero el torso no quería cooperar.
Wonshik era un vampiro, y todo era su culpa.
El amuleto alrededor del cuello estaba tan caliente que era casi incómodo, y eso fue el único aviso que tuvo antes de que sintiera unas amables manos en sus hombros, alejándolos de la farola y girándolo.
―Hakyeon ―habló Taekwoon, más alto de lo normal―. Hakyeon ―lo sacudió gentilmente, los ojos le recorrían el rostro urgentemente y el ceño estaba fruncido. Debía haber oído su corazón acelerándose desde donde estaba, manzanas allá.
―Wonshik ―jadeó, y sonó exactamente igual que Sanghyuk. El darse cuenta de ello hizo que los ojos le ardieran con lágrimas. No pudo detenerlas, ni siquiera podía recordar cómo respirar.
Taekwoon lo pegó al pecho, los brazos a su alrededor, y lo mantuvo cerca.
―Lo siento ―murmuró contra su pelo, y Hakyeon rió de forma rota. Taekwoon ni siquiera lo sabía aún, probablemente creyó que Wonshik había muerto. Algo sí lo estaba.
―Se ha convertido ―susurró, apenas tenía aire en los pulmones para conseguir aquella corta frase. Las lágrimas cayeron entonces de sus ojos, cálidas y pesadas―. Es un vampiro.
Taekwoon se quedó extrañamente quieto durante un segundo y después mantuvo a Hakyeon algo más cerca.
―Lo siento ―repitió, y Hakyeon comenzó a sollozar seriamente sobre su hombro, agarrándose a él.
No sabía cuánto tiempo pasaron ahí de pie, Taekwoon lo sujetaba cuidadosamente mientras luchaba por no desmayarse. En el fondo, una vocecita le decía que tenía que moverse, tenía que llegar a HQ, que Sanghyuk estaba ahí y que no tenía a nadie con quien pasar por ello, pero sus piernas estaban débiles y la cabeza le daba rápidas vueltas.
―Es mi culpa ―gimió, y Taekwoon negó con la cabeza levemente―. Lo es. Lo ha hecho a propósito… debe haber… está en HQ… tenemos que ir…
―Ya hará mucho que se fue, incluso antes de que lleguemos ―respondió suavemente Taekwoon, y eso tan solo lo hizo llorar con más fuerza.
―Lo he roto, Taekwoon ―jadeó―. No creí que… después de todo, soy lo que lo ha puesto al límite… está muerto por mi culpa...
―No ―le cortó Taekwoon con voz dura. Se separó y llevó las manos al rostro de Hakyeon para sujetarlo, alzándolo. Los dedos gordos le recorrieron las mejillas, borrando las lágrimas―. Lo hizo por el amor que siente hacia Hongbin, y porque le hicimos darse cuenta de que no todo es blanco y negro, y algunas veces, las reglas pueden romperse.
Hakyeon hipó.
―¿Cómo sabes que iba a coger a Hongbin? ―el rostro de Taekwoon se suavizó.
―Es el único motivo por el que estaría en HQ y no puedo imaginarme por qué más se transformaría, en primer lugar. No haría algo así tan solo para hacerte daño.
―Debería habérselo dicho ―respondió Hakyeon miserablemente―. Debería haberlo hecho. Y debería haber ido a buscarlo… No se me ocurrió…
―A mí tampoco ―lo cortó Taekwoon―. Es mi culpa tanto como la tuya, pero a pesar de ello, está hecho.
Hakyeon rió con eso, un sonido ligeramente histérico.
―No es culpa tuya. Esto fue completamente elección mía. Estoy contigo porque quiero y elegí mantenerlo en secreto ―toda la energía lo abandonó, unas pocas lágrimas más cayeron, pero al menos, el pánico parecía haber pasado, dejándolo con una sensación de vacío―. Mi culpa.
Taekwoon parecía que iba a discutírselo, pero no lo hizo.
―Podemos superarlo ―dijo en su lugar―. Podemos, Hakyeon ―presionó la frente contra la de Hakyeon y este se dio cuenta de que Taekwoon estaba respirando―. Lo… Lo siento.
Hakyeon se obligó a respirar como él, lenta y profundamente. Cerró los ojos y sintió cómo se detenían las lágrimas, dejándolo con la nariz congestionada y dolor de cabeza. Pero se sentía un poco más como si pudiera apañárselas.
―Tengo que ir a HQ ―murmuró cuando al fin abrió los ojos. Se separó sintiéndose algo inestable aún, y las manos de Taekwoon cayeron de su rostro.
―¿Sanghyuk? ―preguntó, y Hakyeon asintió.
―Dejó entrar a Wonshik. Sonaba como… como si lo hubiera engañado para ello. No ha dado la alarma, pero… no parecía estar bien ―le tembló la voz un poco y cerró los ojos de nuevo. Un peso más que llevar en los hombros―. Voy a tener que contárselo, cuando se haya calmado.
―¿Sobre nosotros?
―Sobre todo ―respondió atontadamente―. Merece saberlo. Incluso si me odia por ello.
―No te odiará por ello ―respondió suavemente Taekwoon. Una pausa―. Tampoco te odia Wonshik.
Hakyeon sollozó secamente y alzó las manos para abrazarse.
―¿Cómo lo sabes?
―Porque si lo hiciera le hubiera contado lo nuestro a HQ, habría arruinado tu vida, hubiera intentado cazarme. Pero no lo ha hecho.
Hakyeon se tomó su tiempo para comprenderlo y se dio cuenta de que Taekwoon tenía razón hasta cierto punto. Deseaba desesperadamente creerlo.
―Si saca a Hongbin, va a poner a HQ en su búsqueda.
―Una cosa cada vez ―respondió Taekwoon gentilmente, comenzando a guiarlo por la calle― ¿Quieres que te lleve?
―No soy una damisela ―dijo volviendo a su forma habitual―. Puedo sobrellevarlo. Puedo.
―Sí ―añadió suavemente Taekwoon―. Puedes.
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