―Taekwoon ―gimoteó, medio quejándose―. Estás medio dormido… No…. Taekwoon ―no había ido para eso, pero tal vez no debería estar oponiéndose.
Taekwoon presionó los labios contra la cabeza de su pene, asomó la lengua brevemente para lamerlo y después comenzó a descender. Hakyeon exhaló estremeciéndose, tensándose, inseguro de lo que hacía Taekwoon mientras recorría con la punta de la nariz el interior del muslo. El cabello le hacía más cosquillas y su pene ya estaba casi completamente duro a pesar de ellas. Fácil, siempre era tan fácil.
Una de las manos de Taekwoon subió para posársele en la cadera, el dedo gordo ligeramente acarició por encima del hueso mientras la otra mano sujetaba su muslo, el mismo contra el que escondía el rostro. Hakyeon se retorció un poco, demasiado tenso, sus encantamientos hormigueaban y las yemas de Taekwoon se le clavaron en la piel del muslo como si intentara mantenerlo quieto, pero no lo consiguiera en su débil estado.
Entonces hubo quietud y silencio aparte de la respiración de Hakyeon, el sonido y el movimiento. No sabía qué estaba haciendo Taekwoon. Su pene estaba completamente duro y se curvaba contra su estómago, algo doloroso, y Taekwoon estaba tan callado. Casi siempre estaba frustrantemente compuesto, pero por lo que él podía saber podía haberse vuelto a dormir.
―Taekwoon ―murmuró; metió la mano bajo las sábanas para buscar suavemente la cabeza de Taekwoon, la mano encontró el pelo y lo acarició un poco― ¿Qué...?
―Shh ―respondió Taekwoon, arrastrándolo algo, ahogado por la funda.
―No me mandes callar... ―comenzó Hakyeon con vehemencia, pero entonces Taekwoon mordisqueó la piel sensible del interior de su muslo, sin colmillos, tan solo un toque de dientes desafilados, y Hakyeon comprendió― Oh ―exhaló―. Oh dios, ¿puedes… puedes hacer eso?
―Mm ―respondió Taekwoon―. Ahora voy a morder bien. Va a doler más que en el cuello.
Hakyeon aguantó la respiración, apenas pudo tensarse antes de que, rápidamente, Taekwoon volviera a morder, esta vez con los colmillos, la suave piel del interior del muslo. Dolió, bastante más, el área más sensible, delicada, y Hakyeon gritó de verdad, arqueándose.
―Oh, joder ―jadeó y parpadeó para evitar las lágrimas. Escocía, un dolor distinto al que estaba acostumbrado.
La mano que Taekwoon tenía en la cintura de Hakyeon se movió para acariciarle el pene, que reaccionó al contacto. Hakyeon gimoteó por la nueva sensación. No creía que morder se pudiera volver más íntimo de lo que ya había sido, pero esa nueva localización… el interior de su muslo… era estimulante.
Taekwoon lo masturbó lenta, lánguidamente, y se alimentó mientras lo hacía, succionó la irritada piel suavemente. Aún dolía, pero esa intimidad también estaba bien. Hakyeon gimió por la estimulación, el cuerpo le tembló por intentar mantenerse quieto. Quería embestir contra el círculo que hacían los dedos de Taekwoon, necesitaba más fricción, pero no quería dejar de alimentarlo.
―Por favor ―susurró mientras, temblorosa, la mano le acariciaba el cabello a Taekwoon―. Por favor… ―se mordió el labio interior antes de que cualquier palabra cariñosa pudiera escaparse de los labios.
Taekwoon lamió las heridas de su muslo y Hakyeon pensó que tal vez había depositado un beso, pero entonces la boca del vampiro estaba sobre su miembro, la lengua caracoleaba por la cabeza mientras movía la mano más rápidamente. Hakyeon, incapaz de detenerse, embistió y Taekwoon lo dejó. Su mano libre estaba extendida sobre el estómago de Hakyeon, y sintió cada estremecimiento.
Cuando Hakyeon se corrió, los muslos se le tensaron contra el cuerpo de Taekwoon y un grito con su nombre se le escapó de los labios. Pero no le tiró del cabello, tan solo lo agarró entre los dedos mientras sollozaba temblando.
Taekwoon tardó más de lo normal en inclinarse para que sus rostros estuvieran al mismo nivel. La sangre de Hakyeon estaba esparcida por su boca y este la lamió. Taekwoon gimió, un sonido suave. Tenía los ojos cerrados.
―Puedo… ―comenzó Hakyeon, las manos perdiéndose, casi con vergüenza, entre las piernas de Taekwoon. Este reaccionó cuando le asió el pene, duro como sabía que estaría, y Taekwoon emitió otro sonido, las cejas fruncidas― ¿Quieres que pare? ―preguntó Hakyeon, los rostros tan cerca uno enfrente del otro que los labios casi se rozaron cuando habló.
Taekwoon no dijo nada, tan solo gimoteó cuando Hakyeon presionó con el dedo gordo sobre la cabeza del pene, y sintió el presemen goteando. Hakyeon se inclinó hacia delante y presionó los labios separados contra los de Taekwoon. Era más vocal cuando estaba medio dormido, notó cuando Taekwoon le regaló pequeños gemidos contra la boca. La voz era tan aguda, tan dulce.
―Taekwoon ―susurró contra los labios de él, sabía que lo ponía. Era una de las pocas cosas obvias del vampiro―. Córrete, por favor ―articuló a lo largo de su mandíbula, mientras movía las manos más rápido. Cuando le mordió ligeramente el cuello, Taekwoon se corrió y un pequeño y dulce sonido escapó de entre sus labios.
Estoy en problemas, pensó Hakyeon mientras se acomodaba de nuevo contra la almohada y observaba el rostro de Taekwoon. Aún no había abierto los ojos y parecía tan… tan humano así, por algún motivo.
―Eres más ruidoso cuando estás medio dormido ―comentó. Sacó las manos de debajo, llenas de semen, y las limpió con las sábanas cerca de su derecha.
―Nrgh ―respondió Taekwoon. Se inclinó lentamente hasta estar, de nuevo, medio tumbado sobre Hakyeon. Este rió un poco y gentilmente le acarició la espalda. De nuevo creía que se había quedado dormido, pero después respondió―. Lo siento.
―¿Por qué? ―preguntó dejando las manos quietas.
―Por hacerte daño ―Taekwoon extendió la mano y acarició con las yemas de los dedos las marcas de mordiscos en el muslo del cazador.
Hakyeon se sonrojó y el corazón se saltó un latido. Ridículo.
―Está bien. Ha estado bien.
―Has gritado ―Taekwoon volvía a presionar el rostro contra su cuello, así que no podía verlo, y la voz sonaba borracha. Era frustrante.
―No me importa el dolor ―murmuró. Descubrió que, de repente, estaba cansado.
Taekwoon no respondió a eso, simplemente levantó la cabeza y le depositó un beso en la boca (falló por muy poco) y después volvió a tumbarse. Hakyeon sonrió un poco para sí mismo y echó las sábanas sobre sus hombros. Cerró los ojos y dejó que el sueño se lo llevara.
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Horas después, Hakyeon se despertó lentamente sintiéndose cálido y lánguido. Taekwoon aún estaba a su lado, los brazos rodeándolo flojamente. Ya no estaba tan cálido, sino de una temperatura más templada. Hakyeon parpadeó hasta abrir los ojos, por algún motivo esperaba luz, pero por supuesto que estaba oscuro, sin ventanas que dejaran pasar la luz del día. Los ojos de búho lo estremecieron cuando respondieron y el mundo volvió a estar enfocado. El rostro de Taekwoon era tranquilo mientras dormía, aunque era algo inquietante la falta de respiración y su completa quietud. Hakyeon se habría inclinado y besado su pequeña y bonita boca, pero no quería volver a despertarlo. Sabía que Taekwoon no tenía el sueño profundo.
Le rugió el estómago bajito y Hakyeon frunció el ceño. No podía estar seguro de la hora, pero probablemente era mediodía. Tras pensarlo durante un momento, le volvió a sonar el estómago y Hakyeon decidió ir a buscar comida. Con mucho cuidado, se deslizó lejos de Taekwoon deshaciéndose del amable agarre. El aire ahí abajo era frío contra la piel desnuda cuando se arrastró fuera de las sábanas y se levantó. Se le puso el pelo de punta mientras se apresuraba a ponerse la ropa interior, intentó ser lo más silencioso posible. Se sentía ruidoso en aquel silencio.
Mientras subía el material de los calzoncillos por las piernas, este rozó las marcas de mordiscos en el muslo y Hakyeon siseó, parándose para examinarlas.
―¿A dónde vas? ―preguntó Taekwoon suavemente y Hakyeon hizo una mueca. Cuando se giró para mirar a la cama, Taekwoon no se había movido, pero tenía los ojos medio abiertos y una expresión perezosa.
―Intentaba no despertarte ―respondió sin estar seguro de porqué susurraba―. Tengo hambre. Ya sabes, cosas humanas. Iba a ir a coger algo de la panadería de abajo de la calle y volver.
Taekwoon se tumbó bocarriba y llevó las manos por encima de la cabeza para arquearse y estirarse. La sábana se deslizó hasta la cintura y la línea de su cuerpo era impresionante. Hakyeon dejó caer la camisa que estaba a punto de ponerse.
―Hay comida en el frigorífico ―comentó Taekwoon mientras se acomodaba en el colchón.
―¿Qué? ―preguntó tontamente.
―Hay comida en el frigorífico ―repitió lentamente.
Miró al otro lado del apartamento, donde una pequeña encimera de cocina recorría la pared, colgaban armarios por encima y la pila de metal apenas parecía usada. Se acercó lentamente. Taekwoon no tenía una nevera de verdad, tan solo una mini que estaba cerca del microondas. Hakyeon la abrió y echó un vistazo.
Taekwoon había quitado la bombilla interna, pero Hakyeon podía ver lo suficientemente bien gracias a los tatuajes. Dentro estaba la esperada bolsa de sangre, presumiblemente robada de algún banco de sangre, pero en la puerta había un bote de zumo de naranja y otro de leche. En el estante bajo la sangre había un paquete de queso de mozzarella, unos pocos de esos bocatas sin corteza envueltos individualmente que adoraban los niños y un paquete de yogures variados.
Hakyeon rió un poco, algo incrédulo, y volvió a mirar a la cama. Taekwoon se había girado así que aún lo observaba.
―¿Por qué necesita comida un vampiro?
―La cogí por ti ―respondió, la voz apenas audible.
Hakyeon parpadeó al sonrojarse. Murmuró algo ininteligible y agarró el zumo. No estaba abierto y la fecha de caducidad quedaba distante en el futuro, así que Taekwoon lo había cogido recientemente. Quitó la tapa y el seguro y tragó varias veces. Se comió dos de los pequeños sándwiches mientras se apoyaba contra la encimera todo el rato. Podía sentir a Taekwoon observándolo.
Cuando hubo terminado, volvió a subir a la cama y Taekwoon lo abrazó adormiladamente, los movimientos todavía perezosos. Respiró contra el cabello de Hakyeon y el sonido pareció contento.
―Creí que dormir conmigo sería molesto ―murmuró Hakyeon―. Porque estás tan quieto y yo. No ―se pegó a Taekwoon, los brazos encogidos contra el pecho de este y la cabeza apoyada en el hombro.
Taekwoon no respondió, estaba quieto, y Hakyeon se preguntó si tal vez había vuelto a dormirse. Entonces su voz le sonó contra el cabello, moviéndolo.
―Me gusta eso de ti ―otra pausa―. ¿Te molesta mi quietud?
Hakyeon negó un poco con la cabeza.
―Es algo desconcertante, que no respires, y es como si mi cuerpo sintiera que tampoco tienes latidos, y el instinto es que estás, ya sabes, muerto. Y mi cerebro lo sabe, bueno, que de alguna forma lo estás, pero no hace que deje de preocuparme que estés muerto muerto y no te despiertes.
―Y eso te molestaría, si no despertara ―dijo Taekwoon medio preguntando.
―Bueno, sí ―respondió retorciéndose para poder mirarlo a la cara, preguntándose qué tipo de pregunta era esa. Taekwoon aún parecía medio dormido―. Por supuesto que me molestaría.
―Me tienes cariño.
El corazón de Hakyeon comenzó a acelerarse y las mejillas le hicieron cosquillas al calentarse. Bajó la mirada a la clavícula de Taekwoon.
―Sí ―susurró sintiéndose como un idiota.
Taekwoon lo acercó contra él y Hakyeon se acurrucó contra él, mientras presionaba un beso en su garganta. Taekwoon le acariciaba tranquilizadoramente la espalda.
―Yo también te tengo cariño.
Hakyeon se encogió levemente mientras escondía el rostro en la coyuntura en la que el cuello de Taekwoon se unía al hombro.
―Vuelve a dormir ―farfulló.
―Mm ―murmuró Taekwoon, de acuerdo.