Son los latidos que nos delatan,
las miradas furtivas después del encuentro,
secretos roces despiadados en el imaginario,
brotes de locura sin necesidad de un cuarto.
Y los besos despiadados surgen
la piel marcada por caricias resalta entre la lluvia
y el único reflejo dan las luces
que de los ojos cegados por la pasión emanan.
La respiración entrecortada en el oído
un gemido que se escapa
y nuevamente los latidos excediéndose en velocidad...
A la misma velocidad de tus manos sobre mi espalda
Y es perfecto...
Despierto, sudorosa entre las sábanas
sabiendo que el encuentro fue un sueño
que de los besos solamente quedan los recuerdos
de lo que ayer quedó incompleto.