[picspam] arthur/gwen + [merlin] memorias de una otp

Jan 11, 2010 14:58

english let's be short, this is my bday present for nasirid. it's long, image-heavy and drabbles are in spanish, but i'm pretty sure the prettiness of these two can be enjoyed anyway~~ i guess that after this, i will not be doing the "reasons why these kids are adorable" picspam because... i'm pretty sure i run out of caps. So, enjoy it~~

español esto es mi regalo para nasirid (*waves*!), es largo, pesado y para yey de ustedes, los drabbles están en español :DDD Y supongo que no haré el picpsam que había pensado para convencer a mini!me de porque estos dos son adorables porque me he quedado sin caps. que me he emocionado anoche~~ Y sis, mira! La musa ha colaborado~~ Obviamente te quiere más que a mi ♥

En fin, cariño, que tengas un muuuy happy birthday~~ *achucha* (el sentimentalismo me lo dejo para entre casa *wink*, que en realdiad, deberías pasar por allí primero.). ILU DEAR, espero que te guste~~ ♥

ANYWAY, no los aburro más. imageheavy, y spoilers de toda la segunda temporada!



THIS POST CONTAINS SPOILERS FOR ALL SEASON 2

plus.
memorias de una otp
pasajes sin órden sobre Arthur & Guinevere
~2800 palabras total.
invitado especial: merlin

arthur & guinevere





“Guinevere. I wanted to say... just, erm...
you always surprise me.”
siempre
No la está esperando. Nunca lo hace. Ella simplemente aparece. Sin anunciarse, sin pompas ni tambores. Pero siempre está ahí. Cuando siente sus brazos rodearle su reacción inmediata es hundir su rostro en el cuello de Gwen, respirar su aroma, sentirla viva. (Sentirse vivo.)

Resiste la tentación de besarla, pero aún así la envuelve entre sus brazos. Una promesa silenciosa de que siempre regresará a ella. (Mientras ella regrese a él).

Él no la estará esperando.
Ella siempre vendrá.





“There's no excuse. I'll make it up to you.
Tonight I will make dinner for you.”
[…]
“Arthur’s cooking?”



“There's something else, isn't there? What is it?”
“Well, the truth is, you snore.”

aquellas pequeñas cosas
- Deberías irte, -susurra. Arthur asiente y se inclina aún más sobre ella, robando besos de sus labios. No puede evitar la risa que escapa a sus labios, infantil e ilusa. Pero cuando se calma, vuelve a afirmar el hecho de que Arthur debería irse.
- Podría quedarme. -sugiere. Hay un tono infantil en su voz (un poco de terquedad también) mientras se deja caer a su lado.
- No.

Ambos observan el techo durante lo que parecen horas. El silencio pesado sobre sus pechos, cortando la respiración. (Quisiera decir sí. Pero no.)

- ¿Por qué no? -dice Arthur finalmente, como si no supiera la respuesta. Como si esperara una solución a lo que no tiene. A lo que no debería.
- ¿Y escuchar tus ronquidos toda la noche? No, gracias.

Arthur la tiene en brazos antes de que pueda darse cuenta, y ella ríe tras cada roce de sus labios. Durará solo unos momentos, esta pequeña burbuja que construyen a veces (un permiso, un descanso de sus derechos y obligaciones), pero pronto han aprendido a apreciar esos pequeños momentos.

Uno a uno.
(Eco a eco).





“Perhaps when you are king...
things will be different.”
fantasías
Cuando pequeña, tenía fantasías donde se casaba con el Príncipe de Camelot.
De muy pequeña, por supuesto. Toda niña las tenía de todas formas.

Cuando joven, tenía fantasías donde se casaba con el futuro Rey de Camelot.
Con razones, por supuesto. Una promesa tacita que temía creer.

Cuando adulta, tenía fantasías donde se casaba con el Rey de Camelot.
Por que lo hizo, por supuesto. Peones de fuerzas mayores que nadie podría detener.



“Why can't you?”
“Because nothing can ever happen between us.
To admit my feelings, knowing that... hurts too much.”





“I am surprised you would undertake such a rescue mission with just the two of you.”
“Father would not risk the lives of his knights for a servant.”
whatever harm comes to her
Gwen le sigue con la mirada, puede sentirla, fuerte como el acero, sobre su cuerpo. Escucha sus pasos cuando se acerca, controla el temblor cuando su mano (pequeña, curtida, pequeña) se apoya sobre su brazo, suspira en silencio cuando oye su voz.

- ¿Por qué lo haces, Arthur?
- ¿Hacer qué?

Fingida inocencia que ella nunca creerá, siempre ha leído a través de él, el tiempo solo ha acentuado ciertas habilidades, ciertos hechos, ciertas memorias.

- Arriesgarte. -Gwen suspira, su mano entrelazándose con sus dedos. - Por mí.
- ¿Por qué no lo haría?

Puede ver la sonrisa en los labios de Guinevere aunque esté a su espalda; y se alegra que no pueda mirarle a los ojos, no está seguro de poder soportar su mirada.

- Camelot te necesita. -Gwen aprieta su mano y posa sus labios sobre su espalda, allí donde su altura le deja llegar. - Camelot puede prescindir de algún caballero, no de su Rey.
- Supongo que querrás pida a Lancelot sea tu escolta personal. -Hay cierto resentimiento en su voz que no puede evitar.
- Lancelot es un buen Caballero y un buen amigo, Arthur. -Gwen se aleja momentáneamente solo para plantarse delante de él, tan pequeña luce mucho más fuerte que él. - ¿Creí que le confiarías tu vida?
- No es lo mismo. -repite terco, y Gwen ríe, sus manos deslizándose hasta sus hombros y forzándole a inclinarse hasta que sus pies en puntas de pie le permitan besarle.
- Mientras confíes en mi, si lo es. -suspira ella entre sus labios.





“Don't ever change”
comienzos
El día de la coronación, Gwen busca sus mejores ropas y se dirige al Castillo con el corazón en la boca. Es una nueva vida, un nuevo comienzo, lleno de alegría y penas; y ni siquiera sabe si le permitirán entrar.

Merlín la está esperando. Una sonrisa orgullosa sobre sus labios, la ansiedad plasmada en sus ojos.

Se acomodan al frente. Solos. Entre demasiadas personas importantes, que por suerte no parecen prestarles atención y asumen están allí para atenderles a ellos y al futuro Rey. Hay murmullos de ansiedad por todos lados, y Merlín toma su mano apenas ella da muestras de no poder quedarse quieta.

Cuando Arthur entra, el silencio es inmediato, y Gwen debe ayudarse de Merlín para ver por sobre la cabeza de la mujer que ha quedado delante de ella. Arthur se ve todo lo Real que nunca hizo en toda su vida, sombrío y decidido, poderoso y humilde. Y ella sonríe, orgullosa.

- Sabía que un día lo haría. -murmura Merlín en su oído y debe contener la risa, pero no el pequeño golpe que realiza en su brazo.

Cuando llega al frente de la corte, donde Geoffrey (aparentemente eterno) le espera, los ojos del futuro Rey recorren la habitación por unos segundos hasta detenerse donde están ellos. Una sonrisa se dibuja en sus labios mientras hace una imperceptible inclinación de cabeza.

Cuando la ceremonia comienza, Gwen se afirma de Merlín. Hoy es el día que una nueva vida comienza.

COMIENZO BONUS
Hacemos una pausa en la transmisión para presentar durante unos segundos al valeroso, al más temido, al más adorable osito de peluche caballero de Camelor: Sir Leon ♥



FINAL BONUS
Gracias por su atención ♥ Continuamos con la transmisión del día.



“You can do the right thing, Arthur Pendragon!
You can show some faith in a loyal friend,
or you can stand by and watch an innocent man die.”
“Guinevere...”
name!sexporque algunas cosas nunca cambian
No importa cuanto tiempo pase, no importa cuanto envejezcan, cuanto se compliquen sus vidas, cuan imposibles o posibles sean las cosas, hay algo que nunca cambia. Son cosquillas en las plantas de los pies, risa repentina en el fondo de su estomago, un brillo invisible sobre sus ojos, y la necesidad intrínseca de tomarle de los brazos y besar sus labios. Sus labios, los culpables, esos que pronuncian su nombre como si fuera un pecado. Como si fuera suya. (Como lo es).

-

No importa cuanto tiempo pase, ni cuanto envejezcan, ni cuanto se compliquen sus vidas, ni cuan imposibles o posibles sean las cosas, hay algo que nunca cambia.

Merlín y Arthur. Arthur y Merlín.

- ¡Arthur Pendragon, detente ahora mismo! - A veces, siente que le han otorgado el papel de niñera. Y ni siquiera hay niños en el castillo aún. - Tu también, Merlín. -agrega con suavidad, sin quitar el tono autoritario de su orden.

Ambos hombres, Rey y Mago le observan con la mayor de sus sonrisas inocentes. Patrañas, ella pudo leerlas antes de que siquiera las inventaran.

- Ustedes dos están tramando algo. - Se acerca a paso decidido, primero dubitativa de si ir hacía Merlín (siempre tan fácil) y finalmente decidiéndose por Arthur (más manipulable). - ¿Se puede saber que es?
- No estamos tramando nada, Guine…

Basta una sola mirada para hacerle saber que no podrá con ella, que ha aprendido a resistir sus encantos. (O no realmente, pero ha aprendido a pretender).

- Como me entere que han vuelto a destrozar el mercado con sus tontas prácticas… -ignora el ligero ‘No son tontas’ que murmura Merlín y continúa. - Me encargaré personalmente que sean ustedes… sin magia, Merlín… quienes construyan todo de nuevo.
- Por supuesto, madre. -Le da un pequeño golpe a Merlín, quien ríe y comienza a avanzar de nuevo a su destino. - No haremos nada de lo que debas preocuparte, Gwen.
- Me cuesta creerlo.
- No lo haremos. -susurra Arthur, robando un beso de sus labios con descaro. - Guinevere.

Los ve marchar con un suspiro en sus labios.
No, nunca importa el tiempo.







“You think there's hope?”
“There is always hope”
la espera de la nada
No es mucho después de la derrota del Dragón que se sientan en silencio en una de las torres del Castillo (reconstruida, nueva, con aroma a polvo). Arthur se para a su lado por demasiado rato en silencio, observando el horizonte, la reconstrucción de Camelot bajo el suave escrutinio de sus miradas. Finalmente, le ofrece ayudarle a sentarse en la cornisa, y ella acepta -llena de confianza.

- ¿Arthur? -su voz suena seca en el aire. Arthur se limita a murmurar un ‘uhm’ al cual ella sonríe con tristeza. - ¿Crees que esté bien?

No hay necesidad de aclarar. Ambos saben a quien se refiere, a ambos les comprime el pecho, a ambos les asalta al duda. Luego de la tormenta llega la calma, y aquí están, sin saber realmente si todo ha terminado. (Esperando que no lo haya hecho).

- Eso creo.

Existe una seguridad que no se atreve a cuestionar. Sus dedos se entrelazan, sin saber quien ha iniciado el contacto primero. Continúan en silencio por lo que parecerá una eternidad, una eternidad donde Gwen se convencerá que solo debe creerlo.

El mundo está lleno de imposibles.
(El ahora, testigo de ello).





“The world may think she is just a servant, dispensable,
but she's not dispensable to me.”
en otro mundo
En otro mundo, ella sería una princesa. El mundo se arrodillaría a sus pies, admirarían su belleza, desearían su mano, repetirían sus palabras. En otro mundo sería valiosa, como el agua en la sequía, como el oro para el rico, como la comida para el pobre. En otro mundo.

En Camelot, simple Camelot, él es el Príncipe. Él no quiere que el mundo se arrodille a sus pies, o que le admiren (bueno, un poquito tal vez), o tener pretendientes en cada reino, no quiere que repitan sus palabras. En Camelot, a él no le interesa ser valioso, quiere ser pequeño, como el niño que juega en el mercado, como las más ligeras de sus sonrisas, como la tela que ella trabaja entre sus manos. En Camelot.

Él quiere ser tan importante como lo es ella.
(En otro mundo, en Camelot, no existe diferencia).





“. One day you will be King of Camelot. And I cannot be your Queen.”
“You don't know that.”
“I am as sure of that as you are.”
“Things may change.”
“Well, until they do... (Bows) My lord.”
el día
Merlín se sienta a su lado y sonríe. Esa sonrisa que solo pertenece a Merlín, y ella apoya su cabeza contra su hombro.

- ¿Nerviosa?
- No.

Merlín ríe ante su mentira, y pasa un brazo por sus hombros. A veces, parece mentira que tanto haya pasado, que las cosas hayan cambiado tanto (que sea Merlín y no Morgana quien le hable en estos momentos). A veces, parece la única verdad.

- Saldrá todo bien, Gwen. Naciste para esto.

Es ella quien ríe entonces, y Merlín ríe con ella, a pesar de que Gwen puede asegurar que lo dice enserio. Tantas veces pareció imposible este momento, tantas veces vio marchar a Arthur, tantas veces le vio dejarla atrás.

Tantas veces imagino este día. Como espectadora, en su lugar. Tantas.

- ¿Quién querría ser Reina? -suspira, entre sonrisas. Merlín la gira hasta que sus ojos azules se clavan en ella.
- Espero que tú, o yo seré quien consuele a Arthur cuando no lo hagas. ¿Lista?
- Nunca.

Merlín toma una de sus manos y la aprieta con cariño. - Camelot la espera, milady.

Por hoy, se olvida de golpearlo, por hoy ríe.
Por hoy, Gwen se atreve a creer que Merlín dice la verdad.



la noche
Disfruta observarla dormir, pacíficamente entre sus brazos. Sin preocupaciones, sin dudas, sin miedos, sin futuros ni responsabilidades.

Disfruta acariciar su rostro en silencio y que ella despierte, ligeramente adormilada pose sus labios en los suyos y diga sin palabras lo que ambos saben hace mucho tiempo.

Disfrutar tomar su rostro entre sus manos y pedirle que vuelva a dormir, que ella acepte y apoye su rostro sobre su pecho, mientras el acaricia sus cabellos como canción de cuna.

Disfruta esos momentos que son suyos, y de ella.



“Guinevereeeeeeeeeeeeeeeeee”
a warrior queen
Arthur la observa con una ceja levantada y curiosidad aparente. Gwen sonríe satisfecha, y coloca la espada en el cinturón que se ha colocado.

- ¿Qué se supone que haces, Guinevere? -Arthur no deja de mirarla, como si fuera un enigma que es incapaz de resolver. - Tú no vienes.

Gwen ríe, suelta, y Arthur retrocede y avanza, preocupación en sus ojos. - No vienes. -repite.

Gwen sólo ríe. - Intenta detenerme.

Guinevere…

- Arthur. Me necesitan, a mí como a tantas otras. ¿Quien curará los heridos? ¿Quién se encargará de alimentarlos? ¿Quién defenderá el campamento cuando ustedes estén en batalla?
- Merlín. -responde el Rey como si fuera lo más obvio del mundo, y Gwen se permite volver a sonreír. - El grupo está suficientemente preparado para sobrevivir sin vuestra presencia, Gwen. No vienes.
- No me pasará nada, Arthur. -lo envuelve con sus brazos, y Arthur hunde su rostro en el cuello de su esposa.
- A mi tampoco.



“I wasn't going to let anything happen to you”



sobre el horizonte
Durante mucho tiempo, no se siente Reina.

No es su lugar. No es su mundo.

Acomoda las ropas de su cama, y prepara la comida.

Lava su ropa y se encarga de prender la estufa para el invierno.

(Para contrariedad de los criados del Castillo).

Durante mucho tiempo, se siente una extraña.

Arthur se ríe de ella, y quita los trabajos de sus manos.

- No tienes porqué hacerlos. -le dice. Hasta que él (y ella) entienden, que realmente quiere hacerlos.

Entonces aprende que no es cualquier Reina.

Es una Reina que se sienta en la cocina y ayuda a preparar el banquete, que prueba y pregunta, que sabe cada uno de los nombres de quienes trabajan esa noche.

Es una Reina de manos gastadas por el agua, cuarteadas y ásperas, con fuerza para transportar la leña y habilidad para prender el fuego.

Es una Reina que cuando el peligro acecha, se enfrenta a Camelot, que lucha, que pelea. Por que es una Reina que nació para estar en las trincheras, con los que caen.

(Por el Rey, y por ella).



“I thought I'd lost you”
despedidas
Golpea la puerta de la habitación de Arthur con indecisión. Espera en silencio, mientras escucha las voces de Arthur y Merlín, y comienza a creer que esto no ha sido tan buena idea. Es el segundo quien le abre, y la observa con un pequeño “oh” escapando a sus labios. Un instante para que le sonría, y la deje pasar.

- Iré a buscar la armadura. -grita sobre su hombro hacia Arthur, y Gwen siente la puerta cerrarse detrás.
- Se supone… -Arthur se detiene. Sus ojos fijos en ella, y la expresión de su rostro es una repetición de la de Merlín. - Guinevere.

El silencio le envuelve durante lo que parecen horas, y Gwen no puede moverse de donde está, apoyada contra la madera de la puerta, el miedo en los ojos y el corazón en la boca.

- ¿Sucede algo?

Niega con la cabeza, y baja la mirada. Por supuesto que sucede algo, sucede que van a una misión suicida, sucede que no volverán, sucede que los imposibles son más reales cuando están por terminar, y las posibilidades más cercanas y propias. Y sucede que no sabe que hacer o que decir y que probablemente no debería estar ahí.

Y…

Sucede que los labios de Arthur están en los suyos. Suaves al principio, desesperados a continuación, y sus manos envuelven su cintura, y ella solo puede asirse a su cuello. Cerca, más cerca. No se atreve a pensar que es un adiós, no se atreve a pensar nada, simplemente intenta relajarse bajo la presión a la que Arthur la somete, y no dejar que las lágrimas corran libres por sus mejillas.

Cada vez que Arthur posa sus labios en ella es diferente, ahora es conocido, la textura, la piel, las manos. Ahora andan por caminos que ya han recorrido y sabe a hogar, a regreso, a final. Sabe a todo lo que Gwen imagina debería de hacerlo. A ese rincón confortable donde todo es seguro.

Cuando se separan, la respiración entrecortada, el aire luchando por entrar en sus pulmones agitados, y la desesperación del momento desvaneciéndose a favor de la angustia, Gwen apoya su rostro sobre su pecho, y él se hunde en su cuello, sus brazos afirmándose uno al otro.

(Ya no necesita de la pared a sus espaldas para no caer).

- Guienevere…
- Sh. -es un murmullo contra el pecho de Arthur, pero suficiente para callarlo.

No dicen nada más, una promesa que ambos temen será rota flota en el aire, y se obligan a sonreír. Gwen acomoda su camisa cuando se separa, sin decir una palabra, por miedo a romper el recuerdo que graba en su mente. Mira el desastre que he hecho, piensa de todas formas.

Una mano le toma por la barbilla y le obliga a enfrentar a Arthur, sus ojos azules se clavan en ella, con una ternura y una decisión que la marean. Besa suavemente sus labios, apenas un roce, y ella entiende que es hora de partir. Se obliga a hacerlo. A separarse de él, a ignorar la sensación de cosquilleo por su cuerpo, a olvidar que puede ser la última vez que estén tan cerca.

Lo ve alejarse, pasos pesados, solo unos pocos, suficientes para que ella pueda abrir la abertura e irse. Y lo hace, lo hace con temor a mirar atrás. Pero no puede evitarlo, girar su cuerpo hasta observarlo una última vez, guardar la majestuosidad de su imagen en su retina, la esperanza de su retorno, la luz de su salvación.

- Arthur. -muerde su labio, y lo ve dudar (unos centímetros más cerca), pero no se mueve. - Regresa.

Arthur asiente, en silencio, y ligeramente. Un ‘lo haré’ que ninguno llega a creer muere en sus labios. Pero por un momento, a Gwen, le permite soñar que aún puede ser.



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*hugs nasirid*
happy bday, sis!

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