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Fandom: Merlin
Título: Flores
Personajes: Merlín, Arthur {merlin/arthur}
Advertencias: PG13. Spoilers del 2x03.
Palabras: 452
Resumen: Para el prompt "¿Y mis Flores?" de
kaos_yaoi @
festival de retos Notas: Nuevamente, solo para mis registros~ ♥
¿Y mis flores?, pregunta.
No es que las quiera, por supuesto.
Sólo que, si lo hace.
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Es un poco sorprendente comprender que sus palabras han producido algo en Merlín.
(Y flores en su habitación).
Pero no menciona el tema, es más, resulta muy sencillo ignorarlo.
(Todas las mañanas. Todas las noches, no).
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Quizás es más sospechoso cuando descubre que ha pasado con las flores de Morgana.
(Inexistentes).
O quizás, sea menos sorprendente.
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Las flores nunca llegan cuando él está en la habitación. Nunca. Como regla general.
Merlín no lo menciona, él tampoco.
¿Y tus flores?, le dice un día. Merlín ladea la cabeza y le mira con esa expresión que dice Te has vuelto loco.
Arthur sonríe.
Las flores nunca salen cuando Merlín está en la habitación.
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Es un intercambio silencioso.
(Una burla - o no).
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- ¿Por qué rojas?
Arthur levanta la vista para observar a Merlín, en la puerta de su habitación, a punto de marcharse y dejarle descansar. Tiene - ese - brillo en los ojos; curiosidad pura; ese brillo que le estremece y no sabe descifrar.
- ¿Cómo?
- ¿Por qué rojas?
Merlín repite como si le preguntara cual es su nombre o si es Príncipe de Camelot; quizás sea algo tan simple. Si, quizás.
- Por que si.
El muchacho asiente y se retira sin decir algo más.
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- Tus flores.
Las pone arriba de la mesa, en un florero; son rojas y violetas y un par amarillas y blancas. Arthur levanta la vista de los papeles que estudia para observar perplejo a Merlín.
(Esto es nuevo).
Merlín se marcha en silencio.
**
El ramo le observa durante la noche y el día siguiente, como si los ojos de Merlín le espiaran entre ellas. Se vuelve, se gira y no encuentra acomodo en su siempre confortable cama.
(El sabor de la victoria que huele a fracaso).
**
Las flores nunca salen solas de la habitación. (¡Absurdo, como si pudieran caminar!) Pero tampoco lo hacen en sus manos.
Nunca lo que se dice nunca se traduce en realidad a normalmente.
Hoy el día tiene todo de diferente. Es Arthur quien las lleva, silencioso, rojas y espinosas, y abre la puerta de la habitación de Merlín con ellas en las manos.
- Tus flores, -le dice.
- ¿No las habrás recogido tu mismo? -sonríe Merlín, y Arthur no puede dejar de notar que está apenas levantado, el cabello revuelto y los ojos adormilados.
- Serás ridículo, Merlín.
Basta una ceja enarcada en su rostro para que Arthur se sonroje - o el equivalente digno de un príncipe, porque Arthur no se sonroja.
- Cállate.
- No he dicho nada.
**
Las flores ya no llegan; tampoco las necesita.
Pero las manos aún las transportan hasta su puerta.