Fandom: Merlin
Título: Como caídos del cielo
Palabras: 717
Advertencias: PG13 | femslash |
Personajes: Nimueh/Morgana, Merlin; algo de Nimueh/Morgana/Merlin.
Resumen: Son como Ángeles. (Ángeles caídos del cielo). [...] pero más que seres celestiales, son enviadas del infierno. Future!fic
Notas: Para
zauberer_sirin,
aquí. Quien me ha escrito para el mismo "meme" un maravilloso M/M/N que deben leer y que encontrarán
aquí ♥
Son como Ángeles. (Ángeles caídos del cielo). No tienen alas, pero bien podrían tenerlas, Merlín puede imaginarlas, negras como el carbón, frías como el hielo. Una de rojo, la otra de verde. Una muerta; la otra, como si lo estuviera. Son como ángeles, pero más que seres celestiales, son enviadas del infierno.
Se elevan sobre la colina, contra el cielo oscuro y bajo la luz de la luna. Poderosas, insistentes, decididas. Pequeñas e insignificantes al magnifico castillo que protege todo lo que ellas una vez tuvieron. Son un panorama que ninguno se atreve a observar detenidamente, salvo quizás Merlín. Son augurios de tiempos negros (son la derrota de Arthur y su reino).
Únicas y perdidas. Son resultado de los rencores y las venganzas. (Creaciones de hombres solos.).
Merlín las observa, y aunque no lo ve, puede distinguir el roce de sus pieles, las palabras no dichas al aire que las unen en un anillo de odio y repudio. Se alimentan, como el aire al fuego y crecen. Gigantes y fuertes, almas que no se acercan pero que a su tiempo, todo lo detienen.
Son secuaces del Diablo, marionetas de un destino cruel. Juntas, perversas. (Y de alguna manera, todo regresa a él).
**
Sellan un pacto entre labios y piel una noche antes de partir. Estatuas vigilantes, reconocen el ardor que se crea a su paso. Son fuego y tierra, pasión descontrolada y vacío irreparable. Nimueh es la primera en marcharse. Es como el aire que desaparece, un susurro frío en el oído de su acompañante, un hasta luego que nadie sabe.
Morgana en cambio, dirige sus pasos hacia el castillo. Elegante, altanera, una diosa en cuerpo humano. Brilla bajo los rayos del sol, resplandece ante su propia magia. Es control sobre control, es brillo del pasado sobre el brillo del futuro. Se acerca como lo hace la muerte al moribundo, pero en el fondo, muy adentro, es como regresar a casa. (Aunque sea por solo unos momentos.)
**
Merlín es quien primero les ve separarse, desde lo alto de la torre en que las vigila. Es también el primero en querer gritarlo, notificarlo, alertar al resto, pero impávido espera. (Porque, ¿qué otra cosa podría hacer cuando su propio destino está en juego?).
Entonces, Morgana se acerca. Sus facciones se leen, seguras, casi amables y Merlín baja. Sin notificar a nadie, sin asumir el peligro de sus acciones. Baja a su encuentro. (En el fondo, quiere ser el primero en enfrentarla.)
- Siempre atento, Merlín. -Morgana se mueve con la suavidad de la seda, el brillo de sus ojos casi le recuerda a la sincera y honesta Morgana de un tiempo atrás. (Solo casi). Es la mueca de sus labios, herencia de sus contactos con Nimueh lo que lo perturba. - Esperaba un mejor recibimiento.
Los ojos de Morgana se pierden, observando las puertas cerradas, firmemente custodiadas desde todos los flancos posibles.
- Cualquiera pensaría que vengo a haceros daño. -Ríe. Es una risa suelta, casi infantil, aunque monótona y perversa al mismo tiempo. - Ilusos. Esperaba más de ti, Merlín.
- ¿Qué buscas? -Habla con precaución y aridez. Quiere irse y quedarse y la confusión le marea.
- Avisarles que corréis peligro. -Merlín puede sentir su rostro contorsionarse, tentado a decirle que su sola presencia clasifica como tal estos días. - Los druidas atacarán el castillo en el caer de cuatro lunas.
El rostro de Morgana está severo, sus ojos relampaguean y Merlín siente algo convulsionarse en su interior.
- ¿Por qué debería de creerte? -se atreve a preguntar.
- ¿Por qué no deberías de hacerlo?
El aire cargado se modifica ante su presencia, y luego, está solo.
(Como quizás siempre lo ha estado.)
En el castillo se prepararán las armas para la Guerra, pero nadie mencionará las gracias a quienes les han alertado.
**
Ángeles de la guarda de colores pardos e impuros. Eso son. Navegan entre los confines donde nadie llega, siendo solamente ellas, atravesando el tiempo y el espacio con sus mentes, revoloteando en el presente la una contra la otra.
Se buscan y se encuentran, pero no vuelven. Su trabajo, su misión, su único y sincero acto de redención, está hecho. Rigen sus pasos por sus propias reglas, se rompen mutuamente. No obedecen a nadie, salvo a si mismas.
Pecadoras, transformadas, victimas de su propia leyenda.
(Ángeles blancos con alas negras.)