Título: Nunca sin ti.
Nombre de tu Persona Asignada:
i_am_voldemort Fandom: Hawaii 5.0
Personajes/parejas: Steve McGarrett/Daniel Williams
Clasificación y/o género: Hurt/Confort. Angst.
Advertencias: Torturas y violencia sexual. Menciones a violaciones. Slash.
Spoilers de casi todas las temporadas, si no has visto el final de la sexta, puede que te arruine algo.
Resumen: Una discusión trae consecuencias inesperadas.
Notas: Mi conocimiento sobre Hawái y sus islas es lo que puedes encontrar en Google, así que posiblemente haya errores que debéis comprender… son en pro del argumento… (y si ellos pueden hacer animaladas geográficas en la serie, más derecho tengo yo a inventar en un fic, ¿no?)
Disclaimer: Los personajes no me pertenecen
Todo empezó con una discusión.
No era que aquello no fuese habitual, pero hasta él tenía que reconocer que últimamente se habían vuelto demasiado amargas.
Y sabía que gran parte de la culpa era suya.
Lo que no tenía muy caro era la razón por qué. No comprendía el hecho de estar continuamente a la defensiva, diciendo cosas pensadas para hacer daño a aquel que más se preocupaba por él.
Tal vez fuese porque el sacrificio había sido demasiado grande, del tipo del que unos padres harían sin dudar por sus hijos, o que cualquiera miembro de una familia haría por otro de los suyos… pero no dejaba de ser un sacrificio enorme.
No dudaba de que cualquier otro del equipo hubiese hecho algo, de estar en su mano.
Seguramente cualquiera de ellos estaría más que dispuesto a tal cosa, pero el simple hecho de que hubiese sido precisamente él, hacía que la cosa tuviese un significado mayor,
Posiblemente fuese porque no era el primer sacrificio que hacía por él.
- Como dejar a la familia a la que por fin había recuperado para sacarlo de prisión.
- O desplazarse a recónditos lugares como Corea o Afganistán arriesgando su vida y la custodia de su hija para salvarlo.
- Ingresar voluntariamente en una prisión Colombiana evitando que él corriese su misma suerte.
- Regalarle una guitarra que probablemente había hecho una mella considerable en su economía
- Aterrizar un avión sin haber pilotado jamás en una playa pudiendo hacerlo en el agua para así darle una oportunidad de sobrevivir.
- Darle la mitad de su hígado.
Y seguramente había más sacrificios. Muchos más que no tenía grabados tan a fuego en su mente, pero que estaban igualmente ahí, demostrándole que estaba recibiendo un amor que probablemente no merecía.
Porque… si los propios miembros de su familia no le habían hecho sentirse merecedor de un privilegio así. Si la que él consideraba una gran amiga había decidido mentirle como lo había hecho aun sabiendo que él odiaba las mentiras…
¿Por qué iba Danny a ser diferente?
Y sin embargo lo era, y él se lo pagaba comportándose como un capullo.
Desde el otro lado del cristal, Kono le dirigió una mirada apenada. Llevaba horas ahí metido dejándose llevar por la desesperación. Era un Navy SEAL y ahí estaba, sin saber qué hacer en lugar de tomar el mando y elaborar un plan infalible. Enterró la cabeza en sus manos, evitando profundizar en las miradas de sus compañeros. Porque en ellas, además de preocupación y pena, veía acusación. Y era normal, ya que esto no habría ocurrido de no haber sido por él.
1.
Una semana antes
Steve había llegado a la oficina para encontrarse con que Danny charlaba, una vez más, con un miembro de la policía de Honolulu. No sabía quién era, solo que se llamaba Manuku Kahanamoku y que llevaba más de una semana encontrándose con su rubio amigo.
-Vamos Danny, no tenemos todo el día
El detective de Jersey le dirigió una mirada curiosa y, sacudiendo la cabeza, dijo un “lo pensaré”, estrechó la mano del hombre y lo siguió al cuartel general.
-¿Qué tienes que pensar?
-Ah, nada. Solo una propuesta absurda que se le ha ocurrido hacerme.
Steve frunció el ceño.
-¿Propuesta absurda? ¿Qué clase de propuesta?
-¿Qué más da? No creo que la acepte.
El marine iba a decir algo, pero en ese momento llegó Chin con datos acerca del caso en el que estaban trabajando y la conversación cayó en el olvido.
*************************
Chin y Grover se miraron, aquello empezaba a ser demasiado habitual y preocupante. Mientras, Danny y Steve se enzarzaban en una de sus terribles discusiones.
-¿Y qué esperabas que hiciese?
-¡Pues lo que hubiese hecho cualquiera!
-¿Dejar escapar al sospechoso?
-Pues a lo mejor resultaba mejor que lanzarse a correr como un loco tras él al poco tiempo de
haber recibido un trasplante, la verdad.
-¿No vas a dejar descansar el tema nunca, Danny?
-¿Vas a descansar tú, acaso? ¿Te vas a tomar en serio el hecho de que la mitad de mi hígado está intentando funcionar en tu interior?
-¿Otra vez? En serio, Danny. Ojalá me hubieses dejado morir, así no tendría que soportarte más.
En cuanto las palabras salieron de su boca, Steve supo que había sobrepasado la línea. Por una parte quería volver a hablar y rectificar. Aclararle a Danny que le estaba agradecido y que lo que acababa de decir era una tontería. Pero por otro lado estaba enormemente cabreado, y cuando la furia se apoderaba de su mente era incapaz de razonar. Mucho menos de pedir disculpas. Así que permaneció en silencio mientras veía cómo su amigo le dirigía una mirada herida y se dirigía a la puerta sin decir nada.
Los otros miembros del equipo le miraban estupefactos y una parte de Kono quería abofetear al SEAL.
Al día siguiente, una llamada de la Gobernadora le informaba que Daniel Williams había aceptado trabajar en una operación encubierta de la policía de Honolulu, con lo que estarían un tiempo sin un hombre.
-¿Ha pedido un traslado?- dijo con un hilo de voz
-No- contestó la Gobernadora Mahoe- Es algo temporal. Además, por lo que he oído, vuestro matrimonio necesita tomarse un tiempo- añadió con intención humorística sin saber que estaba más cerca de la verdad de lo que creía.
Steve colgó el teléfono con un suspiro y se preparó mentalmente para las miradas acusatorias que sus compañeros le dirigirían al conocer los hechos.
*************************
Ahí lo tenía. Ante él. Justo la persona a la que menos quería ver. Porque estaba seguro de que era el causante de la marcha de Danny… después de sí mismo y su enorme bocaza.
-¿Qué hace aquí?
El oficial Kahanamoku cambió el peso de su cuerpo de una a otra pierna, visiblemente incómodo ante el escrutinio de los miembros al completo de la unidad de élite del Gobierno hawaiano.
-Verá…- dijo sin atreverse a mirar a la cara a nadie- Ha habido un problema…
Ahora la actitud a su alrededor cambió por completo.
-¿Un problema? ¿Qué clase de problema? ¿Ha ocurrido algo con Danny?
-Pues realmente no lo sabemos.
-¿Cómo?- Ahora Steve se había puesto rígido y resultaba intimidante.
-Ha habido un problema. De pronto escuchamos un tiroteo y perdimos la comunicación. Cuando llegamos al lugar, estaba completamente vacío. Llevamos dos días buscándolo y al no conseguir encontrarlo, hemos decidido contactar con el 5.0
-¿¡DOS DÍAS!?
El oficial se encogió un poco. Duke ya les había advertido de que no se iban a tomar muy bien que no los hubiesen avisado inmediatamente, pero realmente creyeron que lograrían solucionar el asunto antes de que fuese tarde.
Por suerte para él, mientras Steve se ponía a caminar de un lado a otro lanzando improperios, Lou Grover lo agarraba de un brazo- con fuerza, eso sí- y se lo llevaba para que les diese todos los detalles de la operación sin escatimar en detalles.
2.
Danny miró a su alrededor por enésima vez. A su lado, Kanai gimoteaba sujetando su pierna. El rubio no pudo evitar sentir lástima por el joven novato, él había sido el primero en apuntar que aquella misión no era apropiada para un novato, pese a que sabía que, si se hubiese tratado de Kono en sus primeros años, la joven lo habría hecho de manera brillante.
Kanai se había confiado, y eso no se debe hacer cuando estás fingiendo ser quien no eres. El resultado, había desvelado el verdadero nombre de Danny, y, aunque el rubio había bromeado e intentado cubrir el error, el joven se había puesto nervioso y no hubo nada que hacer.
Los tratantes de personas no sabían aún que aquel al que habían considerado un posible futuro socio era, en realidad, un policía. Pero sí sabían que era un fraude, y no pararían hasta averiguar hasta qué punto.
De momento, llevaban un día encerrados. Kanai con un tiro en la pierna que, por suerte, había dejado de sangrar; y él mismo con un rasguño de bala en el hombro que dolía horrores.
-¿Cómo estás?
Kanai levantó la cabeza. Tenía los ojos brillantes y estaba bastante pálido.
-Creo que ya me duele menos.
Danny sonrió y sacudió la cabeza.
-Vuelve a poner la pierna en alto, no vaya a volver a sangrar.
-El vendaje que me hiciste ha resultado. No ha vuelto a sangrar desde ayer.
-Por si acaso.
-¿Y tu hombro?
-Por suerte la bala lo ha rozado, simplemente. Duele, pero sobreviviré. Tenemos que buscar una forma de salir de aquí. Pronto descubrirán quiénes somos en realidad y no serán muy comprensivos.
Kanai asintió.
-Lo siento.
-No te preocupes, le puede pasar a cualquiera.
-Yo no quería participar. Nunca había hecho una operación de este tipo y sabía que acabaría cagándola,
-Siempre hay una primera vez para todo. Es normal ponerse nervioso.
-No me puse nervioso. La cosa iba tan bien, estaban tan contentos y tan convencidos de que querían que trabajases con ellos que me confié.
Danny asintió.
-Ahora no hay que darle vueltas. Escucha. Alguien se acerca. Finge que estás desmayado.
-Pero… pero…
-Haz lo que te digo- masculló el detective convencido de que su deber era proteger al joven.
*************************
-¿Por qué no asignaron este caso al 5,0?
Manuku no pudo evitar hacer un gesto de desagrado. Realmente el Capitán McGarrett era un soberbio.
-A veces nos dejan trabajar a los policías de verdad- dijo sin pensar
-Habéis enviado a Danny con un novato a una operación encubierta de alto nivel.
Kono hizo una mueca en favor del novato y Chin le dio un suave apretón en el brazo, para tranquilizarla.
-Entonces intentabais destapar una red de trata de personas- se apresuró a decir Lou antes de que las cosas estallasen de forma irremediable- y algo salió mal.
-El agente Kanai desveló la identidad del detective Williams sin querer
Steve soltó un bufido y Lou continuó con rapidez.
-Y desde ese momento les habéis perdido la pista.
Manuku asintió.
-Hemos investigado a fondo el almacén en donde se produjo el tiroteo, pero no hemos conseguido ninguna pista acerca de dónde están ahora. Duke nos dijo que vosotros podríais ayudar, con esa tecnología punta vuestra- dijo con algo de desdén-. Aunque también dijo que os pondríais furiosos por haber perdido al detective Williams. Ante esto, debo decir que ninguno de nosotros obligó a Daniel a hacerlo. Dijo que se lo pensaría y, de pronto, apareció preguntando cuándo empezaba.
-¿Por qué Danny?- quiso saber Kono
-Necesitábamos un haole
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Kanai oyó ruidos y volvió a hacerse el inconsciente. Tenía algo de miedo a que lo tomasen por muerto, pero Danny le había dicho que se quedase quieto y no llamase la atención.
La puerta se abrió y dos hombres- los dos matones de Katsuro Yagami, el jefe de la red de traficantes- empujaron a Danny al interior de la habitación antes de cerrar con un portazo.
El detective cayó sobre el hombro herido y no pudo evitar un siseo de dolor.
El novato abrió los ojos para encontrarse con que su compañero había sido fuertemente golpeado.
-¡Santo Dios!, ¿estás bien?
-He tenido días mejores. ¿Han venido mientras yo no estaba?
-No. Debían estar demasiado ocupados contigo- dijo sin poder evitar sentirse culpable.
-La buena noticia es que aún no saben quiénes somos en realidad- comentó el detective incorporándose con un gruñido de dolor-. La mala es que no tardarán en darse cuenta. Debemos salir de aquí. He descubierto un par de cosas sobre este sitio. Parecen unas oficinas abandonadas. Nosotros ahora estamos en una especie de sótano. Pero esta puerta solo se abre desde el exterior. Así que tenemos que estar preparados para la próxima vez que vengan a buscarnos.
3.
-Llevas dos horas ahí dentro. Es hora de que espabiles y te pongas a trabajar. No le haces ningún bien a Danny así- al parecer, le había tocado a Lou el palo más corto.
-No le he hecho bien a Danny desde el momento en que entró en el 5.0, al parecer.
Lou sacudió la cabeza un poco harto de la autocompasión del SEAL.
-No sé cómo eran las cosas antes de llegar yo, pero, por lo que el propio Danny me ha contado, aquí ha encontrado una familia. No sé en qué momento habéis pasado de las amigables disputas a este trato amargo que tenéis ahora, pero desde luego puedo decir que Danny se preocupa por ti. Y mucho.
-Precisamente ese es el problema, Lou. No debería preocuparse tanto.
-Sé que eres un duro SEAL y toda ese rollo pero… ¿Qué hay de malo en que lo cuiden a uno de vez en cuando?
-¿Sabías que hay un estudio que dice que la mayoría de los donantes de hígado presentan complicaciones años más tardes? ¿Sabíais que hay gente a la que han denegado un seguro de vida porque había pocos datos disponibles sobre los efectos a largo plazo en la donación de hígado en vida? ¡Y Danny tiene que pensar en sus hijos!
-¿Por eso estabas tan enfadado? ¿Crees que no informaron a Danny de todo eso? ¿En serio piensas que eso le ha detenido precisamente a él?
Steve se cubrió la cara con las manos.
-No soportaré la idea de que le ocurra algo por culpa de esto.
-¿Y soportas que ahora esté en peligro porque no eres capaz de reaccionar?
Steve levantó la mirada y apretó la mandíbula. El hombre tenía razón. No conseguiría nada encerrado en su oficina o intimidando al pobre agente Kahanamoku.
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-¿Tienes claro el plan?
Kanai asintió, pero no parecía convencido.
-¿De verdad estás bien para hacer esto?
Desde luego, no estaba al cien por cien. Le dolía el brazo, le habían molido a golpes para sonsacarle quién era en realidad, tenía la cara algo hinchada y estaba seguro de que al menos le habían roto una costilla. Por no hablar de su eterna rodilla, estaba seguro de que su antigua rotura de ligamentos se había resentido. Precisamente por eso debían salir de ahí mientras podía caminar… más o menos.
Hizo un gesto afirmativo con la cabeza e indicó silencio. Alguien se acercaba y, por suerte, parecía que solo se trataba de una persona.
Con las miradas fijas en la puerta, ambos policías contuvieron la respiración al tiempo que escuchaban el ruido inconfundible de una llave al introducirse en la cerradura. Tomaron posiciones y esperaron.
Nada ocurrió, nadie entró. Kanai le dirigió una mirada interrogante.
-Hay más puertas. Posiblemente hayan ido a por algún otro prisionero para venderlo… o para probar sus servicios.
Durante sus días encubierto, Danny se había quedado asqueado con la red de prostitución y venta de órganos que habían montado aquellos delincuentes. No tenían ningún reparo en probar las mercancías sin hacer asco a si eran hombres o mujeres, y si, por desgracia, alguien no sobrevivía a las crueles torturas y depravaciones a las que los sometían, simplemente aprovechaban todos los órganos que podían vender. Era horrible y asqueroso. No veía el momento de meterlos en la cárcel o meterles una bala entre los ojos. Lo que primero fuese.
-Tendremos que tener paciencia, entonces.
Pronto llegaron los gritos desesperados de una mujer. Danny apretó los puños con fuerza mientras juraba que haría justicia.
Kanai se había puesto pálido, posiblemente recordando lo que había visto y oído en los días previos.
-¿Crees que ahora nosotros…?
Danny le dirigió una mirada triste. Katsuro no había sido muy sutil mostrando su admiración por los dos hombres, pero estaba claro que el joven Kanai despertaba su lujuria. Era esa otra de las razones por las que obligaba al muchacho a hacerse el desmayado. A Katsuro le gustaba que sus víctimas se resistiesen. Era lo que más le excitaba.
El detective de Jersey sabía que también resultaba del agrado del matón, pero, por suerte, ahora mismo estaba demasiado golpeado como para resultarle interesante. A Yagami solo le gustaban los golpes que él infligía mientras forzaba a sus víctimas.
*************************
-Ha llamado Eric. Han logrado identificar una de las huellas del almacén- dijo Kono entrando en el cuartel general y dirigiéndose a la mesa multimedia.
El registro del lugar había sido angustioso. Sangre, restos de fluidos… los policías se habían hecho una idea de lo que había ocurrido ahí pero, a la vista de los aparatos que habían dejado atrás en su repentina huida, posiblemente su imaginación se quedase corta.
-Pertenece a un tal Shiro Oka. Buscado por tráfico de órganos y por proxeneta- continuó la hawaiana.
-¿Tenemos algún dato sobre dónde puede estar ahora?- preguntó Chin
-No. Pero hemos tenido suerte con el reconocimiento facial. En una licorería cercana al almacén.
-¿Y eso cómo nos ayuda?- quiso saber Steve
-Pues en que hemos descubierto que entró en Hawái con un nombre falso y se registró en un hotel cercano al puerto. También tenemos los nombres falsos de aquellos que entraron con él.
Todos se alojaron en el mismo hotel hasta hace un par de días.
-Hasta que descubrieron a Danny y a Kanai- apuntó Manuku
-Efectivamente- asintió Kono-. Lo bueno es que no deben imaginarse que son policías, puesto que de momento no se han molestado en cubrir sus rastros más de lo habitual. Alquilaron una gran embarcación y ahora están, con otros nombres, en algún lugar de Kaua’i.
-¿No tenemos constancia de esos nombres?- preguntó Steve
-Por desgracia, no. Pero al menos sabemos en dónde buscar- Kono hacía verdaderos esfuerzos por ser positiva, aunque la cosa apuntaba a que les llevaría un tiempo del que tal vez no disponían.
4.
Por fin entraron en la celda en la que Danny y Kanai se encontraban, y tuvieron la suerte de que solo habían enviado a uno de los hombres del “magnate” japonés a buscarlos. El hombre entró confiando encontrarse a un joven inconsciente y a otro demasiado dolorido como para resistirse, y por eso el ataque le pilló completamente desprevenido.
Danny se había ocultado como podía en el punto ciego que resultaría al abrir la puerta mientras que Kanai esperaba de pie.
-Al señor Yagami le encantará saber que estás consciente- dijo el hombre con una sonrisa lasciva. ¿Y tu compañero de celda?
Justo en ese momento, Danny se lanzó sobre él y, tras varios forcejeos, consiguió reducirlo. Kanai, que observaba preparado para auxiliar al detective si la cosa se ponía fea, le dirigió una mirada de admiración.
-No me mires así, ha sido una de las ventajas de que no se esperase el ataque.
Kanai ocultó una sonrisa y se acercó al rubio mientras éste revisaba los bolsillos del matón en busca de un arma. El hombre llevaba una 45 y un arma pequeña oculta en la bota. Se las repartieron con una sonrisa triunfal y ataron al hombre con su propia ropa antes de dirigirse a la salida con cautela.
-¿Cuál es el plan ahora?- susurró el novato-. ¿Soltamos a los prisioneros para crear confusión?
-Has visto demasiadas películas. Con eso solo conseguiríamos que alguien inocente perdiese la vida. Tendremos que seguir atacando por sorpresa.
-No va a ser fácil. Yagami tenía a muchos hombres al cargo de su seguridad.
-Lo sé. Pero al menos tenemos que intentarlo.
Nuevamente oyeron gritos. Esta vez se trataba de un hombre. Danny sacudió la cabeza y le hizo una seña a su compañero para que se acercase con cautela.
-¿A la de tres?
Kanai hizo un gesto afirmativo. Patearon la puerta y Danny disparó al hombre que trataba de forzar a un joven. Éste, aún aterrorizado, les dirigió una mirada entre agradecida e interrogante.
-Quédate aquí y no te muevas. En cuanto estéis todos a salvo, vendremos a buscarte- dijo el detective nativo de Jersey antes de volver a salir y cerrar la puerta.
-¿Crees que habrán escuchado el disparo?
-Solo si hay alguien aquí abajo en otra de las celdas. No parece que Yagami y sus hombres quieran escuchar lo que ocurre con sus prisioneros continuamente.
-Espero que tengas razón.
-Descuida, creo que nos enteraremos pronto.
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-¿En serio?- Adam miraba a los miembros del cinco cero sin comprender- ¿Sabéis lo que estoy luchando para legalizar los negocios de mi padre? ¿Para desvincularme de la Yakuza?
-Pero esto es distinto, Adam.
-¿Por qué es distinto? ¡Me estás pidiendo que intente hacer negocios con Shiro Oka!
-¿Lo conoces?
-Tratante de personas y órganos. Cuando mi padre vivía había escuchado que trabajaba para Katsuro Yagami.
-¿Quién?- Kono dedicó un mirada interrogante a su marido
-Un criminal de Japón. No pertenece a ninguna mafia, pero es conocido entre los miembros de la Yakuza por ser traficante de esclavos y de órganos, entre otras cosillas a las que dedica su tiempo. Se rumorea que le gusta probar sus mercancías y que está pensando ampliar su negocio a las peleas ilegales… Una variante de las luchas de gladiadores donde solo gana el
que sobrevive.
Kono no pudo evitar un escalofrío al pensar en manos de quién había caído su compañero.
-¿Me vas a decir ahora por qué quieres saber acerca de esa gente? ¿Y por qué quieres que me entere donde se encuentra?
-Tiene a Danny
-¿Cómo? ¿Está en Hawaii?
-¿No te han informado?
-Estoy legalizando todo, ¿crees que ese hombre querría tratos conmigo? Pero dime, ¿Cómo tiene a Danny? ¿Lo estabais investigando?
-No. Danny aceptó participar en una operación encubierta de la policía de Honolulu y salió mal.
-Pues tenéis que sacarlo de ahí cuanto antes- dijo Adam-. Ese hombre no se anda con tonterías.
-Lleva tres días desaparecido, ya. Pero creo que aún no sabe que Danny es policía. Está con un novato, también- añadió Kono con un hilo de voz.
Adam se incorporó y abrazó a su esposa.
-Informa a tus compañeros de lo que te he contado. Yo intentaré contactar con alguien que tal vez sepa dónde están ahora.
-Gracias Adam. Te quiero.
El hombre besó la cabeza de la policía y la apretó con fuerza.
-Y yo. Todo va a salir bien, ya verás.
*************************
-Sabía que no me defraudaría, detective Williams
Danny se quedó congelado en el sitio y agradeció que Kanai se hubiese quedado atrás atendiendo las heridas de una muchacha. Rezó para que fuese lo suficientemente cauteloso como para no aparecer ahora que tenía al mismísimo Katsuro Yagami detrás.
-Sea bueno y dese la vuelta despacio. Le agradecería también que soltase el arma.
-No voy a soltarla
-Haga lo que quiera, tampoco creo que le queden muchas balas. Debo decirle que estoy muy descontento con lo que le han hecho a uno de mis hombres.
Danny se giró poco a poco, con el arma fuertemente sujeta pero apuntando al suelo, para no parecer una amenaza inmediata.
-Veo que ha averiguado quién soy.
-Nada menos que un miembro de la unidad de élite del gobierno. Mentiría si no le digo que me siento honrado.
Katsuro no estaba solo. Junto a él había cuatro gorilas y Danny sabía que no tenía la más mínima posibilidad.
Pero no se iría sin luchar.
5.
Steve había reaccionado y había movilizado incluso a varios marines que le debían favores.
Llevaban día y medio peinando la isla de Kaua’i intentando mantener un perfil bajo, pero no había ni rastro del japonés.
Adam no había conseguido información. Como era de esperar, resultaba extraño e incluso un poco sospechoso que, precisamente él, se interesase en alguien como Katsuro y, aunque había mantenido la calma cuando su contacto preguntó si era algún asunto relacionado con el trabajo de su esposa, tuvo que abandonar la investigación para no ponerla en peligro.
Pero el SEAL no pensaba darse por vencido. No había señales de que hubiesen abandonado la isla, pero seguro que a esas alturas ya sabían que la policía estaba investigándolos. Tenían que darse prisa.
-Deberías descansar- le dijo Lou con una mirada preocupada-. A fin de cuentas, no hace tanto de tu transplante.
-Ni de la operación de Danny. Seguro que no se ha llevado medicación para el dolor.
Lou iba a apuntar que seguro que el rubio tenía otras cosas en mente… o que probablemente le doliese algo más que la cicatriz, pero, en vista del estado de ansiedad del Marine, decidió no decir nada.
-¿Y si se le ha abierto la cicatriz? Todo esto es mi culpa, Lou.
-Debo reconocer que parte de la culpa es tuya, pero conociendo a Danny, si le hubiesen insistido más, hubiese aceptado ayudar a atrapar a ese malnacido.
-Pero nosotros sabríamos en qué estaba metido y hubiésemos controlado la operación. Hubiésemos estado ahí cuando todo se torció.
-O no. Eso nunca lo sabremos, Steve.
En ese momento sonó el teléfono del moreno. Éste hizo un gesto y se apartó para contestar.
Uno de los miembros de la Marina que había decidido colaborar en la búsqueda de Danny había visto a Shiro Oka entrar en una tienda de Waimea. Ahora mismo lo seguía por la carretera de Kokee hacia la reserva de Puu Ka Pele. Probablemente se habían asentado en algún viejo edificio de la reserva.
Steve no se lo pensó. Avisó a los miembros de su equipo y preparó el desplazamiento hacia donde le habían indicado. Su compañero Marine le había dicho que esperase en la carretera, antes de adentrarse en la frondosidad. Él seguiría a Shiro con la mayor de las precauciones y, en cuanto supiese dónde estaban, se dirigiría al punto de encuentro para guiarlos allí.
Poco sabía el Teniente de Navío Johnson sobre lo que se iba a encontrar.
*************************
-Johnson- Steve le hizo el saludo reglamentario antes de estrecharle la mano con afecto-.
¿Quién es tu amigo?
-Creí que tú lo sabrías. Es Kanai Waiholua
-¿Cómo has logrado huir?- quiso saber Chin
-El detective Williams provocó la confusión suficiente como para que yo pudiese escapar. Pero no tenemos mucho tiempo. Pronto se darán cuenta de que he desaparecido.
-Pues tenemos que dirigirnos ahí a toda prisa- dijo Steve girándose hacia el coche.
-Espera. Steve. Tú mejor que nadie sabes que si nos acercamos con coches lo haremos peor- dijo Johnson.
-Pero no tenemos tiempo. Nos acercaremos en coche lo máximo posible.
-Es una zona demasiado tranquila. Nos oirán en seguida. Hasta dudo que no me hayan descubierto a mí, aunque he sido todo lo cauto que he podido.
-De acuerdo. Iremos andando. Chin, llama a una ambulancia y que le miren la pierna a Waiholua.
-He estado bien todo este tiempo. Podré ir a ayudar. Solo ha sido un rasguño.
-Es mejor que recibas atención médica- insistió Kono con suavidad.
-Pero Daniel me necesita. Ha estado demasiado pendiente de que no me ocurriese nada como para dejarlo ahora en la estocada.
-Créeme, si te dejamos venir sin que un médico examine tu herida, le va a parecer peor que si no acudes en su rescate. Primero lo oiremos nosotros, y después tú- continuó la hawaiana con una sonrisa.
Kanai se dejó convencer, aunque sí insistió en que nadie se quedase con él. Esperaría a la ambulancia él solo, ya que cuanta más gente fuese a enfrentarse a los matones de Katsuro, mejor. De paso, le dijo a Chin que pidiese otra ambulancia más, porque cuando se había escapado, Danny no estaba en un muy buen estado.
Eso solo puso más nervioso a Steve, que estaba a punto de dejar inconsciente a Kanai para que acabase la conversación y así poder ir a buscar a Danny.
-¿Podemos irnos ya?- dijo con impaciencia.
Chin y Kono compartieron una mirada y se dispusieron a seguir a los marines después de proveerse de la protección y el armamento necesarios.
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Danny ni siquiera oyó la conmoción y los tiros, pero estaba demasiado ocupado intentando respirar a través de la sangre que le brotaba de la nariz sin atragantarse como para darle importancia.
Lo habían atado a una silla y golpeado sin piedad, especialmente cuando habían descubierto que había ayudado a escapar a Kanai. La mitad de los hombres de Yagami se dedicaba a movilizar sus cosas y a los prisioneros para una nueva mudanza mientras que un par de matones se encargaba de apalear al detective.
Shiro era partidario de matarlo, puesto que intuía que el rubio acabaría siendo un estorbo. Pero el señor Yagami estaba convencido de que el policía era una gran adquisición para su incipiente negocio de las peleas.
Para Oka era un error, pero ¿quién era él para contradecir al jefe?
-¿Qué demonios ocurre ahí fuera? Que alguien vaya a echar un vistazo- dijo mientras se disponía a dar un último golpe a su prisionero, con la esperanza de dejarlo inconsciente.
En ese momento se abrió la puerta y una bala atravesó el brazo que el matón tenía levantado.
Lo último que Danny vio fue a Steve, con expresión feral bajo el marco de la puerta.
6.
Steve no se lo pensó, disparó antes de que Shiro pudiese golpeara Danny. Después, se olvidó del resto y corrió hacia donde se encontraba su amigo.
-Danny… Danny, mírame- el SEAL se arrodilló y recorrió con sus manos el cuerpo del rubio examinando sus heridas. Mientras, los miembros del cinco cero y los refuerzos que habían colaborado con ellos se encargaban de detener a los hombres de Katsuro. Lou se encargaba de que los prisioneros fuesen atendidos y se encargaba de movilizar a las ambulancias.
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Le dolía todo el cuerpo, no había ni un centímetro de su ser que no doliese. Pero el olor a antiséptico, el calor y el zumbido de máquinas le indicaban que estaba en el hospital y que, más tarde o más temprano, las medicinas acabarían haciendo efecto y el dolor desaparecería.
Con un esfuerzo que se le antojó titánico, abrió los ojos.
No tardó en ver una cabeza morena y muy familiar que se apoyaba en sus brazos y en la cama. Parecía que Steve se había quedado dormido esperando que recuperase la consciencia.
Era extraño, porque, a no ser que hubiese pasado mucho tiempo en esa cama, Steve no solía dormirse cuando uno de su equipo estaba en el hospital.
Acarició la cabeza del marine con suavidad pero eso no impidió que éste se despertase.
-¿Danno?- el moreno se pasó la mano por los ojos para despejarse y sonrió-. ¿Cómo te encuentras?
-Como si me hubiesen dado una paliza.
Steve ahogó una carcajada.
-Eso ha pasado.
-¿En serio?
-Estabas de operación encubierta y salió mal. Te rompieron varias costillas y se te abrieron los puntos. Estuviste un par de días inconsciente mientras se ocupaban de que tu hígado estuviese bien.
-Al final no has sido tú el que caía en el hospital por culpa de no cuidarse. Supongo que eso es a lo que llaman Karma. Te dejaré que me lo restriegues la próxima vez.
-No ha sido tu culpa. No te restregaré nada.
-Ya, seguro.
-Escucha, Danny… siento tanto lo que te dije. De verdad que no quería. Tú me has dado tanto… y yo te he tratado tan mal… De verdad que no quería haberte dicho nada de lo que te dije. Es que me enfada tanto que hayas sacrificado tu salud por mí…
Danny sabía que no podía estar mucho tiempo enfadado con el SEAL, así que le dio un par de palmaditas en un brazo.
-Estoy bien, y volvería a hacerlo.
-¿Por qué?
-Pues porque eres importante. Porque has hecho estos años soportables. Porque no soportaría que te ocurriese nada porque no soportaría estar sin ti.
-Danny…- Steve ni siquiera se molestó en disimular sus lágrimas.
-Todo saldrá bien. Volveremos a ser los de antes.
-Yo no quiero ser el de antes, Danno.
El rubio le miró con curiosidad.
-Nadie, jamás, me ha tratado como tú lo haces.
-Exageras. Están Chin, Kono, Mamo, Lou…
-Pero tú eres diferente.
-No lo soy, Steve. Simplemente me preocupo por ti porque te quiero.
-Yo también te quiero, lo sabes.
-Claro.
-Pero de verdad- Steve clavó su mirada en la de su amigo-. No como amigos, o como quería a Catherine. Te quiero de verdad y no puedo imaginarme la vida sin ti. Cuando me enteré de que te habías ofrecido a trabajar con la policía creí que te había perdido para siempre por culpa de la estupidez que había dicho.
-A pesar de todo, no me hubiese ido. El sueldo en el cinco cero es mejor- bromeó Danny.
Steve rio
-¿Y sobre lo otro?- dijo con preocupación.
-No sé… estás aprovechando que estoy en una posición de debilidad. Encamado y sin traerme flores, ni bombones…
El rostro de Steve se relajó. Se giró y cogió algo de la mesa auxiliar.
-Te he traído gelatina.
Danny soltó una carcajada.
Fuera, Kono y Chin decidieron regresar a casa. Steve y Danny estaban en buenas manos, y, a juzgar por el modo en que se besaban en ese momento, seguirían estándolo durante mucho tiempo.