Pues al final tendrá tres partes
Título: Living in the past
Autor:
seelphyPrompt escogido y autor de la idea: AU que mantiene el principio del Canon pero después puede llevarse como uno quiera: Un joven Steve está de permiso en una ciudad y conoce a un joven Danny con quien tiene una intensa aventura. Pronto tienen que separarse y, por circunstancias de la vida, pierden el contacto. Han pasado los años, Steve se plantea una relación más seria con Catherine y Danny acaba de salir de un divorcio horrible. De pronto se reencuentran en el lugar más insospechado: El garaje de Steve que ahora es la escena de un crimen que Danny investiga.
yvarlcris Fandom: H50
Personaje/pareja: McDanno
Clasificación y/o Género: NR-17
Disclaimer: Los derechos no me pertenecen
Advertencias: Sin spoilers
Notas (si las necesitas): Todo lo que está en cursiva (si es que lo he puesto bien en código HTML) son escenas de flashbacks, aunque al leerlo ya se nota ;)
1ª parte aquí 3
El sonido del teléfono le hizo volver a la realidad, el policía buscó el móvil en su bolsillo hasta que logró dar con él, reconoció el número de la comisaría y soltó un largo suspiro sabiendo lo que se le venía encima. El sargento Duke Lukela le llamaba para saber qué había ocurrido exactamente, al principio se mostraba preocupado por si era algún asunto grave, pero luego dejó caer que uno de los oficiales creía que McGarrett y él habían discutido.
- ¿Qué es lo que ha pasado?
- Nada- replicó el rubio.
- Danny... si no me dices la verdad no voy a poder ayudarte- insistió su jefe.
- No puedo trabajar en un caso relacionado con ese hombre- admitió Danny.
- ¿Conoces a Steve?- al detective no le gustó la familiaridad con la que hablaba de McGarrett.
- Sí, y no nos llevamos precisamente bien- insistió.
- De acuerdo, enviaré a otro detective. Tómate el resto de la mañana libre y relájate, no puedes ir peleándote con una víctima- le regañó Lukela antes de colgar.
- ¿Víctima?- Danny soltó una carcajada sarcástica que nadie más podía oír. Steve era cualquier cosa menos una víctima.
- ¿Un museo? ¡Venga ya! Tienes que estar de coña- protestó Steve cuando vio el edificio.
- No está mal culturizarse de vez en cuando, y no es un museo... es una exposición- le corrigió Danny con una sonrisita- mira, hasta final de mes trata sobre la prehistoria.
- Apasionante, un grupo de neanderthales idiotas golpeándose con piedras- el chico moreno puso los ojos en blanco.
- Pues como no te intereses un poco más en estas cosas, el que acabará siendo un neanderthal vas a ser tú- se burló Danny echando a andar hacia la entrada. McGarrett le siguió a regañadientes, el otro se paraba de vez en cuando a leer la información que acompañaba a algunas de las piezas.
- Seguro que hay alguna cosa más divertida que hacer por aquí- protestó Steve- ¿qué?
- Empiezo a ver un parecido- rió Danny señalando la figura que representaba a un cavernícola- los dos tenéis la misma expresión de mal humor.
- Ya está bien- Steve se cruzó de brazos.
- Sólo estoy haciendo tiempo hasta que sea hora de ir al partido- se justificó el rubio con gesto apenado- pero vale, vámonos.
- Oye, lo siento- el otro le detuvo un instante- es que no me interesa conocer la ciudad, lo que quiero es conocerte a ti.
- Vale- Danny sonrió- vamos a tomar algo, ¿te parece?
- Genial- ambos se devolvieron una sonrisa cómplice. Habían decidido ir con calma, por lo que la noche anterior se habían dedicado solo a besarse y hablar. Pero lo de no poder tocarse en público no lo llevaban demasiado bien, buscaban cualquier excusa para que hubiera un mínimo contacto, pero enseguida se apartaban temiendo que alguien les mirara mal. Acabaron yendo primero a una cafetería, ya que Danny necesitaba desesperadamente un café, pero Steve quería tomar algo de un puesto ambulante por lo que decidieron ir en primer lugar a por el café para llevar y luego ir a un parque cercano- ¿qué diablos miras?
- Estoy intentando leer lo que han escrito en tu vaso- murmuró Steve viendo los garabatos que supuestamente ponían el nombre del chico- ¿Qué han puesto? ¿Danno?
- Pone Danny, ¿no lo ves?
- Eso no es una “y”- se rió Steve- Danno, me gusta como suena.
- Ni se te ocurra- refunfuñó el rubio fulminándole con la mirada.
- ¿Qué te pasa, Danno? ¿Te molesta que te llame así?- el marine sonrió de forma irritante.
- Imagino que para un neanderthal como tú es muy complicado pronunciar bien mi nombre- su respuesta fue interrumpida por un beso de Steve que no pudo contenerse- ¿qué diablos haces?
- Lo siento- se disculpó Steve al momento- no he podido resistirme. Esto es una mierda...
- Lo sé...- Danny le dio toda la razón- se me ocurre una cosa, pero...
- ¿Qué?- los ojos claros de McGarrett brillaron con tal emoción que Danny sonrió enternecido al ver aquel entusiasmo.
- Mi familia tiene una casa de verano en el campo... tardaríamos una media hora en tren, pero estaríamos solos.
- Me parece bien- aceptó Steve al momento.
- Pero no llegaríamos a tiempo al partido de baloncesto- recordó Danny de repente.
- ¿De verdad te has creído que me moría por ver a los Nets?- se cachondeó Steve- solo te he dicho que sí por estar contigo.
McGarrett subió a su habitación para cambiarse de ropa, su camiseta tenía restos de sangre seca del ladrón y necesitaba unos minutos para despejarse. Temió que Catherine se empeñara en seguirle tratando de sonsacarle información, pero la mujer supo que era inútil insistir y le dejó a su aire. El SEAL entró en el cuarto y no pudo evitar ir hasta el armario, donde tenía una caja con varios álbumes de fotos de su recorrido por el mundo como marine. No tardó mucho en encontrar aquel dónde se encontraban las pocas cosas que guardaba de su estancia en Nueva Jersey. Había un par de fotos de algunos de los lugares que había visitado con Danny, y una única imagen de ellos que se habían hecho en un bar deportivo donde el rubio le había arrastrado para ver el partido de baloncesto. Pasó los dedos sobre la imagen y sonrió al ver a Danny con la gorra de los Nets, recordaba perfectamente aquel día. Habían cogido el tren hasta acabar en una estación en medio de la nada, luego habían tenido que caminar un buen rato para llegar al pintoresco pueblo del que Danny le había hablado, pero a modo de venganza, el rubio le llevó mediante engaños hasta uno de los pocos bares del lugar para ver el partido. Se lo había pasado mejor de lo esperado, y hasta había acabado llevándose de recuerdo una tarjeta de aquel sitio...
- ¿Dónde...?- el hombre se tensó al ver que la postal del bar no estaba con el resto de cosas y empezó a rebuscar con nerviosismo hasta que la encontró. Estaba debajo de otra fotografía que les habían hecho a sus compañeros y él antes de partir de Nueva York hacia su misión. ¿Por qué había sido tan gilipollas? Siempre se había justificado con que era muy joven entonces y lo que más deseaba era ascender en su carrera militar, había logrado convertirse en un valioso miembro de la élite de la marina y, sin embargo, nunca había conocido a nadie como Danno. Ahora se preguntaba si todo aquello había merecido realmente la pena...
- Te lo estás pasando bien, admítelo- Danny le miraba con gesto burlón.
- Ya que me has traído a traición a ver el dichoso partido...- Steve simuló estar disgustado pero se le escapó una sonrisita.
- ¿De qué equipo eres, hijo?- preguntó el dueño del bar que había alcanzado a oír retazos de la conversación de los dos chicos.
- No le va el baloncesto- explicó Danny riendo y sin darle tiempo a Steve para contestar- él es más de fútbol americano.
- ¿Jugabas en la universidad?- se interesó el hombre.
- En el instituto- asintió Steve sonriendo al ver la expresión ofuscada de Danny, todo el mundo siempre pensaba que el marine era mayor, mientras que a Danno le tomaban por más joven pese a que tenían la misma edad- no llegué a ir a la universidad, estoy en el ejército.
- ¡Haberlo dicho antes! A la siguiente cerveza te invita la casa- respondió el señor antes de ir a atender a otros clientes.
- Es decir que estás en el ejército y no paran de invitarte a cosas...- refunfuñó Danny Williams.
- Cuando seas policía te invitarán a donuts- Steve estalló en carcajadas cuando el otro intentó golpearle en el estómago como respuesta.
- Al menos a esa cerveza no te tendré que invitar yo...
- ¡No es mi culpa si no encuentro ningún cajero para sacar dinero!- Steve le guiñó un ojo tan descaradamente que Danny se calló lo que iba a decir, habían pasado por delante de al menos cinco cajeros desde que habían salido de Jersey, simplemente se sonrojó y apartó la vista para tratar de centrarse en el final del partido, algo que fue bastante difícil por no decir imposible.
4
No tenía sentido volver a ese diminuto apartamento en el que malvivía, por lo que Danny Williams prefirió ir a algún sitio donde poder tomar algo, pensar tranquilamente en la situación y planificar su siguiente paso. Si Steve McGarrett seguía siendo tal y como era cuando le había conocido, sabía que ya le estaría buscando para hablar con él, nada se interpondría en aquella misión y al final tendría que acabar plantándole cara. Danny no quería hablar con él, su recuerdo del marine era amargo, por una parte había sido una de las mejores semanas de su vida pero después... el recuerdo se emborronaba por la tristeza de saber que sus caminos no volverían a encontrarse. Había pasado página, claro, pero se preguntaba hasta qué punto era aquello cierto, pues había sido ver a Steve y notar un torrente de emociones recorriendo su pecho. Una sensación que nadie más le había provocado en su vida...
- ¿Y bien?- Danny miraba con expectación al moreno mientras éste probaba la cena que había preparado.
- Buenísimos- aseguró Steve cogiendo más macarrones, Danny sonrió complacido y empezó a cenar él también. A veces alzaba la vista pensando en dar inicio a una conversación, pero entonces veía al marine engullendo su comida y no podía más que disimular una risita y seguir cenando- ¿qué?
- Como sigas comiendo a esa velocidad te van a sentar mal- acabó diciendo Danny con una sonrisa burlona- ¿Nunca has tenido una cena en la que comes despacio mientras charlas con la otra persona?
- En el ejército no es que tengamos demasiado tiempo para comer- se disculpó McGarrett limpiándose con la servilleta. Trató de ser más atento con Danny pero ya casi había terminado su segunda ración, aún así, el otro chico no le dio apenas importancia. Recogieron los platos y Steve se puso a fregarlos- no te hagas el sorprendido, Danno. Soy un buen invitado...
- Eso veo- los dos se fueron poniendo más nerviosos según pasaban los minutos, conscientes de que iban a pasar la noche allí y seguramente acabaría ocurriendo aquello que los dos estaban deseando.
- Oye- Steve le sacó de sus pensamientos con un fugaz beso antes de acariciar su mejilla- si no estás seguro...
- ¿Lo estás tú?- replicó Danny sabiendo que Steve tenía tantas dudas como él. El moreno sonrió encogiéndose de hombros- podemos ir poco a poco... ¿no?
- Claro, hasta que nos sintamos cómodos- secundó McGarrett. El soldado suspiró cuando Danny cogió su mano y le llevó hacia las escaleras, en dirección al dormitorio que le pertenecía en la casa, habían dudado si llevar algo más de alcohol pero ya habían tomado vino con la cena y preferían estar despejados.
- Parecemos idiotas- dijo Danny entre risas, Steve pronto se unió a sus carcajadas lo que hizo que se calmaran y pudieran darse un nuevo beso. No había prisa, por lo que exploraron sus bocas con la lengua mientras sus manos iban atreviéndose a tantear el cuerpo del otro, al principio despacio pero poco a poco iban dejándose llevar por sus emociones. Los chicos se sonrieron mientras cada uno se deshacía de su propia camiseta, Steve tocó el pecho desnudo de Danny en el que se marcaba cada músculo mucho más de lo que había podido imaginar. El rubio sonrió sintiendo como se le erizaba la piel, antes de lanzarse sobre McGarrett para besarle, su boca acabó bajando por su cuello hasta alcanzar su pecho donde depositó varios besos. Los nervios habían quedado olvidados y solo estaban ellos dos, explorándose mutuamente y descubriendo la forma de dar placer al otro. Tan solo frenaron un poco cuando fue momento de quitarse la ropa interior, los ojos claros de Steve pasaban de la mirada azul de Danny a su miembro erecto- no tienes que...
- Pero quiero...- suspiró Steve acercando sus labios al pene de Danno. Notó como éste se tensaba y jadeaba por lo que él estaba haciendo y se sintió feliz de ser él quién estaba provocando aquello, Danny no tardó en devolverle el favor y Steve pensó que nunca había sentido nada parecido cuando había estado con una de sus múltiples conquistas femeninas, no, lo que estaba sucediendo con Danny era nuevo y maravilloso- oh dios, Danno...
- Jamás pensé que...- comenzó a decir Danny pasados unos minutos desde que se habían recostado sobre la cama para recuperar el aliento.
- Ni yo- rió Steve echándose sobre él- pero eso solo ha sido el principio, me gustaría ir más allá, si... si tú quieres.
- Sí- Danny le besó con entusiasmo.. atrás habían quedado los nervios y tenían muchas horas por delante para ir dejándose llevar.
El policía sintió un escalofrío recorriendo todo su cuerpo al rememorar la noche en la que Steve y él se habían acostado por primera vez. Había sido algo inolvidable, y aún en ese momento, doce años después, era capaz de recordar cada sensación, cada beso... como si todo hubiera pasado hacía pocas horas. Había querido odiarle durante todos esos años pero ahora sabía que solo era rabia mal contenida por lo que había tenido y había perdido, seguía disgustado por lo ocurrido pero tal vez, Steve hubiera tenido una buena razón para marcharse sin despedirse. Quizá había tenido que presentarse antes en el barco, pero Danny le había dado su dirección... no, no había excusa para lo que Steve había hecho y, sin embargo, tal vez debería dejar que el marine se explicara. Si no le gustaba su justificación podía darle otro puñetazo y cerrar de una vez aquel capítulo de su vida, de lo contrario, pasaría el resto de sus días preguntándose qué fue lo que pasó.
- ¡Eh! ¿Qué es eso?- uno de los compañeros de Steve vio el papel con la dirección de Danny- ¿ya te has ligado a una chica de aquí? ¡No tienes remedio, McGarrett!
- Ahora entiendo que hayas estado desaparecido casi toda la semana, apenas te hemos visto- añadió otro de sus amigos- te lo tenías muy callado, ¿eh? D. Williams... ¡Háblanos de ella!
- En otro momento- Steve tuvo que controlar sus emociones, faltaban pocas horas para que el barco zarpara y acababan de llevar todo el equipaje a los compartimentos de la tripulación. El chico se maldijo por no haber guardado aquel papel, no quería que le atosigaran a preguntas pero aquello era justo lo que iba a ocurrir.
- Uy... ¿te has pillado?- los dos marines empezaron a reírse- ¿qué ha sido de don McGarrett sin ataduras? ¿Qué tenía esta chica que no tienen las demás?
- Nada- gruñó Steve cada vez de peor humor.
- Y aún así guardas su dirección, ¿vas a escribirle a diario?- un tercero entró al trapo para reírse a costa de Steve que ya se estaba hartando.
- Dejadlo ya, ¿vale?- exclamó con ganas de pegarles. Los demás le miraron extrañados por aquel comportamiento, Steve siempre se reía con ellos con aquellas bromitas pero aquella vez no parecía él mismo. Por eso mismo no podía pensar en que lo suyo con Danny fuera a llegar a nada serio, ¿qué iban a hacer? ¿Cartearse varias veces al mes para luego poder verse con suerte una vez al año? ¿Y qué pasaría si alguien se enteraba? Podían echarle de la marina y jamás vería cumplido su sueño de entrar a formar parte de los SEALs, había vivido una semana maravillosa con Danno pero debía ser razonable y admitir que aquello nunca llegaría a nada. Logró mantener a raya las lágrimas mientras arrugaba la nota con su dirección y la lanzaba al mar, tampoco se presentaría al bar donde habían quedado para verse. Sería mejor no hacerse más daño y no volver a verle, prefería guardar en su memoria los buenos recuerdos, y sabía que no soportaría ver la tristeza en los ojos azules del rubio cuando se despidieran para siempre.