Lo primero, perdonad por el retraso, la Real Life y estar enfermita ha podido conmigo y no hubo forma de publicarlo antes.
Pronto noticias sobre actividades nuevas!!!
Título: Como si fuera la última vez
Autor:
yvarlcrisRegalo Para:
cellylsFandom: Hawaii 5.0
Personajes/parejas: Steve McGarrett/Daniel Williams
Clasificación y/o género: Angst
Advertencias: Ya lo he dicho, angst del que tanto nos gusta a unos y a otros no, pero Happy ending
Resumen: Danny escucha una conversación por error. Las consecuencias no tardan en mostrarse
Disclaimer: Los personajes no me pertenecen. Y la trama fue cosa de
cellyls 3.
-¿Y si prolongásemos las vacaciones un par de días? Podemos coger tres o cuatro días más. He visto una oferta muy interesante para viajar a Madrid…
Danny levantó la vista del libro que estaba leyendo. Steve se había quedado sorprendentemente dormido tras la comida y el rubio no pudo hacer lo mismo. Cada vez que cerraba los ojos imaginaba cómo sería su mundo cuando el marine ya no estuviese y el alma se le rompía en pedazos.
Se había escapado a la habitación para intentar controlar su ataque de ansiedad, pero el pobre acabó llorando encerrado en el cuarto de baño, tratando de ser lo más silencioso posible.
Después, se sintió estúpido y enfadado, porque ¿qué derecho tenía él a lamentarse y llorar mientras Steve parecía desprender esa serenidad? Parecía que el Capitán de Fragata había asumido la fatalidad de su enfermedad- fuese ésta cual fuese-, y realmente, cualquiera que lo viese y no supiese nada, creería que el hombre estaba tan sano como una manzana.
Se lavó la cara y esperó a que sus ojos perdiesen el enrojecimiento provocado por las lágrimas antes de buscar el libro que había metido en su maleta y no había empezado y dirigirse de nuevo al salón. Había leído dos capítulos cuando la voz del marine le sacó de su concentración.
-¿Cómo dices?
-Cuatro días a Madrid, y volvemos a casa después.
-Pero…
-Vamos… es una buena oferta… y la vida es para disfrutarla- el marine hizo una mueca en cuanto las palabras salieron de su boca sabiendo que ahora su amigo las malinterpretaría. Bajo ningún concepto había pretendido chantajearlo con aquello.
“Pero aún así, no le cuentas la verdad” dijo una voz en su mente que sonaba sospechosamente parecida a la de Kono.
Danny observó el gesto del SEAL y su interpretación del mismo fue diferente.
A su modo de ver, el marine acababa de tener un desliz, admitiendo que quería aprovechar lo que le quedaba de vida y disfrutarlo.
No tuvo valor para decirle que no.
-De acuerdo- cedió-. Haz las reservas. Yo… yo voy a hacer unas cuantas llamadas para avisar al resto de nuestra decisión.
Steve asintió alegremente.
Podría disfrutar de cuatro días más con Danny para él solo.
***************************
-¿En serio? Parece que olvidas que tu hijo está enfermo.
-Ya está mucho mejor- Danny intentó no gritar por respeto a su amigo, que estaba a escasos metros
-¿Y por eso te vas de luna de miel con tu amante?
-¡Deja de decir tonterías, Rachel! La cosa surgió así y el gobernador nos debe muchos días de vacaciones. Además, este fin de semana no tengo a los niños, si no te hubiese llamado, ni siquiera te hubieses enterado de mi ausencia- se mordió los labios para que no se le escapase que Steve podía morir en cualquier momento. Si el marine había decidido no contárselo a nadie, él no era quién para irlo diciendo por ahí.
-Muy bien, Daniel. Como quieras. Los niños quieren hablar contigo.
Primero habló con Grace, que le dijo que no se preocupase y que disfrutase de las vacaciones, que se las merecía -¿Y cuán afortunado era el detective de tener una hija tan maravillosa?-… y que no olvidase traerle unos modelitos de diseño de Francia, o un bolso, o un perfume…
Charlie solo le preguntó cuándo iba a volver, le dijo que tenía ganas de que volviesen a jugar con los camiones y que le quería mucho… a él y al tío Steve. Que le diese un abrazo de su parte.
Danny no pudo evitar emocionarse de nuevo, y tampoco esta vez fue capaz de controlarlas, así que aprovechó que iban a salir a dar un paseo antes de cenar y se metió en la ducha, dejando que sus lágrimas se mezclasen con el agua que caía sobre su rostro impasible ante la agonía del detective.
Cuando Steve le vio salir, no pudo evitar fijarse en los irritados ojos del rubio.
-¿Te ha pasado algo?
Danny sonrió
-Ese estúpido champú mentolado de la habitación- dijo disimulando-, si me quedo ciego, pienso demandarlos.
Steve inclinó la cabeza intentando discernir si era cierto lo que le decía su amigo o no. Al final decidió creerlo y le mostró orgulloso los cambios en el viaje que había hecho. Avisó a Jerry para que abortase la misión, indicándole que ya le avisaría con el nuevo horario.
***********************
-¿En serio, Steven?
Unos cuantos jóvenes que hacían cola delante de ellos, se habían girado y les miraban con expresión divertida.
-¿Qué pasa?- el marine puso su mejor expresión de inocencia mientras intentaba ignorar el estremecimiento que le provocaba que Danny le llamase así.
-¿De verdad quieres ir a ver “El Rey León” en español?
-Es un musical famoso
-Sí. ¿Y sabes dónde es famoso también? ¡En Broadway! Y además, está en inglés, donde podemos entenderlo.
-Hemos visto miles de veces la película con Grace, no creo que nos perdamos ningún punto clave del argumento por estar en otro idioma.
Danny observó a Steve y suspiró bajando los brazos en un claro gesto de derrota.
-No sé ni para qué me molesto en discutir- murmuró mientras seguía a la multitud hacia el interior del teatro-. Menos mal que mañana vamos a ver al Circo Del Sol y en eso no hablan.
-¿Te puedes creer que nunca los he visto en directo?- Steve estaba entusiasmado como un niño en Nochebuena. Danny le sonrió con ternura.
-También me parece a mí que nunca has ido a un musical.
-No todos hemos vivido tan cerca de Nueva York. Alguna vez pude ir, pero estábamos entre misiones y estar en un teatro o en un cine era lo último que nos apetecía.
-Te sorprenderá saber que en mi comisaría había gente que nunca ha ido a ver un musical en Broadway. Nunca sabes lo que tienes hasta que lo pierdes- añadió con un deje de tristeza en su voz, refiriéndose a Steve.
-No te pongas dramático, Danny. Volverás a Broadway algún día. Es más, iré contigo y podrás llevarme a todos los musicales que tú quieras- dijo Steve con una sonrisa y adelantándose para hacerse con las entradas que había dejado reservadas en la taquilla.
Fue por eso por lo que no vio la expresión de total desolación que se dibujó en el rostro del rubio.
4.
Tampoco fue consciente de lo silencioso que había estado el detective mientras veían el espectáculo, creyendo que su amigo aprovechaba su conocimiento de la historia para intentar captar palabras en español.
Otra de las cosas que había descubierto en el viaje, era que, además de cuatro frases sueltas en ruso, el detective sabía bastante español, cosa que les estaba resultando muy útil.
Steve podía saber muchos idiomas de oriente, pero en Europa poco podía hacer si no le hablaban en inglés.
-Cerca de casa de mis padres había un restaurante mejicano regentado por un matrimonio mayor. Después de pasarme tres días preguntando el significado de cada palabra que veía, decidieron enseñarme algo del idioma. Luego, en la cafetería de la facultad de Económicas trabajaba un joven español que necesitaba un dinero extra. Se dedicó a corregir mis intentos de idioma- le contó el rubio cuando se encontraban cenando en una típica tasca después del musical.
A Steve no le gustó nada el aire soñador que apareció en el rostro de su compañero cuando éste le habló de aquel joven. Un tal Miguel.
-Qué amable por su parte- dijo con ironía
El rubio se encogió de hombros.
-Estaba bastante solo allí. Era normal que aprovechase para hablar con alguien, y si encima podía hablar en español, mejor que mejor.
El SEAL no dijo nada, suponiendo que para el tal Miguel habría sido un bonus que ese alguien fuese un rubio de ojos azules, sonrisa brillante, cuerpo de escándalo y enorme corazón.
Intentó olvidar el tema y no mencionarlo más, pero era inevitable. Cada vez que Danny se comunicaba exitosamente con alguien en Madrid gracias a sus comentarios, el marine soltaba algún comentario referente a lo buen profesor que debía haber sido el tal Miguel.
El día antes de su regreso a casa, Danny se cansó y se encaró con él.
-Vale. ¿Qué narices te ocurre con Miguel?
Steve fingió estar concentrado en su mojito especial.
-¿Con Miguel? Nada ¿Por qué iba a ocurrir algo?
-No sé. Pero para ser alguien que pasó por mi vida mucho antes de conocerte… y mucho antes de conocer a Rachel; si me permites apuntar para que veas la magnitud de la tontería que es obsesionarse con una cosa que ha ocurrido hace tanto; parece interesarte mucho.
-No… solo me preguntaba si había algo más que no me habías contado.
-¿Quieres saber si me acostaba con él?- saltó el rubio. Steve dio un respingo y miró a su alrededor, agradeciendo que hubiesen decidido conocer el emblemático barrio gay de Chueca, donde esa conversación no solo pasaba desapercibida, sino que podía parecer de lo más normal.
-Me parece que tu forma de recordarlo…
El detective suspiró y relajó su postura. Desde luego ese era un buen sitio para “salir del armario”. Steve no se atrevería a tener ningún tipo de reacción homofóbica en medio de Chueca.
-¿Quieres saber la verdad?- ante la falta de respuesta del marine, continuó-. Sí. Nos acostábamos.
Un pelirrojo le guiñó un ojo a Danny desde el otro lado de la barra y Steve frunció el ceño mientras se acercaba al rubio, marcando el territorio.
-¿Puedes estar quietecito, Steve?
-No te quitan la vista de encima
-Ya claro, como su eso fuese posible estando tú aquí.
El SEAL le miró sin comprender y el detective se dio por vencido mientras sacudía la cabeza.
-¿Te acostarías conmigo, Danny?
-¿Y alimentar tu ego? No, gracias. Además, que te admita que también me gustan los hombres no significa que vaya a acostarme con el primero que se me ponga a tiro, o que vaya a abalanzarme sobre ti sin importarme que tú seas hetero o…
-No me estás entendiendo. Siempre he querido hacerlo y ahora…- las palabras murieron en la boda del marine mientras su mirada se perdía en el océano de los ojos de su amigo.
Quería decirle la verdad, que ahora que sabía que tenía alguna posibilidad no quería perder ni un solo segundo del resto de sus vidas. Que había querido besarlo desde el día en que dibujó aquel corazón en el aire.
Como siempre, las palabras se agolpaban en su boca sin atreverse a salir, con lo que decidió hacer lo primero que le vino a la mente. Puso su mano en el cuello del rubio mientras la otra lo agarraba por la cintura y, atrayéndolo hacia sí, lo besó como jamás había besado a nadie. Ni siquiera a Catherine.
Ni los silbidos ni los aplausos que resonaron a su alrededor le distrajeron de su objetivo. Danny respondía al beso con entusiasmo y, cuando por fin se separaron, estaban los dos sin aliento.
El resto pasó sin que se diesen cuenta. De pronto estaban en el hotel, besándose y acariciándose mientras intentaban desvestirse. Steve nunca olvidaría el tacto de la piel de Danny bajo sus manos. No lo olvidaría ni pretendería hacerlo, pues sabía que quería sentir aquella piel todos los días de su vida. Recorrió los musculosos brazos de su amigo mientras su boca se centraba en su cuello, provocando sonidos que querría escuchar para siempre.
Y mientras se acariciaban y rozaban sus miembros en un frenético movimiento que los arrastraba hasta la locura cada vez con mayor intensidad, había algo en el rostro del rubio que no acababa de encajar.
Cada vez que Steve se paraba a observar, Danny musitaba un “Joder, Steve, no pares ahora” y embestía contra él haciéndole ver las estrellas antes de que sus propios orgasmos los dejasen en un profundo estado de semiinconsciencia.
***********************
-Eh, babe. Llegaremos tarde al aeropuerto si no te levantas.
Steve entreabrió los ojos para encontrarse a un Daniel Williams que le miraba con ternura. Lo atrajo hacia sí agarrándolo por la camisa y le dio un profundo beso.
-Mhmhmhmhm- murmuró contra sus labios haciéndolo reír.
-Vamos. El avión no va a esperar- le dijo el rubio de nuevo.
El SEAL soltó un gruñido, reluctante a soltar al detective ahora que había conseguido tenerlo.
-He esperado tanto por esto… creí que no pasaría nunca, Danno
Otra vez aquella expresión… Cruzó el rostro del rubio tan rápidamente que, de no haber estado tan atento al rostro de su amado, el marine no se habría percatado. Antes de que pudiese decir nada, Danny estaba de nuevo diciéndole que se diese prisa.
Fue cuando estaba en la ducha, sumido en sus pensamientos, que Steve tuvo la revelación.
¿Había forzado a Danny a aquello? Su amigo creía que se estaba muriendo y estaba dispuesto a cumplir todos sus deseos. ¿Y si, inconscientemente, había aprovechado ese conocimiento para obligar a Danny a acostarse con él?
Se sintió tan mal, tan sucio y tan rastrero, que no pudo evitar que las lágrimas acudiesen a su rostro. De pronto le faltaba el aire.
La mala suerte quiso que Danny lo escuchase, y de pronto Steve se vio envuelto en una toalla mientras Danny le abrazaba y, con la voz rota también por el dolor, le decía que todo iba a ir bien.
Nada iba a ir bien. Danny se enfadaría cuando supiese la verdad y el moreno no le culpaba. Pero era tan duro saber que iba a perder aquello que más quería…
-No quiero perderte, Danno
Por su parte, Danny lloraba creyendo que Steve por fin había aceptado que su vida se acababa.
-Está bien, Steve. No vas a perderme.
5.
Viajaron en silencio, no queriendo ninguno de los dos hacer alusión a la crisis emocional que habían vivido horas antes en el hotel. Jerry los esperaba en el aeropuerto y los dejó en casa de Steve, lugar donde el Camaro estaba aparcado.
-Uhm… ¿vas a necesitar algo, Steve?- dijo Danny no muy seguro de si debía irse o quedarse.
-No. Estaré bien.
-Entonces… ah… será mejor que me vaya a casa. Tengo mucha comida estropeada que reponer- añadió con una sonrisa
-Debo tener algo por aquí, si quieres quedarte a cenar…
-¿Tú quieres que me quede?
Y ese era el problema. Si bien en un principio tener a Danny tan complaciente era una bendición, el SEAL se dio cuenta de que lo que quería era al Danny que no dudaba en manifestar su contrariedad. A fin de cuentas, lo demás siempre lo había tenido. El rubio siempre había cuidado de él. Steve solo quería la exclusividad de aquellos últimos días…
Al ver que el marine no contestaba, Danny hizo un gesto.
-Mejor me voy. Ya has tenido Danny más que suficiente por una temporada. Mañana te vengo a buscar y…
-No. Tengo que hacer un recado antes. Ya voy directo al cuartel después.
El rubio asintió antes de marcharse, titubeante.
En ningún momento de la noche anterior - sin contar el viaje, que había durado media vida-, se hubiese imaginado Steve que las cosas acabarían así.
***************
Kono abrió la puerta y su rostro enfadado cambió al de sorpresa al ver a Danny al otro lado, con los ojos inyectados en sangre.
-Perdona, sé que es de madrugada, pero… después de conducir por toda la isla y que se me haya acabado en todas las direcciones, no sabía a dónde ir. ¿Absurdo, verdad? Lo lógico sería que me fuese a mi casa, pero… no quería estar solo. Y ya sé que no estoy solo, que Eric está ahí, pero… no puedo hablar de esto con él. No debería hablarlo con nadie pero… pero vosotros ya lo sabéis y… Cielos, tenía que haber ido a casa de Chin.
-Para, Danny. Cálmate. ¿Se puede saber de qué estás hablando?- la joven hizo entrar a su amigo y le condujo a la cocina. Adam asomó la cabeza y saludó con un gesto
-Oh, soy un inconsciente- dijo Danny levantándose-Perdonadme los dos. Lo mejor será que me vaya y…
-No te preocupes- le dijo Adam-. Quédate el tiempo que necesites
El hombre se fue, dejando una privacidad a los amigos que consideraba necesaria. Kono puso la cafetera en marcha y cogió un par de tazas.
-¿Me vas a explicar qué ha ocurrido?
Ahora Danny se daba cuenta de lo que iba a Hacer y no dejó de sentirse incómodo pensando que tal vez aquella no fuese tan buena idea como había pensado en un principio.
-Es Steve- dijo por fin-. Nos hemos acostado y…
Kono intentó no dar brincos por la cocina, ¡Por fin los dos hombres hacían algo inteligente!
-Deja de sonreír, Kalakaua- al parecer no había disimulado tan bien como había creído-. El caso es que… sé que soy un egoísta por pensarlo pero… verás. ¿Qué va a pasar ahora? No estoy preparado para perderlo tan pronto.
-¿Y por qué lo vas a perder?- quiso saber la morena a pesar de que una parte de su cerebro se hacía una idea
-No disimules conmigo. Os oí claramente el otro día. A Steve le quedan unos meses, nada más. No puedo soportar imaginar un mundo sin él. No podía hacerlo antes… pero ahora que las cosas han cambiado…
-¿Que Steve se muere? ¿De dónde has sacado esa idea?
-El otro día… Chin y tú hablabais de…
-Hablábamos de Steve Kingston.
-¿De quién?
*******************
-No te estás muriendo
Steve estaba sentado en la playa. Estaba tan hundido en sus miserias y tan ocupado lamentándose por el transcurso de los acontecimientos, que no era consciente de haber oído el sonido del motor del Camaro, ni la puerta de su casa al abrirse.
Sólo había percibido un mensaje de Kono horas antes.
“Eres un capullo, Steve.”
No se movió, temiendo que, si lo hacía, el rubio se alejaría para siempre.
-No- dijo mientras por el rabillo del ojo podía ver a su amigo sentándose en la arena junto a él-. Escucha. Comprendo que estés enfadado y que…
-No, Steve. Enfadado no es la palabra que estamos buscando aquí. Ni siquiera sé lo que estoy. ¿Qué si estoy enfadado porque no te estás muriendo? Cielos, no. Créeme si te digo que he rezado durante estos días para que esto fuese cierto.
Steve bajó la cabeza, avergonzado. Sabiendo cómo era el rubio, tenía que haberse imaginado que su amigo estaría profundamente afectado por la noticia.
-Pero no entiendo por qué no me lo dijiste. Era tan fácil como decir… “Al parecer has malentendido una conversación de Chin y Kono y crees que me estoy muriendo. No es verdad, Danny, no sufras. No se referían a mí”
-Al principio no sabía que eso era lo que ocurría.
-¿Cuándo te enteraste?
-En Versalles…
-¿Usaste el conocimiento sobre mi malentendido para arrastrarme a Madrid?
-No lo hice a propósito. Solo quería que pasásemos unos días más de vacaciones… juntos.
-Pasamos todo el día juntos, ¿en serio quieres que crea que hiciste eso para estar conmigo?
-No es lo mismo. Estábamos bien así. Sin estrés, sin trabajo, sin discusiones…
-Eres tú el que me provoca continuamente- en la voz de Danny no se adivinaba reproche, solo una respuesta irracional a una disputa recurrente.
-Lo siento mucho, Danno- susurró Steve de nuevo- Entenderé que no quieras volver a verme…
-¿De qué demonios hablas?
-Te he forzado a hacer cosas que probablemente no querías, mientras me aprovechaba de la lástima que me tenías…
-¿Lástima? Lo único que hacía era admirarme por tu fortaleza. Sólo tenía lástima por mí. ¿Sabes lo duro que era imaginar que posiblemente dentro de poco ya no estuvieses aquí?
Steve levantó la mirada para encontrarse los atormentados ojos de Danny mirándole fijamente.
-Danny…
-No quiero que eso ocurra, no quiero ni pensarlo… Y me sentía tan impotente… Ni siquiera podía gritarte, porque esta vez no iba a ser nada por tu culpa, ni tú podías evitar estar enfermo, ni yo tenía forma de protegerte. Dios, Steve…-al rubio se le escapó un sollozo-No tienes ni idea de lo mal que lo he pasado cuando pensaba que tú…
El marine no pudo evitarlo, cambió su posición y se arrodilló ante su amigo, lo abrazó y ambos estuvieron un rato así, reconfortándose en el calor del otro.
-Yo no quiero perderte, Danny. Siento mucho que las cosas fuesen así. De verdad que no quería aprovecharme de ti.
El detective se separó.
-¿Aprovecharte?
-Tuve que haberme dado cuenta de que estabas tan triste que harías cualquier cosa porque mis últimos días fuesen agradables.
Ahora sí que el moreno recibió una mirada de enfado
-¿Cualquier cosa? ¿Crees que me dedico a acostarme con la gente por caridad?
-Con la gente no, pero…- por fin el marine decidió escucha, y la información llegó a su cerebro antes de que pudiese continuar- Espera, ¿no fue por pena?
-Tenía tantas ganas de que ocurriese como tú.
-Entonces… ¿Por qué me mirabas con tanta angustia cuando…mientras… bueno, ya sabes?
Danny no pudo evitar sonreír ante el azoramiento del hombre.
-Porque te ibas a morir, Steve. Y no podía dejar de pensar que aquello tenía que haber ocurrido mucho antes, cuando teníamos toda la vida por delante… o hasta que te lanzases a una misión suicida de las tuyas.
-¿Quieres decir que quieres…? ¿Te gusto?
-¿Qué si me gustas? Te diría muchas cosas si no tuviese miedo de asustarte, Steve.
-No soy fácil de asustar- comentó el marine con una sonrisa de autosuficiencia.
-¿Y si te digo que estos días he descubierto que te quiero más que a mi vida y que si me faltas tú nada tiene sentido?
Steve no respondió.
-¿Lo ves? Era demasiado pronto para esto- añadió el rubio con tristeza. Pero no pudo decir nada más, porque ahora el SEAL se había lanzado sobre él y le besaba como si efectivamente se fuese a morir al día siguiente, o como si el rubio fuese lo único que lo mantuviese con vida… y en cierto modo, así era.
-Múdate conmigo- le dijo-. No quiero estar ni cinco minutos sin ti. Necesito que te quedes para no hacer tonterías. Tu llenas mi vida, Danno
-¿No estamos yendo muy deprisa?
-¿Cinco años te parece poco?
El rubio inclinó la cabeza.
-Supongo que no. Pero ahora debería estar gritándote por tu comportamiento, no te he perdonado tan deprisa- dijo con poca convicción, pues el marine le estaba dando mordisquitos en el cuello, en un punto que había descubierto en Madrid que dejaba a Danny sin capacidad de reacción.
-Subamos a mi cuarto, te dejaré gritar tanto como quieras- le susurró con voz ronca por el deseo antes de levantarse y arrastrar al rubio con el.
FIN.