Última parte de este regalo!
Título: Orgullo, Prejuicio y Piñas.
Autor:
seelphyRegalo Para:
yvarlcrisPersonaje/pareja: McDanno; Steve McGarrett, Danny Williams, Grace Williams, Chin Ho Kelly, Kono Kalakaua, Amber Vitale, Kamekona, Flippa
Clasificación y/o Género: NR-17
Resumen: Danny Williams es el propietario de una pizzería en un pequeño pueblo de Oahu, se ha adaptado a la tranquila forma de vida de la isla pese a proceder del continente, pero todo su mundo dará un giro de 360º cuando un loco amante de la pizza con piña entre en su local.
Disclaimer: Los derechos son de la CBS y del maldito Lenkov hasta que Scott Caan se haga con ellos y tome el control de todo, mwhahahahaha :D
Notas (si las necesitas): Es un AU así que me voy a permitir unos cuantos cambios.
5.
- Aquí tienes- Steve le trajo el cóctel que le había pedido, no tenía los típicos adornos que ponían en los pubs, pero iba acompañado de una rodaja de lima y sabía estupendamente- ¿Qué? ¡No me digas que tampoco aceptas frutas en la bebida!
- ¡Si no he dicho nada!- protestó Danny con cuidado no de derramar el contenido del vaso.
- ¿Entonces qué te pasa?- Steve se sentó a su lado en la tumbona exterior que daba a la playa privada de su casa.
- ¿Cómo diablos has hecho para tener esta mansión?- quiso saber Danny dando otro trago- las casas en la isla son carísimas.
- Era de mis padres- explicó McGarrett con una triste sonrisa- mi hermana vive en Los Angeles, cuando murió mi padre y decidí aceptar el puesto en el cinco cero, me trasladé aquí.
- Siento habértelo recordado- se lamentó Danny poniendo la mano sobre la pierna del marine.
- No pasa nada, Danno- prometió Steve chocando sus vasos en un improvisado brindis.
- Entonces no es que formar parte del cinco cero os dé un sueldo demasiado alto- se permitió bromear Danny con una sonrisita.
- No, pero no está nada mal... ¿por qué? ¿Te interesaría unirte?- preguntó Steve mirándole fijamente a los ojos azules- a veces estamos desbordados y no nos iría mal un poco de ayuda. Pero claro, no habría nadie para defender a los pobres incautos que no conocen la regla sagrada de que la pizza nunca debe llevar piña...
- Alguien tiene que velar por ellos- rió Danny dando otro trago, la idea de Steve le había gustado pero ya imaginaba que todo era parte de una broma.
- Si te interesa, sólo tienes que decirlo- dijo Steve como si le hubiera leído la mente- más de una vez he pensado en contratar a algún asesor externo y con tu experiencia...
- ¿Mi experiencia?- Danny sonrió aparentemente divertido- ¿me has investigado?
- Tenía que comprobar que no fueras peligroso y lo de la piña sólo fuera una manía- rió Steve dejando el vaso ya vacío sobre la mesita. Danny sonrió cuando vio que el marine se inclinaba sobre él con toda la intención de besarle, sus labios se unieron y fueron profundizando cada vez más en el beso mientras sus respiraciones se aceleraban- ¿Cuándo tienes que...?
- Grace duerme en casa de una amiga, nadie me espera esta noche- respondió Danny antes de apoderarse de la boca del SEAL.
- Entonces podemos tomárnoslo con calma- murmuró Steve poniéndose en pie- ¿te apetece darte un baño? ¡El agua tiene que estar buenísima!
- Pues...- el rubio aún no había contestado cuando McGarrett se despojó de la camiseta y le costó mucho mirarle a los ojos y no a los marcados abdominales- no soy mucho de playa...
- Venga- pidió el otro mientas empezaba a quitarse los pantalones- no me digas que no sabes nadar.
- Claro que sé- Danny apenas podía apartar la vista de aquel cuerpo, pero pronto tuvo otra cosa en la que pensar puesto que Steve le había levantado por la fuerza y estaba tirando de su corbata para quitársela- ten cuidado, me la regaló Grace.
- Ok- el hombre le quitó la prenda con delicadeza pero luego le besó fogosamente antes de empezar a desabrochar los botones de su camisa. Danny se dejó hacer, compartiendo besos apasionados mientras se desnudaban y luego le siguió de camino al agua. Steve se movía velozmente de un lado a otro, proponiéndole absurdas carreras cuando lo único que Danny quería era atraparle entre sus brazos para no soltarle. Pasaron de tirarse agua pese a los bufidos del rubio a engancharse al uno al otro cada vez con más entusiasmo, de manera que tuvieron que salir del mar y se dejaron caer sobre la arena- maldita sea, Danno... me estás volviendo loco.
- ¿Qué he hecho ahora?- suspiró éste mientras sus labios recorrían el torso de Steve, notaba la mano del marine dirigiéndose a su entrepierna, así como sintió que su miembro terminaba de ponerse erecto con sólo un roce.
- Ser tan... irresistible- susurró Steve- no aguanto más...
- Yo tampoco- concedió Danny animándole a seguir. Se besaron una vez más y entonces Steve colocó a Danny de espaldas para poder penetrarle, se moría por estar dentro de él y sintió una sacudida al escuchar los primeros gemidos de Danny tras las embestidas iniciales. Su mano seguía junto al pene de Danno, acariciándolo, aunque cada vez se entregaba más y más a su espléndido trasero. Suspiró el nombre de su amante al llegar al clímax y se dejó caer sobre él, Danny jadeaba aún excitado y Steve no dudó en conducir su propia boca hasta el falo rodeado de vello rubio. Deseaba darle todo el placer posible a aquel hombre que le había devuelto las ganas de relacionarse con los demás y volver al mundo de las citas, Danny no era un nombre más que añadir a su lista, era alguien a quien deseaba conservar y sabía que el rubio opinaba igual- oh dios... Steve... voy a correrme...
- ...- Steve continuó dedicando toda su atención a aquella parte del cuerpo de Danny hasta que le escuchó gritar como consecuencia del orgasmo y alzó el rostro para dedicarle una sonrisa. Los ojos azules del hombre estaban cerrados, pero bastó una caricia del SEAL en su mejilla para que Danny los abriera y le mirara con ternura.
- Ha sido increíble- logró decir Danno incorporándose un poco, buscó la boca de Steve y le besó dulcemente.
- La siguiente vez me lo tomaré con más calma- prometió Steve acariciando su pecho.
- No tengo ninguna queja.
- ¡Vaya! Eso debe ser toda una novedad para ti- bromeó el comandante provocando una carcajada en Danny.
- Bueno... puedo quejarme del hecho de estar completamente pringado de arena, algo que odio casi tanto como la piña- concedió éste riendo- pero ha merecido la pena.
- Vamos a darnos una ducha- propuso Steve, de manera que se levantaron y entraron a la casa en dirección al cuarto de baño. Mientras se duchaban volvieron a besarse apasionadamente pero no pasaron de unas cuantas caricias. Estaba claro que los dos querían que la segunda vez fuera menos caótica, pero les costaba demasiado apartar las manos el uno del otro, de forma que apenas habían terminado de secarse con la toalla cuando ya estaban entrando al dormitorio del SEAL, continuando con una noche que ninguno olvidaría en la vida. Acabaron cayendo dormidos y completamente exhaustos ya de madrugada y no fue hasta que empezó a sonar el móvil de Steve, a las ocho de la mañana, cuando lograron despertarse. El comandante estaba sorprendido de no haberse despertado al amanecer como era lo habitual en él, sonrió viendo como Danny mascullaba algo sobre seguir durmiendo y respondió a la llamada en voz baja- McGarrett.
- Jefe, tenemos un caso- anunció Kono- ha aparecido un cuerpo en los muelles.
- Mmmmmm...- Steve apenas podía concentrarse, miraba a Danny que seguía despierto pese a tener los ojos cerrados y supo que no quería marcharse de aquella cama, al menos no tan pronto.
- ¿Estás bien?- preguntó Chin, debían llevar puesto el manos libres mientras iban de camino al escenario del crimen.
- Hum sí... empezad vosotros, me ha surgido algo- mintió Steve sintiendo que en aquel momento los ojos azules de Danny se clavaban en él- yo... mmm... iré lo antes posible.
- ¿Trabajo?- formuló Danny con un bostezo cuando colgó.
- Puede esperar- aseguró Steve inclinándose sobre él para besarle, Danny respondió a su beso aún adormilado.
- De todas formas... debería volver pronto para recoger a Grace- explicó el rubio con un bostezo.
- Quédate al menos a desayunar- pidió McGarrett revolviéndole el pelo.
- Para- gruñó Danny, que era muy maniático con su cabello.
- Vaya, así que ya de buena mañana estás refunfuñando- bromeó Steve. Se fueron vistiendo en silencio aunque de vez en cuando alguno le lanzaba una mirada llena de significado al otro. Steve preparó el café bien cargado y tuvo que aguantar la risa cuando Danny comprobó, con sorpresa y horror, que no había nada para comer que llevara azúcar- ...creo que había unas galletas en uno de los armarios que...
- ¡Galletas de avena asquerosamente sanas e insípidas!- gruñó Danny Williams.
- Me gusta comer sano- se justificó el SEAL.
- Pero es que no hay nada remotamente comestible en esta casa- siguió protestando Danny mirando el interior del frigorífico.
- Hay mucha fruta, es bueno desayunar fruta- insistió el otro.
- ¿Quieres empezar el día con una piña estampada en la cabeza?
- Preferiría empezarlo teniendo sexo contigo sobre esa mesa- Steve le guiñó un ojo de forma provocativa- pero tendremos que dejarlo para otro día.
- ¿Otro día?- Danny le miró receloso- si quieres que vuelva a desayunar aquí alguna vez, ya puedes tener algo que no sea comida para conejos...
- Tomo nota- Steve le cedió una taza de café humeante y pellizcó su trasero- compraré galletas y cosas así, pero no esperes que llene mi casa de productos grasientos y llenos de porquerías artificiales.
- Supongo que es un principio- Danny le tendió la mano como ofrenda de paz y Steve la aceptó antes de darle otro beso más.
- Y tú me dejarás comer hawaiana en tu restaurante cuando vaya...- añadió el jefe del cinco cero con una sonrisa irritante.
- ¿Probarás al menos la especial?- suspiró el rubio sin ganas de iniciar otra discusión.
- La próxima vez que vaya por allí- garantizó McGarrett- para celebrar la resolución de mi nuevo caso.
- ¿Y si no lo resuelves nunca?- le picó Danny Williams.
- Lo haré. Cuento con el mejor equipo del país y... espero que con tu ayuda- Steve se acercó más a él sin dejar de contemplarle- te quiero en mi vida, Danno.
- ¿Hay alguna forma de que dejes de llamarme así?- preguntó.
- No.
- Lo imaginaba, aunque creo que empieza a gustarme...- confesó Danny dándole un beso- y pensaré en lo que me has dicho, pero no me gusta mezclar trabajo y vida personal.
- Sólo te estoy proponiendo que seas un asesor del equipo para hacer búsquedas, y nos ayudes cuando estemos atascados. Serías un activo muy valioso... y así podría verte a menudo- dijo Steve en voz baja. Sonrió cuando Danny colocó la mano en su mejilla y le besó con dulzura.
Epílogo.
- ¿Cómo vas con eso?- preguntó Steve McGarrett entrando en la habitación.
- ¡Bien!- exclamó Grace dejando la caja con sus muñecas sobre la cama.
- ¿Te gusta?- no había tenido que esforzarse nada para gustar a Grace, la niña le adoraba y le llamaba tío Steve desde hacía varios meses. Danny y él habían decidido vivir juntos y no sabían cómo se tomaría Grace la noticia de trasladarse a Honolulu para vivir en la casa del SEAL. Pero la reacción de la pequeña les había sorprendido a ambos, puesto que su primera pregunta era si se podían ir ya esa misma noche. Pero habían tardado un poco más en hacerlo posible, primero Danny había tenido que resolver lo que iba a hacer con la pizzería. El hombre estaba muy a gusto como consultor del cinco cero y ya era uno más del equipo, pero se resistía a abandonar por completo el restaurante que había supuesto su cambio de vida. Al final le había vendido la mitad del negocio a Amber, que ejercería como encargada y supervisora, mientras que Danny sólo tendría que pasar por el local una o dos veces a la semana para encargarse de todo lo relacionado con facturas y el trato con los proveedores. Era un acuerdo que beneficiaba a ambos, y así Danny podía dedicarse de lleno a su nuevo trabajo y a su familia conformada por su querida hija y su novio, que había acabado siendo el mejor apoyo que jamás habría podido encontrar.
- ¡McGarrett, mueve el culo que aún quedan cajas por traer y no voy a ir cargándolas yo solo!
- Vaya, parece que hay alguien a quien no le gustan las mudanzas- Steve le guiñó uno ojo a Grace mientras ambos se reían- habrá que apuntarlo en la libreta de cosas que odia tu padre.
- Ya llevamos más de cien- aseguró la chiquilla con una sonrisa cómplice.
- ¡STEVEN!- la voz de Danny procedía del piso inferior junto a las escaleras- no me obligues a subir.
- Uy, es mejor que vayas- le recomendó la niña.
- Lo sé- aseguró el SEAL- ¡Ya bajo, estaba ayudando a Grace con una cosa!
- ¡Deja de mentir delante de mi hija!- replicó el rubio.
- Me pilló- una carcajada abandonó los labios del adulto.
- Gracias, tío Steve- la niña le abrazó con fuerza.
- Gracias a ti, Gracie. Fuiste tú la que organizó nuestra primera cita, ¿recuerdas?- el comandante depositó un beso en su cabeza y la dejó instalándose en su nuevo cuarto para ir a la planta de abajo, dónde un Danny furioso le miraba de mal humor- cambia esa cara, es nuestro primer día viviendo juntos.
- Ibas a ayudar en la mudanza y sólo has traído una puñetera caja- le reprochó Danny.
- Sabes que me gusta provocarte- Steve le besó de improviso hasta que el otro le empujó.
- Ve al coche y trae las cajas que faltan- ordenó Danny de forma amenazadora.
- Sí señor- rió el marine saliendo a la calle. Quedaban tan solo cuatro cajas, no entendía cómo Danny podía tener tantas cosas pero por suerte había hueco de sobra en la casa. Hizo dos viajes para llevar lo que faltaba y cerró la puerta. Danny apareció de la cocina con una sonrisa y la boca manchada de azúcar, acababa de descubrir que su novio le había comprado malasadas como regalo de bienvenida y se acercó para besarle.
- Justo cuando pienso que eres la persona más desquiciante del mundo, me sorprendes con algo así...- comentó Danny abrazándole con fuerza- te quiero.
- Yo también te quiero, Danno.