¡¡IMPORTANTE!!
Antes de leer esta parte:
Por aquí, a la primera mitad de esta segunda parte del fic : hemos tenido que dividirla porque no cabía y posteamos las dos partes hoy por no estropear el planning del
calendario (fallo mío de previsión por no saber cual es el máximo de caracteres aquí)
Título: You gave me life, not just existence
Autor:
yvarlcrisBeta(s) :
Jenny_andersonPrompt escogido y autor de la idea:
“AU, Steve/Danny: .U; McDanno; Top!Steve; Bottom!Danno; Friendship; Navy SEALS." De
destielwinchiDe
destielwinchiPersonaje/pareja: Danny/Steve
Clasificación y/o Género: Friendship/Romance; homofobia; First kiss; Angst; AU
Resumen: el prompt ya lo explica todo
Disclaimer: Los personajes de Hawaii 5.0 no me pertenecen, son de la CBS y de Peter Lenkov
Advertencias: referencias homófobas.
Ahora Steve no sabía qué hacer ya, con James de vuelta no se le ocurría ninguna forma de conseguir impedir aquella boda.
Además, el abogado se olía algo y no dejaba solo al detective.
Steve sabía que se le acababa el tiempo, pronto tendría que volver a la base. Y aún tenía muchas preguntas que hacer a su amigo.
-¿Qué has venido a hacer aquí?
El marine se giró. James le observaba desde la puerta.
-He venido a visitar a mi mejor amigo.
-¿En serio? Llevas veinte años sin saber nada de Danny, ¿en serio crees que sigue siendo tu mejor amigo?
-Para mí nunca ha dejado de serlo.
-Danny ha pasado página. Está mejor así. Estamos bien, los dos. Y nos vamos a casar, ¿recuerdas? ¿Vas a arruinarle esto también?
-¿También?
-Tenías que haberlo visto cuando te fuiste.
Steve bajó la vista, avergonzado.
-Aléjate de él. Por su bien.
Danny entró esa noche con aspecto cansado.
-Eh, no has venido a mediodía- dijo Steve con preocupación- ¿Has comido por ahí con James? Si querías privacidad solo tenías que decírmelo. Puedo irme a un hotel, ¿sabes?
-No te preocupes. Eres mi invitado y haces tortitas para desayunar. Puedes quedarte a vivir aquí, si quieres- contestó Danny con una sonrisa triste.
-¿Va todo bien?
-Un caso difícil. Creíamos que teníamos la situación controlada, pero hemos perdido a otra víctima. Ya van cinco personas asesinadas y las pistas no han servido de nada.- el policía se dejó caer en el sofá-. No he comido y James y yo hemos discutido. Un día redondo- dijo con sarcasmo
-¿Discutir? No será por…
-No me apetece hablar de eso ahora, Steve.
-El caso es que… verás, Danny. Yo tenía que hablar contigo de unas cosas.
-¿Por qué tengo la sensación de que mi día va a ir a peor?
-En absoluto. Solo tengo que aclarar un par de cosas. ¿A qué te referías el otro día con eso de que querías que yo no dejase de hablarte por lo que pasó?
-Por lo de la playa. Debí decirte que era gay, o que me atraían los hombres, al menos. Supuse que cuando caíste encima de mí y notaste mi…- Danny agitó los brazos en el aire buscando las palabras adecuadas- bueno, mi reacción, te habías asustado. No es que fueses muy tolerante, la verdad.
-¿Creíste todos estos años que me había ido por eso?- Steve abrió los ojos, sorprendido.
-¿Y qué otra cosa crees que podía pensar? Desde aquel día rehuías a cualquier contacto físico conmigo… y empezaste a agarrarte a cualquier animadora que se te pusiese a tiro.
El móvil de Danny comenzó a sonar.
-Perdona, es de comisaría- dijo llevándose el teléfono al oído- Williams
Steve esperó a que la llamada terminase mientras pensaba en cómo le iba a explicar a Danny lo que en realidad había pasado. No hizo falta, en cuanto colgó, Danny agarró la chaqueta.
-Debo irme. ¿Te encargas de Grace?
-Claro, por supuesto. ¡Ah! Y… Danny…- el policía se detuvo - ten cuidado.
Danny asintió.
A la mañana siguiente, Steve entró con cuidado en la habitación de su amigo rezando mentalmente para que no hubiese hecho las paces con James y se los fuese a encontrar en alguna situación comprometida.
Por suerte para el marine, Danny estaba solo.
Se había quitado la camisa, pero aún tenía los pantalones puestos. Si las deducciones del SEAL eran correctas, se había dejado caer sobre la cama y se había dormido al momento.
Steve sonrió e intentó que su amigo estuviese en una posición más cómoda. Le colocó las piernas en la cama con sumo cuidado y se dirigió a la puerta sin hacer ruido. Algo en la respiración del otro le hizo saber que se había despertado.
-¿Steve?
-Lo siento, no quería despertarte.
-No pasa nada, tengo que llevar a Grace al colegio.
Steve estaba empezando a amar el aspecto de Danny cuando se despertaba.
-Oye- dijo con suavidad- ¿Qué te parece si la llevo yo y tu duermes un poco más?
-¿En serio? ¿Harías eso por mi?
-Por supuesto.
-Eres un buen amigo, Steve- dijo Danny acomodándose de nuevo en la cama-. Te he echado de menos.- añadió cuando el moreno estaba cerrando la puerta.
-Yo también, Danno. Yo también.
-¡Hola, James! Veo que estás de vuelta- Steve intentó que su expresión fuese jovial. El abogado le miró, furioso, y le dio un puñetazo antes de irse.
-¿A qué ha venido eso?- le dijo a Danny cuando se lo encontró.
-Lo siento, ha sido mi culpa. Verás, James es un poco inseguro y los celos le nublan la razón muy a menudo.
-¿Celos?
-No preguntes. ¿Todo bien con Grace?
-Es una niña muy buena, no ha dado ningún problema.
-Voy a perderla- dijo Danny de repente. Sus azules ojos brillaban con las lágrimas que se habían agolpado en ellos de forma repentina.
-¿Cómo dices?
-Rachel y Stan, quieren la custodia y marcharse a Inglaterra. Quieren llevársela y no puedo hacer nada. Mírame, soy policía, horarios inestables, trabajo peligroso, padre soltero… Tengo todas las de perder. Mi abogada dice que ayudaría que estuviese casado, pero, ya ves, la boda se ha cancelado. James se ha ido.
El rubio enterró la cabeza entre las manos, desesperado.
-¿Por eso decidisteis casaros llevando tan poco tiempo?
-Era una de las razones, sí.
-Escúchame bien, Danno. Vamos a luchar, no se llevarán a tu hija. Si pudiste cuidarla todos estos años, eres perfectamente capaz para seguir haciéndolo.
-¿Y qué voy a hacer?
-Vamos a luchar por ella, los dos- Steve tomó la mano de su amigo entre las suyas, obligándolo a mirarle fijamente.- No vas a perder a tu hija.
-¿Por qué me vas a ayudar?
-Porque somos amigos.
-Podemos convencer al juez de que eres un gran padre- Al cabo de un par de días, los dos amigos se encontraban en la cocina discutiendo qué hacer.
-¿Podemos convencer? No sé si me gusta cómo lo has dicho.
-Vamos, ¡esa niña te adora! Y tienes todos sus dibujos enmarcados por la casa. No hace falta nada más.
-Sin la boda no podré hacer nada, Steve. Debería hablar con James.
-¿Quieres hablar con James? ¿Quieres volver con él?
-No quiere hablar conmigo.
-Lo siento.- En el fondo no lo sentía demasiado, más bien se alegraba, eso hacía sus planes mucho más sencillos, pero también le apenaba su amigo, porque cabía la posibilidad de que Danny estuviese realmente enamorado de James y… No, bajo ningún concepto, el rubio solo sería feliz con él- ¿Ha tenido algo que ver que yo esté aquí?
-No quiero hablar de ello. De hecho, no quiero hablar de nada. Estoy cansado.
-Sí, claro. Lo entiendo… el caso
-Exactamente.
-¿Cómo vais con la investigación? Si quieres puedo llamar a una amiga, puede ayudarnos.
-No, gracias. Prefiero hacerlo a mi modo. Creo que por fin estamos llegando a algún sitio. Por cierto, ¿amiga? ¿Cómo de amiga?
-Una buena amiga.
Danny levantó las cejas y Steve no pudo evitar tener la sensación de que su plan se estaba torciendo. Por suerte para él, el teléfono de su amigo sonó, había aparecido una nueva pista y debía salir inmediatamente.
Esa noche Steve no pudo dormir, se dedicó a esperar en el sofá con un mal presentimiento. Era ya de madrugada cuando el detective entró procurando no hacer ruido.
-Hola- susurró Steve. Danny se llevó una mano al corazón.
-¿Estás loco? ¡Me has dado un susto de muerte!
-No podía dormir. ¿Cómo ha ido?
-Lo hemos logrado. El asesino está entre rejas y su víctima en casa, descansando tranquilamente. Cosa que yo también voy a hacer- dijo Danny. Por alguna razón, el rubio se llevó una mano al costado mientras intentaba disimular una mueca.
-¿Estás bien? ¿Ha ocurrido algo?
-Sí, no te preocupes. El sospechoso me dio una patada en su intento de huir. Por supuesto, no lo logró.
-Déjame ver eso.
-Estoy bien.
-Eso lo diré yo. Desabróchate la camisa.
-¿Cómo?
-Venga, no te hagas el remolón.- Steve tiró de su amigo hasta tenerlo sentado en el sofá y comenzó a desabotonar la camisa-. Yo lo haré.
No pudo evitarlo, estaba preocupado, sabía que determinados golpes podían acarrear problemas y no estaría tranquilo hasta comprobar que, efectivamente, su amigo estaba bien. Sin embargo, Steve creía que tenía más autocontrol, nunca le habían temblado tanto las manos. Por su parte, Danny estaba bastante rígido, cómo si no supiese muy bien qué hacer.
Era increíble ver aquel pecho después de tantos años y darse cuenta de que continuaba hipnotizándolo como hacía años.
Céntrate, Steve…
Con su mano, obligó al policía a echar el cuerpo hacia el respaldo, con la intención de poder comprobar mejor el golpe. La palma de la mano que había apoyado en el pecho de su amigo comenzó a sudar, el corazón le latía con tanta fuerza que creía que se le iba a salir del sitio.
-No parece que tengas nada, está magullado y te dolerá, pero no hay daños mayores.- su voz sonaba más grave de lo normal.
-Ya te dije que estaba bien- contestó Danny con la voz tensa.
Steve levantó la vista y se encontró con los ojos de su amigo, que le miraban con intensidad. Por un rato estuvieron así, con sus miradas clavadas el uno en la del otro. Sus rostros se acercaron poco a poco y de pronto…
-Es tarde, creo que me iré a dormir.
Danny se retiró con rapidez, dejando atrás a un confundido Steve. Había pasado otra vez, había vuelto a perder su oportunidad.
-Ha huido. Se levantó y se fue.
Steve escuchó un bufido al otro lado de la línea y no entendía por qué Kono no estaba siendo comprensiva.
-¿Por qué no le dices la verdad, Steve? -En su mente, el marine podía ver a la hawaiana poner los ojos en blanco.
-No sé cómo se lo va a tomar.
-Pero tendrás una respuesta ya. Y dejarás de portarte como una quinceañera.
-¡Yo no me porto como una quinceañera!- Le llegó el sonido de la risa de Chin- Espera, ¿Estás con el altavoz?
-¡Hola!- dijo el hombre.
-Increíble, ahora no podré volver a Hawái en mucho tiempo.
-Danny… sobre lo que pasó ayer.
-No pasó nada ayer, Steve.
Sin embargo el rubio no se había girado y troceaba las verduras como si éstas hubiesen cometido algún crimen.
-Lo que casi ocurre ayer… ¿te gusta más así?
-¿A dónde quieres llegar?
-Pues a que…- ¿Y ahora qué? ¿Qué iba a hacer?- Verás, yo… ¿Puedes dejar eso y darte la vuelta para que pueda mirarte a la cara mientras hablamos?- se exasperó el marine. No es que le incomodara realmente que Danny le diese la espalda, sino que el magnífico trasero de su amigo hacía que le costase concentrarse.
-Muy bien. Tienes toda mi atención.
-¿Por qué te fuiste del salón?
-Porque la última vez que nos miramos así, la cosa acabó mal- contestó el policía con rabia.
-Aquel día me fui porque tenía ganas de besarte en ese momento y era demasiado estúpido como para admitirlo. Ayer no quería irme.
-¿Tratas de decirme lo que creo que tratas de decirme?
-Siempre te he querido, Danno…
Doris McGarrett sonrió satisfecha, en el fondo era algo que sabía como madre, y era que esos dos muchachos estaban destinados a estar juntos. Por supuesto lo sentía por Catherine, pero siempre supo que aquello no tenía futuro.
Ahora sonreía mientras observaba cómo su hijo miraba al que ahora era su esposo con infinita ternura y devoción.
Hacía un año y medio que habían logrado que Grace se quedase con ellos. Steve estaba convencido de que quería casarse con su Danno, pero prefirió demostrarle que podían lograrlo sin necesidad de bodas.
La niña era encantadora y los McGarrett no podían estar más contentos de que hubiese entrado en la familia.
-¿Ansioso por la luna de miel?- susurró Steve al oído de su esposo.
-¿Acaso vamos a hacer algo que no hayamos hecho ya?- le contestó Danny con una sonrisa.
-Puedo pensar algo si te hace ilusión. Kono me ha dicho algo de un juguetito…
-No, no, no. La última vez que Kono te habló de un juguetito no pude sentarme en dos semanas y fui el hazmerreír de la comisaría.
-No tienes que volver en unos días.
-Eres un enfermo.
-La culpa es tuya. Antes de conocerte era un niño normal
-Un niño huraño y cascarrabias.
.¿Y por qué viniste a hablar conmigo?-Me diste pena, ahí sentado y solo
-Me alegro de que lo hayas hecho.- dijo el marine abrazando al rubio.
Nuevamente pido disculpas por el fallo de previsión, espero que esto del post en dos partes no os líe demasiado