nochecía cuando Sanzo salió al jardín. Aspiró el aire fresco y puro que traía la noche y se llenó con él los pulmones. Dentro del encierro de aquella casa, salir al exterior y respirar el mismo aire que fuera de aquellos muros respiraba la gente libre le ponía de buen ánimo. Naturalmente, su encierro era voluntario pero poseer algo del
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Murmuraba y escribía frenéticamente. Bebía sorbos de café mientras el bolígrafo se deslizaba por la cuartilla casi llena de frases ininteligibles. Luego tendría que pasar a limpio aquella anarquía de palabras.
En un momento de descanso echó la cabeza hacia atrás y sus ojos, en vez de atisbar el cielo ya nocturno, descubrieron a Nozomu. Se sobresaltó por causa del espanto.
-Ah, hola, eres tú. Qué susto -aunque él mismo había iniciado el acuerdo de mútua ignorancia, podía decirse que lo había olvidado. Con el transcurrir de las semanas, Nozomu había ascendido peldaños en su escalera de sociedad, prefiriendo así su compañía que la de determinados habitantes de la casa. Al fin y al cabo, cuando entraron podían mantener una convsersación sin sobresaltos- ¿Venías a escribir? -preguntó, señalando la libreta que Nozomu llevaba.
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No te preocupes, no te molesto... [y se encogió de hombros, como si asi de fácil fuera desaparecer]
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-No me molestas -dijo, bajó los pies del reposabrazos y se sentó correctamente- ¿Vas a escribir el relato para la prueba? Yo estaba en ello ahora mismo -comentó, señalando una de sus cuartillas plagadas de frases torcidas- Ah, siéntate si quieres -dio unas palmaditas sobre el sofá- Escribir de pie es un poco cansado.
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[se acerca con cierto titubeo... y con cierta indecisión, se sienta al lado opuesto de Sanzo, con la espalda totalmente recta y el resto de su cuerpo algo tenso]
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Hablaba mientras observaba a Nozomu sentarse en el sofá de enfrente. Era extraño. No había huído, y lo más estremecedor de todo: le respondía cordialmente. Casi como si jamás hubiera sucedido algo entre ellos. Quizá incluso podrían volver a llevarse bien.
-Por mi parte he tenido una buena idea, ya casi lo tengo. Un poco garabateado, no obstante. Hay que pasarlo a limpio -tamborileó con los dedos en el sofá- En fin, dime, Nozomu, ¿qué tal te va?
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¡Y ser un total inútil para obtener la inmunidad me deprime profundamente!
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-Calma, chico -dijo, levantando las palmas de las manos en dirección a Nozomu- Si hay alguna cosa ahí fuera, no será el ébola porque, razona, vimos a Chrona darnos un mensaje. Si estuviera muero, o enfermo, no saldría y además, ¿te fijaste en su cara? Tenía bastante buen color, ni una erupción. Y aún más, si todos estuviéramos infectados por el ébola, ¿crees que estaríamos tan animados? Eso te deja para el arrastre. Así que, tranquízate. En cuanto a la inmunidad, mírame a mí, tampoco la he ganado nunca -se encogió de hombros- ¿Soy un inútil por ello? No, desde luego. La razón es que las pruebas no eran para seres como nosotros y por eso no las ganábamos -asintió muy convencido.
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