Meme reto de libros

Feb 10, 2012 17:12


Hoy la tierra y los cielos me sonríen, hoy llega al fondo de mi alma el sol, hoy ¡he terminado los exámenes!Como os prometí, aquí va la entrada sobre libros. Tenéis los fragmentos y querría que los identificarais. Me llega con título y autor. Hay fragmentos que pertenecen a libros enmarcados en una colección por lo que necesito el nombre del volumen, no me sirve sólo la colección. Podéis consultar cosas en internet pero no podéis googlear los fragmentos. Os reto a que hagáis lo mismo en vuestros LJ ;)

Fragmento 1

Fisher seguía llevando un anillo de casado, pero tampoco esta vez hablaron de ello. Entrada la noche, tras la fiesta que siguió al estreno, Fisher acompañó a Iris a su hotel. No habían hablado de que él iría con ella a su habitación, pero se trataba de un acuerdo tácito entre ellos. Allí se quedaron de nuevo uno frente al otro, como hacía nueve años, cuando Iris le dijo: ¡Clóneme! Esta propuesta los había convertido en cómplices íntimos. Ninguno de los dos había olvidado aquella excitante sensación, ni tampoco que la petición de Iris había sonado como ¡Acuéstese conmigo!

Lo uno lo habían hecho, lo otro aún no. Y cuando se amaron en el hotel de Nueva York, todo sucedió con perfecta conciencia de que aquélla sería la primera y la última vez.

Estoy segura, Iris, de que así debió de ser entre Fisher y tú, pues todas las personas se aferran a las cosas que conocen. Eso les proporciona seguridad. Y tener un niño hecho por un hombre al que aún no se ha besado una sola vez es también, de alguna manera, algo ridículo. El arcángel Gabriel de la ciencia realizó el acto sexual contigo, la Virgen bendita; sin embargo, esta vez no se concibió ningún ser humano. Lo evitaron por todos los medios.

Fragmento 2

Por un instante, el corazón de Ana aceleró su ritmo y por vez primera no pudo sostener la mirada de Gilbert, mientras se teñían de rojo sus pálidas mejillas. Era como si se hubiera alzado un velo en su conciencia, revelándole sentimientos y realidades insospechados. Quizá, después de todo, el romance no llegaba con pompa y esplendor, como un caballero andante; quizá se deslizaba a nuestro lado calladamente como un viejo amigo; quizá se revelaba en prosa, hasta que una repentina iluminación que recorría sus páginas traicionaba el ritmo y la música; quizá el amor se desprendía naturalmente de una hermosa amistad, cual una rosa de corazón dorado de su tallo.

Entonces volvió a caer el velo; pero la Ana que recorrió el oscuro sendero no era la misma que la que había llegado alegre la noche antes.

Fragmento 3

Hay chicas incapaces de ver este Universo porque se lo impide la cantidad de rímel que llevan. También hay chicos incapaces de mirar por encima del horizonte por la cantidad de fútbol que llevan en la cabeza. Es un buen trecho el que separa un pequeño espejo de maquillaje de un verdadero telescopio de espejo. Creo que eso se llama «desviación de perspectiva», o tal vez también pueda llamarse déjà-vu. Nunca es demasiado tarde para vivir un «déjà vu». Mucha gente vive toda su vida sin entender que flota en el vacío. Hay demasiadas distracciones aquí en la Tierra, y les basta con pensar en su aspecto.

Pertenecemos a este planeta. No pretendo dudar de ese hecho. Formamos parte de la naturaleza de este planeta. Aquí hemos aprendido de los monos y de los reptiles cómo reproducirnos, y no tengo nada que objetar al respecto. En otra naturaleza tal vez todo fuera diferente, pero estamos aquí. Y repito: no lo niego. Sólo digo que eso no tiene por qué impedirnos ir un poco más allá de la punta de nuestra nariz.

Fragmento 4

-Seremos los mejores amigos -dijo Gilbert jubilosamente-. Hemos nacido para serlo, Ana. Has burlado al destino mucho tiempo. Sé que nos podemos ayudar uno a otro de muchas maneras. Tú vas a continuar estudiando, ¿no es así? Yo también. Vamos, te acompañaré a casa.

Marilla miró curiosamente a Ana cuando ésta entró en la cocina.

-¿Quién venía contigo por el sendero, Ana?

-Gilbert Blythe -respondió Ana, avergonzada de encontrarse sonrojada-. Lo encontré en la colina de los Barry.

-No creí que tú y Gilbert fuerais tan buenos amigos como para estar charlando media hora en la puerta -dijo Marilla con una seca sonrisa.

-No lo éramos; fuimos buenos enemigos. Pero hemos decidido que será más sensato ser buenos amigos en el futuro. ¿Estuvimos de verdad media hora? Parecieron unos pocos minutos. Es que tenemos cinco años de silencio que vencer.

Fragmento 5 (no pertenece a un libro, sino que es una transcripción de una serie, sólo quiero serie y temporada. sramulder, si no aciertas esta me dejarás a cuadros).

-No puedo seguir con todo esto. Por mucho que quiera no puedo. No puedo seguir durmiendo a tu lado, saber que te tengo ahí... y no me puedo acercar. Escuchar tu respiración y... y sentirte tan lejos. No. No me pidas que continúe, por favor, no puedo. Me estoy muriendo, Alicia. Cuando siento la calidez de tu cuerpo junto al mío y... y saber que no me puedo acercar. Es una tortura que me destroza el cuerpo y me machaca el alma y me impide respirar y vivir y dormir y... Intento controlar mi mente pero... pero es mi cuerpo el que te reclama.

Fragmento 6 (éste va por ti, alderaan_)

Absurdo… irracional… imposible. Pero Rilla lo creyó, así de simple. La señora Blythe también lo creyó y el doctor, aunque sonrió simulando una burla, sintió que una extraña confianza reemplazaba su desesperación. Y por más absurdo o tonto que pareciera, todos recobraron el ánimo para seguir adelante; sólo porque un perrito fiel estaba en las estación de Glen esperando con fe inquebrantable que su amo volviera a casa.

[...]

Un rayo negro y amarillo pasó a toda velocidad junto al jefe de estación. ¿Lunes rígido? ¿Lunes reumático? ¿Lunes viejo? En absoluto. Lunes era un cachorro, loco de alegría rejuvenecedora.

Se arrojó contra el soldado alto con un ladrido que se le atragantó de pura felicidad. Se tumbó en el suelo, estremeciéndose en un frenesí de bienvenida. Trató de trepar por las piernas del soldado y cayó y se revolcó, presa de un éxtasis que parecía a punto de partir su cuerpo en pedazos. Le lamió las botas, y cuando el teniente logró, con risa en los labios y lágrimas en los ojos, levantar al perro en brazos, Lunes apoyó la cabeza contra el hombro uniformado y lamió el cuello bronceado del teniente, emitiendo extraños sonidos que eran ladridos y sollozos a la vez.

El jefe de estación había oído la historia de Lunes. Ahora sabía quién era el soldado. La larga vigilia del perrito amarillo había terminado. Jem Blythe había vuelto a casa.

Fragmento 7

Y, una y otra vez, retrasaba el momento de decir lo que debía decir, y de hacer lo que debía hacer, porque le costaba demasiado renunciar a su mayor fuente de consuelo. [...]

Ginny lo miró con la misma expresión firme y decidida que cuando lo había abrazado después de ganar sin él la Copa de Quidditch, y Harry se dio cuenta de que ambos se entendían a la perfección, y cuando le dijera lo que pensaba hacer, ella no le replicaría: "Ten cuidado" o "No lo hagas", sino que aceptaría su decisión porque no esperaba menos de él. Así que se armó de valor para decir lo que sabía que debía decir desde la muerte de Dumbledore.

-Oye, Ginny... -musitó, mientras alrededor la gente reanudaba las conversaciones interrumpidas poco antes y se levantaba-. No podemos seguir saliendo juntos. Tenemos que dejar de vernos.

Ella esbozó una enigmática sonrisa y replicó:

-Es por alguna razón noble y absurda, ¿verdad?

-Estas últimas semanas contigo han sido... como un sueño -prosiguió

Harry-.Pero no puedo... no podemos... Ahora tengo cosas que hacer y debo hacerlas solo.

Ginny no se puso a llorar, sino que se limitó a mirarlo a los ojos.

-Voldemort utiliza a los seres queridos de sus enemigos. A ti ya te utilizó una vez como cebo, y únicamente porque eras la hermana de mi mejor amigo. Imagínate el peligro que correrías si siguiéramos juntos. Él se enterará, lo averiguará. Intentará llegar hasta mí a través de ti.

-¿Y si no me importara? -replicó Ginny.

-A mí sí me importa -repuso Harry-. ¿Cómo crees que me sentiría si éste fuera tu funeral... y si yo tuviera la culpa?

Ginny desvió la mirada y se quedó contemplando el lago.

-En realidad nunca renuncié a ti -dijo-. Aunque no lo parezca. Siempre albergué esperanzas... Hermione me aconsejó que me olvidara de ti, que saliera con otros chicos, que me relajara un poco cuando tú estuvieras delante, porque antes me quedaba muda en cuanto aparecías, ¿te acuerdas? Y ella creía que quizá te fijarías más en mí si yo me distanciaba un poco.

-Es que es muy lista -repuso Harry, y sonrió-. ¡Ojalá te hubiera pedido antes que salieras conmigo! Habríamos podido pasar mucho tiempo juntos... meses... años quizá...

-Pero estabas demasiado ocupado salvando el mundo mágico -sentenció Ginny con una risita-. Bueno, la verdad es que no me sorprende. Ya sabía que al final ocurriría esto. Estaba convencida de que no estarías contento si no perseguías a Voldemort. Quizá por eso me gustas tanto.

Fragmento 8

De pronto la mano del joven se posó sobre la de Ana, blanca y delicada, que descansaba en la baranda. Veláronse sus ojos castaños y algo de los sueños que estremecían su alma pugnó por brotar de sus labios entreabiertos. Pero ella retiró su mano y se volvió vivamente. El encanto del crepúsculo se disipó.

[...]

-¡Oh, por qué los chicos serán tan irrazonables!

Tenía la molesta sensación de que no era precisamente razonable sentir aún sobre su mano la cálida presión de la de Gilbert tan nítidamente como la había sentido en aquel brevísimo momento; y menos aún que fuera una impresión placentera tan distinta a la que sintiera ante un gesto idéntico de Charlie Sloane, hacía tres noches, durante una fiesta en White Sands.

Fragmento 9 (Esta para ti, annbones)

-Mis buenas cualidades están sometidas a tu protección, y tú has de exagerarlas cuanto puedas; y, a cambio, yo me encargaré de encontrar motivos para chincharte y reñir contigo lo más posible; y empezaré ahora mismo preguntándote por qué no quisiste ir al grano de una vez. ¿Por qué estabas tan tímido en tu primera visita, y cuando viniste aquí a comer después? ¿Por qué tenías ese aspecto, en tus visitas, de no interesarte por mí?

-Porque tú estabas seria y callada y no me animabas.

-Pero ¡estaba azorada!

-Y yo también lo estaba.

-Podías haber hablado más conmigo cuando viniste a comer.

-Quizá pudiera haber hablado más un hombre que sintiera menos.

Fragmento 10

-En tal caso, ¿qué es lo peor?

-Lo peor de todo es saber que habría funcionado.

-Que quizá habría funcionado.

Suspiré.

-No -meneó la cabeza-. Estoy hecho a tu medida, Bella. Lo nuestro habría funcionado sin esfuerzo, hubiera sido tan fácil como respirar. Yo era el sendero natural por el que habría discurrido tu vida... -miró al vacío durante unos instantes y esperó-. Si el mundo fuera como debiera, si no hubiera monstruos ni magia...

[...]

-La peor parte... -vacilé, y dejé que las palabras brotaran en un torrente de verdad-. La peor parte es que lo vi todo, vi nuestras vidas, y las quise con desesperación, lo quise todo, Jake. Deseaba quedarme aquí y no moverme. Deseaba amarte y hacerte feliz, pero no puedo, y eso me está matando.

Fragmento 11

Una vez en la calle, aceleró el paso mientras Becky se esforzaba por darle alcance. Cuando se hallaron a una distancia prudente Jojo se detuvo bruscamente en un portal y se dobló, sosteniéndose el estómago, el pelo vertido hacia el suelo.

-¿Vas a vomitar?- susurró Becky, rodeándole la espalda con un brazo.

-No, pero duele.

Permanecieron así unos minutos, mientras Jojo emitía unos quejidos que a Becky se le hicieron insoportables. Finalmente se levantó, se echó el pelo hacia atrás y dijo:

-Kleenex.

Becky encontró uno en su bolso y se lo pasó.

-Sabes que podrías volver con él.

-Imposible. Lo nuestro ha terminado.

-¿Cómo puedes decir eso? Le echas terriblemente de menos.

-¿Y qué? Lo superaré, ya casi lo he superado. Y si quiero, algún día conoceré a otro hombre. Mírame. Tengo mi propio negocio, conservo todos los dientes y el pelo, sé reparar bicicletas…

-Te pareces a Jessica Rabbit.

-Soy un fenómeno con los crucigramas.

-Imitas muy bien al pato Donald.

-Exacto. Soy fabulosa.

Fragmento 12

-¡No era un juego!

El grito de Daniela, tanto o más que su reacción, le sorprendió por su súbita fuerza. El rostro de la chica había cambiado de golpe. Ahora la cubrían nuevas fuerzas recién surgidas de su ánimo quebrantado.

-¿Qué era entonces? -pudo pronunciar el muchacho.

-¡Me enamoré de ti! -le escupió a la cara cada palabra-. ¿Qué pasa? ¿Te molesta que te quieran? ¡Lo siento, lo siento! ¿Hice mal? ¿Es un pecado? ¿No debía? ¡Pues sucedió! ¡El amor no se escoge: aparece; ni tiene un tiempo adecuado: surge cuando menos te lo esperas! ¡Yo tenía catorce años, pensé que era el clásico primer amor imposible, pero no lo fue! ¡Cada día que pasaba era mejor y peor, mejor porque sabía que era un amor real y peor porque comprendía que no saldría bien! ¿Quién era yo? Solo una chica más en la escuela, un curso por detrás de ti, todavía sin desarrollar por entonces, más plana que una tabla de planchar, llena de complejos, con lo de la ortodoncia y… qué se yo… Tú eras tímido, y parecías vulnerable, pero incluso así, jamás pude acercarme a ti, y menos aún hablarte. Lo sabía todo de ti, pero… Y para postre, caí enferma a los quince años. Perdí un curso, y cuando regresé, tú ya te habías ido. ¡Adiós, sueño! Casi me resigné. No te había olvidado, pero sí me hacía a la idea de que nunca más volvería a verte. Y entonces… apareciste. Una tarde, te vi por la calle, te seguí hasta tu casa y… todo volvió, ¿entiendes? ¡Todo! Miles de chicas se enamoran en el instituto sin esperanza, y miles de chicos también. Luego, todo termina. No tenemos valor para dar el paso, por miedo, vergüenza…, no lo sé. Algunos y algunas tienen cara, jeta, y dan el paso. Pero la mayoría, no. Incluso por si la otra persona decide aprovecharse. ¡Pero al verte, supe que yo tenía esperanza!

-¿Por qué no te tropezaste conmigo, buscaste otra forma de…?

-Te vi con una chica, y mucho más guapa que yo. Tenía que hacer algo distinto y rápido, algo… Dios, ¿qué más da? -se llevó la mano derecha a la cara y se cubrió los ojos con ella-. Necesitaba una oportunidad. Pensaba que, de alguna forma, mi amor te alcanzaría y tú reaccionarías.

Fragmento 13

Pero en aquellos días Aliena se sentía insatisfecha en grado sumo. Tenía dinero y seguridad, un hogar y sirvientes, ricos vestidos y preciosas joyas, y era respetada en el pueblo. Si alguien se lo preguntara, diría que era feliz. Sin embargo, por debajo de todas esas cosas se deslizaba una corriente de inquietud. Aun cuando nunca perdía su entusiasmo por el trabajo, algunas mañanas se preguntaba si de verdad tenía importancia el traje que se pusiera o si se adornaba con joyas. Si a nadie le importaba su aspecto, ¿por qué habría de importarle a ella? Pero más paradójico era que, al mismo tiempo, tenía cada vez una mayor consciencia de su cuerpo. Cuando caminaba sentía moverse sus senos. Cuando acudía a la playa de las mujeres, a orillas del río para bañarse, se sentía incómoda, por su abundante vello. Al cabalgar sobre su caballo, percibía las partes de su cuerpo que estaban en contacto con la silla. Resultaba muy peculiar. Era como si hubiese un mirón que permanentemente intentase atisbar a través de su indumentaria para verla desnuda, y que ese mirón fuera ella misma. Estaba invadiendo su propia intimidad.

[…]

La mayoría de las mujeres anhelaban casarse y si, como en su caso, a los veintidós años todavía seguían solteras, se sentían no ya anhelantes, sino desesperadas. ¿Qué me pasa a mí?, se dijo. Alfred es joven, tiene buena presencia y goza de prosperidad. La mitad de las jóvenes de Kingsbridge querrían casarse con él. Por un instante barajó la posibilidad de decirle que sí, pero entonces pensó en lo que sería la vida con Alfred, cenando con él todas las noches, yendo a misa con él, trayendo al mundo a sus hijos… Y le pareció aterrador.

Fragmento 14

Estaba atada con correas de cuero a una estrecha litera con una estructura de acero templado. El correaje le oprimía el tórax. Se hallaba boca arriba. Tenía las manos esposadas paralelamente al cuerpo.

Hacía mucho tiempo que había desistido de todo intento de soltarse. Estaba despierta pero con los ojos cerrados. Si los abriera sólo vería la oscuridad; la única luz existente era un tímido rayo que se filtraba por encima de la puerta. Tenía mal sabor de boca y ansiaba lavarse los dientes.

Una parte de su conciencia aguardaba el sonido de unos pasos que anunciaran la llegada de él. Ignoraba qué hora de la noche era, pero le parecía que empezaba a ser demasiado tarde para que él la visitara. Una repentina vibración de la cama le hizo abrir los ojos. Era como si una máquina se hubiese puesto en marcha en algún lugar del edificio. Unos segundos después ya no estaba segura de si se trataba de un ruido real o de si se lo había imaginado.

Tachó un día más en su mente.

Era el número cuarenta y tres de su cautiverio.

Fragmento 15 (la razón por la que soy Caris)

Comencé a olvidar que había sido antaño una mujer llamada Caris, que mi vida había sido diferente de la que llevaba entonces y que hubo una época en que ignoraba la dosificación del eléboro en los escritos de Erasístrato.

Una tarde de marzo retiré las tablillas del brazo de una niña. Se trataba de una fractura grave de ambos huesos del antebrazo y se lo había inmovilizado yo misma. Cuando la traté, sabía que, a menos que mi obra fuese perfecta, la niña sería siempre inválida. Mientras quitaba las tablillas contuve la respiración. La niña movió la muñeca cuando se lo indiqué, levantó el brazo al mismo tiempo que el otro, sonrió conmigo y se puso a bailar levantando ambos brazos en arco y riendo de alegría. Tuve ganas de imitarla. Fuerza, salud, vida: curar. Y era obra mía, conspirando con la naturaleza para lograrlo. La medicina podía tener sus límites, pero era mucho mejor que nada. Y sólo entonces comprendí que nunca volvería a Éfeso ni me casaría con ninguno de los amigos de Torión. Quería vivir el resto de mi vida en Alejandría y practicar el arte de curar.

Me ha costado Dios y ayuda reducirlo a 15 fragmentos. Ahora os toca a vosotras ;)

meme, libros, un poco de todo

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