A veces pasa en la vida que uno descubre de repente una canción que sabe que ya debería conocer pero que, de algún modo, se le había escapado.
Esta es una de esas. Y sí, lo sé, debería empezar a meter canciones alegres en mi playlist.
Ya sabemos donde están las cosas muertas, esos rostros de asesinos que regresan a explicarnos que jamás
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