Aspereza
Para ese momento, la cuenta de las veces que había caído de lleno contra el piso se había perdido ya, su cabello estaba completamente empapado debido a la lluvia y sus ropas llenas de barro, incluso el cielo parecía temer al ser testigo de lo que pudiese llegarle a pasar, pero debía seguir entrenando, tenía que volverse fuerte, obtener más poder, no podía dejar de luchar, no podía darse por vencido.
Una de las principales características de Sasuke, era el no flaquear, no ceder jamás, sin importar que tan difícil fuese el objetivo, el Uchiha jamás se rendía. Mucho menos al recordar el pasado que parecía querer volver cada noche que soñaba con aquella cruel experiencia que le taladraba la mente y le congelaba los sentidos, que siempre lo había hecho temblar, de niño por miedo, de mayor por la impotencia de no haber podido evitar la masacre y salvar a su clan.
Por eso era que debía continuar con su entrenamiento, su brazo sangraba, pero no le importaban las heridas, ese dolor era superficial y se iría por ser un dolor físico, pero había otro tipo de dolor que jamás se iba y que no estaba dispuesto a volver a experimentar. Pasara lo que pasara, no iba a permitirle a nadie hacerle ese daño de nuevo.
Siempre se lo había repetido hasta el cansancio, “Evitar involucrarte es la mejor solución Sasuke”, por ello era mejor estar solo, y era un necio, era un idiota por pensar que todo iría bien, por en un mínimo instante, pensar que su clan podría esperar para ser vengado. Pero ahora, retomaba el camino, así era mejor.
Sasuke elevó la mirada al cielo, las gotas de lluvia que se deslizaban por su rostro ardían por las raspaduras que le provocaba cada caída contra el áspero suelo. En aquella noche oscura, jurándose a si mismo hacer que todo valiera la pena, dejó sus recuerdos de la aldea de Konoha atrás, los recuerdos de su Team, de sus momentos agradables. Necesitaba el rencor, el resentimiento y el orgullo para poder avanzar, iba a aprovecharlo. Todo.
Una de las principales características de Sasuke, era el no flaquear, no ceder jamás, sin importar que tan difícil fuese el objetivo, el Uchiha jamás se rendía. Mucho menos al recordar el pasado que parecía querer volver cada noche que soñaba con aquella cruel experiencia que le taladraba la mente y le congelaba los sentidos, que siempre lo había hecho temblar, de niño por miedo, de mayor por la impotencia de no haber podido evitar la masacre y salvar a su clan.
Por eso era que debía continuar con su entrenamiento, su brazo sangraba, pero no le importaban las heridas, ese dolor era superficial y se iría por ser un dolor físico, pero había otro tipo de dolor que jamás se iba y que no estaba dispuesto a volver a experimentar. Pasara lo que pasara, no iba a permitirle a nadie hacerle ese daño de nuevo.
Siempre se lo había repetido hasta el cansancio, “Evitar involucrarte es la mejor solución Sasuke”, por ello era mejor estar solo, y era un necio, era un idiota por pensar que todo iría bien, por en un mínimo instante, pensar que su clan podría esperar para ser vengado. Pero ahora, retomaba el camino, así era mejor.
Sasuke elevó la mirada al cielo, las gotas de lluvia que se deslizaban por su rostro ardían por las raspaduras que le provocaba cada caída contra el áspero suelo. En aquella noche oscura, jurándose a si mismo hacer que todo valiera la pena, dejó sus recuerdos de la aldea de Konoha atrás, los recuerdos de su Team, de sus momentos agradables. Necesitaba el rencor, el resentimiento y el orgullo para poder avanzar, iba a aprovecharlo. Todo.