Capitulo uno.

Oct 03, 2009 03:03

Disclaimer: Todos los personajes de crepusculo, pertenecen a S. Meyer, a la cual adoramos por crear a nuestro amor platonico con el que una chica sueña y no consigue. El resto, inspirada por las grandes sagas literarias, se debe a mi cabecita. Espero que cuando tenga algun mensaje, os guste.

~*~

Forks, 1988.

-¡Soy el doctor Carlisle Cullen y trabajo en el hospital de Seattle!-Exclamé apresurado mientras me abría camino entre los pacientes, médicos y enfermeras que estaban parados en el pasillo-¡Traigo un hombre malherido!
Intentaba controlar al máximo mi velocidad, pero mi propio autocontrol tenía límites.
Llevaba a un hombre malherido en una camilla y necesitaba una segunda opinión. Mientras me abría paso cada vez con más impaciencia, llego un doctor que enseguida me atendió, seguramente por ser del gremio.
-¿Y bien doctor Cullen?-pregunto con aspecto practico-¿Cual es el diagnostico?
-Se llama Charles Swan, veinticuatro años, 1,85 cm, 81kg, grupo cero negativo. Me lo encontré en la carretera intentando pedir ayuda porque alguien- No le iba a decir al pobre humano que más bien “algo”-ha entrado en su casa y le ha agredido produciéndole varias fracturas en las dos piernas, costillas rotas, posiblemente contusiones en la zona del prosencéfalo y ha perdido un volumen considerable de sangre. Por lo que tengo entendido no es alérgico a ningún medicamento ni estupefaciente-Le explique lo mejor que pude el historial teniendo en cuenta las circunstancias.

-Muy bien doctor Cullen- El doctor Snow, por lo que pude leer en su placa de identificación empezó a observar al humano que habíamos salvado y llamó a dos enfermeras-Si quiere puede irse o puede entrar en quirófano y echar una mano ya que usted es de la profesión. Muchas gracias por todo y dada las circunstancias un placer conocerlo Dr. Cullen.
Me dio un apretón de manos y se dispuso a entrar en quirófano con Charles, cuando de repente Charles me agarró del brazo y me hizo inclinarme hasta que sentí sus labios cerca de mi oído.
-¿Es vegetariano?-preguntó con voz ronca muy baja a causa de sus heridas.
Al principio no entendía a que se refería, pero al mirarle a los ojos vi en ellos la chispa de la compresión.
Me sentí levemente aprensivo, fruncí levemente mis labios y mis ojos se oscurecieron al entrecerrarlos pero al final opte por fingir que no sabía a lo que se refería.
-Señor Swan, creo que sufre conmoción-Intenté escudarme en mi profesionalidad-En seguida le atenderán y ya vera como todo irá bien.
Pero el me sonrió-o por lo menos lo intentó, ya que su boca estaba magullada-de forma enigmática.
-No hace falta que finja conmigo, Doctor Cullen.-suspiró-Es vegetariano.
Debí poner cara de asombro porque él se rió levemente para luego quejarse del dolor que le produjo el esfuerzo y me susurró:
-Supongo que se preguntara como lo he sabido-su sonrisa se amplifico al mirar mi cara de sorpresa e incertidumbre-Doctor Cullen he visto demasiado sobre los suyos para no saber reconocer a uno de ellos en cuanto se me ponen a tiro-y alzo el brazo lentamente y cuando mostró su muñeca y vi un tatuaje en forma de dragón rojo invertido, lo comprendí todo.
Intenté mantenerme lo más sereno posible.

No podía hacerme nada. Primero porque su estado de salud le impedía poder levantarse siquiera y además yo había cumplido las reglas y no podía tocarme. Pero aun así me mostré levemente receloso.
-Su secreto está a salvo conmigo-Me dijo porque suponía mi estado de ánimo y querría tranquilizarme.
Sonreí levemente y me sentí aliviado. Pero había algo que me inquietaba.
-Charles-susurré inquieto-esto es importante.-Y la pregunta que se resistía a salir de mis labioséese pronuncio al final-¿Sabes como era el qué te atacó?
Empecé a tener un presentimiento terrible ya que los únicos que estábamos viviendo en Forks eran mi familia y yo. No quería pensar mal pero no pude evitarlo y empecé a pensar en cada uno de ellos.
Los únicos realmente inocentes eran Rosalie y Emmett, ya que se encontraban haciendo su luna de miel por Sudamérica y Edward, que se encontraba conmigo en el momento del accidente. Quedaron descartados tres, pero aun había otros tres que podían haber sido.
Me negué a pensar mal de Esme, ya que ella nunca había mordido a ningún humano, y no lo iba a hacer ahora y más sabiendo a lo que se podía exponer.
Alice era demasiado prudente y sosegada y si hubiese visto algo, ella misma se hubiera abstenido de pasar por ese lugar a esa hora.
Entonces solo quedaba Jasper. Me empecé a estremecer, ya que aunque lo intentaba con todas sus fuerzas, Jasper era el que menos autocontrol tenía sobre la sangre humana. Últimamente no había dado motivos para alarmarme, pero era como una bomba de relojería y podría estallar en cualquier momento. ¿Habría sido capaz de haber atacado a alguien como Charles Swan? Eso sería un desastre sin precedentes e intente no pensar en las consecuencias de su acción.
La respuesta de Charles me devolvió a la realidad.
-Lo siento, pero creo que no podré ayudarle mucho-suspiró dolorosamente- Estaba cubierto por una capa negra y lo único que vi fue que era muy pequeño y cuando me miro con sus brillantes ojos carmesíes, sentí un dolor horrible como nunca había sentido y no podía moverme del suelo.-Me tranquilice y me arrepentí de pensar mal de Jasper. Sin embargo me sentí intranquilo ante la presencia de vampiros en Forks aunque podía entender el motivo. Los de nuestra especie podían ser muy vengativos y seguramente Charles, por su condición, había hecho algo para que se vengase de él- Empezó a torturarme. Entonces, vi como se dirigía a la habitación de mi mujer…-de repente abrió los ojos acordándose de algo y me agarró ansioso del brazo. Parecía asustado-¡Se ha llevado a Renee!-sus ojos demostraban su angustia y desesperación- Por favor, Dr. Cullen, tiene que ayudarme- Ella es apenas una muchacha y es tan inocente y además está embarazada.-Suplico- Mi bebe esta en peligro.
Entonces recordé que Edward había visto una figura muy oscura llevando en su regazo a una mujer que solo estaba vestida con camisón. No se lo pensó dos veces y salio corriendo tras ella. No pude detenerle y lo único que pude hacer fue lanzarle su móvil para que me llamase en cuanto ocurriese algo. El teléfono estaba tranquilo. Mala señal o quizás buena. No quería ponerme en lo peor.
-Señor Swan, quédese tranquilo-Susurré para tranquilizarle aunque realmente era yo quien estaba nervioso- Mi hijo vio algo y le está dando alcance. Seguro que a estas horas ya la habrá encontrado-Le intenté tranquilizar como pude aunque no quise decirle como la podría encontrar.
Charles me miró con gesto de desesperación mientras el Dr. Snow se lo llevaba a quirófanos.
Sentí lastima por ella y su bebe y me maldije por pertenecer a la misma especie que ese ser que mataba a seres indefensos como una muchacha y a su hijo no nato. Pero siempre había posibilidad de elegir y yo elegí; tal vez por el juramento hipocrático que había realizado al hacerme medico o tal vez porque en mi naturaleza no estaba tolerar abusos; defender a esas criaturas de seres tan perversos. Y daba igual que fueran de mi especie o no. El mal se manifestaba de muchas formas y eso era lo que realmente se debía erradicar.
“Carlisle, no te pongas en lo peor, pensé para mi mismo, seguro que llamara pronto”.
Me disponía a salir del hospital cuando oí sonar el móvil. La ansiedad hizo que mis movimientos fuesen más lentos y torpes, por lo que tardé más tiempo en cogerlo.
-Edward, ¿la has encontrado?-Solté a bocajarro.
La voz de Edward era entrecortada y temblorosa.
“Sí, Carlisle la he encontrado”, Parecía que gemía y sentí una fuerte opresión en mi pecho.
-¿Está viva?-Decidí no andarme con rodeos y preguntar para no tener la ansiedad ni las falsas esperanzas.
La respuesta no se hizo esperar.
“Sí”
La sensación de alivio lleno todo mi ser y por un momento se me olvido que la voz de Edward tenia un toque nervioso.
-¿Qué ha sido del vampiro?
“Se escapó”, Me contesto con indiferencia como si eso no fuera el mayor de los problemas.
“Bueno”, pensé, “ya le encontraremos más tarde”
“Carlisle”, Le oí gimotear. Parecía como si de un momento a otro se pusiera a llorar, si hubiera podido, o a gritar.
- ¿ocurre algo malo, Edward?- fruncí el ceño.
“Sí”
-¿Pero que pasa?-Estaba empezando a preocuparme otra vez.
“Por favor, ven corriendo ¡Me voy a volver loco!”, suplico gritándome, “Y avisa a una ambulancia, ¡Rápido!”
De repente a lo lejos oí un grito procedente de una mujer y empecé a ponerme en lo peor.
“No habrá sido capaz de…”, no me lo quise imaginar.
-Edward-balbuceé- ¿Qué has hecho?
“¡A mí no me mires!, gritó, “Lo esta haciendo ella todo solita”
Y los gritos de dolor se intensificaron.
Y de repente me acordé de algo que me había dicho Charles Swan...
-Edward, la mujer está embarazada.
“¡Te Crees que no me he dado cuenta!”, Me interrumpió gritando tan fuerte, que tuve que retirar el teléfono de la oreja y ponerlo a una distancia prudencial. “De hecho lo estoy viviendo en primera persona”
Empecé a intuir lo que estaba pasando.
-¿El bebé?-pregunté.
“No te preocupes por el bebé ¡porque ya llega de camino!”-Noté como la histeria se había apoderado de él-“¡Joder, Carlisle!... ¡Ha roto aguas y tiene contracciones cada cinco minutos! ¿Sabes lo que eso significa?”, Claro que lo sabía si el medico era yo, “¡Que tiene mucha prisa!”, Al oír chillar a Renee se descompuso más de lo que estaba, “¡Por favor dime que lo puedo meter otra vez para dentro hasta que llegues tú!”, Fingí no haber oído esa burrada, “¡Joder, joder, joder, joder, joder, joder…Joder!”

Me sentí ridículo cuando pude percatarme de las miradas atónitas del personal, ya que lo estaban oyendo todo, y me disculpé con una sonrisa.
-Es un paciente especial-hice un gesto de que le faltaba un tornillo-y hoy se le ha olvidado tomar su medicación.
Y antes de hacer mas el ridículo decidí ir saliendo del hospital.
-Edward, tranquilo- le intenté tranquilizar-Voy para allá, Pero mientras llego tienes que hacer algo.
“Sí, por supuesto que voy a hacer algo”, dijo sarcástico, “Irme por patas de aquí… ¡Joder!... ¿Por que a mí?”
Respiré profundamente para no perder la calma. En esta situación alguien tenía que mantenerse cuerdo.
”No me dejes”, Suplicó
-Si me escuchas, todo ira bien. Ahora sigue mis instrucciones-Le dije mientras le indicaba a la recepcionista que enviase una ambulancia a la casa de los Swan y me dirigía a mi coche-Bien, dejé el maletín en la casa, ve a buscarlo y coge el material que creas conveniente, esterilizado, coge agua y toallas limpias, llévala a una habitación limpia y aseada, búscale una postura cómoda y ya veras como la naturaleza actúa por si sola. Solo tienes que echar una mano…
“¡Es a ti a quien voy a echar una mano al cuello, pedazo cabrón!”, resoplé, “La próxima vez, tú te encargas de esto y yo conduzco”
-Edward, yo he hecho esto muchas veces y te aseguro que es más fácil de lo que parece-Le recordé serenamente.
“¡Claro!”, Replicó amargamente, “Dirigir un parto mientras conduces es muy fácil. ¡Lo sé hacer hasta yo!”
Encendí el motor de mi coche y pisé el acelerador.

Aquella noche conduje como nunca. Tuve que reconocer que era bastante difícil manejar el volante con una sola mano y tener en la mano un teléfono escuchando los gritos de dolor y de angustia, al no entender nada, de una parturienta primeriza y los gemidos histéricos de una inexperta “comadrona”. Empecé a cuestionarme si iba a tener que tomar analgésicos esta noche.
-Edward, que yo sepa tienes en la pared dos diplomas de la universidad de Harvard diciendo que acabaste medicina con una media de Matricula de honor-intenté llamarle al orden para ver si empezaba a reaccionar.
Le oí gimotear aun más fuerte.
“Es muy tarde para confesarte esto, pero…Cuando estudiaba medicina, me piraba todas las horas de ginecología porque me parecían mortalmente soporíferas y si aprobé los exámenes de esta asignatura, fue porque le leía la mente al profesor. Pero que sepas que solo fue en esta asignatura. Las demás las aprobé por el método humano”

¿Tenía que empezar a echarme a temblar?
“¡Joder!, nunca pensé que esa asignatura fuese útil. Te recuerdo que yo no soy el que predice el futuro”
-Bueno, no te preocupes y mira a ver si ha dilatado-tenía que empezar a ser práctico. Renee y Edward necesitaban que yo me mantuviese calmado y con las ideas claras.
Más gemidos y gritos.
“Joder”, A este chico se le estaba empezando a acabar las palabras del diccionario porque había empezado a perder la cuenta de las veces que había repetido “joder” en lo que llevábamos de parto, “¡Menuda dilatación! ¿Eso que significa?”
Sonreí a mi pesar.
-Eso significa que una nueva vida viene en camino-dije dulcemente-Y esta esperando a que le recibas.
“¡No!”, le oír gimotear con fuerza, “Esto es una mierda. Ya entiendo lo que pasa. Hoy es martes y trece”
-¿No me digas que te vas a volver supersticioso ahora?
“¡Cómo para no serlo!, porque si no, no me lo explico. Ese bebé es gafe. No ha nacido y ya esta empezando a torturarme. Tengo la intuición de que va estar jodiendome durante toda mi eternidad”
-Edward, con un poco de suerte no veras a ese bebe más que unas pocas horas. Y nunca más sabrá de ti.
“Pero yo me acordare de ese puñetero toda la vida”, gruñó.
Podía oír los sollozos de Renee y decidí hacer algo.
-Edward, deja el teléfono donde me podáis oír los dos-entonces me dirigí a Renee- Señora Swan,-dije con una voz suave y tranquila como creí que era lo que ella necesitaba-soy el doctor Carlisle Cullen. Acabo de atender a su esposo…
“¿A Charlie?”, Gimió, “¿Cómo está?”
-Está malherido pero saldrá de esta-le informé para tranquilizarla.
”Entonces, ¿Vivirá?”, preguntó, insegura.
-Por supuesto y ahora me voy a encargar de usted.
“Bien, me alegro que Charlie esté bien. Porque así podré romperle yo todos los huesos… ¡Menudo cabrón!... ¿Por qué me hace a mí esto?... ¡Duele mucho!...y usted es aun mas cabrón por dejarme en manos de un ayudante tan inútil. ¿Como se le ocurre a usted dejarme en manos de un vampiro que esta a punto de entrar en shock? No se que es lo que va a hacer primero. Si intentar beberse mi sangre o desmayarse de la impresión. ¡Oh, Dios mío! ¿Que he hecho para merecerme esto?”
“Eso mismo me pregunto yo”, oí decir a Edward.
-Señora Swan-Dije con un tono neutro para intentar mantener la situación bajo control-No se preocupe. La sangre de los embarazos y las menstruaciones no nos interesa…
“Eso es cierto”, Juró Edward, “Jamás he tenido menos sed en mi vida, y me he sentido con esa sensación humana de nauseas como me estoy sintiendo ahora. ¡Que asco!”
Decidí ignorarlo.
-Señora Swan, ahora mismo mi ayudante está bajo presión pero en el momento que se tranquilice, le será de gran ayuda. Confié en él; es el mejor.
“¿Pero te estas refiriendo a mí?”, Replicó el aludido.
“Cállate Edward y deja de empeorar las cosas”, Le maldije mentalmente. Le volví a ignorar.
-Vale, si hace lo que yo le diga todo saldrá bien-le ordené- Relájese, respire hondo y empuje fuerte.
“¿Empujar?, ¿Empujar?, ¿Empujar?, ¿Qué es lo que tengo que empujar? ¿Como que empujar? ¿Cuando empujar?...”
-¡Tú no, Edward!-empezaba a perder los nervios-me refería a Renee.
El camino hacia la casa de los Swan empezó a hacérseme muy largo. Cuanto más deprisa me empeñaba en ir, más lento parecía que avanzaba.
Los gritos de angustia de Renee se incrementaban y me imagine su esfuerzo por sacarlo a delante. Eso era buena señal. Ya faltaba muy poco. Había asistido un montón de partos pero dirigir uno desde un coche era lo más difícil que había hecho nunca.
Pero por alguna extraña razón sabía que iba a salir bien.
“Confío en ti, Edward”, pensé esperanzado.
“Psss, pssss, psss, pssss”, oí desde el teléfono. Parecía como si alguien estuviese llamando a un gato.
No quise imaginarme nada en absoluto.
-¿Qué estás haciendo, Edward?-Pregunté levemente nervioso.
“Como el bebé es más lento que el caballo del malo, he decidido llamarlo para ver si sale ya de una puñetera vez, que se lo esta tomando con mucha calma. El no tendrá prisa, pero a mí me está crispando los nervios”
Empecé a llevarme las manos en la cabeza.
“Carlisle”, Gimoteó, “¡Por favor, dime lo que estoy haciendo mal! La humana no para de chillar”
Conté hasta diez antes de contestar.
-No estás haciendo nada malo- Susurré con voz entrecortada por los nervios-Los partos son muy dolorosos para las mujeres humanas.
“Eso tú no lo puedes saber”, protestó.
”Y si nos ponemos en el caso, tú tampoco”, pensé cansado
Podía oír como Renee se concentraba en empujar mientras insultaba a su marido a gritos y se acordaba del día que se casó con él. Aquello parecía una casa de locos. Y al final Edward explotó del todo:
“¡Joder!, Si vas a parir, por favor hazlo en silencio, ¡Histérica!”, Rugió, “Porque si vuelves a gritar, te juro que te dejo abandonada en el campo para que des a luz al aire libre. ¡Como las vacas!
Si no me empecé a dar de cabezazos contra el volante del coche, era porque lo necesitaba. ¡Pero como podía tener tan poca sensibilidad con las mujeres!
El camino estaba empezando a hacérseme… demasiado largo.

Ya estaba preocupado. Si no llegaba pronto a esa casa, en lugar de atender un parto, tendría que atender dos, ya que si la situación seguía como estaba, Edward empezaría a tener un embarazo psicológico y no me lo quería imaginar con dolores de parto.
Empecé a pensar que tenia que haber acudido a Esme, ya que era la única que había pasado por esa experiencia y podía entender por lo que estaba pasando Renee. Pero ya no podía lamentarme y tenía que utilizar la única baza que tenía.
Solo tenia que confiar que Edward recuperase la compostura y pudiese llevar esto a buen puerto.
Al parecer el rugido de Edward había servido para calmar el ambiente y solo se oía débiles gemidos y algún susurro de Edward que ordenaba a Renee que empujase con fuerza.
¡Por fin un poco de cordura! Todo saldría bien.
“Carlisle”, la voz suave de Edward me saco de mis cavilaciones, “Algo no va bien”, Esta vez sonó preocupado de verdad y me estremecí.
-¿Qué ocurre?-pregunte preocupado.
“Ha salido la cabeza pero se ha quedado atascada y además se está poniendo azul”, Empezaba a estar realmente asustado pero empezaba a controlar la situación.
Fruncí el ceño y empecé a pensar.
-Edward-ya me suponía lo que estaba pasando-Posiblemente el cordón umbilical se haya enredado en el cuello del bebé. Lo que tienes que hacer es meter la mano y buscar su cuello, desenredar el cordón y después tira de la cabeza. Ya todo terminara.
La histeria se volvió a apoderar de él.
“¿Pretendes que meta mis manos en la zona intima de una mujer que encima está casada?”, Se escandalizó, “Oye que soy todo un caballero y no hago esas cosas”
“Desde luego eres todo un gentleman cuando quieres”, pensé con desesperación.
El dique de mi furia se rompió en mil pedazos:
-¡Edward Anthony Cullen!-Rugí con furia-¡Haz el favor de dejar de ser tan remilgado y concéntrate en lo que tienes que hacer! La vida de una persona esta en tus manos, ¡Joder!-lo que me había obligado a decir.
Le oí emitir un gruñido leve y al rato oí un grito de dolor de Renee. Intuía que el final estaba cerca.
Entonces vislumbré la casa frene el coche con brusquedad y me dirigí corriendo al porche de la casa.
-¡Vamos Renee!-oí a Edward dirigirse a Renee-¡El ultimo empujón y esto acabara!
Oí un grito casi agónico que me retumbo en mis oídos y a Edward gritar muy exaltado.
-¡Ya está!, ¡Ya está!, ¡Ya está!-se rió eufórico-¡Ya pasó todo Renee!
Se formó un silencio absoluto…que fue roto por un fuerte llanto que solo podía proceder de una pequeña criatura, y fue seguido de unos sollozos muy calmados y de unas carcajadas de alivio.
Sentí como algo se expandía en mi pecho.
Cuando entré a la casa y subí a la habitación del matrimonio, me encontré a Edward de rodillas, riendo aliviado, sujetando entre sus brazos a una pequeña criatura roja y arrugada, que gimoteaba y se agarraba a la camiseta de Edward como los seres vivos se aferraban a la luz del sol. Alcé la vista a la cama y me encontré a una mujer que no debía pasar de los veinte años muy guapa-según los cánones humanos-que estaba completamente pálida y que no sabía si llorar o reírse. Debía de tratarse de Renee.

La euforia era tan contagiosa que no pude evitar unir mis risas con ellos.
Como Edward ya había cortado el cordón y se había encargado de limpiar al bebe, mi único trabajo fue ver el estado de salud de la madre. La examiné y la encontré en perfecto estado.
“Buen trabajo, Edward”, pensé orgulloso. Parecía que no me escuchaba.
Renee me sujetó la mano y susurró:
-Muchas gracias.
La acaricie el pelo suavemente y se estremeció con mi contacto gélido.
-Dáselas a él-señalé a Edward mientras se quitaba su camiseta zarrapastrosa de color negro de los Guns and roses y tapaba a la criatura con ella.

-¿Qué ha sido?-preguntó curiosa.
Con la emoción se me había olvidado ver el sexo de la criatura.
-Oye papa primerizo-bromee con Edward y oí como me lanzaba un gruñido- Mira ver el sexo de la criatura.
Edward levanto un poco la camiseta y pegó un respingón. Después puso cara de susto.
-Carlisle…-le temblaba la voz- A este bebé le falta algo.
Renee se puso a gemir y yo me estremecí y me acerqué a ellos.
Levante la camiseta y, por acto reflejo, propiné una colleja a Edward.
“Idiota”, Le recrimine mentalmente.
-Yo que iba a saber-se defendió-todos son iguales cuando nacen.
Le ignoré y me dirigí a Renee con una sonrisa deslumbrante y le anuncié:
-Señora Swan, acaba de ser usted madre de una niña.
Renee se puso a llorar de emoción.
Oímos el sonido de las ambulancias, pero parecía que Edward estaba en otro lugar.
Puso en su pecho a la criatura y mientras la acunaba suavemente le cantaba una nana. La luz de sus ojos era increíblemente suave y por un momento se me dio un aire a otra persona. Aquello me entristeció. Se hubiera sentido muy orgullosa de él.
Las ambulancias hacían un ruido infernal y se oyó un remolino de personal medico, pero en aquella habitación solo se podía oír el sonido de la voz de Edward y su nana.

~*~

Ayudé a transportar la camilla donde estaban Renee y su pequeña hasta la ambulancia, mientras Edward sentado en el porche, miraba con aire ausente.
Cuando se fue la ambulancia hacia el hospital, me acerqué a Edward muy lentamente y nos quedamos un rato en silencio.
-¿No vas a ir a verla ni preguntar como se llama?-pregunté, rompiendo el silencio.
-No-respondió escuetamente.
Y antes de formular la pregunta me contestó:
-No quiero que ella se mezcle con criaturas oscuras como yo. Se merece una vida normal.-susurró con un deje de tristeza.
Desistí de decirle nada, por lo que decidí cambiar de tema.
-¿Qué hay del vampiro que se llevó a Renee?-Me tenía preocupado ese tema. ¿Realmente solo era una venganza contra Charles Swan o había algo más?
-Era muy extraño. No pude verle el rostro, solo sé que era pequeño y aunque era veloz, le alcancé muy rápido. Yo fui más fuerte que él y le quité a Renee, pero de repente me vi en el suelo retrocediéndome de dolor-Hizo una mueca-Estuvo un rato pero no se que debió pasar, que vio u oyó a otro y salió corriendo sin más, dejándome a mí con la mujer.
Me estremecí levemente al pensar que podía haber otro vampiro más en Forks. ¿Qué eran lo que estarían buscando?
-Es extraño, Carlisle-Edward interrumpió mis pensamientos- Pero este vampiro ha seguido un patrón de conducta muy diferente al del resto. Si hubiera sido una venganza o una simple cacería, hubiese matado a Charlie y a Renee en la casa y no se hubiese arriesgado tanto.
-A lo mejor no quería cazarla, si no llevársela-se me cruzó un nombre por la mente y me estremecí, mientras Edward me miró estupefacto-Y a lo mejor no era a Renee a quien se quería llevar-sentencié.                                                                                                                                                                             Entonces, tuve un extraño presentimiento. Y temblé al mirar a Edward significativamente.
Edward respiró agitadamente y se sacudió la cabeza para quitárselo:
-No, Carlisle. No le he oído nada-Supuse que me oyó mi suspiro de alivio mental. Pero el me rebatió-Pero no significa que Él no haya tenido algo que ver. Recuerda, hace años que he dejado de tener la mente abierta con él. De todas formas, los asuntos de los Swan no nos importa a nosotros-respondió secamente-Dentro de un mes nos mudaremos a Denali y no volveremos a saber de ellos.
No quise pensar nada pero esperaba que la criatura que se había querido llevar a Renee o a la niña, no fuera uno de los enviados de Él. Eso significaría que también buscarían a Edward.
- ¿Nos vamos?-Le dije después de un rato en tenso silencio.
- Vale- Dijo feliz y sonrió picaramente-Yo conduzco, papi.
Suspiré y le di las llaves. Esa noche se lo había merecido.
Fuimos avanzando hacia el coche, cuando de repente Edward se paró en seco y se puso tenso. Y yo con él. Esperaba quitarme la mala corazonada que tenía. Si Edward había oído algo, los años empleados en controlar su mente y aprenderla a cerrar, para poder sobrevivir e independizarse de su propia maldición y destino, habría sido como derramar gotas de agua en un vaso lleno.

Le oí gruñir tenuemente, me giré y di un leve respingo cuando vi sentada en el tejado, una pequeña figura de color negro que nos miraba con sus ojos rojos llenos de odio.

Y tan rápido como había apareció, volvió a desaparecer.
Edward volvió a la normalidad y montamos en el coche.
Respiraba agitadamente, pero en el fondo me alivió que ese vampiro no fuera el mismo que el que mató a Elizabeth Masen…Y estaba unido a Edward por medio de su mente y algo más tenebroso…

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