Flora se dirigía hacia la enfermería aún dudando si había hecho lo correcto al no comunicar la condición de aquella alumna. Sabía que era una irresponsabilidad de su parte no reportar de inmediato la desaparición de una persona malherida, pero en su corta vida, gracias a su profesión, también había aprendido que la discresión podía salvar vidas. O
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Aún un poco dolorido se las arregó para subirse a un árbol bastante grande y desde allí observar la pelea de aquellas fieras. El sonido de la pelea le había llegado con el viento, y aunque pensó que llegaría luego de que aquel ruido cesara, se sorprendió al ver que seguían con la lucha (y lo hicieron por algunos minutos más) aquellos dos animales sangrientos. Reconoció de inmediato a Alice, aunque el otro equino le pareció un total misterio. Por unos minutos observó a la agonizante criatura, una vez que Alice ya se hubo ido, y pensó que tal vez podría ayudarla. Sin embargo permaneció inmutable hasta que los resollos del animal a sus pies se hicieron casi inaudibles. No quiso saber si sobrevivirìa, no urgó en sus sentimientos ni en su aura. Simplemente encomendó su Dör a las estrellas, y se marchó tras los rastros de Alice.
Ahora corrìa en el interior del bosque, apenas pisando el follaje, a una velocidad mayor a la de un hombre pero lento para su gusto, con el afán de acorralar a la monja que a ciegas y despavorida corría desnuda entre los árboles. No había entendido la reacción de Alice al atacar a aquella pobre mujer, pero pensó que podría evitar que le ocurriera algo más. A fin de cuentas fue aquella monja la que le había atendido la herida del brazo.
Cuando la mujer tomó un sendero que seguìa lisa y unifomre por algunos metros hacia la derecha (la dirección que hacía), Alaister se interpuso entre su camino y un gran arce y la sostuvo con fuerza. La velocidad de la mujer hizo que su cuerpo pesara mucho más de lo que debería, pero igualmente pudo pararla y no caer.
-Eih diew joündor* -dijo cuando se hubo estabilizado- el peligro ya pasó.
Y se sacó rápidamente el saco que llevaba, largo como un gabán, para cubrirle el desnudo cuerpo a la mujer.
((Eih diew joündor* = Calma tu mente. Comando que se da en derudien cuando alguien está alterado o muy triste. Sólo la calidad del sonido de la voz cuando se habla en ese idioma es lo que da una sensación distinta. No se pudo comprobar que de hecho las palabras derudien funcione en personas..XD por cierto, volvi.!))
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Con ello quiso calmarla lo más que podía y hacerla acceder a que él la ayudara. Esperó a que volviera en razón (pues los ojos aún parecían totalmente desesperados), y mientras escudriñaba el terreno, en apariencia libre de amenaza, la tapó con su abrigo que por una feliz coincidencia le llegaba a la mujer hasta las rodillas.
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Necesitaba que hablara con él, para luego disuadirla de que le dijera algo al sacerdote.
Empezaron a caminar desviándose un poco del camino directo al internado, un sendero a algunos metros a su derecha. Tomaron, sin embargo, otro sendero a su izquierda, que si seguían todo el trecho, terminaba en el porquerizo.
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(( No te va a decir nada xD ))
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No quería que dijera algo que lo olbligara a usar la fuerza, y no se sentía aún capaz de usar con eficiencia algunos de sus poderes para aturdirla o hacerla pensar en otra cosa.
Pensó entonces que lo mejor sería llevarla hasta el sacerdote pero intentar quedarse allí lo máximo que pueda, escondido si no lo dejaran acompañarlos.
-Ya salimos al campo del lateral del castillo, creo que se ha despertado el sacerdote pues veo luces a través de su ventana.
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