Jan 11, 2012 08:56
En todo el internado se escuchó el ensordecedor y agudo sonido del cuerno de caza. Era el cuerno de un extraño animal proveniente de África, de proporciones más grandes y más retorcido que el de un carnero, el abrumante e interminable grito fue acompañado luego por las trompetas reales mientras descendía el puente que les permitía llegar al extremo opuesto de Röuselle, aquel que los pueblerinos preferían no cruzar y que los mercaderes relataban en sus viajes como uno de los sitios más malignos y laberínticos que sus carros hayan cruzado alguna vez.
Un inmenso corcel blanco cruzó marchando, el cuerno volvió a sonar, esta vez menos prolongado, únicamente señalando el camino de los valientes que irían en la misión. -¡No podría haber sido un día más maravilloso!- alsó el cuerno en alto, las sutiles ráfagas de viento hacían flamear las decoraciones de su montura, su bandera danzaba violentamente en el amanecer de aquel día.