Septiembre
A la vuelta ya de la esquina. Casi sin darme cuenta, el verano está tocando a su fin. No tanto en lo climatológico, ya que estamos bajo la influencia (de nuevo), de una masa de aire sahariano, lo que hace que las temperaturas se disparen, pero la semana que viene comienza septiembre.
Vuelven los colegios, los exámenes de recuperación, los atascos en Madrid, las aglomeraciones de gente, los autobuses escolares, y poco a poco, toda la gente que todavía apura sus vacaciones va volviendo de nuevo al redil de la a veces monótona pero siempre estándar realidad.
Para mi, este ha sido un verano raro, extraño y en ciertos aspectos, de transición. Por un lado, poco a poco me he ido asentando definitivamente en mi nueva casa y convirtiendola en un hogar lo suficientemente acogedor para que ahora, antes de salir por la puerta, me lo piense dos veces.
Por otro lado, el hecho de que mis vacaciones se malograsen, ha provocado que para mi, todos estos meses no se hayan diferenciado demasiado del resto de año, quitando el calor sofocante, por supuesto. Mi cuerpo me pide viajar, salir, ver algo, pero eso por ahora ha de esperar.
Han faltado cosas y personas en este verano madrileño, pero también he encontrado momentos interesantes de tranquilidad y recogimiento. Sigo con el proceso de simplificación y sobre todo, de eliminación de asuntos y personas que , o no aportan nada, o su aporte no resulta ecuánime respecto al esfuerzo que supone.
Poner cosas siempre es fácil, pero quitarlas, es más difícil. Cuando vivía en mi anterior casa, durante el largo periodo de tiempo que estuve, no paré de guardar y guardar cosas , que, llegados a este momento, lo único para lo que ha servido ha sido para criar polvo y ocupar espacio. De esta misma forma, en otras facetas, muchas veces llenamos tanto la cabeza de cosas que no somos capaces de asimilar o guardar más, y no por que no podamos, sino por que debemos antes hacer sitio.
En estas que ando, con calma y con tranquilidad. Tener el pensamiento libre y claro, sin nada que me preocupe es tarea imposible, o casi imposible teniendo en cuenta mi forma de ser, pero si puedo saber y sobre todo colocar ciertas cosas para tenerlas controladas, encauzadas y sobre todo, lo suficientemente sujetas para que no provoquen estropicios innecesarios.
Este septiembre , comenzarán muchas nuevas cosas, y terminarán muchas viejas cosas. Y esto no es ni bueno, ni tampoco malo. Es simplemente mi elección.
P.
Vuelven los colegios, los exámenes de recuperación, los atascos en Madrid, las aglomeraciones de gente, los autobuses escolares, y poco a poco, toda la gente que todavía apura sus vacaciones va volviendo de nuevo al redil de la a veces monótona pero siempre estándar realidad.
Para mi, este ha sido un verano raro, extraño y en ciertos aspectos, de transición. Por un lado, poco a poco me he ido asentando definitivamente en mi nueva casa y convirtiendola en un hogar lo suficientemente acogedor para que ahora, antes de salir por la puerta, me lo piense dos veces.
Por otro lado, el hecho de que mis vacaciones se malograsen, ha provocado que para mi, todos estos meses no se hayan diferenciado demasiado del resto de año, quitando el calor sofocante, por supuesto. Mi cuerpo me pide viajar, salir, ver algo, pero eso por ahora ha de esperar.
Han faltado cosas y personas en este verano madrileño, pero también he encontrado momentos interesantes de tranquilidad y recogimiento. Sigo con el proceso de simplificación y sobre todo, de eliminación de asuntos y personas que , o no aportan nada, o su aporte no resulta ecuánime respecto al esfuerzo que supone.
Poner cosas siempre es fácil, pero quitarlas, es más difícil. Cuando vivía en mi anterior casa, durante el largo periodo de tiempo que estuve, no paré de guardar y guardar cosas , que, llegados a este momento, lo único para lo que ha servido ha sido para criar polvo y ocupar espacio. De esta misma forma, en otras facetas, muchas veces llenamos tanto la cabeza de cosas que no somos capaces de asimilar o guardar más, y no por que no podamos, sino por que debemos antes hacer sitio.
En estas que ando, con calma y con tranquilidad. Tener el pensamiento libre y claro, sin nada que me preocupe es tarea imposible, o casi imposible teniendo en cuenta mi forma de ser, pero si puedo saber y sobre todo colocar ciertas cosas para tenerlas controladas, encauzadas y sobre todo, lo suficientemente sujetas para que no provoquen estropicios innecesarios.
Este septiembre , comenzarán muchas nuevas cosas, y terminarán muchas viejas cosas. Y esto no es ni bueno, ni tampoco malo. Es simplemente mi elección.
P.